Te cuento, Macho, que la cargada la hicimos
nosotros. Nos largamos a hablar, ¿viste? a farolear. Nos agrandamos, ¿viste?
Y... ¿querés que te diga?, al pedo, al reverendo pedo. Porque, después de todo,
nosotros no le habíamos ganado nunca, empatamos los dos partidos y fueron
partidos parejos, ¿viste? que estaban para cualquiera. Pero, yo no sé, hubo
gente que empezó a decir que nosotros la hacíamos de trapo. Y nosotros nos
entusiasmamos, agarramos el bochín y, ¿sabés que? el agrande, viejo, el
agrande. Entonces ellos se engranaron e hicieron la justa, porque la verdad que
estuvieron bien, un día llaman por teléfono al club, hablan con el Tordo y le
dicen que querían jugar con nosotros, ya que fuera del campeonato, que querían
jugar con nosotros. Que al domingo siguiente que terminara el campeonato
hiciéramos un partido en cancha de ellos, en cancha neutral, donde se nos
cantaran las pelotas, mirá vos, nos relajaron.
Me acuerdo que el Tordo vino todo cagado
adonde estábamos entrenando, a decirnos.
Y... ¿qué íbamos a hacer? Teníamos que
agarrar viaje, no nos íbamos a ir al mazo después de todo el quilombo que
habíamos armado, te imaginás. Pero la verdad que nos pegamos un sorete bárbaro,
porque decíamos: “Estos, ¿sabés qué? nos deben querer pasar por arriba”. ¿Sabés
el hambre con que nos debían estar esperando? Además, ellos estaban agrandados
porque salían campeones, la gente los seguía por todos lados, nos querían
romper bien roto el orto.
Así que te imaginás cuando viene Lopecito,
el preparador físico a decirnos que el Pacú se había lesionado, nos queríamos
morir. El Pacú será medio loco pero es un arquerazo, es el mejor arquero de la
liga, de eso no te quepa ninguna duda, y se nos viene a lesionar un día antes
del partido con estos hijos de puta. Porque cuando nos avisaron lo del Pacú ya
habíamos aceptado el desafío, porque eso ya era un desafío, ¿viste? un desafío
de esos de los pibes y al día siguiente teníamos que viajar a Bombal porque, de
última, se había decidido hacer el partido en cancha neutral. ¡Qué lo parió! Te
imaginás el quilombo. A un día del partido y sin arquero. Porque el boludón de
Medina no lo contábamos; primero, que es un bagre de no creer; después, que ni
siquiera había ido a entrenar las últimas semanas y además no sé quién lo había
visto con un pedo tísico, por ahí, por Chovet, de pura joda. No le íbamos a ir
a hablar del partido porque no nos iba a entender el desgraciado.
¡La mierda! Bueno... ¿qué hacemos? Incluso
pensamos en llamar a estos tipos y decirles que postergáramos el partido, que
esperáramos hasta que el Pacú se mejorase la gamba, se había jodido la gamba,
un tirón. Pero... ¿sabés qué?, lo primero que iban a pensar era que nos
habíamos recagado en las patas. Que arrugábamos. Que eran todos versos para ni
jugar. En eso cae Manolito, cuando estábamos discutiendo el fato y dice que por
qué no lo llevábamos al “Pichón de Cristo”. El “Pichón de Cristo” es un flaco
que había jugado una vez en contra nuestro un amistoso, creo que en Máximo Paz.
Un flaco, viste, esquelético, las piernitas, mirá, como las patas de esta mesa,
te parecía mentira que pudiera atajar.
Yo, personalmente, ni me acordaba cómo
atajaba. Me acordaba de la pinta porque, la verdad, era un pichón de Cristo, no
le decían al pedo así. Mirá, sería más o menos como el Luis, ¿viste? no sé si
no era más flaco. Pero más alto, y más ancho de arriba, bien de arriba, para
colmo con el pelo largón y barbita, cagate de risa, el “Pichón de Cristo”.
Te digo que, cuando el Manolito vino con
ésa, la mayoría de los muchachos estaba tan en bola como yo uno dijo que ese
día había atajado un vagón, pero me perece que lo dijo por decir, pero lo
cierto era que la gente de los otros pueblos, decían que el flaco se pasaba. Y
eso que ni siquiera había firmado para “San Martín” de Chovet. Sabíamos que
estaba ahí, pero no sabíamos si había firmado o no.
Como ya era el día del partido y veíamos
que se nos hacía la noche, el pato y el hijo del Pato cazaron la picá y se
mandaron para Chovet a traerlo al ñato. Medio que había ¿cómo decirte? un
acuerdo con los de “Independiente” de Bigand, de presentar los mismos equipos
que habían estado jugando al campeontao. Digamos, no se había hablado de eso
pero se daba por sentado que vos no ibas a caerte a jugar ese partido con
cuatro o cinco monos de primera, ¿viste?, cuando los muchachos cazan las
licencias del verano y se van al campo a hacer algo de mosca. Vos sabés que lo
llamo al “Sopita” Martínez, le digo de ir a jugar y el “Sopita” viene como por
un tubo. O el “Conejo”. Pero... pero... la joda era jugar con los mismos
equipos que se había jugado en la liga. Ahora, en el caso del “Pichón de
Cristo”, qué sé yo, podíamos decirles que lo teníamos a prueba para el próximo
año, que ya había firmado, no sé. Además, ellos, con tal de no verlo al Pacú
atajando para nosotros, cualquier cosa, mirá, que lo lleváramos a Fillol, a
cualquiera, iban a aceptar cualquier cosa.
Mirá, no te la voy a hacer muy larga.
Fuimos a jugar y era un quilombo de gente. Mirabas detrás del alambrado y te
daba miedo. Y ellos estaban con todo, ¿eh? Se habían aguantado una semana sin
chupar, entrenando como siempre, sin salir de joda después de haber ganado el
campeonato para agarrarnos a nosotros y rompernos el culo.
Y bueno, te la hago corta. ¿Sabés quién nos
salvó de que nos cagaran, pero que nos cagaran a goles? El “Pichón de Cristo”.
¡Dios mío lo que sacó ese animal! ¡Hijo de puta! Ellos no lo podían creer y,
nosotros, ¿sabés qué? menos. Si vos le veías la pinta al flaco en el arco y
pensabas: “acá le pegan un pelotazo en el pecho y lo destrozan al flaco”.
Mirá, le sacó al “Tachuela” un cabezazo de
pique al suelo que todavía no lo puedo creer. Un balazo, ¿eh? En un corner
apareció el “Tachuela”, ¡qué bien cabecea ese hijo de puta!, entre mil, entre
mil que habían saltado y se la pone de pique, abajo. Este se tira y la saca.
Dos mano a mano con el wing, el negrito, ese que le dicen “Pacha”. Un voleo...
¡Uy Dios lo que fue ese voleo, me había olvidado! Un voleo que agarró el
“Gallego” en el punto del penal, seco, abajo, que éste yo no sé cómo hizo, se
tiró y la rechazó con esto, con el antebrazo, yo no sé cómo no se lo quebró, y
rebotó como hasta media cancha. Y después, qué se yo, mil, mil porque nosotros
no parábamos ni el colectivo, nos pasaban por el lado, nos pegaron un zaino que
ni te cuento. Y no fue un ratito.
¿Viste que hay partidos en que por ahí te
agarran mal parado y los primeros diez, quince minutos, te cagan a
pelotazos?... Acá no. No. Fue así todo el partido, querido, nos dieron un zaino
que no te lo quieras creer. Y nada de toquecito o de ole. No. ¿Qué toquecito?
Los negros se venían a sacamos los ojos, metían centros y entraban quince, qué
sé yo, mil. Los hijos de puta la tenían adentro y nos querían basurear, nos
querían pasar por arriba. Decí que estaba el flaco. Increíble. En el último
minuto le tapó un bombazo al cinco que yo me di vuelta para no mirar porque
dije: “Aquí lo mata”. Y en tiempo de descuento, otra, esa fue la máxima! Ya el
área nuestra era un quilombo, estábamos todos ahí adentro. Se arma una de
rebotes después de un comer y el ocho de ellos, el “Pantufla”, desde el borde
del área, le da fuerte al palo derecho del “Pichón de Cristo”. El flaco se
tira... ¡y no va Huguito y se la toca en el aire! Le pega ¿viste? le pega la
cadera al Huguito que haba cerrado y le cambia el palo al “Pichón”. Yo la vi
adentro, ¿viste? La vi adentro. Porque el flaco ya se había tirado, estaba en
el aire cuando Hugo le cambia el palo. Yo no sé, no sé cómo hizo. Giró en el
aire... ¿viste como los nadadores cuando llegan al final de la pileta y giran
para volver para el otro lado? Este hizo algo así, en el aire, le pegó un
manotazo apenitas con la punta de los dedos y la dejó ahí, picando a diez
centímetros de la línea. Llegué yo y, ¿sabés qué? le puse tamaña quema que creo
que la perdí. La saqué del pueblo. No la quería ver más a esa hija de puta. Y
terminó el partido. Los de “Independiente” no lo podían creer. No lo podían
creer. Se agarraban el bocho. Se la comieron doblada los hijos de puta, con un
nudo en la tapún.
Y bueno, te cuento. En el vestuario, te
imaginás, los abrazos con el flaco, con el arquero. Una barbaridad, una
barbaridad. Y el flaco, calladito, ¿viste? no decía nada, o se sonreía, tenía
tierra hasta en el ojete pobre flaco, si se la había pasado revolcándose. Los
muchachos se bañaron y yo me retrasé un poco. Medio porque antes de bañarme
estuve como media hora tirado arriba de un banco de la palmera que tenía.
Además, me habían pegado un puntín acá, detrás del muslo, que cuando se me
enfrió el músculo me dolía como la puta madre.
Después me bañé y me empecé a cambiar. Fue
en eso que lo veo al flaco que salía de la ducha. Y fue raro... porque venía
con la toalla atada a la cintura, en ojotas, y en eso pasó por debajo de una
ventanita donde entraba sol y el sol le dio en la cabeza, ¿viste? y se le formó
como una aureola, sabés de qué?, pienso... de ese vapor que te sale del cuerpo
cuando terminas de bañarte. Lo estaba mirando cuando veo que tenía las palmas
de las manos lastimadas, las dos. “¿Qué te pasa?” le pregunto. “¿Dónde?” me
dice. “En las manos”. “Ah, me pisó el nueve”, me dice. Me pareció raro, ¿viste?
porque me acordaba que el flaco había atajado con guantes. Después también le
viché un raspón bastante fulero por acá, en las costillas. Pero parecía un
raspón viejo, de algún otro partido. Después el flaco se cambió rápido, como si
estuviese apurado, pero me dio la impresión de que no quería que yo le hiciera
más preguntas. Y... ¿sabés lo que se me ocurrió pensar? Eso les lo que te
quería contar. Sabés lo que se me ocurrió pensar? Mirá que uno a veces es
boludo, porque por ahí el tipo es un tipo tímido y nada más. Pero pensé...
“¿Este flaco no andará en alguna fulería, en algo fulero, y no quiere parlarla
demasiado?”. Boludeces que a uno se le ocurren. Mirá cómo es uno de jodido,
después de todo. Después el flaco se fue y no lo vi más. Lo buscamos, me
acuerdo, durante toda la semana, para ver si no quería firmar para nosotros. Y
no lo encontramos. Después volvió el Pacú y ya nos olvidamos del asunto.
Roberto Fontanarrosa
Extraído de "Puro fútbol". Ed De La Flor 2000. Ed Planeta 2012
Extraído de "Puro fútbol". Ed De La Flor 2000. Ed Planeta 2012
No hay comentarios.: