Mi sueño siempre fue debutar en
primera. Y si ese debut venia con goles, mucho mejor. Ni hablar si los hinchas me reconocían en la
calle y me brindaran su afecto. Sería la gloria. Entonces decidí trabajar
fuerte por ello. Me vine del interior de pibe junto con otros. Claro, ese sueño
no solo era debutar y hacer un gol. También era debutar en el equipo más grande
del país. No voy a decir cual, porque acá en la Argentina hay cinco grandes y
no quiero herir susceptibilidades. Me rompí todopara poder llegar. Deje la
familia, mi ciudad, mi provincia, los amigos… como dice esa canción de cancha. Pasé
las pruebas y me tocó vivir en la pensión junto con otros chicos. De esos
chicos íbamos a llegar pocos a debutar. Es triste, es duro y cruel, pero así es
el fútbol. Mi puesto es el de delantero. Salí goleador en un par de campeonatos
de divisiones inferiores. Hasta ahí, una historia como tantas otras. Normal,
como podría decirse. A los 18 años me promovieron a primera, estuve un par de
veces en el banco, otras en reserva.
En el torneo en donde subí a
primera, salimos campeones caminando. Éramos una maquinita. El 9 titular las metía
todas. Obviamente eso fue uno de los motivos por los cuales yo no debutaba. Encima
jugaba los 90 minutos. No salía ni para ir al baño. Pero la verdad es que yo
disfrutaba estar ahí, no me importaba
estar calentando el banco de suplentes. Estar ahí sentado era saber que estaba
“ahí” de cumplir el sueño de mi vida.
Tres fechas antes obtuvimos el campeonato. Eso me lleno de esperanzas. Seguro que en alguno de esos tres partidos que faltaban me ponían y por fin podía debutar. Pasó el partido contra Belgrano y no me pusieron. Pasó el encuentro de local contra Banfield y tampoco. Ya me estaba desesperando, parecía que no se me iba a cumplir el sueño, por lo menos en ese campeonato. Hasta que llegamos a esaúltima fecha. Y yo sé porque me pusieron de titular. El otro grande y rival de toda la vida se jugaba la chance de entrar a la Libertadores. Para ello tenía que ganar y esperar a que Defensa perdiese por al menos dos goles. Se habló de todo, como siempre pasa en este país. Se decía que íbamos a regalar el partido para que “ellos” no entrasen a la Copa, que íbamos a ir con la cuarta… entre tanta parafernalia, el periodismo solo acertó en algo: que nosotros poníamos suplentes, y entre ellos debutaba yo.
El entrenador me habló mucho antes
del partido. Creo yo que para no me sintiese un boludo, o peor: material de
descarte. Me dijo que no le haga caso al periodismo, que él ponía suplentes y
jugadores debutantes como yo porque teníamos hambre. Agregó que le importaba
“tres pelotas” si nuestro clásico rival entraba a la Copa o no, que nosotros ya
salimos campeones y eso era lo que importaba. Yo le creí… es más: le sigo
creyendo. Muchos debutábamos ese día y teníamos que demostrar por qué estábamos
ahí. Que merecíamos una chance. Que éramos el futuro. Ese día debutamos yo y el
Moncho Rodríguez, quien, extrañamente, estuvo muy dubitativo y nervioso ese
partido.
Defensa salió a comernos crudos.
A los cinco minutos ya nos habían llegado claramente en tres oportunidades. No
nos embocaron porque tuvieron mala puntería. Un primer tiempo espantoso. Desde
los 15 minutos perdíamos por un penal boludísimo que hizo el Moncho. Ese primer
tiempo no toqué ni una pelota. Llegamos al vestuario y nos enterábamos que el
otro equipo grande goleaba. Nuestro director técnico no nos dio ninguna
indicación, se dedico a fumar. Él no era así: siempre que el equipo perdía se
enojaba muchísimo. Pero capaz que estaba relajado porque ya éramos campeones y
eso.
En el complemento, Defensa salió
relajadísimo. Y ahí empezamos a atacar un poco más. A los diez minutos, me quedó
una que clavé en el ángulo. Juro que nunca me había sentido tan feliz en mi
vida: debut y gol, con mis viejos en la tribuna. Lo único que opacó un poco la
felicidad del momento fue que la hinchada no fue tan entusiasta en gritar el
gol. Defensa comenzó a desesperarse y nosotros a entrar fácil a su área. Martelli
se erró un gol increíble. No sé si lo habrá hecho a propósito. De a poco el
Halcón fue acomodándose de nuevo y empezó a atacarnos. Eso implicó que quede
desguarnecido atrás y, en una contra monumental, clavé el segundo tanto. Mi
debut y dos goles, en el equipo más importante del país. Era mi gloria. Cuando
estaba por terminar, clavé el tercero. Yo esperaba que alguien coreara mi
nombre o un aplauso, pero a duras penas algunos hinchas gritaron mis goles. Mi
sueño estaba cumplido.
Sin embargo ese sueño de a poco
se transformó en pesadilla. La noticia
no fue que yo había debutado con tres goles, a duras penas le dedicaron dos
líneas a eso. La noticia fue la clasificación a la Copa Libertadores del rival
nuestro de toda la vida. Programas enteros. Creo que en varios hasta me
trataron de boludo por haber hecho ese “hattrick”. Otros hablaron de la honestidad de nuestro
entrenador, de todos los jugadores, que el fútbol todavía era un deporte sano.
Lo cierto es que yo no volví a jugar en
el equipo. Estuve un año y medio más, alternando reserva y banco de suplentes,
después me dejaron libre y me fui a jugar al ascenso. Creo que influyó mucho
que el otro grande del país haya salido campeón de la Libertadores, esa a la
que clasificó gracias a mí, dejándonos afuera inclusive a nosotros en ese
superclásico de julio.
Pero la cosa es que cumplí mi
sueño. No solo debuté con un equipo grande, debuté nada más y nada menos que
haciendo tres goles… y reconocimiento no me falta, muchos
hinchas que me reconocen en la calle me saludan efusivamente y hasta me
agradecen. Si, esos del otro grande.
Toni Schweinheim
Obra Publicada, expediente Nº 510614. Dirección Nacional del Derecho de Autor
Seguilo!
Follow @ToniDibujante

No hay comentarios.: