Primer Puesto: Ramón Díaz (Entrenador de Paraguay, inflador anímico,
Culón, padre de Emiliano)
Primer Puesto: Carlos Tévez (Jugador de la Selección Argentina, feo
tuneado, crack)
Tercer Puesto: Ricardo
Gareca (Entrenador de Perú, doble de Iggy Pop)
Hoy tenemos dos primer puestos, por el simple hecho de que
no nos rompan los huevos con el “Eh lo pusieron a Ramón porque son de River” o “Eh
lo pusieron a Tévez primero porque son de Boca”. Además ambos fueron
determinantes a la hora de clasificar a ambas selecciones a la semifinal. La
segunda aclaración es que este podio es de cuartos de final, no el de semi, que
seguramente saldrá el miércoles o jueves.
Volvió Paraguay a estar entre los primeros cuatro de la Copa
América. Si bien en su última participación fue segundo, es todo muy distinto.
Rememoramos: A Argentina 2011, llego con un envión anímico más grande que las
siliconas de la Xipolitakis. Había tenido un brillante mundial en el que tuvo
contras las cuerdas al que iba a ser el campeón, España. A esta Copa América
llegó más estropeado que la Ferrari de Arturo Vidal. Con menos chapa que el
polaco Bastia en la azotea. Venia de salir ultimo junto con Bolivia de las
eliminatorias. Y con un Ramón Díaz cuestionado
por paraguayos y argentinos por igual. Pero así y todo nuevamente llego a una
semifinal, se cargó a Brasil que últimamente está más cacheteado que Luisa
Kuliok por Arnaldo André. A simple vista Ramón Díaz tiene un plantel en el que
si se suman las edades casi llega a un 99% de todos los años que tiene Mirtha
Legrand encima. Así y todo se las ingenió para agrandarles el ego y resucitar
la vieja garra guaraní. Ahora enfrente tendrá a Argentina…
Y hablando de resurrecciones, el que se redimió fue Carlos Tévez. Hasta el viernes pasado, muchos
recordaban el penal malogrado contra Uruguay por esta misma competencia. Hecho
que le valió ser marginado y sepultado en una cataratas de puteadas por el público.
Pasó una eliminatoria, un mundial, una final, una rodrigopaleceada, pasó
Sabella y el Apache volvió. Claro, el “tocuen”
que siempre nos dijeron era que no lo convocaban para “cuidar” el grupo. Como
si fuese un viaje de egresados y Tévez repartiera merca en los recreos. Lo cierto es que tuvo la suerte de patear el
penal que le dio la clasificación a la selección a las semifinales. Suerte
porque el Tata Martino mando una lista sábana de pateadores y él figuraba séptimo. Termino abrazándose con Messi, con ese que
estaba peleado a muerte con él. Nos demostró que el fútbol siempre da revancha
y que no hay que creerle todo al periodismo.
La pelota no se mancha y la tintura no mancha. Ricardo Gareca, otro de los argentinos que llegó a
semifinales. Al igual que en la Copa América
pasada, donde fue tercero, Perú se acomodó entre los mejores cuatro. Pero lo
que admiraron de Gareca fue el cambio que tuvo Perú a la hora de jugar y que la
mayoría del plantel son jugadores de la liga peruana. Sin tribunearla, sin
grandes declaraciones pero con laburo y mucho koleston en el balero, Gareca
volvió a meter a Perú entre los cuatro mejores de la Copa. Salud Tigre.
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