Slider[Style1]

Style2

Style3[OneLeft]

Style3[OneRight]

Style4

Style5

Sábados de Fontanarrosa. Hoy. "El penani"

El que puso el dedo en la llaga fue, sin quererlo, el "Gamuza".

—Che, Penani —le preguntó—. A vos ¿Por qué te dicen Penani?

El flaco bajó la sexta que estaba leyendo, lo miró un momento y, encogiéndose de hombros, dijo:

—Qué sé yo.

—¿Cómo no sabes, gil? —insistió el otro.

—No. No sé.

—Otario —se puso agresivo el Gamuza—. Te dicen Penani y no sabes por qué te dicen Penani. . .
El flaco dejó de prestarle atención, volvió a levantar el diario buscando la página de deportes.
—Qué se yo, Gamuza —concluyó—. No hinches las bolas.

El Gamuza se levantó, riéndose, mirando hacia los demás.

—¡Qué otario éste! —lo señaló—. Ni siquiera sabe por qué mierda le dicen así.

Pero, a pesar de la aparente indiferencia con que el Penani había tomado la pregunta, al día siguiente quedó demostrado que la cosa le había dejado una cierta preocupación.

—Vos sabes que el rompebolas de Gamuza —arrancó, sin aviso previo, el flaco en tanto masticaba aparatosamente unos saladitos—. Ayer me metió un dedo en el culo. . .

Guilloti lo miró, expectante.

—Me preguntó —siguió el flaco— por qué a mí me dicen "Penani". ¿Y vos sabes que es una buena pregunta? Mira vos, mira vos cómo son las cosas. A mí nunca se me había ocurrido preguntármelo. Mira vos. . .

—O sea. . . —empezó Guilloti— . . .a vos te dicen Penani desde muy chico, me imagino.

—Siempre. Desde siempre —volvió a atacar los saladitos el flaco. —Y son esas cosas que vos ya las aceptas así. Que ni se te ocurre preguntarte por qué carajo son o de dónde carajo salen. Te llaman así y chau, a la lona, nadie entra a averiguar por qué. . .

—Claro —aceptó Guilloti— . . .como a mí Cacho.

—Bueno. . . Pero en el caso tuyo. . . nadie va a pensar que Cacho puede tener algún significado especial.

—Eso es verdad —aprobó Guilloti.

—No vas a ser un cacho de algo, un pedazo de alguna cosa.

—No —casi sonrió Guilloti.

—Qué joda ¿no? —el flaco se quedó pensativo. Cacho también. Pero a poco aportó lo suyo.

—Generalmente —dijo—Esos apodos raros que vienen de muy pendejos, son por alguna palabra que decías mal, o que le llamabas así a alguna cosa, o. . . —a Guilloti se le terminaron los argumentos.

—Sí —consintió el flaco— . . . pero "Penani". . . ¿Qué sorete es "Penani"?

—La verdad. . . —admitió su ignorancia Guilloti.

—Puta. . . se me ha despertado la curiosidad —se estiró el flaco en su asiento rascándose la entrepierna.
—¿Y por qué no le preguntas a tus viejos? —le dijo Guilloti.

—Sí. Sí. Les voy a preguntar —anunció el flaco. Y se pusieron a hablar de fútbol. Lo cierto, y para no hacerla larga, es que el flaco esa misma noche le preguntó a la madre. La madre primero lo miró con extrañeza, luego se puso algo nerviosa y, finalmente, le dijo que ella tampoco sabía.

—Vieja —se enojó el Penani—. ¡No me vas a decir que vos me conociste cuando a mí ya me decían así!

Pero la madre se mantuvo en lo suyo. Le dijo que si lo sabía se había olvidado, que debía ser por alguna tontería y que posiblemente el que tenía conocimiento del asunto era su padre.

El flaco quedó muy preocupado, no sólo porque su padre había muerto cuatro años atrás al chocar con el Rastrojero, sino porque esa noche la madre no quiso cenar y estuvo lloriqueando durante todo el tiempo que se mantuvo mirando televisión. Al día siguiente, el flaco abordó a Brígida, la abuela. La anciana sólo le brindó una información somera.

—Nene —le dijo—, si siempre te han llamado así —justificó.

—Sí, pero quiero saber por qué me llaman así.

La abuela miró hacia todos lados, se asomó a la puerta de la cocina, y después le dijo:

—No sé, querido. Me olvido de las cosas. Vos sabes que no ando muy católica de la memoria.

Penani tuvo que contenerse para no pegarle. La vieja aquella tenía una memoria prodigiosa que le permitía recordar qué vestido había usado su prima Etelvina cuando el casamiento de tía Eloy, a mediados del año 27, o el número de teléfono de su hermana Ruth, en Saladillo, de donde ésta se había mudado hacia fines del 31.

Penani tomó férreamente a la vieja por un brazo y amenazó torturarla con un tirabuzón. La abuela chilló un poco, le rogó después que no la comprometiese y, finalmente, vomitó.

Aquello ya sacó de quicio al Penani. Al día siguiente no apareció por el taller. Se tomó un ómnibus y se fue hasta el instituto psiquiátrico de Oliveros, a ver a su tío Tomás, internado allí desde hacía algo más de 25 años, año más año menos. Nunca había quedado bien en claro si Tomás estaba realmente loco en el momento de la internación, lo que produjo a través del tiempo más de una controversia airada en la
familia. Pero Penani sabía que el tío había vivido sus últimos años de cordura en su casa, cuando él era chico, y podía saber algo respecto de su apodo.

El recuerdo de su tío Tomás era muy borroso para el flaco. Recordaba una escena de una Navidad cuando él mismo, el flaco, tendría cuatro o cinco años, con Tomás levantando un fuentón con barras de hielo, y otra escena, con su tío peinándose frente al espejo del baño de servicio, con un tenedor de postre.

Penani fue a ver a Tomás ese día, y volvió ya de noche.

De allí en más su conducta cambió mucho. De común alegre y dicharachero, se tornó un muchacho serio y reconcentrado.

Un día antes que los compañeros de la barra lo abordaran para preguntarle qué le pasaba, hizo las valijas y se fue del barrio.

Al tiempo, se enteraron de que se había ido a vivir a Australia, que trabajaba en una curtiembre, arreglaba artefactos eléctricos y hacía otros trabajos menores.


Roberto Fontanarrosa

Extraído del libro "No sé si he sido claro". Ed. de la Flor 1998. Ed. Planeta.2002.



El último orejón del tarro.



Acá estoy. Cansado. Podrido. Acá nadie corre. Ni siquiera yo ya me esfuerzo en bajar. Es al pedo. Nadie te reconoce nada en este club. Salís campeón y festejan un ratito. Después ya están las quejas. Que fue un campeonato fácil, que los grandes no jugaban a nada o que tenían la cabeza en la Libertadores. Años sin salir campeones. Décadas. Pero claro, la culpa la tengo yo, que vine hace un par de años nomas.

Mirá el pase que mete el que dice ser enganche: al rival. Devolvé la camiseta, caradura. Yo lo haría mejor, como en ese partido contra Tristán Suarez. Solo lo deje al Tanque Souza contra el arquero. Pero no, ahora estoy en el banco paspando moscas y viendo a estos muertos. Pasa que te ven viejo, o erras un pase de mil y ya está, te liquidaron, hermano. Encima te pagan de a puchitos, como si fuese el ultimo orejón del tarro. Cuanta mediocridad. ¿Y yo? Otro mediocre más. No solo por estar en este equipo de mamotretos. 17 años jugando y ningún logro personal. Nada. A otros se lo llevan a Europa, a Estados Unidos. Y me clavé acá. Si, hice goles, gané títulos, hice escuela con mi estilo de juego… todo al pedo, nadie te reconoce nada. Al contrario, te piden que corras más, que gambetees más, que metas fuerte la pata, que bajes. Y lo hice, pero al pedo mi viejo, no me reconocieron nada. Ni una palmada.

Nunca una pelea ni con entrenadores o compañeros. Tampoco me queje nunca de la dirigencia y la trate con respeto, lo mismo que al periodismo. Pero acá seguimos en la misma intrascendencia. A eso que venden humo y no dan dos pases, le dan más bolilla que a uno que se gambetea tres rivales en una baldosa o la pone en un ángulo en una final de un reducido. Yo no lo puedo creer. Así estamos también. Cada día hay más ídolos con los pies de barro. Déjame de joder, estoy indignado.

El entrenador un desastre, déjate de joder. Mira que he visto desfilar directores técnicos por acá, pero este es verdadero boludo. Bah, boludo lo que se dice boludo no. Es un acomodado. Lo trajo un representante que solo hace negocios con esta comisión. Te digo esto porque yo me recibí de técnico hace dos años. No solo me dieron el título de DT, sino que también hice varios perfeccionamientos y también estudié periodismo ¿Para qué? Para que venga un bolas tristes como este entrenador y pare al equipo como si fuesen caballos en una calesita. Cada vez me indigna más esto, no sé qué estoy haciendo acá. Yo debería estar en un grande o en Europa. 120 goles hice. Ni de la selección me llamaron. Ahí te llaman a los modelitos de turno, a los que salen con minas en las tapas de las revistas de chismes. Nosotros nos tenemos que raspar hasta el hoyo, meter un triplete en la Libertadores y ni tu vieja te llama para felicitarte. Sí, porque también gané la Libertadores y jugué el mundial de clubes. Integré el primer club argentino en ganar el mundial de clubes y lo zarandeamos de lo lindo al Bayern. Pero a nadie le importó, nadie me lo reconoció. El premio al mejor jugador se lo llevo otro. Al pedo los dos goles. Siempre le dan bola a otro. No sé, capaz soy feo para la cámara o los flashes o no me quieren porque soy buen tipo. Hoy solo quieren a los cagadores y los que saben hacer negocios.

Estoy cansado de ver como otros la levantan en pala y yo acá. En el banco, pero de suplentes. Y eso que siempre cumplí. Siempre metí goles, ponía asistencias por doquier. No solamente era cumplidor, hacía más de la cuenta, hasta bajaba a ponerme en el primer palo para darle una mano al arquero en los córners. Pero que le voy a hacer, siempre el mismo boludo al que no le reconocen nada. Ni los mismos compañeros. Yo le puse el pecho a las balas, cuando descendimos. Me quede. Otros se fueron a la mierda. Y lo hice desinteresadamente. Nadie me la contó. Así y todo, se olvidaron de mí, de lo que di, de lo que puse ¿Qué mierda te van a reconocer?

¿Qué? ¿Que vaya precalentando para entrar? Si faltan 10 minutos, dale. Parece a propósito. Bueno a trotar como un boludo y a hacer ejercicios boludos de precalentamiento. Al pedo, yo puedo entrar frio y no lesionarme. ¡Uy escuchá como estalló la platea y la popular! Mirá como corean mi nombre. ¿Ahora vienen a corear mi nombre? Caraduras, aquella vez que me erre un penal me putearon todo un partido. Hijos de puta. Malagradecidos. Eso es lo que son. Bueno, ahí voy a entrar. ¿Por quién entro? ¿Por el Cachorro Ferré? Este tipo está loco, mira que sacar a terrible jugador. Sácalo al muerto de Kobanik que no hizo un carajo. Menos mal que es mi último partido, ya me hartaron. Solo arriba como un pelotudo. ¿Para esto me ponen? Déjate de joder, boludear así a una gloria como yo. Encima la gente sigue aplaudiéndome, gritando mi nombre. Hasta pusieron banderas. Qué loco. Y yo acá viendo desde adentro como estos muertos están aguantando el resultado. Ni en pedo bajo, yo soy un habilidoso, eso de bajar a dar una mano pasó hace tiempo.

Bueno, por fin el silbatazo final. ¿Qué esto? Vienen todos los periodistas a preguntarme cosas. Ahí viene el presidente con los chantas de la comisión y una plaqueta. A mí no me tenés que dar una plaqueta. La cancha me tenés que dar, hermano. ¿Y quién es ese? ¿Messi? ¿Qué hace Messi acá en mi último partido? ¿Me está dando él la plaqueta? No me has reír, loco. Yo soy mucho mejor que vos, papito. Vos en el Barcelona, en la Selección y en el Paris estabas rodeado de figuritas que te hacían todo el trabajo. Yo toda la vida estuve rodeado de picapiedras y así y todo metí casi tantos goles como vos. ¿Qué dice el presidente? ¿Qué van a retirar el número 9 de la camiseta del club? Y si, si yo me retiro todos los que vienen ni sombra le van a hacer a ese número. Mamita, que mal que están todos. Por suerte ya me voy, me retiro. Me rajo a donde no hay presiones ni nada, a donde me van a dar bola por lo que diga y soy: ser panelista en un programa deportivo. Eso sí es vida, mi viejo. Porque el futbol, el futbol está acabado.

Toni Schweinheim 
Obra publicada, expediente Nº 510614, Dirección Nacional de Derechos de Autor

Seguilo!  

 FACEBOOK


INSTAGRAM


TWITTER

El antiequipo de la semana.

 

Arriba: Enrique Merelas (Emperador de El Porvenir, ultimo Grondonista); Árbitros (arruinadores seriales del futbol, cagaresultados, burros, brutos, ciegos); VAR (Sistema de cámaras que sirven para que los árbitros sean más (arruinadores seriales del futbol, cagaresultados, burros, brutos, ciegos).

Abajo: Los Andes (Club caído en desgracia deportiva, económica, financiera, institucional y políticamente); Barracas Central (Club sospechado de todo);  Independiente (Club caído en desgracia deportiva, económica, financiera, institucional y políticamente).

Selección.

Hace rato… bueno, hace años… bueno, hace décadas que El Porvenir es noticia por su miserable presente, presente que ya está durando más o menos 17 años desde los dos descensos consecutivos, hasta la llegada a la Primera D. Esta vez es noticia, no porque esté a un paso de la D de nuevo, sino porque el ultimo Grondonista viviente que tiene de presidente, Enrique Merelas, se la agarró con un periodista partidario que lo viene cuestionando al mandamás desde su programa de radio. El programa “Mundo Porvenir”, estaba haciendo la cobertura, hasta que don Merelas fue subiendo y empezó a increpar al periodista, al que trató de “Drogadicto y que vende droga (¿?)”, a lo que el reportero le retruco que en El Porvenir había socios vedados y expulsados, ahí exploto Merelas y le quiso arrancar el micrófono, hasta que vino un policía y separó la cosa. Hasta ahí nada anormal de lo que ocurre en el club de Gerli, lo peor vino después: comunicado del club en donde van a denunciar (¿?) al periodista ante la comisaria de Merlo y el APREVIDE… cerrame la 5 sin postre.

Bueno, Independiente sigue siendo lo mismo, copiamos y pegamos lo mismo, solo que esta vez se fueron Graf y el Rolfi Montenegro, pero todo sigue siendo un completo caos, así que por tercera vez ponemos lo mismo:

 

Independiente, es un caos institucional, deportivo, económico y de barras. Todavía ni rastros de las elecciones (NdeR: bueno, por fin pusieron fecha, en octubre y sin Moyano). Económicamente le debe plata a todo el mundo y está más embargado que Argentina en el 2001. Deportivamente da ulcera de córnea verlo jugar, y esto no es culpa de Eduardo Dominguez (NdeR: bueno hace un mes era el DT), aunque sabía a donde se estaba metiendo. En la Copa de la Liga quedó lejos rápidamente (NdeR: ahora súmenle la liga), en la Sudamericana out y solo sobrevive en la Copa Argentina. Un quilombo por donde se lo mire. Doman apunta a Moyano, Moyano a Doman y el hincha se apunta a los huevos al ver como el club está quedando devastado por egos, disputas de poder y coso.

Qué decir de Baliño, el VAR y Barracas Central. A estas alturas ya se dijo todo y se vio de todo. Uno puede tener cierta animosidad contra el equipo del Chiqui Tapia, nos pasó a todos con el Arsenal de Don Julio, que al lado de este era la madre Teresa de Calcuta. Una vez que favorezcan al Guapo, y está bien, puede pasar. Dos veces, bueh. Tres veces, y… Cuando pasa casi siempre, uno ya empieza a mirar de reojo. El VAR no es malo, lo malo son los árbitros que son peores que monos con ametralladoras. Pasó hace poquito, también con Barracas. Huracán sobre el final se puso arriba, gol anulado por VAR y tiro libre para Barracas que la metió. Ahí si fue correcto, porque Marcos Diaz se pasó con la pelota (al parecer, ahora ya dudamos de todo). El gol de Patronato fue anulado y era licito, el penal no, pero atajó Altamirano, pero Patronato ya tenia hinchado los huevos, perdió sobre el final y se calentaron todos los jugadores y algunos terminaron detenidos. Si el VAR fuese un equipo, hoy tendría 30 puntos. 

Y hablando de crisis institucionales, financieras y deportivas lo tenemos a Los Andes. Deportivamente es una calamidad, ultimo en la tabla anual y yéndose a la C, ultimo en este clausura donde todavía no conoció la victoria. Institucionalmente es un club tomado por el municipio de Lomas. Y económicamente está más tirado que Don Ramón. Ante toda esta hermosa combinación, agrupaciones, socios e hinchas se movilizaron a la Municipalidad de Lomas y, obviamente, hubo quilombo. Barras apretando. Hinchas apretando a dirigentes. Un quilombo. Recordemos que el año pasado, el presidente Grosi asumió su segunda presidencia… sin elecciones. En su momento alegó que había irregularidades en las listas opositoras y por eso el “siga, siga” ¿Les suena? En fin, otra vez los hinchas de otro club en llamas ¿Lo raro? Muy pocos medios se hicieron eco de la noticia, salvo Crónica.


¿De qué te ponés contento?

 Yo la verdad es que no te entiendo Cacho, la verdad que no te entiendo. Ni a vos, ni a todos aquellos que van a una cancha. O a esos hincha...


Top