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Sábados de Fontanarrosa. Hoy El Negro por el otro Negro.

El 8 de mayo, o sea ayer, se cumplieron tres años de la partida del otro enorme y queridisimo Negro, el Negro Caloi. A modo de homenaje y para recordarlo a él tambien, en esta sección de los sábados pondremos una nota realizada por la revista "El Gráfico" a Caloi, en donde cuenta su relación con el orto Negro, con Fontanarrosa a un año de la muerte de él.

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De un grande a otro grande

- por Redacción EG: 18/07/2008 -

Más que colegas, eran grandes amigos, casi hermanos. Uno de los mejores humoristas gráficos argentinos nos cuenta las vivencias compartidas con El Negro
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"Una pérdida para la cultura argentina”, así resumió Carlos Loiseau, más conocido como Caloi, el significado del fallecimiento de su gran amigo personal: Roberto Fontanarrosa. Un genio que, a pesar de “haber trazado un puente entre el sentimiento popular y un nuevo género literario con relatos sobre fútbol y deporte”, nunca pudo “aprender correctamente las reglas de acentuación”.  En una charla emotiva con El Gráfico, rememoró las mejores anécdotas de una amistad incondicional.

-¿Cómo describirías tu relación con El Negro?


Mi relación con el Negro data de hace mucho tiempo. Nosotros nos conocimos en la
década del 70, en Córdoba, donde se hacían unas bienales del humor y la historieta que organizaba Alberto Cognigni, el director de la revista Hortensia, y allí concurríamos todos los historietistas y humoristas; cuando hacía muy poquito tiempo que estaba trabajando, y él también. A partir de eso nació una amistad muy grande, diría que fue una hermandad muy profunda, porque no había solamente una relación de colegas sino de amigos. Aprovechábamos los viajes de él para acá (Buenos Aires), o los míos a Rosario para vernos constantemente, veraneábamos las dos familias juntas en Pinamar, aunque los dos no teníamos una gran afición por la playa y estábamos todo el día metidos adentros de las carpas. Hemos hecho muchos viajes juntos, algunos profesionales por toda la Argentina por exposiciones, charlas, conferencias, y otros afuera, estuvimos por México y Estados Unidos con él y con Crist. Después, fuimos a Europa, anduvimos por España e Italia.



En el año 1979, concurrimos a una bienal que se realiza en la ciudad de Lucca, fuimos a tomar un café porque estábamos un poco cansados de tantos dibujos y tanta exposición. Nos metimos en el cine-teatro que estaba enfrente para ver de qué se trataba el cine de animación que, por primera vez, habían incorporado un festival de dibujos animados de autor. De allí surgió la idea que pude concretar años más tarde: Caloi en su tinta.



Compartimos un montón de experiencias, por los viajes que hacíamos juntos y especialmente, siempre coincidíamos en el lugar de veraneo para pasarlo juntos. Como yo estaba acá y él en Rosario, nos manteníamos comunicados hablando por teléfono, hemos ido mucho a la cancha a ver a Central, era una amistad muy grande, una hermandad muy grande. Ahora una de las cosas que yo extraño con su ausencia es, justamente, buscar la mirada de él, porque teníamos unas miradas cómplices ante determinadas circunstancias como las gracias del Negro Crist, o ante algunos personajes o comentarios que se podían hacer delante nuestro. Había como una complicidad, códigos que se elaboran sólo con una amistad de muchos años. 



-En cuanto a los viajes, ¿es cierto que le costaba cortar con su timidez?



No era tan tímido. Era un tipo especial, que tenía como una mirada cansada con respecto a algunas cosas; siempre lo cargábamos porque había empezado a aburrirse porque no tenía mucho aguante en las sobremesas, y esas cosas, pero al contrario, era un tipo cuya cualidad principal era la de ser muy amiguero. La verdad es que tenía muchos amigos por todos lados. A lo mejor no era un tipo de los que tradicionalmente decimos que era sociable, pero sí era muy amigable; no con cualquiera, sino con la selección que él podía llegar a hacer con la gente, en general eran muy amigueros o muy parecidos a él.



-Tanto en lo profesional como en lo personal, ¿qué aprendiste de él?



Nosotros hemos aprendido de nuestros mayores, él venía de una vertiente y una influencia de los historietistas llamados “serios”, como Hugo Pratt, que fue muy importante para toda nuestra generación, cuando la televisión era incipiente eran las lecturas más importantes, y habían muchos y muy grandes dibujantes aquí en la Argentina.



Yo tenía más bien de una vertiente tipo Quino, y el intercambio nuestro era respecto a las experiencias que estábamos viviendo en ese momento, pero no hubo ningún tipo de influencia de mí sobre él, o viceversa. Eramos dos alumnitos que tomábamos las lecciones de los grandes dibujantes que nos antecedieron.



De todas maneras, yo pude ver el nacimiento del escritor Fontanarrosa, el narrador. Era un tipo muy lector, estaba permanentemente leyendo. Ese crecimiento se dio a partir de la literatura dibujada, de la historieta, porque últimamente conocemos la versión moderna de Inodoro Pereyra, pero cuando él la hacía en la revista Siete Días, allá por los años 70, era una especie de narración en continuado; inclusive empezaba las historietas con un resumen de lo publicado y los globos, es decir, los textos de los dibujos eran cada vez más frondosos. Empezó su carrera como narrador en la historieta misma.



-¿Cuáles son los mejores momentos que compartiste con Fontanarrosa?



Son muchos y muy contrastantes, porque también fue muy dura la última etapa. Con mi mujer tenemos una casa en Cariló y lo recibíamos, y en los últimos cuatro años íbamos viendo el deterioro físico, y fue muy fuerte todo eso. A mi me movió a ver si había algún tipo de terapia para su enfermedad, y me puse a investigar porque no tenía la menor idea, intercambiábamos experiencias con otra gente como Serrat. Ni siquiera pretendíamos que se curara totalmente, pero al menos parar el avance de esa enfermedad tan cruel. Siempre digo que es muy tonto pensar que, si bien es muy tonto pero todo el mundo lo piensa cuando muere alguien que uno quiere, hay tanta gente que se puede morir en vez de que se muera éste. Es muy contrastante que una persona que ha hecho feliz a tanta gente tenga que padecer tanto en sus últimos años. Igual, él te hacía sentir como si no estuviera enfermo. La vida continuaba y teníamos que hablar de cualquier cosa, menos de su enfermedad. Se tomó el trabajo en los últimos días de despedirse uno a uno de cada uno de sus amigos. Nosotros nos juntamos en un restorancito de San Telmo; pobre, estaba con un pequeño micrófono y un parlante para poder hacerse escuchar, así compartimos una última noche. Lo mismo fue haciendo con cada uno de sus íntimos amigos. 



-Después de su sepelio, vos dijiste que no habías podido juntar las fuerzas necesarias para homenajearlo con tus caricaturas, ¿qué sentiste cuando falleció?



Si bien era un final anunciado, fue un impacto muy grande y en los últimos momentos, diría hasta que esperable, porque uno imaginaba el sufrimiento que estaba atravesando.



De cualquier manera, es una cosa muy común que los humoristas homenajeen cuando alguien desaparece con un dibujo. A mí no me salió hacerlo inmediatamente, pero sí lo pude hacer unos meses después con una página que publiqué en la revista Viva. 



-En un discurso homenaje dijiste que Fontanarrosa le ganó al cantante Roberto Carlos, por tener más de un millón de amigos, ¿qué pensás sobre el proyecto de festejar el Día del Amigo, el 19 de julio, por el aniversario de su fallecimiento? 



El se hubiera reído de esto, me parece una cosa justificada desde quienes lo están impulsando. Yo justamente no soy muy amigo de éste tipo de celebraciones, ni del amigo, ni de la madre, ni del padre, ni ninguna de esas cosas que son excusas válidas para recordarlo.



-¿En qué actividades conmemorativas vas a participar?



Yo iba a ir a Rosario porque me invitaron las autoridades, la gente de allá, los de la Mesa de los Galanes, pero no voy porque estoy enfermo. Igual voy a estar presente a través de una exposición de dibujos que va a realizar la gente de Rosario en combinación con el Negro Crist.



-Según tu opinión personal, ¿cómo hubiera querido que lo recuerden?



Creo que ha dejado un legado muy importante, porque si uno analiza el trabajo de mucho de los chicos que están en el humor gráfico, hay una fuerte influencia benéfica que él ejerció sobre las generaciones nuevas. Mi hijo, que es un dibujante reconocido que se llama Tute, lo recuerda también con mucho cariño. Cuando era más chiquitito, se trenzaban en unas luchas, porque El Negro era muy juguetón con los chicos. Después, terminó siendo un colega y él (Fontanarrosa) terminó diciéndole que cuando le preguntaban qué dibujante nuevo le gustaba o recomendaba, él podía decir que uno era Tute.



También dejó muchos libros, era un tipo muy prolífico, tanto en la narrativa literaria como en el humor de sus historietas. El solía decir que los más grandes elogios o comentarios que podía escuchar era que alguien le dijera “me cagué de risa con un chiste tuyo”, porque se había propuesto la misión de un humorista, que es hacer reir.



Misión: Cumplida.

 Alejandra Altamirano Halle 

"El hombre de la raya" de Juan Sasturain.

Hay un hombre que tiene algo de gendarme por su obsesión en la custodia de los límites y mucho de marinero en su revoleo simbólico de la banderita de colores. Sin embargo, su nominación más frecuente pone el énfasis en la condición judicial de su profesión, algo excesivo y lejano del original inglés -cuándo no- que lo rotuló sintéticamente, lo asoció a su caminito: lineman, “hombre de la raya”, sencillamente.

Pero ese “liniman” de la tribuna se transforma, por imperio del torpe engolamiento del medio pelo argentino en pomposo “juez de raya” o “juez de línea”. Se le concede un estado tribunalicio, correspondiente al ascenso del árbitro al grado de “máxima autoridad”, que nada tiene que ver con su inicial función equilibradora de los bellos tiempos en que cada equipo “ponía un liniman”, esa especie de control partidario para compensar eventuales y habituales bombeos.

Sin embargo, desde Joe María Muñoz, el nombrador, ese movimiento de seudojerarquización del “liniman” se compensa equívocamente con una manganeta verbal de sentido inverso: la metonimia fulgurante de reducir el hombre a un palito y un cacho de trapo. Porque si alguien alguna vez cristalizó la forma que asimilaba barcos a velas, el relator de  América fue mucho más lejos con su identidad lineman-banderín, a lo que agregó la especificación aparatosa que bifurca y cierra la clase de los marginales de la línea: amarillo/solferino.

El ambiguo status del lineman se manifiesta en toda su crudeza a través de esa dualidad: el hombre está vestido de negro cual sobrio magistrado pero lleva el estigma carnavalesco de la banderita de colores. Y ahí está también el doble destino. Porque aunque le duela, su función es más afín a la del chancho inspector que a la del togado de Tribunales. Más claro y definitivo: el lineman es, para la jerga popular, un alcahuete. Y eso es intolerable.

De su función alcahueteril proviene la marginalidad. ¿Alguien observó que el lineman está fuera de la cancha? Tangente con el campo y la tribuna, el hombre de la banderita mira con los mismos ojos del espectador -desde afuera- pero colabora con la visión desde adentro. Además de alcahuete es traidor, el único hincha de un equipo indeseable de uno, el árbitro.

La condición trágica del lineman se sintetiza en esa no pertenencia esencial. La línea de cal es una frontera por la que se pasea con los tigres atrás y el domador adentro. No tiene salida ni entrada: el lineman está a priori condenado y el botellazo o proyectil que lo voltea sólo reafirma una situación esencial, un destino de vapuleo.

¿Cómo se llega a lineman? ¿Qué oscuro entrecruzamiento de factores o condicionamientos pone a un hombre entre la espada y la pared, entre el insulto y el deber? Hay trabajos socialmente “sucios”, desde verdugo a recolector de residuos, en los que se autoconfinan los desesperados o aquellos que alguna oscura culpa quieren lavar entre la mugre y la sangre. Pero el lineman…Un hombre que toma el bolso al mediodía de un sábado para ir a la cancha de Victoriano Arenas a correr al trotecito entre el pasto ralo de una frontera que no merece atención ni cuidado, es un enfermo. Convaleciente del Deber, fugitivo de alguna Culpa, desertor de un teatro vocacional que conservó la indumentaria del Hamlet y le sacó las puntillas y le rebanó las calzas para desnudar muslos blandos en una pasarela de oprobio, el juez de raya es un hombre absurdo que se le escapó a Camus del inventario ejemplar.

Empujado por una mujer gritona o un hijo demasiado gordo; petiso para abanderado de granaderos, haragán para memorizar códigos o convencer a una mesa examinadora, el lineman detenta la bandera y una ley con dos artículos: out ball y offside. Construir con esos poco elementos un mundo significativo, una identidad, son síntomas del funcionamiento de un mundo gobernado -no en términos futbolísticos sino explícitamente políticos- por países jueces brutales e incapaces que distribuyen faules y goles desde el centro de la cancha y del Imperio, mientras los lineman de la periferia levantan alternativamente una u otra bandera.

Personaje clave de una geopolítica barata y de cabotaje, partenaire en una ceremonia ritual que lo desprecia, el juez de raya trota hacía ninguna parte, deja sus obras completas en los suplementos deportivos de cada fin de semana. Un destino marginal, de serie y ropa negra.

Juan Sasturain
"El día del arquero", Ed de la Flor, 1986.


El antiequipo de la semana.

Arriba: Daniel Angelici  (Presidente de Boca, figuretti, destructor de eses, vedetonga); Rodolfo D’Onofrio (Presidente de River, Palcoless, Vedetonga, ranchando en el vestuario); Jerome Boateng (Defensor alemán, hombre nudo, descaderado)

Abajo: Teo Gutiérrez (Jugador de River, tomador compulsivo de taxis, expulsable, demente); Periodismo (Vendehumo, marcadores personales, hinchapelotas); Daniel Osvaldo (Jugador de Boca, fumador, tribunero, golpeador de puertas de autos de periodistas); Gallarruabarrena (Perdedor del clásico, ganador del clásico)

Selección.
Pasó una semana del último antiequipo y en el medio dos superclásicos. El del torneo fue para Boca y el de la Copa Libertadores fue para River. Sin embargo la imagen del primer superclásico no fue ni la del festejo de Pavón o de Pablo Pérez, fue la de Rodolfo D’Onofrio ranchando en el vestuario con lo’ pibe’ de la Comisión.  La cosa es que Rodolfo fue con la CD y algunas personas más para el palco asignado pero no había suficiente lugar corte re careta el Angelici, entonces el Rodo se fue con los guachos a ranchar al vestuario trasca que nadie le atendió el celu al Rodo, son re gato lo de la CD de Boca, uno antichorro perro, pero una foto re cheta se sacaron pal feis el Rodo y lo guachines de la comisión, meta vino meta sustancia. En fin, la foto en pocos minutos recorrió todo twitter de ida y vuelta y varios se mostraron indignadísimos por el trato a la comisión de River. Pero Daniel Angelici lejos de hacerse el boludo o de pedir disculpas se plantó y arremetió acusando a su par de River de querer dar lastima para que se hable de eso y no de la derrota de River. Una pelea digna de vedetongas. Luego antes del superclásico por la copa se reunieron y limaron asperezas puertas adentro, pero claro para las cámaras fueron como Moria contra Carmen Barbieri.

Con solo un movimiento Lionel Messi logró dos cosas: Descaderar a Jerome Boateng y que David Luiz deje de ser el defensor más bulleado del mundo para que lo sea el alemán. Todo futbolero o no futbolero se enteró de esta sentada de ojete que se comió Boateng, lo pasaron millones de veces. Y como si este “bowling” mediático fuese poco, desde el miércoles al pobre le caen en forma de diluvio memes, videos y hasta un tema musical… pero nunca falta el antifiesta que diga “Cárguenlo lo que quiera pero levanto la última copa del mundo” y ahí es cuando te dan ganas de hacerle 850 memes, por hijo de puta nomas.

Teófilo Gutiérrez estuvo bajo la atenta mirada de todos en los dos superclásicos. En ambos partidos dio que hablar: en el primero por lo desaparecido y en el segundo por su expulsión. El colombiano en el Boca- River del domingo estuvo más desaparecido que la letra S del vocabulario de Angelici y Ruggeri. Salvo un pase a Sánchez que termino en el travesaño, no hizo nada. Era más fácil que Stevie Wonder encontrase a Wally a que tocase una pelota. En el superclásico por la Libertadores tenía la responsabilidad de hacer algo, lo que sea. Si bien se lo vio más activo que los trabas que se morfa Chávez, tuvo algunos manos a mano con Orión y no logro el gol. Pero cuando el partido ya estaba terminado, apareció el viejo y querido Teófilo Gutiérrez, aquel que se hacía expulsar y se iba en taxi. Pobre Teo, si desaparece porque desaparece, si aparece porque aparece.

Y esta semana se vivió un nuevo round entre Daniel Osvaldo y el periodismo. Al parecer al Dani “Rock” lo encontraron fumando y le sacaron una foto, porque por lo visto es muy amante del humo. Si fuma ¿Es malo? Claro que sí, para su salud pero no está haciendo nada malo. Obviamente bajaría su rendimiento físico, etc. Es un problema de él (a la larga también del hincha si no mete goles, no rinde y bla bla bla). No vamos a defender a Osvaldo pero en cualquier momento vamos a ver un titular con “Osvaldo cagó un tereso de 350 gramos en una estación de servicio y no tiro la cadena. Fotos exclusivas”; “Habla el tereso de Osvaldo: ‘Me dejo abandonado’. Fotos exclusivas”. Eso por un lado, por el otro, un fotógrafo lo siguió cuando el jugador se iba hasta su casa. Claro, lo marco como Desabato y Osvaldo también se calentó. Se bajó del auto a las puteadas y le abollo una puerta. Claro, más tarde le pidió disculpas y aviso que le iba a pagar el arreglo del auto. Rockers eran los de antes vieja.

En la Página andan diciendo:

— ¿Che, a quien ponemos a Gallardo o a Arruabarrena?

—Pone a los dos

—No hay lugar, ya están todos, a lo sumo podemos agregar uno ¿Y si volvemos a poner 11?

—Paja, a uno hay que poner…

—Va a quedar como el orto si ponemos solo a uno

—Ponemos a Arruabarrena, perdió el clásico más importante

—Todos los clásicos son importantes, hasta los de reserva.

— ¿Cómo salió el superclásico de reserva?

—Qué sé yo ¿Qué soy, Varsky? Pone a Gallardo entonces, perdió por más goles.

—Si ponemos a Arruabarrena nos van a acusar de gallinas como a Delfino, si ponemos a Gallardo nos van a acusar de bosteros como a Maglio

— ¿Y si ponemos a ambos en un único cuerpo?

—Va a quedar como el culo…

Suplentes:

Arsenal (Huérfano)
Nueva Chicago (Ultimo)
Ramiro Funes Mori (Burro pateador, karateca)
Pablo Pérez (Escupidor, ChinoBenitezista)
Fernando Gago (Termo friolento, Lesionado crónico)

Lo que nos dejó el superclásico de ida por la Copa Libertadores

A estas alturas por las redes sociales ya circularon las mejores imagenes sobre algunos de los acontecimientos del partido de anoche, algunas fueron muy buenas. En esta ocasión les dejamos solo cinco imagenes, porque tal como lo dijimos antes, lo mejor ya esta circulando por las redes sociales...
  
Teo y un inexplicable vicio...

Guerra de pollos.

La humildad de los grandes.

Terrible patada de Funes Mori.

Pal' feis

Las mejores frases de Niembro de River Plate 1 - Boca Juniors 0 (Octavos, Copa Libertadores, ida). Tercera parte

07 de Mayo
Octavos de Final. Copa Libertadores. Partido de ida.
Parte 3 de 3 de frases.



Problemas con Mammana.




Niembro seguía con probelmas con Mammana





¿De qué te ponés contento?

 Yo la verdad es que no te entiendo Cacho, la verdad que no te entiendo. Ni a vos, ni a todos aquellos que van a una cancha. O a esos hincha...


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