Slider[Style1]

Style2

Style3[OneLeft]

Style3[OneRight]

Style4

Style5

Pequeñas noticias comenzando diciembre

Se sortean los grupos del mundial

Seguramente el grupo de la muerte sea el de Argentina y el grupo de la vida eterna sea el de Brasil.

Los candidatos a ganar el mundial son Brasil, Argentina, Alemania, España. Pero los que ya ganaron fueron los contratistas que inflaron los costos de la construcción de los estadios.

Julio Comparada fue un pionero en eso de inflar costos y no terminar la construcción de un estadio.

Se define también con cuantas cuotas vas a terminar engrampado cuando compres un televisor para ver el mundial.

Se termina el Torneo Inicial.

Se define si Pizzi la pechea.

Se define si Berti la pechea.

Se define si pechean Pizzi y Berti.

Y si, ya comenzaron las publicidades mufas acera de la selección.

Contradicción: En el 2010, Messi era un pecho frio ricachón. Hoy están todos con el culo a cuatro manos por su lesión.

Termina el Show del Fútbol y Alejandro Fantino se despide del programa para no volver. Se cree que la contaminación ambiental disminuirá en un 500% para el año que viene.

Harían cambios en el Fútbol para Todos., y no serían los cambios de nombres que generalmente le hacen Julio Ricardo y Marcelo Araujo a los nombres de los jugadores.

El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan once contra once, donde siempre gana Alemania y los jugadores de Boca siempre se lesionan.

“Humo que no has de vender, déjalo correr”. Proverbio Carusiano.

Una buena de los dirigentes de All Boys: Con la transpiración de Ricardo Rodríguez se ahorran en tener que regar el césped.

¿Ya renuncio Luis Segura a la presidencia de Argentinos Juniors?

¿Cuál es la diferencian entre Mauro Icardi y Mariano De La Canal, el fan de Wanda? Uno es un mediático que se la pasa haciendo ridiculeces para llamar la atención de Wanda y del público. El otro fue un participante del reality Soñando por bailar.

Javier Zanetti y Ryan Giggs nos van a enterrar a todos.

De tan dibujado que esta el balance de River, la firma del auditor debería ser de Matt Groening.

Grondona quiere hacer un megatorneo largo de 30 equipos, va a durar más que la apertura del programa de Fantino.

¡Qué embole se debe pegar el topo de la CIA encargado de espiar a Sabella!

La gestión Lerche se llevó todo de Colón, hasta seis puntos.

No se olviden de Funes Mori



Mes homenaje a Fontanarrosa: Sexta entrega de chistes sobre fútbol.

Seguimos con el mes homenaje a Roberto Fontanarrosa en la pagina, en esta edición les traemos algunos chistes sueltos de su pluma, generalmente publicados en la contratapa y luego en primera pagina del diario Clarín. Como bien dijimos cuando arrancamos este homenaje, iremos publicando chistes y dibujos suyos ligados al mundo del deporte —sobre todo de fútbol—, esta es la sexta entrega y la última.











Más detalles del "Mes homenaje" acá.


Los últimos “salileros”, de Roberto Fontanarrosa.

Nos persiguieron, señor, nos persiguieron. Mismamente que animales, no que cristianos. Nos echaron de todas partes, señor, nos quitaron todo. Usted nos ve ahora así, débiles y desparramados, señor, pero los salileros supimos ser fuertes.

Claro, no estábamos aquí, estábamos en otra parte, lejos de aquí. Y era un gusto vernos en los domingos de fiesta, señor, cuando había partido. ¡Así de gente los carros y los camiones llenos de salileros hacia la cancha! Con estos colores, señor, los que usted ve en la vincha. Y la cancha, señor. No sé si había alguna mejor en todo el país, vea lo que le digo, no sé si había alguna mejor. Y venían Boca y River y también San Lorenzo y se iban humillados, señor. Los grandes decían que eran, señor, los grandes, pero de ahí se iban con la cola entre las piernas. Y era una fiesta eso, señor.

Ahora nadie se acuerda de los salileros nadie se acuerda de cuando éramos fuertes y llenábamos de banderas y trapos las canchas. Nadie se acuerda, señor. Ni saben por qué nos llamamos "salileros", señor, ni eso recuerdan las gentes. Venían River o Boca o San Lorenzo con esos equipos bárbaros y cuando se venían al ataque todos nosotros gritábamos " ¡salíle! ¡salíle!" a los nuestros, para que les hicieran cara, señor. Por eso nos decían los "salileros".

Ellos se venían con esas estrellas famosas que salían en las figuritas y en las tapas de "El Gráfico", señor, una vez por año venían, y ahí, en nuestra cancha se hacían pequeñitos, así quedaban los pobrecitos cuando nos veían a nosotros en las tribunas repletas, que cuando me acuerdo me vienen lágrimas a los ojos señor.
Y siempre la justicia en contra. Siempre la justicia en contra. Como no podan con nosotros los porteños, nos ponían los jueces en contra. Nosotros éramos buenos, señor, buenazos. Gritábamos nomás, a grito pelado, para alentar a los nuestros. Alguna piedra de vez en cuando, también, cuando ya veamos que la injusticia era muy grande o los contrarios muy superiores. Esa es la verdad, señor. A nadie le gusta verse humillado en su propio campo. Pero nada más que eso. Y empezaron a perseguirnos, señor. Siempre los jueces en contra, nos penalizaban, señor. Nos echaban jugadores por pavadas, señor. Y los linieres, señor, cierro los ojos y veo todavía esas banderas amarillas o solferinas levantadas, señor, porque alguno de los nuestros había invadido terreno prohibido. ¡Terreno prohibido, señor, si la cancha era nuestra! La habíamos ido levantando nosotros mismos, con esfuerzo señor. Con sacrificio. Era nuestro orgullo. Siempre los porteños persiguiéndonos. Es cierto que degollamos a Candelo, señor. ¡Pero ellos habían quebrado a Solibarrieta! Candelo, el juez Candelo Permítame que escupa señor. Y al domingo siguiente tuvimos que ir a jugar a otra cancha porque nos habían suspendido la nuestra. Por ahí cerca, pero en otra cancha. Y también hubo lo porque los salileros ya estábamos enojados, señor, muy enojados. Nosotros somos buenos, pero la injusticia era mucha. Los porteños nos perseguían, señor, como a animales. Nos provocaban para que nosotros más nos enojamos señor y más nos castigaran. Al Junín tuvimos que ir a jugar después señor. Daba pena, le juro, ver esa caravana de hombres, ancianos, mujeres y niños, en carros y camiones, yendo hacia el Junín para seguir los colores de nuestro equipo señor, los mismos que usted ve en esa vincha, señor. Con un frío terrible y la lluvia. Con los abuelos, con enfermos, con los perros. Le pegamos a un linier en Junín, señor, un infame, y de ahí también nos echaron, también de ahí. ¿Adónde íbamos a ir a jugar, señor, adónde íbamos a ir?

Cada vez ramos menos, castigados por la policía, por las cárceles, los salileros cada vez ramos menos. Los más viejos se fueron quedando en el camino, por esos caminos, cansados de seguir la divisa. Y perdimos la divisional, señor, la perdimos, nos fuimos a la "B", que no es deshonra, señor, pero no es lo mismo. Los tiempos de gloria se habían alejado de nosotros señor, nos habían dejado de lado.
Y siempre la justicia en contra señor. Siempre en contra. Nos castigaban por cualquier cosa, por pavadas señor, por tonteras. De la "B" también bajamos, señor.

Ya ni cancha teníamos para jugar, nada era nuestro. Algunos de los muchachos jugaban descalzos, señor, tan, pobres éramos. Y casi nadie para alentar, sólo un grupito, chico. Las otras hinchadas se aprovechaban, señor, y nos pegaban, nos corrían, nos humillaban. A nosotros a los salileros, que habíamos sido fuertes y poderosos y que cuando gritábamos todos juntos no dejábamos que se escuchara ningún otro canto, señor. No nos perdonaban el haber sido fuertes, señor. A la "C" nos fuimos señor, pero ya no teníamos más ganas de pelear, ni jugadores, ni cancha, y ramos un puñadito los que alentaban, señor. Cada vez más lejos de nuestras tierras, cada vez menos parecidos a nosotros mismos. Si hasta el color de las camisetas se había borrado con el tiempo, señor, con las lavadas, con el tierras de los potreros inmundos donde teníamos que ir a jugar, señor, nosotros, que habíamos sabido del césped verde y el olor del césped verde recién cortado, señor.

Y aquí estamos, señor, para que cada tanto venga alguien como usted para investigamos como a animales raros. Los últimos que quedamos, señor. Los últimos salileros. Los porteños nos persiguieron mucho, señor. Muy mucho nos persiguieron. Si hasta los domingos nos quitaron, señor. Hasta los domingos.

Roberto Fontanarrosa.

Más detalles del "Mes homenaje" acá.

"El cielo de los argentinos", de Roberto Fonanarrosa.

-¿Conseguiste?

-Conseguí –dijo el Sordo, mostrando las hojas de lechuga que se asomaban del paquete de papel de diario.

-¿Buena?

-De primera. Mirá. La voy a lavar.

-O dásela a Dora –dijo Telmo, mientras acomodaba las brasas, frunciendo la cara frente a un estallido de chispas-. Total...

-¿Qué apuro hay? –acordó el Sordo, mientras seguía rumbo a la cocina.

-Qué apuro hay... –Telmo dejó el cigarrillo cuidadosamente con el fuego hacia fuera, sobre la mesada donde tenía la carne. Después tomó el vaso de vino blanco y bebió un par de tragos. En ese momento llegaba Hernán.

-Traje el vino, campeón –dijo, poniendo un par de botellas sobre la mesa del patio-. El mismo banco de la otra noche.

-¿Había? –preguntó Telmo, atisbando como un mecánico especializado entre los carbones.

-Sí. Iba a cambiar pero...¿para qué? Este es buenísimo...¿Te acordás?

-Sí, el torrontés de la otra noche...

-Liviano, fresco...

-Podés tomar cualquier cantidad, al otro día te levantás como si nada.

-Son vinos buenos... –se ufanó Hernán-. No como aquéllos que tomábamos...

-Uhhh...Pensar... Las cosas que nos hemos tomado... Y nos parecían buenos...

Hernán se sentó y prendió un cigarrillo, exhaló la primera pitada, relajado.

Miró hacia el televisor, encendido, sin sonido, ubicado sobre la mesita con ruedas, en la puerta de uno de los dormitorios, corrido hasta allí para que se viera desde el patio.

-¿Ya conectaron? –preguntó.

-Sí –dijo Telmo sin mirarlo-. Le saqué el sonido. Así no jode.

Se quedaron un instante callados. Desde la cocina llegó una risa compartida.

-Esta es la mejor hora –dijo Hernán, casi solemne.

-Esta hora es la gloria –aprobó Telmo, golpeando con el atizador una brasa rebelde-. ¿Sabés qué pasa, además, con el vino? Cuando vos andá bien de acá –se señaló la frente con un dedo- nada te cae mal... Cuando vos estás tranquilo despreocupado...

-Eso es verdad... Eso es verdad...

-Te cae todo bien hermano. Podés comer como una bestia, que después...

-Lo asimilás...

Volvieron a quedar en silencio.

-No estaría mal un salame ¿no? –aventuró Hernán, aburrido.

-Decile al Sordo que traiga –Telmo mira bajo la parrilla con la nariz arrugada, atisbando-. ¡Sordo! –gritó, sin dejar que Hernán se levantara-. ¡Traete un salamín, querés!

-Voy –se oyó desde adentro. Y el revuelo de las voces de las mujeres que se reían.

-Y algo de queso –agregó Hernán, gritando.

-Ya trae, ya trae –Telmo tomó un par de tragos de vino y se secó la transpiración con el brazo.
-¿Pan hay? –preguntó Hernán, precavido.

-Pero... ¡Cómo no va a haber, mi querido! –fingió enojarse Telmo-. No... No sé si hay pan... Fue a buscar Roque... El Roque fue a buscar...

Hernán se puso de pie y tomó las botellas de la mesa.

-Las voy a meter en la heladera –anunció.

-Mejor metelas en el congelador –aprobó Telmo-. ¿Es blanco, no? Metelas en el congelador. Y abrite una de las que quedaron de la otra noche.

Hernán partió hacia adentro.

-Oíme ... –lo detuvo Telmo-. ¿Te parece que ponga el resto de la merca?

Hernán frunció los labios, pensativo.

-¿Cuántos somos? –consultó-. Yo creo que con eso está bien...

-Tengo todo este vacío –señaló Telmo hacia la mesada.

-Yo creo que con esto está bien, Telmo... Es una barbaridad...

-¿Y viste lo que es este jamón redondo? Es merca de primera.

-No pongás el vacío. Si va a sobrar... Las mujeres comen poco...

-Pero ellas van a comer adentro, Hernán... Así no rompen las bolas durante el partido.

-Ah... Eso es bueno.

-No sé qué carajo van a ver en el otro televisor... Creo que sacaron una porno.

-No lo pongás, Telmo. Con eso hay de sobra.

-Por ahí lo pongo... Según como venga la mano... Mirá que el Roque morfa. ¿Eh? A ése no lo arregás así nomás.

-¡Bueno, como vos quieras...

-Total, si sobra... –dijo Telmo- al vacío lo podés comer al día siguiente, frío, que es riquísimo. Yo no sé si no es más rico frío, mirá lo que te digo...

-¡Eh! –asintió Hernán, yéndose-. Le sacás la grasa- hizo un gesto con la mano, horizontal, rebanando algo-. Y lo comés con pan...

-Mayonesa...

-Acá está el pan, acá está el pan, mi viejo... ¿qué andan protestando? –los dos se dieron vuelta ante el vozarrón de Roque, que tiró un paquete de pan sobre la mesa-. ¿Qué le pasa a ese televisor? –preguntó después, inquieto-. No me digas que se le fue el sonido...

-No lo toqués, no lo toqués que vos lo que tocás lo hacer cagar –dijo el Sordo, llegando con la picada-. Telmo le sacó el sonido para que no rompa las bolas...

-¿Y a vos no se te podría sacar un poco el sonido, digo yo? –preguntó el Roque-. Un rato, para que no hablés tanto al pedo. Una idea ¿no?... ¿Preparaste el salame? ¿trajiste el vermouth? ¿No ves que no servís ni para tirar flit, vos, sordo puto?

-Te lo traigo ahora pero después no me vengás a romper las bolas durante el partido porque...

-¡Ah! –dijo el Roque de repente, desinteresándose de su amable diálogo con el Sordo-. Hay que poner un plato más en la mesa...

Telmo, Hernán que volvía y el Sordo lo miraron.

-¿Quién viene?

-El Pepe.

-¿El Pepe? –exclamaron todos al unísono.

-El Pepe, en persona...

-El Pepe... ¡Qué raro! –se ensombreció la cara de Telmo.

-Pero...Si estaba bien.

-Roque se encogió de hombros y se metió en al boca un pedazo enorme de pan con salame.

-¿No lo habías visto vos, antes de venirte, y estaba bien? –le preguntó Telmo a Hernán.

-Sí. Pero hace ya como tres meses, no te olvidés...

-Sí, pero...

-¿Algún accidente? –preguntó el Sordo.

El Roque se volvió a encoger de hombros.

-No sé, Sordo... Yo te digo lo que me dijeron...

-¿Quién te dijo?

-En la puerta de entrada... Ya debe estar viniendo para acá...

-Mirá vos... –Hernán se rascó una mejilla, pensativo-. Pero... ¿el Pepe andaba mal del bobo o una cosa de esas? Nunca me...

-¿Qué se yo, Hernán? –casi se enojó el Roque, con la boca llena-. No es necesario andar mal del bobo ¿no? Mirá yo... Estaba fantástico también... ¿Y?

-Bué... –suspiró Telmo, volviendo su atención a la parrilla-. Será bienvenido.

-¿Acaso no te alegra que venga el Pepe? –preguntó Roque.

-¡Nooo! ¡Por favor! –se ofendió Hernán-. Encantado de que venga Pepe. ¿Cómo no voy a tener ganas de verlo? Por favor, me cago de gusto... no interpretés mal, Roque... Te digo, nomás...

-Por eso.

-¿Sabés qué? Hacemos la fiesta completa con Pepe...

-Además, es futbolero... –agregó Telmo, enjugándose una gota de sudor que le irritaba el ojo-. No va a venir a rompernos las bolas con que quiere ver ballet... o un concierto.

-Como nos pasó con Parola.

-¿Qué Parola?

-El guitarrista del negro Acuña, que lo invitamos una vez a comer un asado y rompió las bolas porque no le gustaba el fútbol.

-Y... –abrió los brazos, el Sordo-. Yo lo conocí de allá y no sabía.

-Con el Pepe, no.

Sonó el timbre.
-¡Ahí está! –saltaron los tres al unísono.

En efecto, era Pepe. Entró un poco cortado, tímido quizá, pese a la confianza. Como confundido. Hubo abrazos, palmadas, hasta alguna lágrima. Le acercaron una silla, le pusieron un vaso de vino en la mano, le ofrecieron salame, queso, pan y hasta unos pimientos en vinagre que había traído Angelita.

-Llegás justo, Pepín –le dijo Telmo, volviendo a su reducto junto al fuego.

-¿agregaste el vacío? –se preocupó Hernán.

-Llegaste justo porque... –Telmo miró a Hernán-. Sí, lo agregué –tranquilizó-. Porque ahora tenemos Penarol y River.

-¿Penarlo y River? –preguntó Pepe, aún un poco ido, como absorto, mirando hacia todas partes, ubicándose.

-Claro, papá –dijo Roque, sin dejar de comer-. Y mañana tenemos el Bayern y Manchester United... Y pasado... ¿Pasado qué teníamos?

-Box –gritó el Sordo desde adentro-. La pelea por el título.

-La pelea por el título –sonrió Roque ufano-. Los medianos welters.

-El negro que ganó las otras noches y... No sé qué otro... Un nigeriano...

-Y así todas las noches. Todas –informó Roque-. No hay una sola en que no tengamos nada para ver.

-Y...Acá se agarra todo –dijo Hernán, que también se había sentado y estaba descorchando el blanco.

-Che Pepe, Pepín... –sonrió Telmo-. Y de pedo no te encontraste con el Charro...

-¿Qué Charro?

-El Cahrro Moreno. Le habíamos dicho que viniera a comer, y a ver el partido.

-¿El Charro Moreno? –se asombró Pepe-. ¿El de River?

-Y claro, papá...El otro día vino Angelito.

-¿Qué Angelito? ¿Labruna?

-Sí. Vino a ver... vino a ver... –dudó Telmo-. No sé qué partido vino a ver.

-Con el que nos cagamos de risa fue con Fidel –dijo Hernán-. Con Fidel Pintos.

-¿Fidel Pintos?¿Estuvo acá? –el Pepe no lo podía creer.

-Sentado ahí mismo donde estás sentado vos –aportó el Sordo-. Un fenómeno...

-¿Sabés a quién quiero traer yo? –dijo Hernán-. Digo... Algún día...

-¿A quién?

-A Carlitos...

-¡Ah! –se golpeó las palmas de las manos, Roque-. Mirá qué joda.

-Y que cante –siguió Hernán.

-¿Yo también quiero que venga, boludo! –dijo el Roque. Telmo se reía-. Mirá qué piola que sos. Todos. Pero no tiene ni una fecha libre el quía. Si todo el mundo lo invita.

-¿Carlitos? –los miró Pepe-. ¿Está acá?

-Todos están acá, querido –dijo Roque-. Acá te los podés encontrar a todos. A todos. El otro día vino un sobrino de Irigoyen.

-No... Pero yo a Carlitos lo quiero traer... –insistió Hernán, como atrapado pro una ensoñación.

-Ya va a venir. Ya va a venir –consoló Telmo-. Hay que agarrarlo con tiempo.

-Por otra parte , no es de hacerse el estrecho.

-¡Para nada! ¡Le gustan estas cosas! Y el fútbol le cabe...

-Hincha de Racing, además.

-Y los burros. Los burros más todavía.

-Por él soy capaz hasta de ver una carrera, te digo.

-A la que me gustaría traer es a la rubia... –dijo el Sordo-. La Marilyn...

-¿está acá? –preguntó Pepe.

-Y sigue buena –asintió el Sordo, con la cabeza-. Aunque sea para mirarla...

-Con esa mina te caga el idioma, Sordo –dijo Roque-. Como cuando vino el Fred Astaire...

-Para mirarla nomás, te digo, Roque.

-Después se arma quilombo con las mujeres.

-¿vino Fred Astaire? –el Pepe los miraba procurando detectar una broma colectiva.

-Pero a pedir una escoba. Pasa siempre –dijo Hernán.

-Baila con la escoba, Hernán –puntualizó Roque-. No te creas que es para barrer.

-Che Pepe... –Telmo se acercó hasta la mesa, se secó la transpiración con un repasador y empezó a pelar minuciosamente un pedazo de salame-. ¿Llegaste bien?

-Sí.

-¿Quién te recibió?

-No sé...Un pelado, de barba...

-¡Pedro! ¡Pedrito viejo nomás!

-¡Grande Pedro! –apretó un puño , Roque-. “costita”, le decimos...

-¿”Costita”? –Pepe lo miró. NO podía abandonar su tono melancólico.

-“Costita” –dijo el Sordo-. ¿Te acordás de Costa, ése que controlaba la entrada en “Mombasa”, que decía “éste sí, éste no”? ¡”Mombasa”, el boliche bailable!

-¡Ah, sí! –Esbozó Pepe una sonrisa triste-. Sí...

-“Costita” –se rió Hernán.

-Pepe... –requirió su atención Telmo-. Pedrito... –y le hizo un gesto de comer algo, con la punta de los dedos, unidos, hacia la boca.

-¿Medio manyún el pelado? –sonrió Pepe.

-Trolo. Dicen... –no se comprometió el Sordo.

-Estos hijos de puta... –Roque se reía-. Lo ven educado al hombre...

-Reputo, Pepe –afirmó Telmo, desde la parrilla. Se rieron.

-Che... –dijo el Sordo-. Pero... ¿te trató bien?

-Muy bien. Muy bien.

-¿No te manoteó el bulto? –preguntó Roque levantándose y caminando hacia el televisor.

-A los tipos los trata bien, querido –acotó Hernán-. A las minas, ni bola.

-No. Muy bien. Muy bien –insistió Pepe, respetuoso.

-No –dijo Telmo-. Nosotros jodemos, pero es macanudo el pelado.

-Macanudo.

-Y además –se puso serio Roque-. Incorruptible.

-Eso sí.

-Che –alertó Roque, que había elevado un poco el sonido del televisor- ¡Ya empezó!

Telmo se dio vuelta hacia el aparato.

-No, gil –dijo-. Esos son los goles del otro día. Los están repitiendo.

-Todavía falta como media hora –calculó Hernán mirando su reloj.

-¿Este es el partido por la Copa? –Pepe señalaba el televisor.

-Y claro, querido...

-Ah claro... Yo leí allá antes de venir...

-Por supuesto. Lo pasan en simultáneo.

-¡Si no vas a extrañar ni un carajo! –Roque palmeó a Pepe en la espalda, volviendo a sentarse.

-Che –Pepe perdió su vista en un punto lejano-. Y a los otros, a los capos...¿no ven a ninguno?

-¿vos decís además de Pedro?

-Sí.

-no. A nadie. Al menos desde que estoy yo por acá no apareció ninguno –dijo el Sordo.

-no rompen las bolas para nada –agregó Hernán-. Telmo se puso de pie y caminó hasta la parrilla, elevando la voz-. Y mirá que yo hace ya diez años que estoy acá, pero...para nada.

-¿Ni siquiera él...? –Pepe se pasó la amno izquiera por el mentón, hacia abajo, como quien estuviera alisando una larga barba. Hernán y el Sordo negaron con la cabeza, pero ahora serios, como si les pesara el tema.

-Siempre tranquilo, Pepe –dijo Hernán.

-Sale Peñarol –anunció el Roque, que no perdía de vista el televisor.

-Che –Telmo reclamó la atención-. Ya tengo los chorizos.

Hernán se paró y corrió algunas cosas d ela mesa, haciendo lugar.

-Le digo a Tere que traiga los platos –propuso.

-No... –desestimó Telmo-. Poné un palto nomás. Lo ponemos cortadito y picamos...

-Eso. Mientras vemos el primer tiempo.

-¿está Tere también? –preguntó Pepe, algo demudado.

-Es... No se puede mirar el aprtido y comer al mismo tiempo –dictaminó Hernán, muy serio.

-Y la tira la voy llevando despacito, así la comemos en el entretiempo –dijo Telmo.

-Che Hernán... –Pepe procuró que alguien le hiciera caso-. ¿Está Tere acá?

-Claro. Y Dora también.

Distribuyeron algún plato, los vasos, el Sordo trajo los cubiertos y no se dieron cuenta de que Pepe estaba lagrimeando.

-Ehhh –se percató, de pronto, el Sordo-. ¿Qué pasa, varón? –Hernán miró a Pepe y se acercó a apoyarle uanmano en el hombro.

-Nada –suspiró Pepe, aspirando hondo.

-¡Te acostumbrás enseguida! –Telmo, que se había dado cuenta de lo que pasaba, gritó desde la parrilla.
-A lo bueno uno se acostumbra rápido, Pepe. Ya vas a ver –lo palmeó Hernán.

-Sale River, anunció Roque.

-Es que... –un tanto avergonzado, Pepe trataba de recomponerse-. Me acuerdo de la Gallega... de los chicos...

-¿Cómo quedó la Gallega? ¿Bien? –dijo el Sordo. Pepe aprobó con la cabeza, aún confuso.

-No te calentés, Pepe –le sirvió otro vaso de vino, Hernán-. Por ahí, en un par d emeses, la tenés por acá –el Sordo y el Roque lo miraron como para matarlo-. Digo... –vaciló Hernán- ...tarde o temprano la vas a tener por acá. Y después, para siempre...

-Mirá yo –dijo Roque-. Yo vine antes que Clarita.

-Pero... qué se yo... –Pepe meneaba la cabeza, con lso ojos enrojecidos-. Los chicos... Vos no sabés cómo están las cosas allá...

-Ni nos contés cómo están las cosas allá –se rió, tratando de distender el momento, Roque-. No me quiero ni enterar. Otro día nos decís.

-Además tus pibes ya deben tener como 35 años ¿no?

-Ya era hora de que les dejaras de romper las pelotas –se rió Telmo. Pepe también se sonrió. Esto animó al Sordo.

-Tomá Pepe. Abrite la botella –le alcanzó. Pepe tomó el destapador y ese mínimo gesto pareció iniciar su real integración al grupo y al lugar.

-Acá están los sochoris –anunció, llegando casi al trote, Telmo.

-Vení, Telmo, sentate –pidió Hernán.

-Hacete amigo.

-Che –dijo Pepe, girando el destapador-. ¿Salchichitas criollas no tenemos?

Hernán se rió y lo palmeó fuerte en la espalda.

-¡Ya le gustó! –gritaba-. ¡Ya le gustó al cabezón! ¡Recién estaba hecho mierda y ahora está pidiendo salchichita criolla!

-Cabezón hijo de puta... ¡Recién llegás y ya empezás con las exigencias! –se reía Telmo-. No. No tenemos... A estos boludos no les gusta.

-Además –reconsideró Pepe, poniendo la botella sobre la mesa-. Me había olvidado de que a mi me cae para la mierda.

-Olvidate de eso, Pepe –aconsejó Roque-. Ya pasate por ésa. Acá es distinto cabezón.

-Pero... Oíme Pepe –el Sordo se acodó en la mesa en tanto, de reojo, comprobaba si la iniciación del aprtido le daba tiempo para iniciar un tema-. ¿Yo me equivovo o vos estabas bien? De salud, digo... Vos estabas de puta madre, -Pepe osciló la cabeza de un lado al otro mientras masticaba, dando a entender que no podía hablar con la boca llena. Lo esperaron en silencio.

-Estaba –alcanzó a decir, con los labios entrecerrados. Después chasqueó un par d eveces los labios y manoteó una servilleta de papel-. Estaba... –repitió, ya liberado del bocado-. Pero... vos no sabés lo que me pasó con el Emilio...

-¿Qué Emilio? ¿Tu socio?

-¡Emilio! –recordó, jubiloso, el Sordo.

-Sí –lo abarajó en el aire, Pepe-. No sabés cómo me cagó ese hijo de puta...

-¡no me digas?

-Me recagó...

-¿Emilio?

-Siempre fue medio cagador el Emilio –acotó Roque.

-Cagador y la fuga –completó Hernán.

-¿Sí? –se asombró el Sordo.

-¿No te acordás del quilombo que tuvo con el primo... –preguntó Roque- que le puso la chatita a su nombre y y...?

-Es que yo lo conozco nada más que de jugar al fútbol –se disculpó el Sordo-. Y...

-Ah... –reconoció Hernán-. Para la joda, macanudo... Pero no pongás un sope de por medio porque...

-Y... ¿qué pasó? –Telmo apuró a Pepe.

-Me hizo meter guita para comprar unas chapas. Mucha guita... Me hizo endeudar hasta la manija. Me dijo que era un negosio redondo. Que él había tocado a un par de puntos en la Gobernación...

-Siempre con esos negocios el Emilio...

-Y después resultó que no había comprado un carajo. Que todo estaba firmado pro mi... El se hizo humo, desapareció de la casa... Tuve que vender el negocio, el Citröen... -Pepe parpadeó varias veces, como si estuviera por volver a llorar-. ¿Para qué te voy a contar? Hasta último momento me bicicleteó de que todo estaba controlado, que había adornado a un oficial de justicia... Bueno... –todos escuchaban en silencio-. Llegó un momento en que el bobo no me aguantó más...

-¿Podés creer vos?

-¿Fue eso, entonces?

-Porque vos estabas bien –irrumpió, enérgico, Hernán-. ¿Habías tenido algún anuncio, algo?

-Nada. Diez puntos estaba...

-Pero mirá qué hijo de puta el Emilio –dijo Roque.

-Nunca me gustó ese tipo –agregó Telmo.

-Pero ¡te cuento! –se animó de improviso, Pepe-. Cuando salía para acá me enteré que había tenido un accidente...

-¿Un accidente?

-Con el auto... En Concordia, por ahí... Se estroló con el auto y se hizo mierda.

-¿Se mató?

-Decían que sí –Pepe se encogió de hombros-. Pero no me preocupé mucho en averiguarlo. Además, yo ya estaba viniéndome para acá. A mi ya me había cagado.

-Poné otro cubuerto –musitó Roque.

-¡No! –Telmo se reía-. ¡Tené la seguridad que ese por aquí no aparece! ¡Ese tiene otro destino, no acá!

-¡No1 –el Sordo, sarcástico, acompañó en la risa-. Empecemos a comer tranquilos que ése no viene. No lo vayamos a andar esperando.

-¡Che! –simuló enojarse Telmo, mirando el televisor-. ¡Cuándo carajo empieza ese partido?

-Están controlando los arcos –asesoró Roque, que nunca había dejado de vigilar la pantalla-. Hay gente adentro de la cancha. El referí no quiere empezar el partido. Quiere que la policía saque la gente...
-¡Lo que hay que sacar es la policía! ¡Sabés qué?

-Pero... Ya larga. Ya larga...

Sonó el timbre. Se miraron entre ellos.

-¿Quién carajo puede ser ahora?

-¡Justo que empieza el partido!

-¡Emilio! –abrió mucho los ojos Hernán, tratando de adivinar.

-El Charro... ¿No iba avenir el Charro? –se ilusionó el Sordo.

-No... Dijo que no podía –Telmo caminó decidido hacia la puerta. Hernán había acertado. Era Emilio. Ante el silencio general entró, tímido, con una sonrisa helada y triste.

-¡Muchachos! –se alegró casi infantilmente. Pero pocos le respondieron. Hubo alguna palmada amistosa, un “Qué hacés, Emilio” nada enfático. Todos miraron a Pepe, que permanecía sentado, un gesto un tanto duro en la cara. Emilio vio a Pepe y se acercó a saludarlo, pero se paró en medio del patio antes de llegar, frente a la actitud fría de su exsocio.

-Tenemos que hablar, Pepe –se disculpó-. Te juro que vos me interpretaste mal... –los demás miraban en silencio-. Vos no sabés lo que me jodió enterarme de lo tuyo... Me hizo mierda... Te digo más... Cómo tendría la cabeza con tu noticia que me hice bolsa con el auto ¿te enteraste? –miró a todos-. ¿Se enteraron?

-Nos dijo Pepe...

-Mirá cómo me habrá hecho de mal. No sabés cuántas noches hacía que no dormía porque yo te metí en esto... De total buena voluntad, Pepe...

Roque pegó una ojeada hacia el televisor. El árbitro se acercaba, balón entre las manos, prometedoramente, hacia el centro del campo.

-Che –pidió Roque-. ¿Por qué no hablan de esto después? Entre ustedes...

-No... Lo que pasa... –Emilio, con cara compungida, se puso una mano sobre el pecho-. Es que yo le quiero explicar, porque...

-Está bien, está bien –dijo Telmo-. Tenés razón... Pero acá ya pas´ó todo, querido... Discutir es al pedo. Otro día, más tranquilos, lo conversan entre ustedes y se explican todo... ¿no es así, Pepe?

Pepe despidió por la boca un torrente de humo de cigarrillo. No parecía muy convencido.

-Total –se anotó el Sordo-. Acá ya no van a resolver nada. Lo que pasó, pasó.

-Está bien –Emilio se acercó una silla-. Si ustedes lo...

-Tomate un vino –le sirvió Hernán.

-Ahora... eso sí... –el Roque, ya ubicado de frente al televisor, las manos en la nuca, dando espaldas a la mesa, le habló a Emilio-. Algún día nos explicás cómo mierda hiciste para que dejaran entrar acá. Porque...después de lo que hiciste...

-Con el pedigré tuyo, querido –lo del Sordo tampoco sonó demasiado agresivo.

-¿Viste el flaco, el de la entrada? –preguntó Emilio.

-¿Pedro?

-Ese... Le puse unos mangos.

Todos se dieron vuelta para mirarlo.

-Le tiré unas rupias –Emilio se encogió de hombros, disculpándose por la picardía-. Si no, acá, no pasa nada... ¡Si lo hacen todos! No voy a ser yo el único gil que...

-¡Ya estamos! ¡Ya estamos! –se revolvió, nervioso, acomodándose en la silla el Roque, observando al referí que levantaba su mano consultando a los lejanos arqueros.

-Ya estamos –dijo Telmo, sentándose también.

Roberto Fontanarrosa.

Se termina hoy el mes de noviembre y con él, este homenaje de "30 días" que le hicimos de homenaje, ya que nació un 26 de noviembre. Sin embargo, antes que termine el día estaremos publicando, otro cuento y un compilado de chistes sobre fútbol. Seguramente será hasta el año que viene, porque siempre tenemos una buena excusa para leer al "Negro".

Más detalles del "Mes homenaje" acá.

El antiequipo de la semana

Arriba: Dilma Rousseff (Presidenta de Brasil, complicada con la construcción del mundial); Alfredo Berti (Entrenador de Newell’s, ex puntero); Sergio Marchi (Secretario General de Futbolistas Agremiados, versero, vendehumo); Marcelo Araujo (Relator del pueblo, casi desempleado, errador compulsivo de nombres); Carlos Bianchi (Entrenador de Boca Juniors, dormilón); Ramón Díaz (Entrenador de River, padre generoso); Bebote (Barra de Independiente, termo).
Abajo: Daniel Angelici (Presidente de Boca, antiriquelmista, antibianchista, asesino serial de “eses”); Colón de Santa Fe (Club destruido económicamente, destrozado institucionalmente); Julio Grondona (Presidente de la AFA, hinchapelota, garca); Cristiano Ronaldo (Crack portugués, lesionado)

Selección
Brasil esta cada día más complicado en la construcción de los estadios. En la semana, uno de ellos, el “Arena Corinthians”, se derrumbó al caerse una grúa, lo cual provocó la muerte de dos obreros. Sin embargo el mayor escollo que tiene Dilma Rousseff, es el enorme sobreprecio con el que se están construyendo los estadios. La totalidad de los estadios costara más que los del mundial 2006 y 2010 juntos. 3.400 millones de dólares se gastara en la construcción de los mismos (Alemania y Sudáfrica costaron 2.900 millones), pero a esto se le suman las protestas por las desigualdades sociales.

Newell’s podía volver a la punta del torneo, donde estuvo la gran parte del torneo, ya que San Lorenzo había empatado contra Atlético Rafaela, pero volvió a desaprovechar otra chance más. El conjunto dirigido técnicamente Alfredo Berti hace seis partidos que no gana, justo cuando iba solito para el bicampeonato se cayó y hasta ahora no volvió a levantar cabeza. Seguramente, Berti luego de aparecer en esta sección ganara, tal como les paso a Perazzo y a Almeyda cuando lo metimos acá.

Fue una semana movidita para Sergio Marchi, el secretario general de futbolistas agremiados, estuvo en boca de todos. Se enfrentó directamente a la AFA por el tema del partido suspendido entre Colón de Santa Fe y Atlético Rafaela, salió a decir que si le daban por ganado el partido a Rafaela, comenzaría una huelga dentro del fútbol. La AFA rápida de reflejos tiro la pelota al lateral postergando el fallo de ese partido. Lo cierto es que según algunos jugadores, Marchi habría dicho que esta todo arreglado para “postergar el partido” ese día a las 20.30, cosa que no sucedió, porque tanto el árbitro como los jugadores de la “Crema” se retiraron del estadio. El que sigue sufriendo con todo esto es Colón de Santa Fe, equipo que fue azotado terriblemente por la dirigencia. "El presidente juró por sus hijos que nos iba a pagar. Nos dijo mentiras, mentiras y más mentiras. Tengo una bronca bárbara", dijo Ruben Ramirez. El tema es que los sueldos están atrasados y tanto los jugadores como los empleados del club tienen que vivir. Encima esta semana salió a la luz que a los chicos de la pensión no tienen ni para poder comer, y sobre llovido mojado, siete jugadores recibieron un aviso de desalojo de sus respectivos departamentos porque no se había pagado el alquiler. Ah, y ahora pidieron la desafiliación por el mismo tema que le había costado la quita de puntos: La deuda con el Atlante por el pase de Falcón.

Se vienen tiempos de cambios en el Fútbol Para Todos, uno de ellos podría ser la despedida de Marcelo Araujo de los relatos del mismo. Mucha gente no le gusta la forma de relatar (y como le erra a los jugadores) de Araujo, por tal motivo la nueva cúpula del FPT tomo nota y además de evaluar cambios en los patrocinadores y en la publicidad del mismo, están analizando hacer una limpieza de relatores y comentaristas. Vamos a extrañar tus corbatas Marcelingui.

Boca peleaba el titulo hasta que All Boys lo despacho en su propia casa por un dos a cero. Pero eso no termina allí, sino que Juan Román Riquelme se volvió a lesionar. Todos pedían la renovación de Carlos Bianchi, otra multicampeón con el conjunto de la ribera. Sin embargo parece ser que la cosa no va a ser tan fácil, porque en la semana salió a hablar Daniel Angelici, quien cuestiono a Bianchi ya que en el año Boca no gano nada, también el mandamás que se manduca “eses” puso en duda el contrato de Riquelme. Sin embargo y pese al mal desempeño tanto de Bianchi como de Riquelme, los hinchas los bancan por sus pasados exitosos en el club, por ende el que salió perjudicado a nivel “imagen” fue Angelici, quien recibió una catarata de puteadas.

River también anda de mal en peor, esta vez perdió contra Racing y a Ramón Díaz le estalló la bomba en la cara. De los jugadores que pidió, no rindió ninguno, todos le cuestionan a su hijo Emiliano como su ayudante y su abultado contrato. Luego de caer contra Racing, los hinchas de River pidieron la cabeza de todos y Ramón en la semana dejo entrever que podría bajarse del barco en caso que el nuevo presidente se lo pida.
Otra vez volvió a la escena, Bebote. En esta ocasión, Claudio Ciancio, secretario administrativo de Independiente, sufrio un robo. Un supuesto empelado de correo fue a dejarle una supuesta encomienda, cuando Ciancio abrió la puerta, los delncuentes ingresaron, lo golpearon a culatazos y del lugar sustrajeron dinero en efectivo, y luego maniataron  al dirigente y a su familia con cinturones. Claudio Ciancio no tuvo dudas y acuso a Bebote, el líder de la barra de Independiente. "No fue un robo común, Bebote dijo que me la querían dar” dijo el directivo del club. Bebote salió rapidísimo a desligarse del tema y dijo que si sabe que fue él, que vaya a hacer la denuncia, encima el admirador de las máscaras de Frankestein cerró con un: "Cantero es mentiroso e Incapaz. Por él nos fuimos a la B. No está capacitado para manejar a Independiente". Mamita querida.

¿Adivinen quien sigue hinchado las bolas con hacer un torneo nuevo? Si adivinaron. Julio Grondona. El papudo mas famosos del mundo otra vez volvió a la carga con el asunto de hacer un interminable torneo. ¿Qué esto ya lo pusimos la semana pasada? Si tiene razón estimado lector, el tema es que esta semana volvió a cambiar de color y ya no serían 42 equipos, sino 30 equipos en un torneo largo ¿Algo más? Si, también se deslizo hacer una especie de “Copa de Campeones Argentina” ¿Qué sería esto? Todos aquellos equipos que hayan salido campeones en la argentina (obviamente), disputarían una especie de supertorneo. Si, claro, justo cuando hay una agenda atiborrada de partidos con Copa Argentina, torneo local, libertadores, etc.

Cristiano Ronaldo estaba en su mejor momento y todo parecía (parece bah) indicar que ganaría el balón de oro, se lesiona. Cosa de mandinga, justo cuando su competidor más cercano, Lionel Messi, también se encuentra lesionado. Los hinchas del Real Madrid pidieron (exigieron) que al mejor futbolista metrosexual le den el balón de oro ¿Será esta vez?

Marcelo Araujo enojado con el jefe de Gabinete: “Si el señor Cvitanich no me quiere yo doy un paso al costado”

Enojado. Lo estaría Araujo
El Gobierno Nacional, está deslizando que hará cambios profundos en el “Fútbol Para Todos”, en virtud de administrar mejor los recursos. Se habla sobre algunos cambios, como el ingreso de publicidad privada y el desplazo de Marcelo Araujo y de otros relatores y comentaristas. El cambio radica en el objetivo de querer sanear a los clubes que cada día que pasa, son más deficitarios. “Se puede llegar a sanear a los clubes, primero hay que sacar a los dirigentes corruptos, después al corrupto de Grondona y todos los topos que lo rodean, igualmente esto es a largo plazo, más precisamente a 500 o 600 años, hay que tener paciencia” suscribe una fuente cercana a la Jefatura de Gabinete. Lo cierto es que este cambio permitiría que co-existan la publicidad gubernamental con la privada, hasta ahora solo Iveco era privada. También se está estudiando el ingreso de nuevos relatores y comentaristas. “Estaría bueno que junten a Niembro con Araujo, podríamos llegar a tener frases como para tirar hasta el 2050” comenta el administrador de este sitio.

Los cambios se harían a partir del próximo torneo o del subsiguiente. Algunos nombres que suenan son los de Sebastíán Vignolo y Miguel Simón, tampoco se descartaría a Mariano Closs o Alejandro Fantino. Esto ya genero algunas polémicas con el staff actual del Fútbol para todos. “La verdad es que yo no voy a mendigar trabajo, si al señor jefe de gabinete, Jorge Cvitanich no le gusta mi desempeño yo me voy. A mi me llamo Néstor y me puso acá, no tengo ningún problema en hacerme opositor eh, así como de rápido le cambio el nombre a un jugador, me cambio de vereda, tal como lo hice en el 2009 cuando era opositor a este gobierno” puntualiza el relator del pueblo.

Comparada un adelantado mundial...

Click sobre la imagen para agrandar.


Top