—Vos me decís que es guita al pedo, que no sirve, —Rubén apoyó ambos brazos
sobre el escritorio—, vos me decís que un globo es algo efímero, por ejemplo.
Si es algo efímero, dura unos minutos. Pero un globo en ese segundo te da una
alegría infinita, un colorido que es la envidia de los de enfrente. Un globo es
felicidad, hermano. Por algo se ponen en los cumpleaños de los pibes.
—A ver, Rubén, me estás hablando de un globo, de un solo globo—dijo Felipe
mientras se rascaba la barba—, pero vos me estas pidiendo 10 lucas, hermano, y
no hay guita.
—¿Vos te pensás que vamos a gastar 10 lucas en globos? No papá. No. Te
estamos pidiendo esa plata para todo el cotillón, para la fiesta…
—Fiesta que dura unos dos minutos…
—Epa, epa, epa —dijo gravemente Rubén—, me extraña Felipe, vos que sos un
tipo de tablón que digas eso ¡Es el recibimiento al equipo!
—Yo te lo entiendo, y que ahora esté del otro lado del mostrador no
significa que cambié. Solo te digo que diez mil pesos es demasiado para el
cotillón para un partido chote. Si vos me decís que es el clásico, bueh, pero
este es un partido más, contra un equipo que está por irse a la D, Rubén.
—¿Vos me estas jodiendo, Felipe? Nah, vos no sos el mismo. Al equipo hay
que recibirlo siempre con la mejor. Con globos, pirotecnia, serpentinas,
papelitos ¡Todo! Y todos los partidos.
—¿Sabes lo que pasa Rubén? —dijo Felipe mientras se levantaba de la silla—
Hoy son 10 lucas. El próximo partido otras diez lucas. Cuando termine el
campeonato habremos gastado más en cotillón que en traer un puto refuerzo. Así
no se maneja un club.
—Vos te me vendiste Felipe, antes eras todo tribuna, viejo. Además, es la
primera vez que te venimos a pedir algo desde que sos presidente…
—La semana pasada me pediste que lo saque el bujía de la comisaria. La otra
vez me pediste por tu primo que no podía entrar por tener derecho de admisión,
no te olvides cuando…
—Ehhhh, pero esos son favores —interrumpió Rubén mientras levantaba los
brazos—, no me vas a contar los favores, loco…
—Favores que salen guita ¿O te pensás que coimear a la cana es gratis? ¿O
que los abogados laburan gratis? Más de 25 lucas…
—Bueno, bueno, lo que vos quieras. Pero esto es para el club. Es más, a vos
te sirve. A los globitos le podemos poner tu nombre…
—No sé, no sé —Felipe empezaba a aflojar.
—A vos te sirve, un presidente que acompaña la fiesta en las tribunas, todo
tuyo hermano, nosotros solo compramos y ejecutamos.
—Déjamelo pensar…
—No tenés que pensar nada, loco. Mira, con la fiesta que vamos a hacer en
la tribuna, los hinchas se van a sentir orgullosos, ni siquiera se van a poner
a pensar en que el equipo anda como el ojete. Vos sos un hincha más, hermano.
No te putean más…
—Bueno, pero no lo hago por mi imagen eh, lo hago por el hincha, por la
fiesta.
—Pero por supuesto.
—Fernández, decile a Oscar que le dé diez mil pesos a Rubén, que te va a ir
a ver, para comprar cosas para la tribuna—dijo Felipe mientras apretaba el
intercomunicador—, no te preocupes que después la justificamos de alguna
manera.
—Sos un groso loco, vas a ver que con esto el hincha va a estar feliz,
chocho —Rubén lo palmeaba a Felipe.
—Gracias locura.
Rubén cruzó la puerta, bajó hasta el segundo piso de la sede. Lo estaba
esperando Oscar, en la tesorería, para darle un fajito de billetes de 500, Rubén
se lo metió en un bolsillo interno de la campera y bajó rápidamente las
escaleras. Saludó al de seguridad de la puerta y caminó raudamente hacia la
esquina donde lo estaba esperando el Pocho con una birra en la mano.
—¿Y? ¿Te dio la guita? —inquirió el Pocho.
—Sí, papá. Llama a los muchachos y deciles que hoy armamos el asado, ahora
vamos a comprar la carne, el chupi, todo.
—¿Pero la guita no es para el cotillón? Para la fiesta en la tribuna…
—La fiesta de la tribuna somos nosotros, loro, nosotros somos la fiesta. Lo
globitos y toda esa boludez, después vemos como la conseguimos—dijo Rubén
mientras se subía a la moto.
Toni Schweinheim
Obra Publicada, expediente Nº 510614. Dirección Nacional del Derecho de Autor
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