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Dinos que clase de alumno eres y te diremos que personaje futbolero eres
Ya está, ya arrancan las clases presenciales, o por lo menos en algunas. Los que tienen facultad todavía tienen un poco más de changüi. Ya empezaron las corridas, levantarse temprano con más cara de ojete que Gustavo López viendo a Ibai con Messi. Más idas y vueltas con las burbujas que selección sudamericana para armar el equipo para las eliminatorias sin jugadores de la Premier, la liga de España e Italia... Por tal motivo unimos esas
dos cosas, el fútbol y el estudio. Nos salió esto: “Dinos que clase de alumno eres y te diremos que DT sos” (*)
El alumno Caruso Lombardi. Nunca estudia, siempre se lleva materias, llega tarde y boludea en clase. Al momento del examen comienza a bombardear a preguntas al docente. Cuando le dan la nota y obviamente es un insuficiente, comienza a llorarle al profesor con frases como: “eso nunca lo vimos en clase”, “apruébeme o me van a rajar de casa”, "Si no apruebo mi abuelo se va a morir de un idsgusto". Generalmente el profesor o maestro lo termina aprobando por lastima o porque ya no soporta los múltiples quejidos y prefiere que “pase de año” así se lo fuma otro docente. En el recreo se suele colar en la fila del kiosco para comprar y los compañeros suele hacer joderlo todo el tiempo. Siempre tiene problemas con el promedio, pero eso no le impedirá conseguir empleo en un futuro. Sin ser un experto matemático su único fuerte son los porcentajes, es capaz de calcular cualquier tipo de porcentaje en milésimas de segundos. Se lleva entre 3 y 6 materias por año. En el ámbito universitario es similar, suele llegar tarde a clases y en lugar de tomar apuntes se la pasa intentando levantar a la compañera de banco, como no copia nada en clase suele vivir sacándole fotocopias a la carpeta de algún que otro compañero que por lastima le presta la carpeta. Suele ir a hablar a las mesas de las agrupaciones políticas solo para tirar rostro, no importa si es de la Campora, Franja Morada, el PRO o la juventud comunista, él lo que quiere es figurar. Nunca promociona, siempre recursa dos o tres veces por materia y aprueba por cansancio. Generalmente comienza a estudiar la carrera de Contador Público o Abogacía para luego abandonar y pasarse a psicología, la cual después también abandona para dedicarse a la actuación.
El Alumno Cappa. Se hace el
aplicado, ya a los 6 o 7 años cita frases de grande filósofos a pesar de que su
lenguaje se acerca más al de Yayo cantando “cuarteto obrero”. Habitualmente se
sienta en el primer banco para hacerse el inteligente y el estudioso, pero la
mentira se le derrumba cuando la maestra le hace una pregunta. Se pasa todo el día
estudiando pero los resultados nunca lo acompañan. Suele pelearse con los
docentes al momento de las notas “¿¿¿¡¡¡Por que me pone un dos!!!??? Mire que
linda letra que hice y usted me pone un dos, cagón de mierda me esconde la
nota” dice generalmente. Es un alumno muy mentiroso y en la casa suele decir
que se sacó un diez cuando en realidad tiene un uno o un dos. Al momento de que
los padres revisen el boletín suele dar excusas variadas que van desde “no me
interesan los resultados” o “Yo estudie pero el profesor quería cosas simples y
yo no voy a contestar boludeces”. Es un alumno muy irritable que suele putear
seguido en clase y por ende es sancionado reiteradas veces. En el ámbito
universitario este sujeto suele ingresar a la carrera de filosofía y letras para
estar dando vueltas con la carrera unos 12 o 13 años y luego abandonarla. No le
gustan las agrupaciones políticas, pero solo va a las mesas de agrupaciones a
discutir cosas sin sentido y romperle las bolas al pobre flaco que reparte
volantes sobre una conferencia stalinista-leninista-guevarista-menottista.
Alumno Falcioni. Alumno que aprueba justo. Si tiene que aprobar con 7, él se saca 6,50. Si tiene que aprobar
con 4, él se saca 3,75. Si tuviera que aprobar con 1, él se sacaría 0,50. La
justeza es clave en su estudio, nunca estudia de más. Esta serio
todo el día y eso hace que se gane la confianza de los docentes. A pesar de
esto y cuando todos están callados hace chistes verdes y pesados como “Chupame
la pija Benedetto”. Es un especialista en sumar. Si la materia se aprueba con siete. y en el primer examen se saca un diez, en el próximo se sacara un cuatro para aprobar. En el ámbito universitario no suele promocionar ninguna
materia, generalmente siempre va a final y aprueba con cuatro. Habitualmente
estudian la carrera de Contador Público o de Abogacía, para luego ser el
abogado con cara de ojete que defiende a tu ex jermu en el divorcio o el
inspector de la AFIP que viene a revisarte los papeles de tu comercio.
Alumno Bielsa. Se la pasa
encerrado todo el día estudiando, solo ve la luz del sol en la clase de
educación física en la cual le va mal como típico nerd. Sus métodos de estudios
son raros y generalmente en los exámenes suele escribir diez hojas con letra
chiquita e indescifrable, por lo que el docente encargado de corregir se embola
de leer a la segunda carilla y le pone un diez por las dudas. En los recreos no
se junta con nadie y prefiere quedarse leyendo al sol algún libro de física
cuántica. Al momento de realizar una pregunta en pleno examen, suele plantear
dicha pregunta de un modo tan retorcido que termina confundiendo al docente, a
sus compañeros, a la directora y a las inspectoras. Siempre va vestido con
joginetas por más que estudie en una escuela rural de la Quiaca y haga 45
grados a la sombra o en el St Jones Institute Park Cambridge. En los primeros meses sus notas no bajan de un 10, luego
empiezan a bajar en una espiral descendente que nadie puede explicar. En el
ámbito universitario estas personas suelen elegir alguna carrera difícil, como
Ingeniería, Actuario o Ciencias Exactas generalmente le va bien, sin embargo la clave es promocionar todas
las materias, ya que un final nunca lo aprueba.
Alumno Barros Schelotto. Es
un buen alumno pero se pasa toda la
clase hablando y suelen mandarlo a la dirección por tal motivo. En los exámenes
es cuando más rompe las bolas y saca a los profesores de las casillas con
protestas y quejas reiteradas. “Ese tema no lo vimos”, “Para la prueba de
lengua tuvimos un día más de estudio”, “En 6° C tuvieron cinco minutos más para
hacer el examen” y demás latiguillos son sus preferidos. En los recreos y a la
hora de jugar a las figuritas, si llega a perder alguna en el “Chupi” suele
enojarse y llorar, para luego salir corriendo y acusar al compañero que gano la
figurita con la maestra y dejarlo como que a la “fichu” se la robo. A la hora
de estudiar putea y protesta, “¿¡Por qué tengo que estudiar la fotosíntesis si
yo voy a ser actor dramático!?” esta entre sus quejas referidas.
Alumno Azzaro. Es el alumno discutidor, cuestiona todo sin fundamento, solo lo hace para figurar y hacer calentar al docente. Es capaz de poner en tela de juicio la "teoría de la relatividad", sin siquiera saber lo que es una regla de tres simple. Es el típico alumno desubicado que queda pagando con un comentario desubicadisimo cuando hay silencio. O es el clásico boludo al que ve la maestra cuando arroja un bollito de papel, una tiza o cualquier cosa. Es el típico denso que quiere "levantarse" a la mas linda del curso pero termina rebotando una y otra vez sin importarle el ridículo. Generalmente tienen voz del "Gallo Claudio" desde los siete años.
Alumno Abreu. Tiene apenas ocho años pero ya pasó por 17 escuelas distintas. No por ser un alumno problema, sino porque se muda a cada rato. No llega a sonar el timbre del recreo que los padres ya lo cambiaron a otra escuela. Sus festejos de cumpleaños terminan pareciéndose a una asamblea de la ONU por el crisol de etnias de los chicos que concurren.
Alumno Azzaro. Es el alumno discutidor, cuestiona todo sin fundamento, solo lo hace para figurar y hacer calentar al docente. Es capaz de poner en tela de juicio la "teoría de la relatividad", sin siquiera saber lo que es una regla de tres simple. Es el típico alumno desubicado que queda pagando con un comentario desubicadisimo cuando hay silencio. O es el clásico boludo al que ve la maestra cuando arroja un bollito de papel, una tiza o cualquier cosa. Es el típico denso que quiere "levantarse" a la mas linda del curso pero termina rebotando una y otra vez sin importarle el ridículo. Generalmente tienen voz del "Gallo Claudio" desde los siete años.
Alumno Abreu. Tiene apenas ocho años pero ya pasó por 17 escuelas distintas. No por ser un alumno problema, sino porque se muda a cada rato. No llega a sonar el timbre del recreo que los padres ya lo cambiaron a otra escuela. Sus festejos de cumpleaños terminan pareciéndose a una asamblea de la ONU por el crisol de etnias de los chicos que concurren.
(*) Originalmente publicado en el 2012 y 2077 modificado para
esta ocasión porque andamos pajas.
Me hinché las pelotas de perder tanto
“Me hinché las pelotas de perder tanto”. Con esas palabras
el presidente de la Federación de Fútbol de Saint Félix —el pequeño principado
que se encuentra entre España y Francia— dio por iniciada la asamblea
extraordinaria a la que había convocado de urgencia. La selección de fútbol de
dicho país había caído por la friolera de 12-0 frente a España por las
eliminatorias de la Eurocopa. Goleadas de ese tipo eran frecuentes, sin ir más
lejos la máxima goleada sufrida por esta selección, de tan solo 7 años de vida,
fue un 18-0 frente a Bélgica en las eliminatorias del mundial pasado. Como en
toda selección de un país pequeño y más aun siendo una federación tan joven,
sus jugadores eran todos amateurs. En el once titular había desde un plomero
hasta un abogado experto en derecho internacional, pasando por un taxista y un
empleado público.
Pero esta vez Guillermo Van Haaaaart, presidente de la
Federación, estaba completamente enojado, puesto que sus jugadores estaban más
preocupados por intercambiar camisetas con los rivales que por el partido en
sí. No podía tolerar semejante humillación. En la misma asamblea comunicó que
el inglés Ron Dawness, entrenador del conjunto, había sido despedido el día
anterior por los resultados calamitosos.
— ¡Esto se terminó! Vamos a abrir una nueva etapa en la
conducción de esta selección —dijo el presidente mientras se levantaba de su
sillón en forma enérgica—, este equipo es similar a un equipo de ascenso del
más bajo escalafón. No somos igual al resto. Hasta San Marino o Gibraltar han
evolucionado mientras nosotros somos el hazmerreír de Europa. Pero eso no va
más.
—Hay que conseguir un entrenador de renombre para ello
—tercio un viejito miembro del comité ejecutivo.
—Nada de eso —se enojó el presidente—, los entrenadores
famosos siempre trabajan con grandes figuras. Nosotros no tenemos a nadie que
pueda dar dos pases seguidos. Acá todo es a pulmón y por eso quiero informarles
que ya tengo un entrenador disponible, que sabe lo que es trabajar con
jugadores amateurs.
El presidente se acercó al intercomunicador, hablo con su
secretaria y luego se fue a parar a la puerta de entrada de la sala de
reuniones. Se escucharon dos golpecitos, Guillermo Van Haaaaart abrió la puerta
y por ella entro un hombrecito regordete con una barba cuidada, de rasgos
simpáticos y con una mirada curiosa.
—Les presento a Daniel Carlini, el nuevo entrenador de la
selección nacional de Saint Félix —dijo el presidente mientras palmeaba el
hombro del entrenador. La comisión directiva miraba al recién llegado, los ojos
inquisidores iban de arriba abajo.
—Este hombre es una eminencia del ascenso argentino
—interrumpió el presidente el análisis visual de la asamblea—, viene de lo que
ellos llaman la Primera D. Allí son todos amateurs. Este hombre con su equipo
logro pelear un ascenso. Esto es lo que necesitamos, un tipo que sepa trabajar
y que por sobre todo sepa motivar a jugadores que no lo son. Con él en el banco
hasta podríamos lograr algún repechaje.
Los miembros de la asamblea se miraban unos a otros, por un
lado era bastante coherente lo que proponía el presidente: ya era hora de
instalar una profesionalización, de
comenzarla de una buena vez. Sin embargo
las expectativas que tenía eran bastante altas. La federación era bastante
joven y ese principado ni siquiera tenía una liga, había dos equipos asociados
a la liga española, pero se encontraban en divisiones amateurs, casi siempre
terminaban en los escalones de abajo. Sin embargo la desmesura en la confianza
del presidente hizo que todos se ilusionaran con este nuevo proyecto. Tal vez
incentivados por ello, se levantaron y le brindaron un fuerte aplauso al
entrenador recién llegado.
La tarea de Daniel Carlini no era sencilla. Como primer acto al frente del equipo dispuso de un
“picado” entre los titulares y los suplentes. Él y su ayudante de campo se
sentaron en el banco de suplentes, mientras el preparador físico oficiaba de
árbitro. El partido no podía ser más horrible. Pifias, goles boludisimos,
errores infantiles… La cara de Carlini fue de velorio. Decidió interrumpir la
práctica y cagarlos a pedos a todos: Que están representando a una selección
nacional, que no pueden ser tan hijos de puta, que son una risa, que había
mejores jugadores en una caballeriza… fueron algunas de las palabras del
regordete entrenador. Antes de finalizar dicha charla les aviso que todos los
días iba a practicar en doble turno hasta que “se le vayan lo burro”.
Carlini decidió hablar con el presidente y pedirle abrir una
convocatoria a jugadores desconocidos además de programar un amistoso contra
Gibraltar. Guillermo Van Haaaaart accedió y en menos de dos días arreglo un
encuentro contra la selección del peñón. Ambas cosas fueron un completo
fracaso. A la convocatoria solo vinieron dos personas que jugaban mucho más
horrible que el promedio de los que ya estaban. Los descartó de inmediato. En
cuanto al amistoso entre dos selecciones cuasi amateurs fue lamentable.
Gibraltar gano por paliza 9-1. Luego de ese papelón, se volvieron a juntar para
evaluar la situación del equipo y los nuevos métodos a seguir. Carlini sostenía
que los jugadores deberían entrenar a triple turno, y en los ratos libres
analizar a los jugadores rivales. En tres meses se venían de nuevo los partidos
de las eliminatorias —encima tenían que jugar nada más y nada menos que contra
Polonia—, el entrenador desarrollo un
plan inhumano para los jugadores amateurs: La concentración iba a durar un mes,
los jugadores deberían pedir vacaciones adelantadas en sus respectivos
trabajos; la federación se iba a ser
cargo de aquellos que trabajaban en forma autónoma. Los entrenamientos eran
durísimos. Arrancaban a las 8 de la mañana y terminaban a las 13 horas. En 15
días los jugadores desarrollaron más músculos que Charles Atlas y si bien
tenían alguna falencia a la hora de jugar el crecimiento fútbolístico era
notorio.
Llego por fin el día del partido y los nervios de los
jugadores se hacían sentir. Carlini junto a todos en el vestuario y se subió a
una silla para dar la charla motivacional antes del partido:
“Miren muchachos, vamos a enfrentar a Polonia, una selección
de primer nivel. Tienen un jugador como Robert Lewandowski. Antes para todos
ustedes el objetivo era pedirle la camiseta al goleador. Bueno, eso se terminó.
Hoy Polonia es su enemigo y ese delantero el enemigo principal. Nos van a
ganar, eso seguro, pero quiero que ustedes les hagan saber que no va a ser tan
fácil llevarse esa victoria. Se terminó la época donde venían acá a Saint Félix
a trepar en la tabla de goleadores. Ahora somos un equipo de verdad. Hay que
hacerle sentir a esos putitos que acá no se la van a llevar gratis, nos
rompimos el culo por meses para lograr mejorar y mejoramos, es hora de
demostrar que nadie va a venir acá a cagarse de risa de nosotros”
Carlini había dispuesto una marca férrea sobre Lewandowski.
Eran dos tipos contra uno de los máximos artilleros de Europa. Al pobre delantero polaco lo marcaron con
todo con tal de no perder por mucho: lo frenaban a codazos, a escupitajos, con
agarrones… pero lo terrible se vivió a los 15 minutos del primer tiempo, cuando
Polonia ya ganaba dos a cero. Lewandowski encaró por izquierda y desde atrás
Rafael Pontevedra lo taló desde atrás. El polaco se revolcaba del dolor. El
marcador de la selección de Saint Félix vio la roja instantáneamente. El
delantero se fue en camilla, luego se supo que tuvo una distensión solamente,
sacándola barata. El partido término “solo” seis a cero a favor del equipo
polaco, lo cual era un hito en el fútbol sanfelixiano. Por primera vez perdía
por menos de ocho goles.
A pesar de los “pocos” goles recibidos, Carlini dispuso para
el próximo encuentro una preparación más dura. Los jugadores tenían que
memorizar la formación del otro equipo, cuál era la función y como se
desempeñaban. El partido contra Bosnia era pegadito al de Polonia, tan solo
cuatro días de diferencia. A los siete minutos de comenzado el partido, Walter
Montiel, capitán del equipo, recibió la
roja por un planchazo a Džeko. El juego brusco de Saint Félix era moneda
corriente. En ese encuentro Bosnia pudo ganarle “solamente” por cuatro a cero.
Era la primera vez que el equipo no recibía más de una decena de goles en
condición de visitante. Un verdadero milagro. Un logro indiscutible.
En el transcurso del año, Saint Félix logro resultados
sorprendentes, siempre derrotas pero la brecha con otros equipos se achicaba.
Perdió tres a cero con Irlanda, cinco a cero contra Portugal —No jugo Cristiano
Ronaldo por temor a estos brutos lo lesionasen—, para cerrar la primera ronda
de las eliminatorias. En los amistosos sumo su primera derrota por un gol,
contra Burundi. Parecía que con el correr de los partidos, la victoria estaba
al caer. Los resultados estaban a la vista y el presidente de la federación no
podía estar más contento. Sin embargo lo que estaban de muy mal humor con todos
esto eran los jugadores. Si bien ahora tenían un físico impresionante y jugaban
mejor, no estaban para nada a gusto con este sistema desgastante. Antes de volver a jugar la segunda ronda de
las eliminatorias contra España, los jugadores se amotinaron en las
instalaciones deportivas de la federación y pidieron la renuncia del técnico
argentino. El presidente se mostró muy molesto y fue a hablar con ellos. No
logró nada, querían la renuncia si o si de Carlini. Fue entonces que el
entrenador argentino se acercó a los vestuarios donde estaban parapetados los
jugadores y pidió negociar con Walter Montiel, el capitán. Los jugadores
accedieron: el entrenador junto con el defensor tuvieron su conclave.
—No queremos que siga con nosotros, usted nos arruino la
vida —le espeto Montiel
—No sé porque dicen semejante cosa, gracias a mi dejaron de
perder por goleada, se dejaron de reír de ustedes…
—No se trata de perder por poco, y si vamos al caso seguimos
perdiendo…
—Con el tiempo eso se revertirá…
—Yo le voy a ser sincero, antes de su llegada esto era el
paraíso —dijo Montiel mientras se prendía un habano, olvidándose por cualquier
tipo de represalias por parte del entrenador—, uno todas las semana trabajaba
en lo que le gustaba, acá en este principado pagan muy bien, usted lo habrá
notado. Los ratos libres lo pasábamos en familia. Llegaba el domingo y había
partido. Mientras muchos en otros países los domingos se juntan a jugar algún
campeonato casero entre amigos o con compañeros, nosotros jugábamos las
eliminatorias. Nos codeábamos con Ronaldo, Iniesta, Schweinsteiger, Rooney.
Perdíamos por goleada pero nos íbamos contentos a casa, con algún autógrafo y
en el mejor de los casos con alguna camiseta de nuestros ídolos. Ahora no nos
pueden ni ver, si lo molemos a patadas. Perdimos todo eso, con todo lo que
usted vino a instalar perdimos las ganas. Cada vez trabajamos menos porque
tenemos que entrenar, nuestras familias fueron reemplazadas por usted y su
equipo… y lo peor de todo es que ya no disfrutamos el fútbol, hasta nos quitó
las ganas de eso…
Daniel Carlini se quedó mirándolo un rato largo.
—Levanten la huelga, tienen libre hasta el sábado, nos vemos
acá el mismo sábado para el partido— le dijo Carlini poniéndole una mano en el
hombro echando un suspiro.
El partido contra España, Saint Félix lo perdió por 14 a 0.
Ni bien terminado el encuentro el presidente completamente enfurecido bajó
adonde estaba Carlini, entre puteadas le preguntó que había pasado para volver
a perder por tan catastrófica diferencia de nuevo y lo peor de todo, no hubo
una muestra de carácter.
— ¿Sabe lo que pasa don Haaaaart? Los muchachos se
divirtieron, eso paso —le respondió Carlini mientras entraba al vestuario con
la camiseta de Iniesta al hombro.
Toni Schweinheim
Obra Publicada, expediente Nº 510614. Dirección Nacional del Derecho de Autor
Sábados de Fontanarrosa. Hoy: "El Pichón de Cristo"
Te cuento, Macho, que la cargada la hicimos
nosotros. Nos largamos a hablar, ¿viste? a farolear. Nos agrandamos, ¿viste?
Y... ¿querés que te diga?, al pedo, al reverendo pedo. Porque, después de todo,
nosotros no le habíamos ganado nunca, empatamos los dos partidos y fueron
partidos parejos, ¿viste? que estaban para cualquiera. Pero, yo no sé, hubo
gente que empezó a decir que nosotros la hacíamos de trapo. Y nosotros nos
entusiasmamos, agarramos el bochín y, ¿sabés que? el agrande, viejo, el
agrande. Entonces ellos se engranaron e hicieron la justa, porque la verdad que
estuvieron bien, un día llaman por teléfono al club, hablan con el Tordo y le
dicen que querían jugar con nosotros, ya que fuera del campeonato, que querían
jugar con nosotros. Que al domingo siguiente que terminara el campeonato
hiciéramos un partido en cancha de ellos, en cancha neutral, donde se nos
cantaran las pelotas, mirá vos, nos relajaron.
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