Vení nene,
sentáte. Seguro que sabes quién soy ¿No? Claro que no, si estoy irreconocible,
pero seguro escuchaste hablar del "Pastor de Arrecifes", de José
Antonio, el mejor wing derecho que
tuvo este club. Si pibe, soy yo, no te asombres. Me decían así por mi capacidad
de arrastrar gente en las marcas. Me iba para la raya y me seguían todos. Me
los traían a todos los defensores contra la raya y luego ¡Pim! Centro atrás y a
festejar. Claro vos no tenés idea de quien fui, ni siquiera sabes lo que es un wing. Era otra época, dejá nomas, otro
día te explico. Ya sé lo que estas
pensando: “¿Qué hace este carcamán queriendo hablar conmigo?” Te vi pibe, te vi hace un ratito en la
reserva. No solo te vi, también escuche tu nombre, sí nene, vos sos la mejor
promesa que tiene este club de porquería. Si pibe, este club es una porquería.
Yo fui ídolo y creo que lo sigo siendo. Algún que otro parroquiano todavía se
acuerda de mí, del gran José Antonio. Y te digo que algunos porque antes eran
todos los que me recordaban. Ahora la mayoría se murió o perdió la memoria, así
es la vida nene. Yo quiero mucho a este club. Toda mi vida acá. Conviví más con
este club que con Raquel, mi difunta esposa. Setenta y cinco años hace que
estoy rondando por acá. Desde los cinco años que vengo acá ¿Ves ese metegol de
allá? Bueno, lo compre yo en el ‘62 cuando me dieron la guita de los premios
cuando salimos quintos. Porque antes si uno salía segundo, tercero o cuarto,
era un ganador. No se salía campeón pero se valoraba dejar al club entre los
primeros, era otra cosa. Ahora solo sirve ganar; si saliste segundo, no servís
para nada, hasta te insultan. Y encima hay hijos de puta de otros clubes que
salieron casi últimos y te cargan ¡Ay, pibe como cambiaron los tiempos! Lo mío
con este club es como un matrimonio. Y, como en todo matrimonio, cuando pasan
los años uno solo ve las cosas malas… las cosas buenas quedaron en el recuerdo,
un recuerdo borroso, añorás esas viejas épocas.
Ahí viene el mozo, Juancito, vení. ¿Tomás algo pibe? ¿Coca light?
Está bien que te cuides pero recién jugaste, ¿no querés alguna bebida más espirituosa?
¿No? Bueno, bueno. Juancito traete una coca light para el pichón y un gin tonic
para mí, pero sé generoso con el gin hermano, el que me trajiste recién era un
asco. Cargalo a mi cuenta. No pibe quedate
piola vos, yo te invito. Guarda la billetera, no seas zonzo.

A mí me manejaba
la vida nene. No me dejaba chupar, ni salir con amigos. Nada de nada. Me mentía
con que era lo mejor para un deportista. Que la vida sana y que ocho
cuartos. Perdí la juventud pibe, la
perdí. Para mí no hubo noche, no hubo minas, mucho menos alcohol. Nada, no
disfrute la juventud un carajo. Vos dirás que los tiempos cambiaron y que ahora
es al revés que te dejan salir con cuanta atorrante se te cruce, que te dejan
ir a los bailes, salir de noche. Son todas mentiras m’hijito. Vos pensás que
estos sátrapas te dan libertad pero en realidad te están esclavizando. Te dan
la miel pero te tienen laburando en la colmena y ellos después la ponen en un
frasco para venderla. Es así pibe, como te la cuento yo. Pero a mí ni eso. En
nuestra época no había profesionales como ahora. No sé si es peor o mejor eso.
No me acuerdo quien decía que el hombre cuanto más leído es, más hijo de puta
se vuelve. No me acuerdo quien lo dijo, la memoria me falla un poco. En mis
tiempos los representantes eran conocidos o familiares de uno. Y era peor
porque no desconfiabas en nada. Creés ciegamente y te cagaban peor. Te arruinaban,
te hacían mierda con disimulo y uno era un bolas triste que no se daba cuenta. ¿Cómo
vas a desconfiar de tu representante? Más si es de tu plena confianza.
Imposible. A mi cortaron la carrera, me perdí la noche, la juerga, la milonga,
la juventud nene, la juventud. Cuando me di cuenta ya me había casado y tenía
tres pibes con ella, mi representante. Vieja bruja. Hija de puta. Por eso no me
dejaba salir la muy desgraciada, atado me tenía. Yo era un ciego que no se daba
cuenta. Claro, si el boludo ganaba guita o conocía la noche podía irse con la
primera yegua que se le cruzara en el camino. Después falleció y uno se queda
solo como un boludo porque los hijos se van a hacer su vida y lo dejan a uno
tirado como a aquel metegol. Oxidado, viejo y podrido. ¿Quién mierda va a jugar
con un metegol habiendo tantos jueguitos electrónicos? Escúchame otra cosa… ¿Tenés hora nene? Porque a las diez empieza la milonga en el
almacén de don Cholo. Y viste cómo es esto, uno tiene que recuperar el tiempo
perdido. ¡Juancito! Tráeme otra coca para el pibe y otro gin tonic para mí, pero
ponele un poco más de gin te lo pido por dios, decile a Luis que deje de ser
pijotero, parece mi difunta esposa. ¿Vos nene estas soltero, casado, de novio?
Habla un poquito, no me dejes hacer un monologo…
Seguilo!
T.Schweinheim
Obra Publicada, expediente Nº 510614. Dirección Nacional del Derecho de Autor
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