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Por Ale Apoesia (*)
Me predispongo a encender las escritura en unas breves líneas llenas de pasión, encendidas como las brasas del fuego de una parrilla a punto de hacer un tierno asado en el patio o quincho de algún amigo guerrero dispuesto a degustar una finísima carne a la parrilla. Porque el futbol es pasión, una pasión argentina que sobrevuela los estadios como sobrevuelan las palomas el azul cielo de los trópicos en busca de la paz y de la libertad añorada por sus ancestros Columbiformes. Y hete aquí que se ha jugado una gran fecha y es obligación mía podes soslayar esa magnífica fecha en esta líneas plagadas de estrellas fugaces que surcan el albiceleste cielo de este planeta. Porque los guerreros uniformados del uno al once se parapetaron en las verdes trincheras buscando la victoria, aquella tan ansiada victoria que les permita poder soñar con el olimpo de los dioses mundanos de este eximio deporte. Y allí ellos nos han entregado un puñado de goles, un puñado de laterales que arreciaron contra el preámbulo de las imbatibilidades que presentaron algunos porteros.  Por ello aquí estoy, nene, envalentonado tras el teclado, arma de estos tiempos para barrer en esta guerra en la que no hay muertos pero si vencidos que es el futbol.

Boca sabía que si ganaba se ponía al acecho del líder, tal como los tigres se ponen al acecho de pequeños antílopes que galopan libremente en las estepas africanas en busca de un lugar tibio para poder pastar. Y hablando de Tigre, fue este conjunto el que golpe primero, fue el Chiqui Pérez, quien en contra de su valla la pelota coló. Como esos guerreros que sin querer bombardean a líneas amigas, el fuego amigo dirán algunos pero de amigo no tiene nada,  porque esta estocada fue mortal ya que se trataba de un gol en contra y Tigre lo festejaba, porque era un regalo cual maná bajado del cielo para el pueblo de Israel. Entonces Boca herido en su orgullo monto en cólera y se fue al ataque pero choco contras las férreas manos de Javier García, así como a Prometeo se le regeneraba el hígado durante la noche a García se le han regenerado manos, manos que evitaron una caída estrepitosa de su valla. Así estuvo gran parte del partido, denso nubarrones negros asolaban al equipo boquense, parecía que nadie podía birlar la defensa de Tigre cual fuerte inexpugnable, pero a los 39 minutos, Paredes, el chico Paredes iba a mandar la pelota al fondo de la red cual niño mete un gol entre dos buzos que hacen de arco, una vez caído el imperio del arco de Boca, fue entonces cuando el Cata Díaz, cual orco enfurecido mando un testazo que se metió y le dio tres puntos vitales a Boca en la lucha de este magnánimo campeonato.

Gran batalla se ha presentado en el campo de batalla denominado como el Mario Alberto Kempes. Nombre que invoca a un batallador inclaudicable del gol. Los guerreros se predispusieron bajo el sol cordobés tal como lo hacen las achuras en una parrilla. A los siete minutos el picante cual salsa parrillera se acciono sobre las carnes a las brasas y estampo el 1-0 para el conjunto cordobés. Entonces la pelea se inclinaba al lado cordobés, así como la balanza se inclina cuando me subo a ella. Y fue más Belgrano, oh Belgrano que has creado la bandera ahora tu nombre vuelve a flamear en la victoria tal como en las batallas de Salta. Y Colón tal como su nombre lo indica navego en aguas turbias, las aguas turbias de un mal presente dirigencial y deportivo, pero no temáis bravos marineros que con paciencia llegaran a buen puerto.  El partido siguió por los cánones normales hasta que a los 45 de esta primea etapa, otra vez Pereyra, el picante iba a sazonar el resultado con un 2-0. 
Oh Fortuna que has abandonado a Racing, así como has abandonado a la familia Ingalls y a Javier Cantero. Burlona la fortuna que se ríe de este desgraciado presente de Racing. En Frente estaba el “Bicho” de Ricardo Caruso Lombardi que emana humo cual ráfagas radioactivas intermitentes de Fukuyima. Fue un partido sin muchas emociones cual película iraní, las acciones no llegaban y así fueron pasando los minutos como en un reloj de arena. Pero Boyero fue el que con un grito despertó de la agonía al partido al convertir un gol, no hubo mucho para rescatar, Racing volvió a ganar y todos se empiezan a preocupar como aquellas familias que ven caer a sus guerreros en el cruel campo de batalla. Victoria para Caruso, victoria que servirá para lucrar una semana más con ese benigno humo.  Salud Caruso.

Nadie pudo romper la virginidad del resultado, el tanteador permaneció inalterable cual virginidad de las castas esposas de los guerreros que antaño iba a luchar en las cruzadas. Cinturón de castidad en ambos arcos, nadie pudo cometer el acto pecaminoso de la penetración en el arco rival, por eso se van sin premios, sin goles.


Bravos equipos se presentaron en el Díaz Pérez a fin de poder seguir encaramándose en la cima de este Torneo Inicial. La figura de ambos arqueros se agrandaba como la figura de Goliat enfrente de un David. En la primera etapa no hubo goles, no faltaron situaciones pero ella, la pelota esquiva se ponía histeria y no quería entrar donde todos deseaban. En el segundo tiempo todo parecía no moverse, el empate era cantado pero la opera no termina hasta que cante la gorda y fue entonces que canto, pero no ola gorda sino Pasquini, canto el gol de Lanús cual tenor italiano canta Nessun dorma, luego Silva iba a incrementar la cuenta cual dirigente de la AFA incrementa su patrimonio, tengo miedo nene.

(*) Cualquier similitud con alguien llamado de esa manera es de pura casualidad.

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