Por el Nene (*)
Fuaaaaa loco. La Scaloneta en todo su esplendor. Igualmente, no faltan los amargos que se disfrazan de “realistas” diciendo que todavía no jugamos contra nadie. He visto cada periodista decir que el mundial recién va a arrancar para la argentina en cuartos cuando juegue contra una potencia. Por favor avísenle a los jeques que el mundial todavía no empezó, que los latigazos y toda la ceremonia fue al pedo. Mamita querida. Pero vayamos al partido en sí. Argentina lo dominó de entrada. La verdad esperaba algo más de Polonia, cuya estrategia fue “vamos a defendernos a ver qué onda con el resultado de México”, y ni siquiera defendió bien, porque el único que se la bancó abajo fue el arquero con apellido sin vocales. El segundo tiempo, en el que generalmente salimos boludos, salimos a la carga y la primera adentro. Ahí empezó el show de la Argentina. Futbol, futbol y más futbol. Parecía que a Polonia le importaba más el partido entre México y Arabia Saudita… de hecho sí. Así Argentina llegó al segundo, con 500 toques y una hermosa definición de Álvarez. Ahora, ya en un ratito, se viene el partido contra Australia, porque el calendario del Mundial lo hizo un hijo de puta más grande que el capataz de las obras de los estadios latigueando esclavos.
Uno por uno.
Emiliano Martínez
(¿?). ¿Estuvo? Creo que si, le cebo un par de verdes a
Lewandowski.
Nahuel Molina (8).
Firme como poronga de actor porno, volvió a su mejor forma.
Subió permanentemente como la inflación.
Cristian Romero
(8). Se lo comió entre dos panes a Lewandowski.
Nicolás Otamendi
(8). Traba con la cabeza, con la chota, con una nalga. Muerde más
que un dogo argentino en celo. Dámelo siempre.
Marcos Acuña (7). Subió y no bajo más porque los polacos estaban en otra, tuvo varias
ocasiones para meterla. Lo único reprochable es que metió menos centro que
Gerli.
Rodrigo De Paul versión
primer tiempo (3). Pajero, impreciso, molestaba,
no generaba y se la daba a los de blanco.
Rodrigo de Paul versión
segundo tiempo (8). El De Paul que todos
conocemos, metedor, corredor siempre atento en jugadas clave.
Enzo Fernández
(8). Empezó errático y nervioso como polaco mirando como México
metía el segundo gol. Después fue metiéndose en el partido, hizo lo que quiso y
le dio un terrible pase a Julián Álvarez.
Alexis Mac
Allister (8). Un primer tiempo horrible,
en el segundo tiempo y tras su gol se paseó en pija como su padre ante
Australia en el repechaje contra Australia del ’93.
Ángel Di María
(8). Corrió más que punga en Constitución. Las pidió todas,
siempre fue hacia adelante. Si llegaba a meter el gol olímpico directamente
bajaba un jeque y nos daba la Copa.
Lionel Messi (8). Cada vez que la agarraba lo marcaba hasta el polaco Goyeneche. Así mucho no
se puede hacer. Intentó e intentó, desplegó magia de a ratos, pero no pudo,
mer3ecia el gol pero hasta Szxwwerqny se lo negó.
Julián Álvarez
(8). Presionó, rompió las bolas, tuvo chances, pero definió
contra el cuerpo del arquero y luego con furia cerca del palo. Se mandó una
diagonal hermosa que activó el algoritmo “gallardo” en Enzo Fernández, pase y
golazo.
Nicolás Tagliafico
(6). Cumplió, tuvo una, pero se la sacaron en la línea. Lo
llegaba a hacer y Canelo se tomaba el primer avión a Qatar a abrazarlo.
Leonardo Paredes
(6,5). Prolijo, cumplió, pero no sobresalió.
Thiago Almada (-).
Jugó poquito, pero en ese poquito demostró que está para
más.
(*) No pibe, no es el Nene posta, basta ya, es una parodia.
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