Otra vez me toca escribir
en forma seria. Odio esto. Pero algo paso. No podemos hacernos los boludos. Podríamos
seguir como si nada, pero es algo fuerte. Lamentamos que una pagina de humor tenga que ser seria, pero es la sociedad en la que vivimos. ¿Hacia dónde mierda vamos?
Ya es de público
conocimiento la muerte absurda de Emanuel Balbo. Ni un arma de fuego hubiese
disparado con tanta rapidez la muerte, tal como generó las palabras del “Sapo”
Gómez, individualizado como el instigador del hecho. Más allá de los
antecedentes de la sección policiales del hecho, con el hermano de Emanuel
Balbo asesinado en una picada por el “Sapo” Gómez. Si Emanuel era hincha de Talleres… ¿Cuál era
la diferencia? De hecho, esa fue la causa de la muerte. Estamos mal, muy mal.
Tenemos una violencia demencial encima, en las venas. Todos somos Emanuel Balbo y todos somos los asesinos
de él, también.
La mayoría de nosotros vamos
a la cancha, popular o platea. Pero generalmente en la “popu” se da siempre lo
mismo. Desde la veda al público visitante, es prácticamente lo mismo en los
clásicos o en los partidos contra los grandes donde no hay habilitado público
del equipo “grande”. Vemos escaramuzas.
“Se nos infiltró un hincha de al equipo”, y vemos volar piñas, empujones,
participan amigos e incluso vos que estás leyendo esto revoleaste alguna piña o
algún escupitajo. Cosas ya “típicas” de ese tipo de partidos. “Para que viene
de este lado si sabe que lo van a descubrir”, sería un primo lejano del “cómo va a salir vestida así”, salvando
las distancias. Ojo, antes también pasaba pero solo en los partidos importantes
no había entradas y algunos “suicidas” se mandaban del otro lado. Suicidas… JA.
Todos somos suicidas yendo de un lado o del otro, camuflándonos o no. Porque nos acostumbramos. Nos acostumbramos a
la violencia. Nos acostumbramos a lo malo. Vamos a la cancha, nos maltratan,
nos pegan, vamos a la buena de Dios. Nos matan. Nos roban. No importa, la
pasión confundida no hace ir hasta el paroxismo. Un tiempo atrás había pasado un hecho en un
Newell’s- Central. Pasó y ya pasó,
porque en el fútbol argentino nos enseñaron que “todo pasa”.
Esta vez un hijo de
puta disparo y los hinchas, comunes, corrientes como vos, como yo… Salieron a “defender
su territorio” y a matar a un hincha del mismo equipo. Animales con camisetas
somos. Es hora de hacernos cargo, como hinchas, como funcionarios, como
dirigentes, como la puta sociedad que somos. Estamos enfermos y el primer paso
a la rehabilitación es darse cuenta ¿Nos daremos cuenta? No la queremos dar ni
de moralistas, ni de políticamente correctos. Solo estamos hinchados las bolas
de toda mierda que rodea al fútbol.
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