Slider[Style1]

Style2

Style3[OneLeft]

Style3[OneRight]

Style4

Style5


Las águilas francas sobrevolaban el castillo. Allá, a lo lejos, sendos guerreros enemigos corrían con sus catapultas, prestas a atacar nuestra fortaleza. Las férreas defensas de nuestros héroes se aprestan a proteger con alma y lágrimas el honor de estas puertas. El honor de este escudo heráldico que enaltece el espíritu de sus nobles habitantes. Esos colores, esa bandera surcando el cielo despejado, tormentoso o nublado, flameando en nuestras almas.

Caen precipitadas las bolas de fuego. El ataque es inminente. ¿Caerá nuestra fortaleza? Nuestros bravos guerreros dejaran hasta la última gota de sangre en el campo de batalla. Antes tendido que ver caer nuestra heráldica en manos de esos. Dragones con fuego en sus bocas atraviesan el cielo, testigos de esta cruel batalla.

Estóicamente caen nuestros héroes. Defendiendo con honor la tropelía de nuestros enemigos, quienes parecen duplicarse por millones. Ya nuestras defensas no pueden soportar tal asedio. Oh, Júpiter si estas allí, necesitamos que tu mano de fuego se pose sobre estos impíos contrarios que amenazan nuestra existencia.

Está rodeada la fortaleza, la defensa que abraza nuestro castillo ataca con vigor. Pero no alcanza, ya están por entrar. Ya las fuerzas nos han abandonado, ni el espíritu nos queda para defendernos del mal. ¡Levantaos! Dad hasta la última gota de sangre. Veo entrar a un enemigo, agárrenlo, que está solo, algún lancero valiente, algún escudero...alguien que defienda el bastión.  Nadie escucha mi súplica, mis gritos de terror. La caída es inminente. Allá va otro, tómenlo, no lo dejen entrar. Es en vano, solo soy un triste testigo de esta derrota, de estos hijos de puta que no pueden ganar un puto clásico. Ni poniéndole épica se salvan estos muertos, pero váyanse bien a cagar.

Toni Schweinheim
Obra Publicada, expediente Nº 510614. Dirección Nacional del Derecho de Autor

Seguilo!





Instagram

«
Siguiente
Entrada más reciente
»
Anterior
Entrada antigua

No hay comentarios.:

¿De qué te ponés contento?

 Yo la verdad es que no te entiendo Cacho, la verdad que no te entiendo. Ni a vos, ni a todos aquellos que van a una cancha. O a esos hincha...


Top