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"El loco Cansino". De Roberto Fontanarrosa.

Para que usted tenga una idea de qué tipo de futbolista era ese muchacho, le cuento que jugaba llorando. Pero no le digo llorando porque protestaba o porque se la pasaba quejándose a los árbitros o esas cosas que nos han dado a los argentinos la fama de llorones, no.

El Loco Cansino lloraba en serio, con lágrimas, desconsoladamente, mientras llevaba la pelota. Yo lo he visto. Parece algo digno de risa pero créame que era una cosa bastante impresionante. Cómo decirle... angustiante.

Cansino entraba a la cancha muy serio, no sé si concentrado o qué, pero usted lo veía serio, el ceño fruncido, con la vista perdida sobre el césped, parecía que no se fijaba ni en los adversarios ni en la gente que había ido a la cancha. Y le aseguro que por ese entonces iba muchísima gente a la cancha de Sparta, muchísima. Porque tenía un equipazo. Jugaban el Gringo Talamone, el Negro Oroño, Sebastián Drappo, que después fue a Racing, la Garza Olmedo, que era el arquero, y otros más que ahora escapan a mi memoria pero que ya me voy a acordar.

Pero la figura, la figura, era Cansino sin duda alguna, el Loco Cansino. Y mientras el partido iba bien, digamos, mientras no fueran perdiendo, Cansino se mostraba normal, calmo, tranquilo. Jugaba ahí, en su punta, participaba poco del juego, la pedía de vez en cuando, al estilo de los viejos punteros derechos, que no se movían de al lado de la raya. Hasta daba la impresión de ser un poco frío, de no interesarle demasiado el partido.

Pero si los rivales hacían un gol, se ponían en ventaja, ahí Cansino se ponía a llorar.
No le voy a decir que se ponía a llorar de golpe, de repente. Pero era una cosa como que entraba a hacer pucheros, a aspirar aire, a fruncir la cara, y ya la gente empezaba a prestarle más atención a él que al partido porque sabía que Cansino se iba a largar a llorar.

Era una cosa bastante dramática, permítame que le diga. Bastante dramática.

"¡Aguante, Cansino! ¡No es nada, Loco, ya van a empatar, no llores!" lo alentaban desde la tribuna, porque a la gente le daba no sé qué verlo así, tan sentido. Pero se largaba a llorar nomás, como los chicos. Y le cuento que Cansino, cuando pasó por Sparta ya andaba cerca de los 30, debía ser un muchacho de 28, 29 años.

Le juro que entonces, ya perdiendo uno a cero, se venía para el medio, era como que no podía esperar a que la pelota le llegase a la punta. Se venía para el medio y empezaba a conducir el juego, pero no dejaba de llorar, desconsoladamente lloraba, daba pena verlo pobre muchacho. Era algo desgarrador mirarlo correr con la pelota, levantando la cabeza para localizar a sus compañeros, saltando sobre las barridas de los rivales y llorando a moco tendido, la boca abierta, colorado por el esfuerzo, las venas del cuello hinchadas a punto de reventar.

Lo notable es que los árbitros no sabían cómo tratarlo, no hay en el reglamento ninguna regla que estipule que un jugador no puede jugar llorando. Que no pueda insultar, sí, está contemplado, o gritarle al referí, bueno, vaya y pase (o como ahora que no está permitido seguir si un jugador está sangrando), pero nunca el reglamento dijo algo sobre un jugador que llorara. Lo dejaban, entonces.

Me acuerdo que hubo un arbitro muy grandote, el Inglés Mackinson, que la primera vez que lo vio así trató de consolarlo porque él mismo, Mackinson, ya tenía los ojos enrojecidos, vidriosos. Vio usted que hay gente que cuando ve llorar a otra persona, llora también. Paró el partido y le habló, agarrándolo de un hombro, paternalmente.

Pero no hubo caso, Cansino se contuvo un momento, tratando de aspirar hondo para cortar los sollozos; apenas reanudado el juego empezó de nuevo a pucherear y enseguida volvió al llanto.
Se imagina que a la hinchada de Sparta la cosa mucho no le gustaba porque era motivo de la risa de las otras hinchadas. De las risas y de las cargadas. Si hasta llegaron a decirles " los llorones" a los hinchas de Sparta, por causa de Cansino.

Por otra parte, en esos momentos era cuando Cansino, desesperado por el resultado adverso, podía conseguir los milagros más conmovedores, futbolísticamente hablando. Era ahí cuando se hacía dueño de la pelota y podía dar vuelta un resultado con una facilidad asombrosa. Gambeteaba de a cuatro, de a cinco rivales, hacía jugadas que yo, después, no he visto hacerlas a nadie, podía dar vuelta un partido él solo aunque fuera perdiendo por 3 ó 4 a o (cero).

Después, cuando Sparta lograba empatar, Cansino ya se calmaba. Casi ni gritaba el gol del empate, le digo. Se abrazaba con sus compañeros, eso sí, y se limpiaba los ojos con la manga de la camiseta. O con un pañuelo mugriento que siempre llevaba en la media. En ocasiones los mismos árbitros le alcanzaban un pañuelo y en una oportunidad lo vi secarse los ojos con el banderín del córner luego de lanzar el centro que determinó la paridad en el marcador.

"Escaso nivel de resistencia ante la adversidad", así me lo definió el doctor Suárez una vez que le pregunté, preocupado, por el caso de Cansino. Porque, indudablemente, como periodista deportivo del matutino "Democracia", el caso me interesaba.

Consulté a Suárez, asimismo, y ya en otro orden de cosas, si había alguna condición física, alguna anomalía incluso, que generara esa capacidad que Cansino tenía para la gambeta. "A veces se presenta una distorsión congénita -recuerdo perfectamente que me dijo el doctor Suárez, médico del Sparta- que genera una apreciable diferencia entre un hemisferio del cerebro y el otro, lo que produce en el paciente una distinta captación del tiempo y el espacio. Esto, en algunos casos, motiva una distinta relación en el equilibrio, y es por eso que Cansino puede intentar algunas cabriolas, o recuperar la vertical en una forma totalmente imposible para el resto de los mortales".

Alguna explicación de ese tipo debía de haber porque era insólito lo que hacía este muchacho en la cancha. La ley de gravedad no parecía existir para él y a veces uno sospechaba que tenía un radar de ésos que tienen los murciélagos dada su capacidad para no chocar contra los objetos sólidos. Pasaba entre una multitud de piernas, zigzagueando, sin tocarlas, cambiando el ángulo de su carrera a medida que lo iban bloqueando, modificando incluso su volumen corpóreo como si fuese líquido, como si fuese de mercurio, en procura de evitar los choques.

Era, por supuesto, imprevisible, y por eso le decían "El Loco". Podía arrancar, de pronto, hacia su propio arco, como si hubiese perdido el sentido de la orientación, como esas tortugas que ante explosiones atómicas han perdido la brújula genética que les indica dónde se encuentra el mar. O, de repente, llegaba hasta la línea de fondo y echaba el centro hacia el lado de afuera de la cancha, estrellándolo contra el alambrado. Para no contar las veces en que, de repente, se iba de la cancha, murmurando cosas, hablando solo, hasta meterse en el túnel.

Nadie se animaba a decirle nada porque, por sobre todas las cosas, Cansino era muy manso, muy buen muchacho, muy dócil. Le digo esto porque un par de veces yo fui a hacerle alguna entrevista a los entrenamientos y me atendió con mucha cordialidad. Pero, eso era cierto, se le notaba que no era un muchacho muy normal. O, digamos, yo ya comencé a percibir que, en él, se estaba desencadenando lo que después terminó como terminó.

La primera vez que le hice un reportaje fue acá en el centro, en el Hotel Italia, donde él paraba. Recuerdo que nos sentamos a tomar un café y me esquivaba la mirada. Otro detalle que recuerdo perfectamente, porque me impresionó mucho, fue que transpiraba. Transpiraba muchísimo, y era pleno invierno. Yo le hice una pregunta y no me contestó, no me contestó nada.

Había empezado a mirarme con cierta molesta fijeza. Pensé que no me quería contestar aquella pregunta que ya no recuerdo pero que, sin duda, era una pregunta absolutamente convencional y tonta, como ser dónde había nacido o cosa así. Intenté entonces con otra, que tampoco me contestó. Opté por una tercera, ya francamente incómodo e inseguro: considere usted que yo era un pibe de poco más de 20 años. A la quinta pregunta, Cansino modificó un poco su postura en la silla, me señaló su oreja izquierda y me dijo: "Hábleme de este lado, porque no escucho nada con el otro oído". Yo le había estado hablando sobre el oído sordo.
De ahí en más pude hacerle la entrevista y me encontré con la sorpresa de que era un hombre muy culto. Me habló de los inconvenientes que debe superar un joven de clase trabajadora para acceder a los primeros niveles en el orden del deporte, del fino y personalizado trabajo artesanal que hay en la confección de una pelota de fútbol, del elevado porcentaje de lactosa que se encuentra en un litro de leche de vaca y de la reconstrucción de la ciudad de Constantinopla luego de haber sido destruida por la Cuarta Cruzada a los Santos Lugares.

Era un poco errático en materia de conversación, lo admito, pero muy interesante. Lo del oído lo comenté después con el doctor Suárez y él me corroboró que ese tipo de disminución auditiva influía en gran medida en el sentido del equilibrio, tema que ya habíamos tocado en relación con la gambeta. Había algo inconexo en él; debido a eso, había un quiebre del equilibrio o de la inercia que lo hacía imprevisible.

En aquel campeonato regional del año 37, gracias a Cansino, Sparta se prendió en las primeras posiciones, cosa que nunca había conseguido. Pero a medida que se acercaba la definición del campeonato, la conducta de Cansino se hizo más y más extraña. Nunca se mostró agresivo o violento, pero siempre daba la nota con algún detalle fuera de lo común o medio raro. Salía a la cancha, por ejemplo, con una toalla rodeándole el cuello, como si recién se hubiera bañado. Había referís que se la hacían quitar, otros se hacían los distraídos, pero no era un detalle que pasara desapercibido pese a que le estoy hablando de una época en que los árbitros dirigían con saco y, a veces, los arqueros usaban sombrero, pero sombrero de fieltro, funyi.

Por esa época, Cansino empezó a escuchar voces, afirmaba que escuchaba voces que le hablaban en otros idiomas. Y lo que era más raro, las escuchaba en el oído sordo. En Sparta lo tenían entre algodones, preservándolo para la final, especialmente el ingeniero Wernicke, el presidente del club. Wernicke, muy preocupado, me decía: "Yo fui el que lo traje al club. Y cuando lo contraté sabía que le decían "El Loco", como se les dice a tantos wines derechos, pero no sabía que era loco de verdad".

Hacía bien en preocuparse Wernicke, quien además quería mucho a Cansino. En la semana previa al partido final contra Deportivo Federación, Cansino empeoró. Lo encontraron una noche caminando desnudo por las terrazas en la manzana de la pensión donde vivía. Dijo que estaba entrenando. O caminaba por calle Córdoba señalando con dedo índice hacia el cielo, vocalizando como si hablara pero sin emitir sonido. La gente no le decía nada porque lo reconocían. Lo reconocían porque andaba siempre con la camiseta de Sparta puesta, debajo del saco y la corbata.

Dos días antes del partido me enteré que lo habían llevado a un manicomio. Una cosa muy mesurada, hecha bajo cuerda para que no tomara estado público, pero con la intención de que lo trataran, lo sedaran, procurando que para el domingo estuviera bien. Un tratamiento rápido, por supuesto, de shock se diría ahora.
El sábado lo fui a ver, con una curiosidad más humana que periodística. Le estoy hablando de una época en que había menos canibalismo periodístico, no existía esa compulsión hacia los escándalos y las noticias rimbombantes. De ser así... ¿cuántos periodistas hubieran dado lo que no tenían para disponer de una primicia como la que yo sabía, revelada por el propio presidente del club?

Me fui a Oliveros, entonces, donde había por entonces, una pequeña casa de reposo, de salud. Y ahí estaba Cansino. Le habían hecho un tratamiento de electroshock que le había chamuscado casi todo el pelo. Él tenía un pelo bastante mota, renegrido y, cuando yo llegué, todavía le humeaba. Se imagina usted que, por esos años, no había un cabal conocimiento del manejo de la energía eléctrica y esos tratamientos se hacían un poco a lo bestia. Le conectaban unos alambres, le humedecían la ropa para que hubiera una mejor transmisión de la corriente y ahí le sacudían. Cuatro, cinco veces, las que fueran necesarias. El doctor que estaba a cargo del establecimiento me dijo que también le habían suministrado unas inyecciones de láudano, tilo y mercurio, para tranquilizarlo. También me contó que indudablemente la práctica del fútbol había empeorado la disfunción mental de Cansino, aquella descoordinación entre un hemisferio cerebral y el otro, de la cual me había hablado Suárez.

"Cada vez que este muchacho va a cabecear, y cabecea -me dijo-, el cimbronazo del impacto descoloca un poco más la armonía entre un hemisferio y el otro, haciendo más grande la grieta entre ambos".

De todos modos, la verdad es que Cansino lucía tranquilo, calmo. Se paseaba entre los otros pacientes con una sonrisita por esa especie de parque que tenía la clínica. Me reconoció enseguida y fue muy cordial conmigo. Me dijo que iba a jugar al día siguiente, que estaba perfecto. Me preguntó si yo sabía idiomas, porque creía reconocer la voz mía entre las voces que solía escuchar, habiéndole en portugués. Le dije que no, que lamentablemente sólo hablaba castellano. Incluso en un rasgo de sensatez me consultó cuál sería la formación del equipo de Sportivo Federación al día siguiente, y si había llegado al país en el dirigible Hindenburg. Ahí la pifiaba feo porque Federación era un club de acá nomás, de Roldan. Pero no lo encontré mal, dentro de todo.

Al día siguiente, el domingo, fui a la cancha. Había un gentío impresionante. Era la final, creo que ya le dije. Y el Loco Cansino salió con el equipo, lo que provocó una algarabía enorme entre la hinchada de Sparta porque algo había trascendido sobre su internación y había rumores de que no iba a jugar. Humeaba un poco, todavía, o al menos así me pareció a mí, pero también es posible que haya sido ese vapor que se desprende de los jugadores cuando están transpirados por el calentamiento previo y salen al frío del invierno.

Eso sí, lo noté algo descoordinado en los movimientos. Se hizo la señal de la cruz -yo no sabía que era tan católico- tocándose la frente, un hombro, una cadera, la rodilla derecha y el otro hombro. Luego se le producía un estremecimiento facial, una contracción como la que ocurre cuando uno bebe algo muy ácido. Pero estaba bien.

La cuestión es que empezó el partido y Federación metió un gol, así nomás, de arranque. Y, por supuesto, curado o no curado, contenido o no contenido, el Loco se largó a llorar, lo que produjo la burla, la cargada, el sarcasmo de la hinchada rival que había llegado en buen número.

Era algo contradictorio porque, como ya le he contado, Cansino lloraba y metía pierna como el que más, trababa más fuerte que ninguno y gambeteaba a cuanto rival se le cruzara. Sin embargo, todo su esfuerzo fue en vano. Cerca del final del primer tiempo, Federación metió el segundo gol. Era más equipo, buscar otras explicaciones sería faltar a la verdad. Más equipo. Empieza el segundo tiempo y el Loco estaba desatado.
Lloraba y metía centros, lloraba y pateaba al arco, lloraba y eludía a los adversarios. Cerca de los 20 minutos hizo una jugada bárbara y se metió en el arco con pelota y todo: 2 a 1.

En eso, yo, que estaba agarrado al alambrado, cerca de los palcos para la prensa y las autoridades, entre el griterío de la gente escucho una sirena. Me doy vuelta y veo llegar, por detrás del estadio, una ambulancia, a toda velocidad. Enseguida entran al estadio un par de enfermeros, con el médico que yo había conocido en la casa de salud de Oliveros y se dirigen corriendo hacia el palco del ingeniero Wernicke. Me acerco, entonces, a riesgo de que me consideraran un entrometido. Y escucho que el médico le cuenta al ingeniero que Cansino había matado a uno de los pacientes de la clínica. Se suponía que lo había degollado con un vidrio durante la noche, pero había escondido el cuerpo bajo la cama de su propia habitación y los enfermeros recién lo encontraron al mediodía, cuando a Cansino ya le habían permitido volver a Rosario para jugar el partido. Según el médico, había que encerrarlo de inmediato porque era muy peligroso.

Yo vi la cara del presidente y comprendí de inmediato el intenso conflicto emocional que lo invadía en esos momentos. Cansino era fundamental para alcanzar el empate que les permitiría consagrarse campeones. Le pidió, entonces, le rogó, al médico, que le diera a Cansino diez minutos más de libertad. El médico accedió, en parte porque le gustaba el fútbol, y en parte porque estaba esperando la llegada de la policía para dominar a Cansino.

Diez minutos después, exactamente diez minutos después, Cansino hizo otra jugada extraordinaria y le sirvió el gol al Valija Molina, un nueve grandote que era muy bruto pero que siempre la empujaba adentro. Molina hizo el gol y, automáticamente, toda la hinchada de Sparta invadió la cancha, para festejar.

Fue lo que aprovecharon la policía y los enfermeros, junto con nosotros, para correr hacia donde todos los jugadores de Sparta celebraban apilados: una decisión providencial, creo. Cuando llegamos hasta la montaña de jugadores, debajo de dos o tres de ellos, Cansino, rojo, desencajado, estaba estrangulando a Sturam, al petiso Sturam, el cuatro de su propio equipo con un alambre de enfardar.

Se le tiraron encima los enfermeros, los policías y hasta el presidente mismo para contenerlo. Después la prensa, desinformada, acusó a la policía de parcialidad manifiesta por unirse en el festejo de la conquista. Lo cierto es que, en el remolino de gente, lo agarraron a Cansino entre muchos y se lo llevaron para el túnel.

El partido no pudo reanudarse, había mucha gente dentro de la cancha y en realidad faltaban nada más que dos minutos. Entre la algarabía de la hinchada, yo escuché las sirenas de las ambulancias y de la policía alejándose. Fue la última vez que pude ver a Cansino. El club notificó luego que lo habían vendido a Montevideo, hubo trascendidos de que se había retirado del fútbol. Pero lo cierto es que nadie supo nada más de él.
Quedó como un héroe, eso sí. Vaya usted y pregunte a los viejos hinchas de Sparta por el Loco Cansino y todos se van a llenar la boca de elogios hablándole de él. Yo estuve tentado un par de veces de irme para Oliveros porque tenía la sospecha de que lo habían vuelto a encerrar allí. Pero vio cómo son estas cosas, va pasando el tiempo, uno se ocupa de otras cosas, y al final no va nunca. Pero... qué wing derecho era el Loco... Qué wing derecho.

Roberto Fontanarrosa

El Antiquipo de la semana (21/02 al 28/02)

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Arriba: Gerardo Martino (Entrenador del Barcelona, cuestionado, odiado por la prensa española); Marcos Rojo (Jugador fetiche de Sabella, paquete de yerba, bolsa de papas, preso político); Carlos Reinaldo Merlo (Entrenador de Racing, cabulero, desilusionado); Matías Almeyda (Entrenador de Banfield, Pepguardiolista, bajonero); Diego Pozo (Ex arquero de la Selección Nacional, extraditable)

Abajo: Ramón Díaz (Entrenador de River, cuestionado); Teófilo Gutiérrez (Delantero de River, pistolero, cuestionado); Omar De Felippe (Entrenador de Independiente, remador profesional); Barras brava (Termos violentos); Jonathan Fabbro (Jugador de River, colgado); Julio Grondona (Patrón del mal).

Selección
No fue una semana fácil para Gerardo Martino. El entrenador del Barcelona además de soportar la presión de la prensa española, tuvo un traspié en la liga y perdió la punta. A pesar de que el equipo culé se encuentra a solo tres puntos del Real Madrid y que tiene un pie en los Cuartos de la Champions League, la prensa española ya le salió a buscar sucesor, los cuales van desde Luis Enrique a Jürgen Klopp pasando por Diego Simeone. Se supo que la dirigencia blaugrana quiere renovarle hasta el 2015, sin embargo los medios deslizaron que el “Tata” habría pedido ciertas condiciones.

El jugador fetiche de Alejandro Sabella, Marcos Rojo, tuvo un quilombito judicial y quedo imputado en una causa por lesiones graves y amenazas. Al parecer, Rojo le habría partido en la cabeza una botella a Juan Pablo Gómez, "causándole lesiones en su cara, cuerpo y antebrazo", y también a Juan Pedro Céliz. El tema es que si Rojo vuelve a la argentina no podría salir del país. La algarabía se hizo presente en muchos hinchas argentinos, quienes piden a gritos que lo convoquen a Rojo para el próximo amistoso que se realice en la Argentina. Luego de esta noticia, los equipos de Brasil, Alemania y España hicieron llegar su rechazo a la justicia argentina.

Y Racing parece que no levanta cabeza. Desde que goleo a Colón de Santa Fe que no gano más. Perdió tres partidos y empato con All Boys. Los murmullos en contra de “Mostaza” Merlo ya comienzan a elevarse y el mismo entrenador salió a aclarar que “no piensa dar un paso al costado”. Si bien Racing no está comprometido con el promedio, lo que se le endilga al director técnico es que los jugadores no le responden, a pesar de que haya hecho un buen torneo de verano.

Volvió a perder Banfield, el conjunto de Matías Jesús Almeyda perdió contra Sportivo Belgrano el domingo pasado y luego contra Gimnasia de Jujuy. Ambos encuentros los perdió faltando no más de cinco minutos de juego. Al entrenador le critican los últimos cambios que viene haciendo. Si bien al “pelado” no le reprochan nada —recordemos que Banfield esta primero cómodo en el Nacional B—, Defensa y Justicia ya arrimo el bochín y se puso a tres puntos. Sin embargo, en una semana dejo escapar una chance inmejorable de alejarse a ocho puntos del segundo, que es Defensa y Justicia, a quedar a tan solo tres puntos. A pesar de ello, el cuarto equipo está a 10 puntos del Taladro, pero no hay olvidar el bajón que tuvo el equipo del alumno argentino de Guardiola durante la primera rueda, bajón que le permitió a Defensa estar puntero un par de fechas. Y justamente uno de los tres que hasta ahora estaría ascendiendo es el Independiente de Omar De Felippe. Pero la cosa no está bien en el rojo. El empate ante Aldosivi había dejado un sabor amargo, sin embargo luego perdieron Banfield y Defensa, por lo que el empate no fue del todo malo. Pero la cosa es que contra Atlético Tucumán se comió una verdadera paliza. El conjunto tucumano le gano en todas las líneas y hasta pudo hacerle más goles. Obviamente, la gente comenzó a impacientarse y le dieron duro al equipo, que a pesar de estar tercero, no encuentra el rumbo.

Diego Pozo, ex arquero de la selección argentina del mundial 2010, también tiene quilombos legales. El hoy arquero del Rangers chileno tiene pedido de la justicia paraguaya: ordenaron su captura internacional por unos incidentes con la policía hace dos años, cuando Colón se enfrentaba a Cerro Porteño por la Copa Sudamericana. Partido que término con incidentes entre jugadores, policías e hinchas. La justicia de Paraguay parece ser que compite con la justicia argentina para ver cuál es más lenta…

River no la está pasando bien y Ramón Díaz ya está siendo cuestionado. El pasado domingo cayo por tres a uno contra Colón y al riojano lo “mataron” por el sistema defensivo que utilizo. La cosa no termino ahí, ya que Ramón se calentó con los jugadores por la poca actitud que tuvieron en dicho enfrentamiento. Si bien El torneo recién empieza y River está a 5 de los punteros, la gente se impacienta. D’Onofrio ya dijo “diplomáticamente” que si Ramón no le ve salida, seguramente dará un paso al costado. Muchos le critican que al entrenador le dieron los gustos en cuanto a los refuerzos de la “etapa Passarella”, recordemos como Ramón hincho las bolas por Jonathan Fabbro, jugador que hoy está colgado y que ya no será tenido en cuenta. Hecho por el cual su hermano y representante putea por Twitter, al igual que lo hizo su hermana tiempo atrás. Otro jugador que no le rindió al riojano es Teófilo Gutiérrez, durante el partido mencionado anteriormente, el delantero fue cambiado en el entre tiempo luego de que Emiliano le diga: “Dale Teo corre la concha de tu madre”, ante la parsimonia del jugador. Dicen que ahora lo van a colgar por esta “pelea” con Emiliano, quien se peleó con más delanteros que Schiavi en toda su carrera.

Esta semana fue baleada la casa de  Oscar Ferreyra, hasta ese momento presidente de Los Andes. Luego él y toda la Comisión Directiva renuncio, dejando al club en una acefalia. El tema de la violencia con los barras no es nueva y el ex presidente de los “mil rayitas” dejo una frase que es algo que todos ya sabemos: "La AFA y la política miran para otro lado". Como si fuese poco, Julio Grondona confirmo esto último, cuando un periodista le pregunto sobre los barras bravas. "Qué tiene que ver la autoridad de AFA con esto. Hacete cargo vos. Ustedes son parte", fue la respuesta de don Julio, obviamente mirando para otro lado.


Desde la AFA afirman que en la lucha contra los barras, a lo sumo se estaría logrando un empate arreglado o una derrota indigna.

No le consta. La política de Grondona
con los barras. 
El tema de los barras brava fue nuevamente el tema de la semana. Luego de la agresión recibida por el ahora ex presidente del club Los Andes, en donde le balearon el frente de su vivienda, lo cual desencadeno en la renuncia de toda la comisión directiva, otra vez los violentos estuvieron en el ojo de la tormenta. Para colmo de males el mismo Grondona al ser interrogado por un periodista sobre el tema, respondió con un lacónico: "Qué tiene que ver la autoridad de AFA con esto. Hacete cargo vos. Ustedes son parte", dichos que rebotaron inmediatamente en todo el periodismo. “No me consta” dijo un periodista con bigotes sobre los barras. A priori no aparece ninguna política que solucione el tema de la violencia en el fútbol. “Estamos trabajando en el tema de los barras, de momento la única idea que se nos ocurre es reconocerle algún que otro campeonato amateur ganado por los barras, con este método solucionamos la cagada que nos habíamos mandando con los tres campeones en una temporada, habría que ver si funciona acá” comenta por lo bajo un miembro de la AFA.
Sin embargo desde la AFA afirman que las políticas de seguridad cambiaran, como por ejemplo que aquellos barras que estén involucrados en incidentes no podrán viajar al Mundial de Brasil. “No es que la AFA se rasque las bolas con el tema de la violencia en los estadios. La lucha contra los barras esta, el tema es que hasta ahora solo hemos obtenidos derrotas dignas frente a los violentos. Aunque si uno lo ve con optimismo también puede ser considerado un empate arreglado, puesto que muchos dirigentes usan a los barras para provecho propio” se sinceriza un dirigente de la AFA, quien no da su nombre por temor no a los barras, sino a Don Julio.

El análisis de la Fecha 4 del Torneo Final «Nietos recuperados 2014» - Copa Raúl Alfonsín. Segunda parte

Por Virgina (*) 
Hola hermosos televidentes. Raramente he visto fútbol, pero me han llamado para que analice la mitad de esta fecha ¡qué lindo! El futbol es hermoso, no sé bien como se juega pero es un deporte maravilloso. Con todos esos chiquilines corriendo atrás de una pelota, tan tiernos, tan hermositos ellos, los niños. Antes de empezar a analizar esta particular fecha, voy a leerles una cartita que me llego. “Hola, Soy Fernando ¿Sabes porque te escribo? Porque le quiero contar al mundo que me siento feliz, me siento seguro, porque tengo Travel eis asistans”. Ay pero que belleza, Fernando se siente seguro y protegido, que lindo la verdad, porque nosotros también estamos protegidos por el amor, por lo maravilloso de esta vida. Qué lindo ¿No? Ahora mientras me tomo este cafecito con usted, vamos a repasar la hermosa fecha número cuatro.

La hinchada de Boca coreaba el apellido Bianchi. Pero qué lindo, hermoso escuchar el cariño de la gente para con su ídolo. Que linda es la gente. Dicen que hay internas en la barra de Boca, pero no me parece. Son todos muy simpáticos, mírenlos con sus bengalitas, con esas facas brillantes dispuestas a dar ternura ¡Que hermoso! Pero además de los cantitos a favor de Bianchi hubo un partido de futbol y los chicos se divirtieron mucho. Estudiantes venia primero, seguramente habrá hecho los logros necesarios para afrontar esta vida plagada de durezas. Boca necesitaba ganar porque dicen que a Bianchi le faltaba oxígeno, a veces la vida te pone en esos contratiempos en donde necesitas respirar, donde te sentís abrumado, pero con amor todo se soluciona. Los niños de Boca jugaron mejor en el primer tiempo ¡Como se divertían! Qué lindo es ver a la juventud reírse. Cuando parecía que el primer tiempo moría apareció Gigliotti, que lindo chico, para poner el uno a cero sobre estudiantes. Pero que belleza ver a todos los hinchas de Boca tomándose cariñosamente sus partes púdicas celebrando el gol, maravilloso realmente. En el segundo tiempo, porque como todo en la vida, hay una segunda oportunidad en la vida, llego el segundo tiempo. Donde Boca jugo mejor pero no pudo hacer un gol más, Estudiantes tampoco. Entro Riquelme y todos lo mimaron, que lindo que la gente se quiera, como decía Roberto Galán, que buen tipo era Roberto, que Dios lo tenga en la gloria. Y así gano Boca mis amiguitos. La Cartita: Me escribe Walter de Banfield, me dice que él no habla de Boca pero que Riquelme pudría el vestuario. Ay pero estos chicos no cambian más jeje.

Mis amigos, llegó el turno del partido de Colón y River. Tengo muchos amigos en Santa Fe, algunos de Colón y otros de Unión, siempre se dicen cosas feas ambos como “los vamos a matar” y otras cosas, pero no son malos, lo dicen de picaros que son. Gano Colón tres a uno. Dos golcitos de Graciani y uno de Carlos Luque ¿Tendrá algo que ver con Leopoldo Jacinto? Que monono era Leopoldo, con sus bigotes, nosotras las chicas nos derretíamos por él, era un churro bárbaro. El gol de River lo hizo Cavenaghi, un lindo el chico, algunos lo tratan de gordito, pero no lo es, es grandote el niño, no hay que decir que la gente es fea o gorda, todos tenemos nuestras diferencias que nos hacen único. River jugo mal y Colón aprovecho todas las fallas defensivas de River que salió con una línea de tres, me dicen acá en una cartita. Hay que aprovechar todo en esta vida, como hizo Colón con la defensa de River, porque si uno no aprovecha puede ser que el tren no vuelva a pasar. Ahora Ramón Díaz está en la cuerda floja, que bárbaro este Ramón, con todos los líos que tiene encima, se va a hacer equilibrio. La Cartita: Me escribe German de las Islas Cayman, me pone que está de vacaciones allí por tiempo indeterminado pero desde allí manda saludos. Qué lindo que la gente se vaya de vacaciones y se acuerden de los que están acá. Muy lindo lo tuyo German, desconéctate de los problemas de acá por un rato y si volves ya podes enfrentar todos tus problemas más descansado.

Otro equipo que está comprometido con el descenso gano. Qué lindo que la gente se comprometa ahora en estos tiempos. La gente ya no se compromete, no se casa, por eso es muy lindo que estén comprometidos, aunque sea con el promedio. En frente estaba Rosario Central, del querido Roberto Fontanarrosa y el negro Olmedo. Que Dios lo tenga en la gloria. Fue un lindo partido, esos llenos de sorpresas, como la vida misma ¿Cuanta veces vamos por la vida y esta nos aguarda sorpresas? Así como Castellani sorprendió tres veces a Caranta. Que belleza de goles, maravillosos cada uno de ellos. Y así el Tomba se aleja del último puesto de la tabla de los promedios, como aquel galán en Casablanca se aleja de la protagonista, película que vamos a ver a continuación. La Cartita: Nos escribe Martin de Capital Federal, me dice que desde que no le renovaron el contrato en Godoy Cruz  se tuvo que poner a vender gaseosa. Qué lindo que la gente pueda comerciar gaseosas por la tele, maravilloso.

Empataron ambos equipos, muy justo, porque a veces es lindo poder compartir puntos, porque no todo en esta vida es ganar o perder. No hubo goles, pero igual los chicos se divirtieron. La Cartita: Vamos a leerle una cartita que me envió Josecito, ay qué lindo chico. “Virginia, miro todas las tardes pues siempre me encuentro al recontra pedo en el banco de Tigre”. Me cuenta este muchacho. Pero que chiquilín más hermoso. “Ahora parece que me voy a Argentinos Juniors, esperemos que el banco de suplentes sea tan cómodo como el de acá. Besos Virginia”, cierra su carta José. Si Josecito, esperemos que puedas seguir mirándome, un beso amoroso.


Otro empate mis queridos amigos, que lindo cuando los equipos reparten puntos, hay que quererse más entre todos y repartirnos más cosas. Muchos goles, que lindo cuando los jugadores hacen goles, muy hermoso, maravilloso. A los 20 segundos ganaba Gimnasia, porque al que madruga Dios lo ayuda y el que madrugo fue el lobo, que lindo el lobo, muy hermoso todo. El gol lo hizo Correa ¡Ay cuantos Correas que hay en el futbol argentino! Muy lindos los chicos por cierto. Licht iba a poner el 2-0 y parecía que Gimnasia se quedaba con los tres puntos, pero así como la vida te da sorpresas, Belgrano también, Lollo iba a poner el 2-1, que lindo Lollo, maravilloso gol y maravillosa historia. En el segundo tiempo lo iba a empatar Velázquez, compartieron puntos, una historia maravillosa. La Cartita: Que lindo ver los rulos de Troglio al viento, maravilloso. Hermoso que la gente pueda tener rulos y mostrarlos al mundo, que bello.

(*) No muchacho, no sea tarambana, no es la Virginia posta, es una parodia.

El análisis de la Fecha 4 del Torneo Final «Nietos recuperados 2014» - Copa Raúl Alfonsín. Primera parte

Por Sanfilippo (*) 
Se jugó la fecha cuatro. Generalmente siempre le digo a principio de torneo —o sea durante las primeras cinco fechas— que el periodismo es recontra híper súper re mufa. Miremos esto, Racing arrancaba bien contra Colón, goleándolo. Lo dieron como candidato al título, después no gano más. Está bien, Racing se mufa solito pero el periodismo lo empujo más. Fíjese Olimpo sino, hacia no se cuanta fechas que no perdía, empezaron a hablar de ello y ¡pum! Olimpo no gano más. Al Banfield de Almeyda lo mismo, que era la máquina del sur, que era el nuevo Guardiola, no va y vuelve a perder contra Sportivo Belgrano. Colón y Godoy Cruz que ya estaban “descendidos” por el periodismo, hoy están allí arriba. Pero la cosa es que ahora están hablando de esos dos equipos y lo van a mufar. Después muy injustamente lo tildan de piedra a uno ¡Pero por favor! A Bianchi y a Ramón lo mufaron ustedes los periodistas. Está bien que tanto Ramón como Bianchi trajeron una sarta de troncos como refuerzos, pero el periodismo contribuyo bastante. El año pasado casi no tuvimos campeón, pero claro mi viejo. Estos cagatintas se pusieron a hablar de San Lorenzo y Tinelli, del gran juego de Newell’s y Lanús y hasta el último minuto no teníamos campeón. Claro, después lo ven al mejor del mundo en la tele, a Sanfilippo, y se tocan un huevo. Váyanse a la puta que los pario, mufas.

Partidazo mi viejo, partidazo. El primer gol del partido vino a los 21 minutos, centro que Pereyra Díaz la mando al fondo de la red tras un excelente centro de Benítez. Hubo que esperar solo dos minutos para ver otro gol, en este caso el empate de Vélez. Zarate iba a marcar un lindo gola tras una asistencia perfecta de Cabral creo que fue. Qué lindo partido, más lindo que ver a mi suegra yéndose de vacaciones sola. Se armaba el partido y Vélez, tanto como Lanús iban al frente. Sin embargo fue el conjunto granate el que iba a poner el segundo gol. Allione salió mal, la agarro Benítez y definió fuerte y cruzado. 2-1 para el local. En el complemento Vélez fue a buscar el empate pero a los 10 minutos, una contra letal de Lanús puso las cosas 3-1. La agarro Benítez y definió estupendamente solo. Pero el fortín no se rindió y fue así que Emiliano Papa puso el segundo para Vélez. Ahí nomás el conjunto dirigido por el Turu Flores se fue al humo pero choco contra una defensa granate bastante sólido y un Marchesin que sacaba toda. Así se fue el partido que termino con alto voltaje. La Figura: El Turu Flores está engordando más rápido que el Turco Asad.

Otra final por el promedio. Fue un partido duro, ríspido. Empezaron a estudiarse ambos equipos en el terreno de juego, pero All Boys tomo prueba sorpresa y Olimpo no había estudiado, ya que a los cinco minutos, hubo un centro pasado que Careaga no pudo cabecear. La pelota le quedo a Battion que le pego mal, de tan mal que le dio fue un pase a Careaga quien definió bien. Así ganaba All Boys. Después el juego se empezó a tornar bastante duro. Parecía Irak por la violencia desplegada. En el complemento, Olimpo intento el empate sin éxito, no hubo mucho más. La Figura: Ladino, el defensor merece un Martin Fierro a ala actuación, fue con los dos pies par adelante y todavía pregunta porque lo amonestaron, eso sí fue a la pelota, a hacerle pelota la pierna al rival.

Otra vez perdió Racing. Esta vez el que le gano fue Arsenal. Desde el arranque que el conjunto de Sarandí controlaba el partido. Racing estaba más lento que una vieja en un cajero automático. Fue un primer tiempo con muchos goles, bah todos los goles se hicieron en este primer tiempo. A los 16 comenzó ganando Arsenal con un gol de Echeverría. Centro de tiro libre de Carrera, le da Echeverría, la saca Villar. La pelota queda boyando, los defensores de Racing mientras estaban compitiendo para ver cuál era más lento. González Pirez la mete y se la deja a Echeverría que define ante un Saja estático. Pese a esto Racing empato enseguida. González Pirez se había mandado una mano en el área y Saja cambio el penal por gol. Parecía que Racing la iba a pelear pero a los 22 minutos, Arsenal lo devuelve a la realidad. Centro de un lateral por intermedio de Nervo, la peina Furch y aparece solo Carrera para meterla, bah en realidad no estaba solo, estaban los defensores de Racing, al recontra pedo. Pasa que como los jugadores del metegol, si alguien no los mueve no hacen nada. Así Arsenal puso el segundo. Y a los 38 puso cifras definitivas, otra vez la defensa de Racing marcaba peor que calza de gorda y Furch la mejor. Luego Arsenal pudo poner el cuarto, pero Zelaya que le tenía bronca al travesaño, estrello un penal allí. El segundo tiempo estuvo de más. La Figura: ¿Merlo se puso en bolas para cambiarse la camisa o para ponerse en igualdad de condiciones que su defensa?
El futbol es así. Podes venir bien y en todos los partidos te viene saliendo todo. O podes venir mal y no te puede salir ninguna. Bueno el primer ejemplo es Rafaela, el segundo Newell’s. Y en este partido a quienes no le salían una, les salió todo y quienes venían saliéndole todo bien, no le salió ninguna. A los cuatro minutos ya ganaba la lepra con un gol de Milton Casco, ya a los ocho minutos Fabián Muñoz metió el segundo de cabeza. En menos de diez minutos todo lo que no le había salido a Newell’s desde aquel lejano clásico contra Central, le salía todo. Pero la crema ligo un penal cuando la bestia de Heinze le dio a Albertengo. Vera lo cambio por gol y Atlético Rafaela parecía que se le venía al humo, como mi señora cuando vengo tarde a la noche. Pero Newell’s lo controlo bastante bien y así se terminó el primer tiempo, en el complemento el conjunto rosarino volvió a hacer eje en el ataque. Figueroa primero y Maxi Rodríguez después pudieron haber estirado la distancia, que recién llego a los 11 minutos. Un golazo de Figueroa, pase a Muñoz quien se la devolvió con un lujo y Figueroa la mandó adentro. Fin del pleito y faltaba bastante todavía. A los dos minutos de descuento, la agarró Tonso en una corrida monumental, se la dejo a Maxi Rodríguez que estampó el 4-1 final. La Figura:  Ahora Berti paso a ser el sucesor de Guardiola para el periodismo, no hace una semana que lo mataban, mamita querida.

Volvió a ganar San Lorenzo, aprende Pizzi. Siempre te banque Bauza si te critique y te putee es porque quería que reacciones para que cambies, tonto. Partido más duro que Karina Jelinek aprendiendo física cuántica. Fue trabadísimo el primer tiempo. Quilmes salió a jugar su partido, trabando hasta con la chota. Caruso Lombardi quería ganar este partido si o si para demostrarle a “Dibu” Lammens que se había equivocado. Como les decía, el primer tiempo fue bastante friccionado, trabado, luchado. Hubo algún que otra acción de riesgo pero nada muy profundo. En el complemento San Lorenzo llego a meterle un poco más de presión a Quilmes y así llego al único tanto del partido. Piatti. Se la llevo Correa lo hizo revolcar al arquero que casi se la saca, pero Angelito se la dejo a Piatti y este la empujo. Después Quilmes salió a buscar con todo al ataque, pero choco contra Torrico. La Figura: Sin ninguna duda lo que dijo Caruso Lombardi luego de la derrota: "Vinieron con el faso en la mano y un vaso de whisky a contar cuántos goles hacían", Caruso ya puede hacer un libro de aforismos viejo, tiene más frases que José Narosky.

(*) No pibe, no sea tarugo, no es el Sanfilippo de verdad, es una parodia.

¿De qué te ponés contento?

 Yo la verdad es que no te entiendo Cacho, la verdad que no te entiendo. Ni a vos, ni a todos aquellos que van a una cancha. O a esos hincha...


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