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Las mejores frases futboleras de octubre. Primera parte.

“Este año aprendí mucho en los errores”
Marcelo Gallardo, intelectual del 2022.

"No hay nada en contra de ningún club y menos de uno de los más grandes de Argentina y de Sudamérica. Son cosas, que supongo, se instalan para un beneficio propio o ajeno"
Federico Beligoy, beneficiario.

"Después de 17 años y medio de carrera como profesional, de la más maravillosa carrera que pude hacer, siento que el fútbol me dio muchísimo. Di todo de mí y más. Muchas gracias a todos los que confiaron en mí, llegó el momento de decir adiós"
Gonzalo Higuaín, goleador al que todos condenamos por dos jugadas.

"La diferencia es que Haaland necesita más de todos sus compañeros para hacer lo que hace, que es increíble. Messi tenía la capacidad de hacer todo él solo"
Pep Guardiola, padre.

"No quiero entrar en calificar los arbitrajes, por eso no hablé post Patronato. River nunca lo hizo ni lo va a hacer"
Jorge Brito, evitando comerse un juicio de los árbitros.

"Esperemos que no me toque a mí el día que Gallardo se vaya"
Jorge Brito, abriendo el paraguas.

"El presidente de Racing me felicitó antes que el de Independiente"
Fabian Doman, felicitado.

"Se ganaron tres puntos importantes, pero nada más..."
Hugo Ibarra, cabulero.

"El gil de Rodrigo me mató diciendo que hacía mates malos"
Lionel Messi, mateiko.

"El enano mejoró mucho. Antes se cansaba un poco, no le daba tanta dinámica. Entonces un día le dijimos con el Papu: '¿Y, Leo? hoy te hacés esos lavaditos'. Ahi medio que se fastidió, ja. Pero, de ahi, terrible los mates"
Rodrigo De Paul, catador de yerba.

Piden que Erling Haaland no juegue más la Premier League por considerarlo un robot
Pedido de hinchas ingleses… deja nomas.

“¿Si es mi último mundial? Si, seguramente”
Lionel Messi, nooooo noooooooo noooooo

“Llegué a preguntarme si estaré al nivel de poder competir y me cuestiono qué cosas debo mejorar para poder pertenecer. Quizá solo sea tener paciencia y esperar mi momento. Por eso, siempre voy a estar preparado”
Gio Simeone, preparado.


Frases tomadas desde el 01 al 10/10/2022



Vergüenza

 Hoy teniamos que publicar la tabla de la fecha 23, pero todo se empañó en el futbol argentino... 


La aventura de ser comentarista.

—Ya salen los equipos al campo de juego. ¿Tenemos las formaciones de River e Independiente mi querido Jerónimo Romualdo?

—Sí señor, River sale con una camiseta alternativa completamente roja, muy bonita por cierto.

—Ese es el equipo de Independiente mi estimadísimo compañero

—Ya me parecía, por el escudo más que nada ¿vio? Los once jugadores del equipo de River son Arizmendi, Rojas, Fontana, Arístides, Chevalier, José Fabián, Nereo, Ze Albero, Juárez, Alonso, Taverna, Rodríguez, el topo Colombres, Persia, Gómez, Loiacono, Santoro, Jacinto Estigarribia, José de Rosa, el tito Echezabal…

—Pero esos son más de once mi excelentísimo Jerónimo.

—Ah, ah, dispénseme Mario, le estaba leyendo el videograph con todo el equipo de producción. Es que uno se pone nervioso ante tamaño partido

—Así es mi amadísimo Jerónimo, uno se cree que es un simple amistoso de verano pero no se dejen llevar por ello, este partido es mucho muy importante, porque sirve para probar, para ver que jugador anda bien o mal.

—Por eso River presenta una alineación completamente suplente. Por eso River va con Del Valle en el arco… ¿Qué dice acá? Grandote de dos ¿Puede ser así? Mire con que nombres vienen ahora los chicos ¿Serán los apodos?… seguimos con la línea de cuatro en el fondo ¿Tía María? ¿Qué es esto?

—Deme mi amigo Jerónimo, usted agarro la lista de los anuncios publicitarios. Yo digo las formaciones rápido. Martínez en el arco, Acosta, línea de cuatro, Gianni, Aguirre, Gómez, Cardenutto, tres en el medio, Alfonso, Cáceres y Graciano. El tridente arriba es Delmar, Chávez y Santamaría. Dirige tácticamente don Fernando Fernández. Independiente por su parte va con Mariani, Estébanez, Jorge Giménez, Marcial, López, el Gringo Susa, Esteche, Peña, Alfer, Mustio y el gato Ferrer. En el banco su entrenador, el cabezón Mort.

—Vemos como el equipo toma sus posiciones en la cancha. Según parece el cuatro, cuatro, tres, ya ha mutado a un seis cinco en mitad de cancha. Algunos están parados y otros raramente han adoptado una posición en cuclillas.

—Es que así están para sacarse la foto de rigor. Pero no nos detengamos en cuestiones tácticas porque ya arranca el partido. Esteche toca para Peña y este juega atrás con Susa, vamos con una venta mi amigo Tomé.

—Taller el Cuqui, reparación de tren delantero y mecánica ligera. Ahora aceptamos todas las tarjetas de crédito, presupuesto sin cargo, taller el Cuqui, Defensa 248, Florencio Varela.

—Gracias querido Tomé. Se viene por la banda izquierda el mediocampista de River,  Juan Cáceres, parece una flecha, mire como se manda. Ahhhhhhh pero mire como lo bajo Estébanez, durísima infracción. Mínimo tiene que ser tarjeta.

— ¿Necesitas plata? Acércate a Tarjeta Alcor y llévate una tarjeta con mínimas condiciones y soluciona tus problemas. Tarjeta Alcor, cero ochocientos triple tres, once veintiuno.

—Lo están atendiendo al muchacho que se toma la pierna izquierda.

—Evidentemente, este chico Esteban… Estébanez no ha querido que el otro muchacho de River tirase el centro, por eso lo bajo como lo bajo. El árbitro debería de sacarle una tarjeta, yo lo expulsaría del campo de juego si fuese el réferi, fue muy mal intencionado.

—Esperemos don Jerónimo a ver que dice el colegiado que ahora se lleva una mano al bolsillo y si, es roja, no tenemos ni cinco minutos de juego e independiente se queda con uno menos…

—Muy exagerado lo del árbitro, no era para roja, si casi no lo toco, Esteban… Estébanez está pagando los platos rotos de un arbitraje hasta aquí muy malo.

—No sea tan exigente mi amigazo Jerónimo, pero silencio que el mismo Cáceres va a mandar el centro desde este tiro libre. Se viene el centro… ¡Cabecea solo Delmar! ¡¡¡Se lo erró!!! No se puede creer lo que se perdió este muchacho. Ay pibe, tu señora no te debe dejar sacar a pasear al perro porque seguramente lo perdes como te perdiste este gol. Vamos con un anuncio Tomé.

—Pizzería lo de Choli, Faina, Fugazzeta rellena y más, proba la nueva pizza de anchoas con morrones y pickles, pizzería lo de Choli, Amancio 1569, Laferrere.

—Evidentemente a estos muchachos les está faltando un poco más de entrenamiento en la semana, todos sabemos que su entrenador, don Fernando Fernández. Es una persona grande que tiene un poco descuidada la parte de entrenamientos, recién lo pudimos notar con el cabezazo de Ferreyra que se fue lejos…

—Delmar, Jerónimo.

—Claro, si, Delmar, es que me confunden las camisetas, no se olvide que son 11 camisetas iguales.

—Silencio que ahí se viene independiente, Alfer va a tirar un centro y ¡Corta muy bien el arquero de River Plate, German Martínez! Estupendo.

—Muy buen corte, esto indica que River entrena muy bien en la semana. Su entrenador don Fernando Fernández, a pesar de ser una persona grande, es muy meticuloso y hace entrenar a todos con mucho esfuerzo, se nota el entrenamiento de River. Fernández lo ha demostrado al cortar de manera magnifica ese centro.

—Casa Víctor, telas, tejidos, hilos para bordar o hacer crochet, y una amplia gama de autopartes para el automotor. Casa Víctor, mi casa, tu casa.

—Se viene Alfonso, busca con un largo pelotazo a Delmar ¡Esta solo Delmar! Ahhhh pero cobra Off Side el juez de línea. Mmmm tengo mis dudas.

—Yo creo que no hubo orsai, me parece otro desacierto del línea. Porque mire usted que fue muy evidente que estaba habilitado.

—Roberto, vos que estas en el campo de juego ¿Qué te pareció la jugada?

—Fue off side, Mario.

—Gracias Roberto

—Gran acierto del juez de línea porque fue una jugada muy fina, evidentemente son líneas muy bien preparados.

—Turrones Favale, duramente dulces. Pedilo a tu distribuidor de golosinas.

—Mariani se dispone a sacar el tiro libre, ¿¡Ay pero que paso!? Mariani se equivoca y se la da entrega a Delmar, este la agarra sigue con la pelota… está… está… está… esta… si…. se la pica y GOOOOOOOOOL DE RIVER, DELMAAAAAAAAAR. Terrible definición ¡Pero como se equivoca Mariani! Que error tan inocente por el amor de Dios.

—Lamentable lo de Mariano, una pena que un profesional se equivoque de tal manera, porque cuando uno está frente a todo un público que lo sigue, tiene la responsabilidad de no equivocarse pero está bien, uno es humano y puede equivocarse una o dos veces, pero no tantas como hasta ahora lo ha hecho Mariano, quien se viene equivocando muy seguido, la verdad que una falta de respeto hacia la gente lo de este arquerito.

—No se me amargue Jerónimo, algunos se equivocan más que otros. Ahí se predispone a sacar Independiente, Alfer se la tocara a Mustio…


Toni Schweinheim
Obra publicada, expediente Nº 510614, Dirección Nacional de Derechos de Autor.


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"Torito", de Julio Cortázar

Hoy no tenemos un cuento de fútbol, tenemos un enorme cuento de boxeo si se quiere, el eterno Julio Cortázar.


***

A la memoria de don Jacinto Cúcaro, que en las clases de pedagogía del normal “Mariano Acosta”,allá por el año 30, nos contaba las peleas de Suárez.

Qué le vas a hacer, ñato, cuando estás abajo todos te fajan. Todos, che, hasta el más maula. Te sacuden contra las sogas, te encajan la biaba. Andá, andá, qué venís con consuelos vos. Te conozco, mascarita. Cada vez que pienso en eso, salí de ahí, salí. Vos te creés que yo me desespero, lo que pasa es que no doy más aquí tumbado todo el día. Pucha que son largas las noches de invierno, te acordás del pibe del almacén cómo lo cantaba. Pucha que son largas… Y es así, ñato. Más largas que esperanza’e pobre. Fijáte que yo a la noche casi no la conozco, y venir a encontrarla ahora… Siempre a la cama temprano, a las nueve o a las diez. El patrón me decía: “Pibe, andáte al sobre, mañana hay que meterle duro y parejo”. Una noche que me le escapaba era una casualidad. El patrón… Y ahora todo el tiempo así, mirando el techo. Ahí tenés otra cosa que no sé hacer, mirar p’arriba. Todos dijeron que me hubiera convenido, que hice la gran macana de levantarme a los dos segundos, cabrero como la gran flauta. Tienen razón, si me quedo hasta los ocho no me agarra tan mal el rubio.

Y bueno, es así. Pa peor la tos. Después te vienen con el jarabe y los pinchazos. Pobre la hermanita, el trabajo que le doy. Ni mear solo puedo. Es buena la hermanita, me da leche caliente y me cuenta cosas. Quién te iba a decir, pibe. El patrón me llamaba siempre pibe. Dale áperca, pibe. A la cocina, pibe. Cuando pelié con el negro en Nueva York el patrón andaba preocupado. Yo lo juné en el hotel antes de salir. “Lo fajás en seis rounds, pibe”, pero fumaba como loco. El negro, cómo se llamaba el negrito, Flores o algo así. Duro de pelar, che. Un estilo lindo, me sacaba distancia vuelta a vuelta. Áperca, pibe, metele áperca. Tenía razón el trompa. Al tercero se me vino abajo como un trapo. Amarillo, el negro. Flores, creo, algo así. Mirá como uno se ensarta, al principio me pareció que el rubio iba a ser más fácil. Lo que es la confianza, ñato. Me barajó de una piña que te la debo. Me agarró en frío el maula. Pobre patrón, no quería creer. Con qué bronca me levanté. Ni sentía las piernas, me lo quería comer ahí nomás. Mala suerte, pibe. Todo el mundo cobra al final. La noche del Tani, te acordás pobre Tani, qué biaba. Se veía que el Tani estaba de vuelta. Guapo el indio, me sacudía con todo, dale que va, arriba, abajo. No me hacía nada, pobre Tani. Y eso que cuando lo fui a saludar al rincón me dolía bastante la cara, al fin y al cabo me arrimó una buena leñada. Pobre Tani, vos sabés que me miró, yo le puse el guante en la cabeza y me reía de contento, no me quería reír, te imaginás que no era de él, pobre pibe. Me miró apenas, pero me hizo no sé qué. Todos me agarraban, pibe lindo, pibe macho, ah criollo, y el Tani quieto entre los de él, más chatos que cinco e’queso. Pobre Tani. Por qué me acuerdo de él, decime un poco. A lo mejor yo lo miré así al rubio esa noche. Qué sé yo, para acordarme estaba. Qué biaba, hermano. Ahora no vas a andar disimulando. Te fajó y se acabó. Lo malo que yo no quería creer. Estaba acostado en el hotel, y el patrón fumaba y fumaba, casi no había luz. Me acuerdo que hacía calor. Después me pusieron hielo, fijáte un poco yo con hielo. El trompa no decía nada, lo malo que no decía nada. Te juro que tenía ganas de llorar, como cuando ella… Pero para qué te vas a hacer mala sangre. Si llego a estar solo, te juro que moqueo. “Mala pata, patrón”, le dije. Qué más le iba a decir. Él dale que dale al tabaco. Fue suerte dormirme. Como ahora, cada vez que agarro el sueño me saco la lotería. De día tenés la radio que trajo la hermanita, la radio que… Parece mentira, ñato. Bueno, te oís unos tanguitos y las transmisiones de los teatros. ¿Te gusta Canaro a vos? A mí Fresedo, che, y Pedro Maffia. Si los habré visto en el ringside, me iban a ver todas las veces. Podés pensar en eso, y se te acortan las horas. Pero a la noche qué lata, viejo. Ni la radio, ni la hermanita, y en una de esas te agarra la tos, y dale que dale, y por ahí uno de otra cama se rechifla y te pega un grito. Pensar que antes… Fijáte que ahora me cabreo más que antes. En los diarios salía que de pibe los peleaba a los carreros en la Quema. Puras macanas, che, nunca me agarré a trompadas en la calle. Una o dos veces, y no por mi culpa, te juro. Me podés creer. Cosas que pasan, estás con la barra, caen otros y en una de esas se arma. No me gustaba, pero cuando me metí la primera vez me di cuenta que era lindo. Claro, cómo no va a ser lindo si el que cobraba era el otro. De pibe yo peleaba de zurda, no sabés lo que me gustaba fajar de zurda. Mi vieja se descompuso la primera vez que me vio pelearme con uno que tenía como treinta años. Se creía que me iba a matar, pobre vieja. Cuando el tipo se vino al suelo no lo podía creer. Te voy a decir que yo tampoco, creéme que las primeras veces me parecía cosa de suerte. Hasta que el amigo del trompa me fue a ver al club y me dijo que había que seguir. Te acordás de esos tiempos, pibe. Qué pestos. Había cada pesado que te la voglio dire. “Vos metele nomás”, decía el amigo del patrón. Después hablaba de profesionales, del Parque Romano, de River. Yo qué sabía, si nunca tenía cincuenta guitas para ir a ver nada. También la noche que me dio veinte pesos, qué alegrón. Fue con Tala, o con aquel flaco zurdo, ya ni me acuerdo. Lo saqué en dos vueltas, ni me tocó. Vos sabés que siempre mezquiné la cara. Si me llego a sospechar lo del rubio… Vos creés que tenés la pera de fierro, y en eso te la hacen sonar de una piña. Qué fierro ni que ocho cuartos. Veinte pesos, pibe,
imagínate un poco. Le di cinco a la vieja, te juro que de compadre, pa mostrarle. La pobre me quería poner agua de azahar en la muñeca resentida. Cosas de la vieja, pobre. Si te fijás, fue la única que tenía esas atenciones, porque la otra… Ahí tenés, apenas pienso en la otra, ya estoy de vuelta en Nueva York. De Lanús casi no me acuerdo, se me borra todo. Un vestido a cuadritos, sí, ahora veo, y el zaguán de Don Furcio, y también las mateadas. Cómo me tenían en esa casa, los pibes se juntaban a mirarme por la reja, y ella siempre pegando algún recorte de Crítica o de Última Hora en el álbum que había empezado, o me mostraba las fotos del Gráfico. ¿Vos nunca te viste en foto? Te hace impresión la primera vez, vos pensás pero ése soy yo, con esa cara. Después te das cuenta que la foto es linda, casi siempre sos vos que estás fajando, o al final con el brazo levantado. Yo venía con mi Graham Paige, imaginate, me empilchaba para ir a verla, y el barrio se alborotaba. Era lindo matear en el patio, y todos me preguntaban qué sé yo cuánta cosa. Yo a veces no podía creer que era cierto, de noche antes de dormirme me decía que estaba soñando. Cuando le compré el terreno a la vieja, qué barullo que hacían todos. El trompa era el único que se quedaba tranquilo. “Hacés bien, pibe”, decía, y dale al tabaco. Me parece estarlo viendo la primera vez, en el club de la calle Lima. No, era en Chacabuco, esperá que no me acuerdo, pero si era en Lima, infeliz, no te acordás del vestuario todo de verde, con más mugre… Esa noche el entrenador me presentó al patrón, resultaba que eran amigos, cuando me dijo el nombre casi me agarro de las sogas, apenas lo vi que me miraba yo pensé: “Vino para verme pelear”, y cuando el entrenador me lo presentó me quería morir. Él no me había dicho nunca nada, de puro rana, pero hizo bien, así yo iba subiendo despacio, sin engolosinarme. Como el pobre zurdito, que lo llevaron a River en un año, y en dos meses se vino abajo que daba miedo. En ese entonces no era macana, pibe. Te venía cada tano de Italia, cada gallego que te daba miedo, y no te digo nada de los rubios. Claro que a veces la gozabas, como la vez del príncipe. Eso fue un plato, te juro, el príncipe en el ringside y el patrón que me dice en el camarín: ” No te andés con vueltas, no te vayas a dejar vistear que para eso los yonis son una luz”, y te acordás que decían que era el campeón de Inglaterra, o qué sé yo qué cosa. Pobre rubio, lindo pibe. Me daba no sé qué cuando nos saludamos, el tipo chamuyó una cosa que andá a entendele, y parecía que te iba a salir a pelear con galera. El patrón no te vayas a creer que estaba muy tranquilo, te puedo decir que él nunca se daba cuenta de cómo yo lo palpitaba. Pobre trompa, se creía que no me daba cuenta. Che, y el príncipe ahí abajo, eso fue grande, a la primera finta que me hace el rubio le largo la derecha en gancho y se la meto justo justo. Te juro que me quedé frío cuando lo vi patas arriba. Qué manera de dormir, pobre tipo. Esa vez no me dio gusto ganar, más lindo hubiera sido una linda agarrada, cuatro o cinco vueltas como con el Tani o con el yoni aquél, Herman se llamaba, uno que venía con un auto colorado y una pinta bárbara… Cobró, pero fue lindo. Qué leñada, mama mía. No quería aflojar y tenía más mañas que… Ahora que para mañas el Brujo, che. De donde me lo fueron a sacar a ése. Era uruguayo, sabés, ya estaba acabado pero era peor que los otros, se te pegaba como sanguijuela y andá sacátelo de encima. Meta forcejeo, y el tipo con el guante por los ojos, pucha me daba una bronca. Al final lo fajé feo, me dejó un claro y le entré con una ganas… Muñeco al suelo, pibe. Muñeco al suelo fastrás… Vos sabés que me habían hecho un tango y todo. Todavía me acuerdo un cacho, de Mataderos al centro, y del centro a Nueva York… Me lo cantaban por todos lados, en los asados, por la radio… Era lindo oírse en la radio, che, la vieja me escuchaba todas las peleas. Y vos sabés que ella también me escuchaba, un día me dijo que me había conocido por la radio, porque el hermano puso la pelea con uno de los tanos… ¿Vos te acordás de los tanos? Yo no sé de dónde los iba a sacar el trompa, me los traía fresquitos de Italia, y se armaban unas leñadas en River… Hasta me hizo pelear con dos hermanos, con el primero fue colosal, al cuarto round se pone a llover, ñato, y nosotros con ganas de seguirla porque el tanito era de ley y nos fajábamos que era un contento, y en eso empezamos a refalar y dale al suelo yo, y al suelo él… Era una pantomima, hermano… La suspendieron, que macana. A la otra vez el tano cobró por las dos, y el patrón me puso con el hermano, y otro pesto… Qué tiempos, pibe, aquí sí era lindo pelear, con toda la barra que venía, te acordás de los carteles y las bocinas de auto, che, qué lío que armaban en la popular… Una vez leí que el boxeador no oye nada cuando está peleando, qué macana, pibe. Claro que oye, vos te creés que yo no oía distinto entre los gringos, menos mal que lo tenía al trompa en el rincón, áperca, pibe, dale áperca. Y en el hotel, y los cafés, qué cosa tan rara, che, no te hallabas ahí. Después el gimnasio, con esos tipos que te hablaban y no les pescabas ni medio. Meta señas, pibe, como los mudos. Menos mal que estaba ella y el patrón para chamuyar, y podíamos matear en el hotel y de cuando en cuando caía un criollo y dale con los autógrafos, y a ver si me lo fajás bien a ese gringo pa que aprendan cómo somos los argentinos. No hablaban más que del campeonato, qué le vas a hacer, me tenían fe, che, y me daban unas ganas de salir atropellando y no parar hasta el campeón. Pero lo mismo pensaba todo el tiempo en Buenos Aires, y el patrón ponía los discos de Carlitos y los de Pedro Maffia, y el tango que me hicieron, yo no sé si sabés que me habían hecho un tango. Como a Legui, igualito. Y una vez me acuerdo que fuimos con ella y el patrón a una playa, todo el día en el agua, fue macanudo. No te creas que podía divertirme mucho, siempre con el entrenamiento y la comida cuidada, y nada que hacerle, el trompa no me sacaba los ojos. “Ya te vas a dar el gusto, pibe”, me decía el trompa. Me acuerdo cuando la pelea con Mocoroa, esa fue pelea. Vos sabés que dos meses antes ya lo tenía al patrón dale que esa izquierda va mal, que no dejés entrar así, y me cambiaba los sparrings y meta salto a la soga y bife jugoso… Menos mal que me dejaba matear un poco, pero siempre me quedaba con sed de verde. Y vuelta a empezar todos los días, tené cuidado con la derecha, la tirás muy abierta, mirá que el coso no es macana. Te creés que yo no lo sabía, más de una vez lo fui a ver y me gustaba el pibe, no se achicaba nunca, y un estilo, che. Vos sabés lo que es el estilo, estás ahí y cuando hay que hacer una cosa vas y la hacés sobre el pucho, no como esos que la empiezan a zapallazo limpio, dale que va, arriba abajo los tres minutos. Una vez en El Gráfico un coso escribió que yo no tenía estilo. Me dio una bronca, te juro. No te voy a decir que yo era como Rayito, eso era para ir a verlo, pibe, y Mocoroa lo mismo. Yo qué te voy a decir, al rato de empezar ya veía todo colorado y le metía nomás, pero no te vas a creer que no me daba cuenta, solamente que me salía y si me salía bien para qué te vas a afligir. Vos ves cómo fue con Rayito, está bien que no lo saqué pero lo pude. Y a Mocoroa igual, qué querés. Flor de leñada, viejo, se me agachaba hasta el suelo y de abajo me zampaba cada piña que te la debo. Y yo meta a la cara, te juro que a la mitad ya estábamos con bronca y dale nomás. Esa vez no sentí nada, el patrón me agarraba la cabeza y decía pibe no te abrás tanto, dale abajo, pibe, guarda la derecha. Yo le oía todo pero después salíamos y meta biaba los dos, y hasta el final que no podíamos más, fue algo grande. Vos sabés que esa noche después de la pelea nos juntamos en un bodegón, estaba toda la barra y fue lindo verlo al pibe que se reía, y me dijo qué fenómeno, che, cómo fajás, y yo le dije te gané pero para mí que la empatamos, y todos brindaban y era un lío que no te puedo contar… Lástima esta tos, te agarra descuidado y te dobla. Y bueno, ahora hay que cuidarse, mucha leche y estar quieto, qué le vas a hacer. Una cosa que me duele es que no te dejan levantar, a las cinco estoy despierto y meta mirar p’arriba. Pensás y pensás, y siempre lo malo, claro. Y los sueños igual, la otra noche, estaba peleando de nuevo con Peralta. Por qué justo tengo que venir a embocarla en esa pelea, pensá lo que fue, pibe, mejor no acordarse. Vos sabés lo que es toda la barra ahí, todo de nuevo como antes, no como en Nueva York, con los gringos… Y la barra del ringside, toda la hinchada, y unas ganas de ganar para que vieran que… Otra que ganar, si no me salía nada, y vos sabés cómo pegaba Víctor. Ya sé, ya sé, yo le ganaba con una mano, pero a la vuelta era distinto. No tenía ánimo, che, el patrón menos todavía, qué te vas a entrenar bien si estás triste. Y bueno, yo aquí era el campeón y él me desafió, tenía derecho. No le voy a disparar, no te parece. El patrón pensaba que le podía ganar por puntos, no te abrás mucho y no te cansés de entrada, mirá que aquél te va a boxear todo el tiempo. Y claro, se me iba para todos lados, y después que yo no estaba bien, con la barra ahí y todo te juro que tenía un cansancio en el cuerpo… Como modorra, entendés, no te puedo explicar. A la mitad de la pelea la empecé a pasar mal, después no me acuerdo mucho. Mejor no acordarse, no te parece. Son cosas que para qué. Me quisiera olvidar de todo. Mejor dormirse, total aunque soñés con las peleas a veces le acertás una linda y la gozás de nuevo. Como cuando el príncipe, qué plato. Pero mejor cuando no soñás, pibe, y estás durmiendo que es un gusto y no tosés ni nada, meta dormir nomás toda la noche dale que dale.

Julio Cortázar.
Extraído del libro "Final del juego". Ed. Sudamericana 1964

¿De qué te ponés contento?

 Yo la verdad es que no te entiendo Cacho, la verdad que no te entiendo. Ni a vos, ni a todos aquellos que van a una cancha. O a esos hincha...


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