Primer puesto: Jorge Sampaoli (Entrenador
de Chile, desvirgador, Bielsista)
Segundo puesto Javier Mascherano (Jugador
de la Selección, batallador, propietario de dos huevos enormes)
Tercer puesto: Ricardo Gareca (Entrenador
de Chile, adicto a la tintura, motivador)
Llego el día en el que Chile por fin se desvirgo de títulos.
Logró en su propia casa la primera Copa América tras haber estado en cuatro
finales, la quinta fue la vencida. Mucho tuvo que ver ese peladito salido del
riñón Bielsista. El mini me de Bielsa, Jorge Sampaoli,
logró salir campeón de la Copa América antes que su maestro. Mucho se habló sobre este torneo. Qué a Chile
lo ayudaron los árbitros, que Bachelet puso plata, que hasta Piñera amenazo con
mufar a todos los de la CONMEBOL. Sin embargo Chile ganó la copa y a Sampaoli nadie
le saca esa alegría. Además de ser el primer argentino que como DT levanta la
Copa América desde 1993.
Algunos lo tildan de vendehumo, otros lo tienen como a un héroe.
Pero lo cierto es que Javier Mascherano siempre está
ahí. Batallando el mediocampo, hachando rivales, mandando al equipo hacia
adelante y sintiendo la camiseta como ninguno. Como si en lugar de testículos tuviese
dos Peugeot 504. Tiene las dos pelotas del tamaño de Jorge Porcel Jr y lo demostró
en casi todos los partidos. Algún hincha más técnico o más exquisito podría
decir que a veces se equivoca en la entrega de la pelota, no son muchas, pero lo compensa con la entrega que da de si
mismo adentro de la cancha. Otra torneo en el que no campeona pero en el que nos
demuestra que es un campeón de la vida y de los huevos. El fútbol siempre da revancha, a no olvidar
eso.
Perú nuevamente se metió entre los primeros tres. Si bien en
la última Copa América había hecho lo mismo, luego en las eliminatorias hizo
agua. Pero ahora parece que todo es diferente. La selección de Perú demostró tener
una línea de juego, de ir para adelante con un plantel donde la mayoría son del
futbol peruano. La prensa de allí no se cansa de elogiar a Ricardo Gareca, que desde que asumió hace poco ya
marco una línea de juego y demostró ser más motivador que cualquier jefe de
campaña de cualquier político. Todo indica que Perú será un rival más difícil de
ganar que sacarle el celular a la Xipolitakis.
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