Slider[Style1]

Style2

Style3[OneLeft]

Style3[OneRight]

Style4

Style5

El antiequipo de la semana

 



Arriba: Marcelo Gallardo (Calentón, puteador, quejoso); Barras bravas de Alem (Termos violentos, asesinos); Jorge Almirón (Ex entrenador de Lanús, primer rajado en 17 años).

Abajo: Eduardo Dominguez (Ex entrenador de Independiente, clon de Serj Tankian, Parecido con Dr. Ferman del Dr. Milagro); Juan Román Riquelme (Vice de Boca, Titiritero del Consejo del Futbol de Boca, quema ídolos, criticado); Independiente (Club caído en todas las desgracias posibles).

Selección.

¿Qué le pasa a Marcelo Gallardo? Otra vez se sacó, y esta vez contra Lamolina. Cualquiera se saca contra ese árbitro, pero el Muñeco le espeto un cariñoso: "¡¿Tenés los huevos para echarme, pelotudo?!" Y el pelotudo lo echó nomás. En lo deportivo River quedó afuera de la Libertadores, lejos en el torneo local (aunque como está el torneo, empatas dos partidos al hilo y te prendes). Fue derrotado por el Tomba, y a Gallardo se le soltó la térmica… otra vez. Decí que como refuerzo ya le trajeron a Borja y Solari, que funcionó como Clonazepam.

Después de 17 años, si 17 años. Lanús rajó a un entrenador. Jorge Almirón, el DT mas ganador del Granate se empecinó en quedarse y desde la CD de Lanús lo rajaron a la mierda sin contemplaciones. Este segundo ciclo de Almirón no fue para nada bueno: lejos de todo en ambos torneos, afuera de la Sudamericana. Pero tampoco todo es culpa del señor de lunar. Al equipo lo desarmaron, trajeron poco y nada. Pero siempre vuela el DT, que ahora suena en Independiente.

Hace meses venimos diciendo que Independiente es un polvorín. En todo sentido. Y eso repercute en lo futbolístico, obviamente. El Rojo perdió el clásico. Claro, la pelotita no entró, si hubiese entrado, los quilombos seguirían, pero medio camuflados. Pero como perdió, explotó primero lo deportivo: Out Eduardo Dominguez que nunca encontró al equipo. Estaba en la cuerda floja desde que asumió, básicamente porque el Rojo tiene más pedidos de embargo que jugadores. El Rojo tiene quilombos por todos lados, desde lo político, pasando por lo económico, lo institucional, los barras, lo deportivo. Y ahora suena Almirón.

Que decir de lo sucedido en Lujan por parte de los barras termodinámicos de L.N. Alem. Una persona muerta. A estas alturas las palabras sobran al igual que las políticas de seguridad inútiles y el APREVIDE inútil. Cada día, todo se va un poquito más a la mierda y lo peor es que nos estamos acostumbrando.

 El Consejo del Futbol de Boca, encabezado por Riquelme, cada día sufre más críticas. Antes solo por el periodismo lobbysta. Ahora empezó a recibir críticas de donde si duelen: los hinchas. Por ejemplo, se recagaron en Battaglia, sobre todo en la forma y el motivo por los que lo fueron. Ahora asume Hugo Benjamín Ibarra, otro ídolo que también tiene bastante espalda para aguantar el buzo de DT. Si no se dan los resultados, será otro ídolo en la hoguera. El proyecto de sacar entrenadores de la cantera, es bueno y a muchos clubes les fue bien. Pero el tema es ese, el proyecto. Porque si el proyecto se va a terminar cuando el DT salga a decir que faltaron refuerzos, de nada sirve, como le paso a Battaglia, que, si bien se quedó afuera de la Libertadores, penales y Benedetto mediante, no era para rajarlo así. Y eso al hincha mucho no le gustó. Como pasa en todos lados, a Riquelme lo bancan una parte de los hinchas y no lo banca otra parte. El tema es que aquellos que lo estaban bancando, ahora lo miran ya de forma dudosa. Hasta Menotti salió a pegarle.

Aseguran que el Consejo del Futbol de Boca podría llegar a quemar dos o tres ídolos por año haciéndolos DT.

Quemar ídolos. Lo haría otro ídolo.

Se fue Battaglia, no en las mejores circunstancias y echado por la puerta de atrás, luego que Boca sea eliminado por penales en la Libertadores. Si bien, en lo deportivo Boca, Battaglia había ganado el último torneo y la eliminación de la Copa fue por penales, lo que catapultó su salida fueron sus dichos ante la falta de refuerzos. “A Battaglia lo queremos, es el jugador más ganador en la historia del club, pero que no venga a romper las pelotas con refuerzos mandando al frente al consejo del futbol. Mira que había opciones a quien echarle la culpa como al VAR, a Benedetto, a un gualicho pero al consejo no, papito”, desliza uno de los 75 miembros del consejo. Tras la salida de Battaglia, el Negro Ibarra se hizo cargo del equipo, siempre se especuló con que sería de forma interina, pero este lunes fue oficializado como DT, junto al Tito Pompei hasta el 31 de diciembre. “Calculamos que para fin de año ya vamos a quemar 3 o 4 ídolos mas, ya se quemó Battaglia, en un rato Ibarra, más adelante el Flaco Schiavi, después tal vez pensemos en alguien como Giunta”, comentó otro miembro del consejo del futbol.

“Logramos algo inédito en el futbol mundial: hacerle la camarilla a un DT sin ser jugadores activos, eso vale más que la Libertadores”, se frota las manos un ex panelista y actual miembro del Consejo del Futbol. “La verdad es que estoy muy de acuerdo que siga Ibarra, esto nos da tiempo a que Tevez empate dos o tres partidos, gane uno y ahí está: lo instalamos como DT con toda la furia del lobby, esta vez no se nos puede escapar”, babea un periodista deportivo que recibió más sobres que Susana Giménez en los ’90.

Thrash Metal.

El Negro Carpi era un jugadorazo, fue catalogado como el nuevo Messi cuando los directivos de la Massia lo vieron jugar.  Juan Carlos Carpi tenía una particularidad: así como Edgar Davis jugaba con un par de lentes o Petr Čech usaba un casco de rugby, el Negro jugaba con auriculares conectados a un diminuto MP3.  Tanto Davis como Čech jugaban con esos aditamentos por cuestiones de salud, pero  Carpi lo hacía por gusto, o tal vez por salud, según se lo mire. Cuando jugaba en las infantiles, su padre lo volvía loco desde las tribunas. Le gritaba todo tipo de cosas: a quien pasársela, como bajar, que hacer, que no hacer… Hasta que un día agobiado con la presión decidió dejar de jugar. Eso provocó un enojo tan grande en su padre  que estuvo sin dirigirle la palabra por un mes que fue lo que duro el “retiro” del Negrito Carpi. Diez años tenía el pobre nene. Un tanto duro el viejo, como tantos padres que presionan a sus hijos para que sean futbolistas. Pero el Negrito volvió, no por el padre, sino por Leonardo, su hermano. Fue quien lo convenció  y de paso encontró una solución para no escuchar más los gritos de su viejo, literalmente: jugar escuchando música. Pero no cualquier tipo de música, nada más y nada menos que Thrash, furioso y aplastante Thrash metal. “Cuando yo escucho pelear a los viejos, pongo metal al palo y chau problemas, no los escucho más”. Fue el consejo de Leonardo.

Perdido por perdido, se mandó a la cancha con el MP3 del hermano. El primer partido, el Negro Carpi se sintió medio raro. Una música extraña y ruidosa le taladraba los oídos y el balero. Gente enojada vociferando vaya a saber uno que cosa. Si el único disco que tenía era el de Radio Panda cuando se lo regalaron para su cumpleaños de cinco.  Pero entre tanto sonido sentía paz y tenía la libertad de jugar como quisiera sin escuchar las  quejas de su padre. Se comió varias cagadas a pedo del árbitro por no escuchar los silbatazos. También se perdió un par de gritos del entrenador, pero así y todo fue la figura de la cancha. Hizo dos goles, otras dos asistencias y se movía como pez en el agua. Se sacó los auriculares mientras sus compañeros lo abrazaban entre loas. Esa música si le gustaba. Su viejo vino a abrazarlo contento y le grito: “Viste nene, hoy me hiciste caso y te comiste la cancha”, mientras por detrás Leonardo con su camiseta de Megadeth sonreía y le guiñaba un ojo.

Los partidos se sucedieron, los años pasaron y el Negrito Carpi pasó de infantiles a novena, a octava y así hasta la cuarta y el momento de debutar… la seguía descosiendo mientras por los auriculares pasaban Metallica, Anthrax, Kreator, Slayer, Sodom, Destruction, Exodus… El Negrito dejó de ser Negrito y paso a ser el Negro se dejó el pelo largo y celebraba los goles mostrando siempre una remera negra con alguna banda. Disfrutaba tanto del Thrash como tirar gambetas. “Una buena jugada con gambeta y asistencia es como un buen solo de guitarra”, solía decir. Estaba todo listo para debutar en la primera de El Porvenir, cuando  llegaron los de la Massia.  Lo vieron en Youtube y como estaban de paso en el país aprovecharon para ir a verlo jugar en un partido de la cuarta contra Dock Sud. Al cabo de verlo jugar cinco minutos se lo quisieron llevar inmediatamente. La oferta fue irresistible: 600.000 euros, un laburo bien pago para el padre, casa para la familia. Como ya tenía pasaporte europeo, cerraron trato en tres segundos.  A él ni le preguntaron.

Llego y lo primero que le pidieron fue que se cortara el pelo. Lo hizo a regañadientes. En la pensión enseguida lo apodaron el “jebi” por obvias razones. Había pibes de todas las latitudes. Enseguida se hizo amigo de Jarkko, un finés tan metalero como el propio Negro. En los entrenamientos no tuvo ningún inconveniente en usar los auriculares, había tanta “extravagancia” como quien dice, que uno podía usar un zorongo de sombrero o atado al cuello y nadie diría nada.  Todo era normal. Con el correr de los meses al igual que en la Argentina: la siguió rompiendo y ya pintaba para debutar en el Barcelona B.

Y llegó el momento del tan ansiado debut. El Barça B  comenzaba el torneo de la División B y El Negro Carpi iba a arrancar de titular frente al Hércules. Todo marchaba bien hasta que el árbitro advirtió en la salida al campo de juego, los auriculares del joven argentino. De nada sirvieron los ruegos del Negro, ni los de Jarkko. El colegiado aducía que era antirreglamentario y que por los auriculares podía sacar ventaja deportiva. El partido para él no pudo ser peor para Carpi. Extrañó el machaque de Hetfield, extraño a Mustaine, a Hanneman y a Petrozza escupiendo su odio contra el sistema. Y otra vez sintió esos gritos, esos que si lo aturdían: “Pásala”, “Anda para allá”, “baja”, “Por ahí no”. Gritos, voces que no sabía si eran de sus compañeros, de su entrenador o de su padre… no pudo tocar una pelota en ese partido. Tampoco fue un partido, fue solo un tiempo porque el entrenador lo sacó ni bien termino el primero.

Ese fue el último partido del Negro Carpi, no volvió a jugar más profesionalmente. Se quedó en España a probar suerte. Lo último que supe de él es que fundó una banda con el hermano y que iban a abrir un festival importante, creo que el Wacken o algo así me dijo, la verdad que no tengo mucha idea porque ese tipo de música no me gusta mucho porque no te deja escuchar nada. 
Toni Schweinheim
Obra Publicada, expediente Nº 510614. Dirección Nacional del Derecho de Autor


Top