Se jugó el clásico platense, que de amistoso tuvo lo mismo que el traspaso del mando presidencial. Realmente una vergüenza, si esto sigue así vamos a erradicar a los barras ya que los jugadores ocuparan sus puestos. En el medio de esta vergüenza generalizada quedó nuestro amigo Alberto Raimundi que siempre recalca lo mismo al iniciar cualquier partido en el que los jugadores entran juntos: "Una pelotudez, porque después se cagan a patadas y piden tarjetas". En el medio de esta batahola el único coherente fue Raimundi condenando todo lo ocurrido y repartiendo palos verbales a todos. Como decimos siempre: a uno podrá o no gustarle el estilo del relator, podrá decir que es termo o que se va de mambo con las puteadas, pero no tiene medias tintas, te escupe la verdad en medio de la jeta. Cuantos relatores/periodistas hay que se la dan de modocitos y te terminan garcando desde arriba del obelisco.
Vamos a las frases. Hay tres partes, esta primera parte es la del partido, porque antes de esa serie de hechos bochornosos hubo un partido. Luego tenemos dos partes más: las de los incidentes.
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El partido no había comenzado y Raimundi tiró una profecía. |
Video del relato ACÁ.
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