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Las mejores frases futboleras de junio. Segunda parte.

"En los últimos partidos metiste un par de goles y uno de ellos fue autogol, sin goles no puedes ganar, no puedes hacer que emocionalmente el equipo esté mejor"
Jared Borghetti, analista.

"Por ahí es complicado, pero si llega a ir a River creo que no va a haber ningún equipo que le pueda pelear con semejante delantero ahí arriba"
Federico Girotti, ansioso.

"Nunca dije que me retiraba"
Delfina Pignatiello, indecisa.

“El Mundial queda manchado si va Ecuador”
Abogado de Chile que no es Lionel Hutz.

"No era esperable esta realidad de Boca. Levantó en cuanto a resultados, juego, aparecieron los pibes, agrandó el plantel y es el gran candidato a quedarse con la Copa Libertadores"
Rodolfo Cingolani, veleta.

"Tengo un año más de contrato"
Mauricio Pochettino, casi ex DT del PSG.

“A veces no alcanza con ponerle el pecho a las circunstancias, sino que hay que ponerle el estómago, porque hay cosas que revuelven el estómago. Esta fue una de ellas”
Gustavo Alfaro, descompuesto.

“Chile basó su reclamo en redes sociales y documentos falsos. Sacaron partidas de nacimiento de un homónimo, pero que se escribe Bayron, con a, una persona nacida en Colombia. Realmente metieron la pata y se han ganado el repudio de mucha gente a nivel mundial por un reclamo que nunca tuvo razón de ser”
Abogado de Byron Castillo.

"El fallo no fue favorable, independiente de todas las pruebas fidedignas. Es sorprendente. Vamos a esperar la fundamentación, que va a orientar a la apelación que vamos a realizar. Posteriormente, ellos tendrán que fallar: si lo mantienen inalterable o si se abre una nueva ventana para Chile"
Abogado de Chile, que en cualquier momento mete a Chile por una rejilla.

"Ahora tenemos que ganar lo único que nos queda"
Fernando Gago, belga.

"La figura del partido fue el que estaba vestido de verde..."
Cristian Lema, daltónico… Trucco estaba de amarillo fluo.

"Si no entra, a llorar a la iglesia"
Guillermo Andino, Guillermo Andino.

Frases tomadas desde el 1 al 12/06/2022



Sábados de Fontanarrosa. Hoy: Ulpidio Vega

Ulpidio Vega, te nombro. Y de la apagada sombra de tu nombre rescato tu paso tardo por el empedrado desprolijo de Saladillo y la cierta fama de guapo sin doblez que te persiguió sumisa, como la silenciosa y tenaz fidelidad de un perro.
Quien te vio alguna vez por el Bajo, no te olvida. De callada mesura, sombrío el porte, mezquinabas palabras como si fueran monedas caras. Negros los ojos, en la negrura misma que sobre la frente escasa te tiraba encima el ala apenas curva de tu sombrero gris, tan conocido.
Ulpidio Vega, te nombro. Y de tu nombre exhala un aliento a kerosén barato, a bizcochito, a queso de rallar y vino tinto.
Aroma de almacén, de cambalache, que tuvo tu pobre viejo laburante por calle San Martín, casi en Tablada. Aroma a jabón pinche, a mate amargo, el mismo aquél que te alcanzaba la mano cordial de doña Cata, tu pobre vieja, que se cansó de mirar por la ventana.
Ulpidio Vega, te nombro. Y se santiguan las cuatro esquinas bravas de Ayolas y Convención, las que salieron tantas veces escrachadas en letra de molde cuando algún fiambre aparecía tirado en esa encrucijada.
Rezan de apuro las jovatas de memoria larga al recordar tu estampa de figura fina, el caminar pesado, un gesto de disgusto en la cara aindiada y el cuerpo erguido por la faca que atrás, en la cintura, te entablillaba.
Por trabajar en el Swift te habían llamado "El Matarife de Saladillo".
¡Qué te iba a impresionar a vos la sangre, Ulpidio Vega! Si día a día degollabas animales y la cuchilla te era tan natural como un anillo, como un zarzo sencillo en el meñique.
Pero eran dos los Vega, Juan y Ulpidio. "El Vega chico" le decían al otro que también trabajó en el frigorífico.
Y por si fuera escaso el desmesurado coraje de Ulpidio en la pelea, el "Vega Chico" era también de púa veloz, y sin entrañas.
De negro los dos, siempre, aun de mañana.
Pero, como suele suceder en estas cosas, Ulpidio se metió con una mina que se levantó una noche de Carnaval en el Club Atlético Olegario Víctor Andrade. La mina era una reventada que hacía copas en el Panamerican Dancing, frente a Sunchales, y que ya le había borrado el estampadito floreado a las sábanas del Amenábar, de tanto frote. Pero una hembra que pasaba y dejaba el aire como embalsamado de perfume dulzón, y enardecido. Rosa se llamaba, y era justicia.
Ulpidio Vega, te nombro. Y no me equivoco. Como se equivocó esa noche fatal la mina aquella cuando por llamarte "Ulpidio", "Juan" te dijo.
¡Qué oscura mano de destino cabrón los puso frente a frente, Ulpidio Vega!
¡Vos y tu hermano, inseparables siempre, enfrentados por el cariño falaz de una perdida!
Tiempo estuvieron mordiéndose las ganas de agarrarse. De mirarse profundo, y sin palabras. De medirse con odio. Y de no hablarse. Todo el barrio sabía del bolonqui que rechinaba en los dientes de los Vega. Pero cuando más de una vez saltó la bronca, y la faca apareció brillando en ambas diestras, algo los amuraba al suelo y les clavaba la bronca a la vereda. Algo, que allá en la casa, desde chicos les acariciara la frente, les planchara los lompa y les dejara los botines bien brillosos cuando se iban de milonga a Central Córdoba. Algo. La vieja.
"Si no te mato" se lo dijo bien clarito Ulpidio a Juan "sólo es por ella". "Si no te enfrío" le contestaba Juan, que no era lerdo "es por la vieja".
Y así andaban los dos, encajetados, sin poder ni dormir, más que hechos bolsa. Y encima la reventada de la Rosa les metía la cizaña de su labia, de sus promesas vanas, de sus mañas.
Y no se pudo más. Aquella noche Ulpidio y Juan llegaron puntualmente hasta el campito. Era un potrero de pura tierra y matorrales que los mocosos usaban para jugar al fulbo. Pero esa noche había luna. Y no era juego.
Ulpidio peló una faca que tenía este largo. ¡Uy Dio, cómo brillaba la plata de la luna sobre el filo helado del acero!
Y Juan, Juan peló también tremenda púa que de verla nomás, te entraba miedo.
"¡Venite!"
"¡Vení vos!" se supo después que se dijeron. Y fue cuando llegó doña Cata hasta el campito, de pálido rostro, ojos sufridos, de manos apretadas y pañuelo negro. Nunca se supo quién le pasó el dato. Tal vez, fue esa mágica intuición de madre la que la llevó hasta allí en ese momento.
No se oyó de su boca, una palabra. Y tampoco en sus ojos lágrimas se vieron. Pero eso sí, sus manos agrietadas de lavar ropa ajena en el invierno, dibujaron en el aire asustado de la noche, un gesto: se agachó, se sacó una zapatilla y lo demás, frate mío, ni te cuento.
A Juancito lo fajó hasta en el cogote, le deformó la sabiola a chancletazos, y le sacudió tantos palos por el lomo que lo dejó mormoso al pobrecito. Contaban los vecinos que lo oyeron, que tirado en el suelo, Juan rogaba y a la vieja pedía perdón a gritos.

A Ulpidio, de las crenchas lo cazó la vieja aquella, y le arruinó la jeta a chancletazos porque le pegó media hora, de corrido.
Roberto Fontanarrosa.
Extraído de "El Mundo ha vivido equivocado". Ed. Planeta 2012. Ed. De La Flor 1982.

El antiequipo de la semana

 


Arriba: Marcelo Gallardo (Entrenador de River, enemigo de Beccacece); Sebastián Beccacece (Entrenador de Defensa y Justicia, doble con peluca de Benedetto); Marcos Rojo (Multado y desconcentrado por ir a un cumpleañito).

Abajo: Darío Benedetto (Multado y desconcentrado por ir a un cumpleañito), Eduardo Spinosa (presidente cuestionado de Banfield, ex tinelista, actualchiquitapista); Fernando Gago (Entrenador de Racing, fan de perder partidos claves)

Selección.

¿Qué le pasó a Sebastián Beccacece contra River? No hablamos de la ninguneada que le pegó a Marcelo Gallardo, sino por todo el combo. Desde el bloqueo voleibolistico a lo Milinkovic o Conte para impedir el saque lateral y la posterior explosión. Pasó Caruso y dijo que eso no se hace. El blondo entrenador se sacó mal porque quiso meter un cambio antes del saque lateral a pesar de que al árbitro le chupo tres pelotas. Fue ahí que el Benedetto con peluca rubia enfureció, apareció Marcelo Gallardo, cruce va cruce viene. Beccacace expulsado y Gallardo siguió respondiendo. Ya en zona de vestuarios, y cuando Gallardo finalizó la conferencia de prensa, lo estaba esperando Beccacece, y fue ahí donde volaron las manos entre ayudantes técnicos, seguridad, etc. Por fin algo de puterio, desde que Caruso Lombardi no dirige más que se había perdido esta mística. 

Y Banfield es una caldera, no por lo deportivo, bueno un poco sí. La cosa es que Eduardo Spinosa, ex tinellista, actual chiquitapista, es acusado por la gran mayoría de los hinchas por enviar a la barra a pedirles amablemente a golpe de puños que dejen de putearlo y pedirle que se vaya. No se sabe a ciencia cierta si es así o no pero que hubo piñas en la tribuna, los hubo, el programa “Paso a Paso” así lo mostró en su bloque dedicado al partido entre el taladro y la lepra. La cosa empezó así: Desde el APREVIDE pidieron que la tribuna Osvaldo Fani deje de ser popular sin alambrado, es decir que hagan plateas, pero mientras el titular del APREVIDE renunció por el pelotudeo que hizo en la Copa Argentina entre el partido entre Tigre y Los Andes. En fin, es que en dicha tribuna era muy evidente el enojo contra el presidente del club y tomaron como una chantada la notificación del APREVIDE, que si existe solo basta entrar con el número de nota al sistema provincial de gestión documental, para que los hinchas vayan a la otra tribuna, metiendo la cabeza en la boca del lobo. Si uno ve las redes sociales, sobre todo twitter, la enorme y gran mayoría de los hinchas y simpatizantes acusan al presidente de enviar a la barra a pegar a los que puteaban al Edu. Lo cierto es que hubo piñas, que pudieron haber sido por cualquier cosa, pero nada es raro en el mundo del fútbol. Más en un club donde no tuvo una dirigencia decente desde Valentín Suarez. Ah, el club tardó más que el 79 un feriado en poner un comunicado al respecto.

Y cuando todo estaba en paz, tranquilo, con el grupo afianzado, con mentalidad ganadora y coso, Marcos Rojo y Dario Benedetto van y te pegan un faltazo a una práctica. ¿Después como no quieren que Battaglia se enoje? Ya otra vez dándoles de comer al periodismo de paneles que salieron a investigar los "me gusta" de Almendra. Mamita. Los dos pegaron el faltazo a la práctica porque se fueron a distintos cumpleaños, Battaglia los multó y no los concentró. Son referentes de los pibes che, media pila. A lo sumo, tiren alguna excusa, como la ahora clásica: “¿vos sabes que me levante con un poco de fiebre?” o “Me enteré recién que fulano que estaba en la fiesta le dio positivo, así que no creo que convenga que vaya”. Y antes que te caiga el médico del club, te tomas dos litros de agua, un paracetamol y chau resaca. “no, ya se me pasó”. Falta inventiva, viejo. 

Rarísimo lo de Fernando Gago por acá. O no tanto. El club que mejor juega y más puntos sacó en este año, cada vez que tiene un partido crucial lo pierde. Boca por penales, River de Uruguay que ya estaba eliminado y ahora con Agropecuario… El síndrome Gago consiste en jugar bien, pero perder partidos claves no importa si el rival de enfrente es el Bayern Múnich, Atlas, el Real Madrid o un mix del departamento de contabilidad. En cualquier momento lo nacionalizan belga.

Es como te la cuento yo

Vení nene, sentáte. Seguro que sabes quién soy ¿No? Claro que no, si estoy irreconocible, pero seguro escuchaste hablar del "Pastor de Arrecifes", de José Antonio, el mejor wing derecho que tuvo este club. Si pibe, soy yo, no te asombres. Me decían así por mi capacidad de arrastrar gente en las marcas. Me iba para la raya y me seguían todos. Me los traían a todos los defensores contra la raya y luego ¡Pim! Centro atrás y a festejar. Claro vos no tenés idea de quien fui, ni siquiera sabes lo que es un wing. Era otra época, dejá nomas, otro día te explico.  Ya sé lo que estas pensando: “¿Qué hace este carcamán queriendo hablar conmigo?”  Te vi pibe, te vi hace un ratito en la reserva. No solo te vi, también escuche tu nombre, sí nene, vos sos la mejor promesa que tiene este club de porquería. Si pibe, este club es una porquería. Yo fui ídolo y creo que lo sigo siendo. Algún que otro parroquiano todavía se acuerda de mí, del gran José Antonio. Y te digo que algunos porque antes eran todos los que me recordaban. Ahora la mayoría se murió o perdió la memoria, así es la vida nene. Yo quiero mucho a este club. Toda mi vida acá. Conviví más con este club que con Raquel, mi difunta esposa. Setenta y cinco años hace que estoy rondando por acá. Desde los cinco años que vengo acá ¿Ves ese metegol de allá? Bueno, lo compre yo en el ‘62 cuando me dieron la guita de los premios cuando salimos quintos. Porque antes si uno salía segundo, tercero o cuarto, era un ganador. No se salía campeón pero se valoraba dejar al club entre los primeros, era otra cosa. Ahora solo sirve ganar; si saliste segundo, no servís para nada, hasta te insultan. Y encima hay hijos de puta de otros clubes que salieron casi últimos y te cargan ¡Ay, pibe como cambiaron los tiempos! Lo mío con este club es como un matrimonio. Y, como en todo matrimonio, cuando pasan los años uno solo ve las cosas malas… las cosas buenas quedaron en el recuerdo, un recuerdo borroso, añorás esas viejas épocas.  Ahí viene el mozo, Juancito, vení. ¿Tomás algo pibe?  ¿Coca light? Está bien que te cuides pero recién jugaste, ¿no querés alguna bebida más espirituosa? ¿No? Bueno, bueno. Juancito traete una coca light para el pichón y un gin tonic para mí, pero sé generoso con el gin hermano, el que me trajiste recién era un asco. Cargalo a mi cuenta.  No pibe quedate piola vos, yo te invito. Guarda la billetera, no seas zonzo.
¿En que estábamos?  Ah sí. Te contaba mi historia. Mira nene, vos recién empezás y yo te voy a aconsejar. Porque uno cuando comienza en esto necesita escuchar un consejo y uno ya está curtido, en el camino uno se hace buey. ¿Vos tenés representante? ¿Sí? Qué bueno, hoy en día es un mal necesario. Pero escúchame una cosa…  ¿te dice lo que tenés que hacer?  ¿Sí?  Mandalo a la mierda entonces. Sacalo al carajo, tu vida manejala vos. Hacele caso a este viejo otario, que no te maneje la carrera. Él no quiere lo mejor para vos, quiere lo mejor para él. Te lo digo por experiencia propia nene.  Yo siempre jugué acá, en parte porque mi representante era una porquería de persona, muy egoísta. Siempre se llenó la boca diciendo que lo mejor para mí y para el pueblo era que yo jugase acá; que yo iba a potenciar al equipo, a los pibes ¡No sabía un carajo de fútbol! Ofertas no me faltaban, hasta Independiente me quiso. Si yo me iba al club le entraba guita, hermano, ¿sabés lo bien que le hubiese venido? Yo me quería ir, pero uno le hace caso a los que saben y uno piensa que los representantes saben, pero no saben un comino. Minga que saben, solo saben de ellos. Solo te chupan la sangre. Viven años a tu costilla, solo te largan cuando no servís más o cuando se mueren. Sos una herramienta para esa clase de gente. Mientras te puedan sacar guita te llenan de elogios. Te hacen creer que sos Gardel y que nunca vas a dejar de serlo…

A mí me manejaba la vida nene. No me dejaba chupar, ni salir con amigos. Nada de nada. Me mentía con que era lo mejor para un deportista. Que la vida sana y que ocho cuartos.  Perdí la juventud pibe, la perdí. Para mí no hubo noche, no hubo minas, mucho menos alcohol. Nada, no disfrute la juventud un carajo. Vos dirás que los tiempos cambiaron y que ahora es al revés que te dejan salir con cuanta atorrante se te cruce, que te dejan ir a los bailes, salir de noche. Son todas mentiras m’hijito. Vos pensás que estos sátrapas te dan libertad pero en realidad te están esclavizando. Te dan la miel pero te tienen laburando en la colmena y ellos después la ponen en un frasco para venderla. Es así pibe, como te la cuento yo. Pero a mí ni eso. En nuestra época no había profesionales como ahora. No sé si es peor o mejor eso. No me acuerdo quien decía que el hombre cuanto más leído es, más hijo de puta se vuelve. No me acuerdo quien lo dijo, la memoria me falla un poco. En mis tiempos los representantes eran conocidos o familiares de uno. Y era peor porque no desconfiabas en nada. Creés ciegamente y te cagaban peor. Te arruinaban, te hacían mierda con disimulo y uno era un bolas triste que no se daba cuenta. ¿Cómo vas a desconfiar de tu representante? Más si es de tu plena confianza. Imposible. A mi cortaron la carrera, me perdí la noche, la juerga, la milonga, la juventud nene, la juventud. Cuando me di cuenta ya me había casado y tenía tres pibes con ella, mi representante. Vieja bruja. Hija de puta. Por eso no me dejaba salir la muy desgraciada, atado me tenía. Yo era un ciego que no se daba cuenta. Claro, si el boludo ganaba guita o conocía la noche podía irse con la primera yegua que se le cruzara en el camino. Después falleció y uno se queda solo como un boludo porque los hijos se van a hacer su vida y lo dejan a uno tirado como a aquel metegol. Oxidado, viejo y podrido. ¿Quién mierda va a jugar con un metegol habiendo tantos jueguitos electrónicos? Escúchame otra cosa…  ¿Tenés hora nene?  Porque a las diez empieza la milonga en el almacén de don Cholo. Y viste cómo es esto, uno tiene que recuperar el tiempo perdido. ¡Juancito! Tráeme otra coca para el pibe y otro gin tonic para mí, pero ponele un poco más de gin te lo pido por dios, decile a Luis que deje de ser pijotero, parece mi difunta esposa. ¿Vos nene estas soltero, casado, de novio? Habla un poquito, no me dejes hacer un monologo…


T.Schweinheim
Obra Publicada, expediente Nº 510614. Dirección Nacional del Derecho de Autor
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 Yo la verdad es que no te entiendo Cacho, la verdad que no te entiendo. Ni a vos, ni a todos aquellos que van a una cancha. O a esos hincha...


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