El podio de la fecha.

Primer puesto. Nelson Vivas (Bilardista emotivo, puntero, invicto).

Segundo puesto. Frank Darío Kudelka (Entrenador de Talleres, sumador de puntos).

Tercer puesto. Sebastian Bertoli (Arquero, concejal, Matusalén del arco, Giuanluigi Buffón de Patronato).

Selección.

Otra vez Nelson Vivas en el primer puesto de este podio. Por un lado buenísimo porque ya lo tenemos ahí y no tenemos que laburar mucho. Pero por el otro lado ya no sabemos que mierda poner. Estudiantes es efectivo, defiende bien y cuando la tiene que meter, la mete. Con esto no dijimos nada nuevo y estamos repitiendo las misma boludez siempre. Así que vamos a darle una pequeña vuelta de rosca: Mientras la gran mayoría de los técnicos están enamorados del futbol hipersuperrecontrarchi ofensivo, con elocuentes triangulaciones y gran posesión. Nelson Vivas se recontra caga en ese pragmatismo y saca a relucir el gran manual bilardista titulado “importa ganar sin jugar bien para que aplaudan los periodistas vendehumo”. El Pincha es efectivo y encima tiene una cuota de suerte. Con Andujar out, surgió Sappa que sacó un penal y permitió al Estudiantes de Vivas estirar la diferencia a 5 puntos.

Hasta la fecha cinco, Talleres estaba último en la tabla de los promedios, no había ganado y a Frank Darío Kudelka se le venía la noche. Tuvo buenos partidos que no gano por tener menos suerte que Charles Ingalls con la cosecha. Kudelka tambaleaba pero le dieron una cuota de confianza y desde la fecha seis no paró de ganar. Cinco partidos al hilo: hoy se encuentra séptimo en ambas tablas.

Y si hablamos de sumar, lo tenemos al Giauluigi Buffón de Paraná, a Sebastián Bertoli, el arquero concejal a quien nuevamente lo tenemos por acá. Patronato arrancó el torneo hundido en la tabla de los promedios. Seguía hundido hasta que Bertoli volvió al arco. Es creer o reventar, desde que volvió al arco, Patronato sumo más puntos que la inflación de este mes, y se alejó por completo de la tan temida zona roja. Encima contra San Martín de San Juan, se dio el lujo de meter un gol de penal.