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Las mejores frases futboleras de octubre. Segunda parte.
Frases, Frases futboleras, Lo último
“Cuando la
mayoría no venga más, se la va a recordar, como nosotros también nos acordamos
de jugadores que pasaron por acá como Zanetti, o Crespo, o Saviola, o Riquelme,
o Tevez... Cuando no estemos más se va a notar, nos van a extrañar en la
Selección”
Sergio Agüero, recordado.
"Sin
Leo, las cosas se hacen más difíciles"
Ángel Di María, vago.
"Ustedes
no me llamaron porque si me llamaran a mí me encantaría dirigir la Selección
Argentina. Pero bueno, no me llamaron."
Pep Guardiola, menottista.
"Hasta
los nenes me gritan amargo"
Sergio Agüero, amargo.
"Siempre
soy optimista. Bajo mi punto de vista creo que mañana (contra Ecuador) vamos a
ganar"
Juan Antonio Pizzi, vidente.
"Este
partido era fundamental, era la confirmación de lo que estamos haciendo pero el
que crea que por ganar estos partidos nos transformamos en un súper equipo,
está delirando"
Oscar Tabarez, delierando.
“Es una
mierda, jodí todo el esfuerzo que hizo el equipo”
Javier Mascherano, jodido.
"Con
Burdisso vendimos a Maxi López al Barcelona. Cuando se lesionó Salas, nosotros
por dentro pensamos 'mejor', pero entró Maxi y no lo podíamos parar. Con Nico
nos colgábamos, lo agarrábamos y nos llevaba a la rastra, jaja. Fue ese partido nada más, pero nos volvió
locos en la cancha de Boca"
Rolando Schiavi, promotor.
"Cuando
una mujer se pone algo en la cabeza..."
Wanda Nara, dueña de Icardi..
"Me
quería hacer un túnel, estiré el brazo y ocurrió ese incidente. Pero Neymar tiene
que dejar de ser canchero y debe
respetar a sus rivales"
Yasmani Duk, tal vez lo recuerden en papeles como codos, el marciano de los
Simpsons.
Frases tomadas desde el 01 al 15/10/2016
Sábados de Fontanarrosa. Hoy: "Fontanarrosa y la pareja"
Extraído del libro homónimo. Ed de la Flor 1981/ Ed Planeta 2012.
Los odio a todos
Los odio a todos—, me espetó Andreas cuando le pregunté sobre los otros
compañeros. Iba a preguntarle más, pero no pude puesto que él ya se había
puesto los auriculares y siguió mirando un punto fijo en la pared. Andreas Kuhppa,
fue el jugador más extraño que conocí. Y eso que yo fui un trotamundos del fútbol. Estuve en Malasia, Zimbabue, la India… países
en donde uno ni siquiera sospecha que haya fútbol.
El apócope de Andreas es Andy, pero nadie osaba llamarlo así. Ni el periodismo
se atrevía. Kuhppa ni siquiera era grandote, como para que le temieran por su
tamaño. Media más o menos 1,75 pero era morrudo, macizo. Solo con la mirada de sus ojos negros imponía
respeto. Era un tipo oscuro, parco. No habla con nadie, los otros compañeros le
tenían pánico. Era un cinco de esos raspadores, que en la cancha siempre ponían
todo. Pero su único problema era que se le salía la cadena dos por tres. No era
peleador, de esos que buscan pelear por nada. Él directamente peleaba y a otra
cosa. Como aquel día que al serbio del TSV Rhein, casi le fractura la mandíbula
de un puñetazo. Diez fechas de sanción le dieron. Tampoco se llevaba bien con
sus compañeros. En una práctica había fracturado a Nebel, porque quiso tirarle
un caño.
A pesar de esto, la dirigencia nunca quiso rescindirle el contrato. Pasa
que decir Kuhppa, era decir Fortuna Düsseldorf. Era ídolo indiscutido. Pero
Solo se había llevado bien con un nigeriano, que ya no estaba en el plantel
porque lo habían vendido al Málaga. Y yo
justamente venía a reemplazarlo desde el humilde Brown de Adrogué.
Como compañero de habitación, Andreas era excelente, mejor imposible. Es
como si uno estuviese solo. Estaba todo el tiempo acostado escuchando heavy
metal de un viejo Discman. Era ordenado
como pocos. A la hora de entrenar era el primero en llegar y el ultimo en irse.
Lo que me llamó la atención es que en las prácticas nunca utilizaba
indumentaria del club. Mientras todos teníamos unos chalecos horribles de la
marca que nos vestía, él andaba en una camiseta de Iron Maiden sin mangas y
toda desteñida. Pensé que se trataba de cierta permisividad hacia su persona.
Sin embargo, según me conto Elías, un compañero español, ya no le daban más ropa del club, porque
siempre la perdía –lo cual me parecía raro, porque era el tipo más ordenado con
el que me había tocado compartir habitación. Las prácticas las jugaba como si
fuese un partido de verdad. Metía con todo. Recuerdo una vez que me habían
puesto en el equipo de los suplentes. Generamos una linda contra, me la dieron
a mí a tres cuartos de cancha, enfilé para el arco, pero desde atrás y a una
velocidad terrible me agarró Andreas. Volé por los aires. Sentía un dolor tan
fuerte que pensé que me había roto algo. Me levanté para irlo a buscar y
preguntarle por qué le hizo eso a un compañero. No llegue a decirle nada:
cuando lo tuve enfrente me levanto de la camiseta y me grito vaya a saber qué
en alemán, luego como un trapo de piso me tiro para un costado. Los otros
jugadores acostumbrados ya a este tipo de accionar, no le dieron importancia a
la cosa. El entrenador me dijo que me levantará y siguiera jugando. No entendía
nada. Quería irme. Sentía que estaba en un cotolengo, rodeado de miedosos al
mando de un demente. Encima ese día me tocaba compartir la habitación con él,
ya que al otro día jugábamos.
Esa noche cenamos y nos fuimos a la habitación. Andreas estaba como
siempre. Acostado escuchando esa bola de ruidos. Me senté en la cama dándole la
espalda y mirando una foto de mi hija que en ese entonces tenía tres años y
estaba allá en Argentina. Cómo la extrañaba. Pensar que yo podía estar allá con
ella, ganando menos pero en casa, y no en este país, rodeado de locos. Me
quebré. Las lágrimas comenzaron a caer densas. Entonces sentí que este tipo se
levantaba de su cama. Sentí un frío que recorrió mi cuerpo. Hasta pensé que me
iba a matar. Por las dudas me quede quietito. Pero sentí su mano apoyarse en mi
hombro con firmeza. –Hija afortunada. Tiene padre que hacer sacrificio en otro
país por ella—, dijo en un horrible español mientras miraba la foto de mi nena.
Me quede mirándolo atónito. El siguió rumbo a al baño. Luego salió y siguió
mirando un punto fijo mientras mecánicamente metía otro CD en el Discman.
Jugando era un animal. Ponía todo desde el primer minuto. Era capaz de
trabar con la cabeza contra un tractor. No importa si perdíamos tres a cero o
si ganábamos por esa misma cantidad de goles.
El primer partido que lo vi jugar, yo estaba en el banco, me impresionó
el poco amor a su físico y al del rival. No le importaba romper o romperse, buscaba
por todas las formas ganar. Al ser el
referente del equipo, siempre pactaba los premios. Su imagen se me cayó cuando
nos “cobró” un porcentaje de los premios por ganar el clásico. –Está bien, el
siempre pelea por los premios y logra que nos paguen más–, me había dicho
Elías. A mí me pareció una bajeza. Una inmoralidad. Pensé en no darle nada,
pero la verdad es que tenía cierto temor y el premio era demasiado bueno. Sin
embargo, Andreas me dio cierto asco desde ese día. Yo había pensado que era
otra clase de persona, sin apego a lo material. A pesar de que la paga era
buena, estaba deseoso de irme de ese lugar tan horrible o mejor dicho, de las
garras de esa ave de rapiña que era Kuhppa.
El tiempo pasó, los partidos se iban acumulando atrás en forma de campaña
mediocre. Estábamos en la mitad de tabla. Mejor que en el campeonato anterior,
pero lejísimo de los puestos de ascenso. Lo echaron en la fecha seis por un
pisotón horrible al siete del Saarbrücken. Lo volvieron a echar en la doce por
un codazo arbitrario a Reck, un pibe de
18 años que era agrandadisimo y al que consideraban el “Ballack del ascenso
alemán”. Hasta que pasó lo del partido
contra el Fortuna Köln. Kuhppa saltó a cabecear y Friedberg, otro cinco
temperamental lo desestabilizó en el aire. Andreas cayó seco. Se sintió como la
cabeza pegó contra el césped haciendo un ruido que pudo sentirse en toda la
cancha. A pesar de que era un tipo al
que puede calificarse como asqueroso y ruin nos quedamos helados. Yo fui el
primero en acercarme. Estaba vivo, pero semi inconsciente. Rápidamente lo
trasladaron en la ambulancia. No sabíamos que hacer. El partido siguió, pero
tanto los del Fortuna Köln como nosotros ya no estábamos en el partido. Termino
cero a cero, pero fue anecdótico. El entrenador nos avisaba que Andreas estaba
bien, había tenido una conmoción cerebral. Yo sentía la necesidad de ir a verlo
cuanto antes al hospital. Nadie me quiso acompañar. Por un lado tenían razón,
pero por el otro sentía una profunda pena por él. Me subí a un taxi y fui a la
clínica.
Al llegar, estuve como una hora dando vueltas porque entre que yo no habla
alemán y ellos no entendían mi español no encontré como llegar. Hasta que
encontré a Fritz, el medico del plantel que estaba casado con una argentina,
que era la hermana de mi representante y por eso yo estaba allí. Fritz me
explicó que Andreas estaba bien, pero se iba a quedar internado. Podía pasar a
verlo, pero me aviso que no me impresionara porque lo tuvieron que atar a la
cama: se quería ir a toda costa. Ingrese a la habitación. Jamás pensé que
Kuhppa me iba a recibir con una sonrisa. Lo salude, me senté a su lado. –Tú
eres buena persona, Yo sabía Daniel que lo eras–, comenzó a decir con lágrimas
en los ojos. Yo pensé que el golpe lo había
afectado. Su rostro comenzó a ablandarse, como si se sacara una máscara del
alma. –Dringend. Necesito favor. Dringend.
Vida o muerte. Willy operación urgente.
Hay llave mía en almohada. Abrir armario, maleta lleve a la dirección. Ve solo.
No compañía. Anota Dani, anota por
favor–, quise negarme a semejante petición que se la atribuí al golpe recién recibido
pero se enojó tanto que no tuve otra opción. Garabateé rápido la dirección. Fui
primero a la pensión del club, fui a su almohada. Tal como lo dijo había una
llave, que era del ropero o armario. Cuando lo abrí encontré un maletín negro.
No sabía que había adentro, ni qué clase de trampa era esa. No sé de donde
saqué la determinación para hacer lo que Kuhppa me dijo. Agarré un taxi, le di
la dirección y fuimos hacia allá. Tal era mi curiosidad por lo que había en el
interior que a mitad de camino, me decidí abrir el maletín. Adentro había como
100.000 euros. No sé si el chofer del taxi advirtió mi cara de sorpresa o no,
pero casi se me cae la mandíbula. Mientras me debatía internamente entre ir o
no ir, o llamar a la policía, nos detuvimos frente a un viejo edificio. No sé
ni cómo pagué el taxi.
Perdido por perdido, decidí tocar el portero eléctrico. Una voz de mujer,
algo grande, me preguntó algo en alemán. Yo atine a responderle: –Andreas
Kuhppa–. Colgó, y al cabo de unos segundos me abrió la puerta un chico de unos
siete u ocho años con un pantaloncito de entrenamiento del Düsseldorf. Me miró
extrañado. Detrás suyo, una chica cubana vestida de enfermera me invitaba a
pasar y a tomar asiento. Le explique rápidamente lo sucedido y que estaba ahí
por iniciativa de Kuhppa. La chica tomó el dinero. –Debe ser el dinero para la
operación del corazón de Willy, mañana lo deben operar–. Me quede sin aliento,
atiné a preguntarle si Willy era el hermano de Andreas o algún familiar. –Willy
es uno de los tantos chicos que rescatamos de las calles, con la fundación de
Kuhppa–.
Andreas lo había hecho de nuevo, me había dado un duro golpe.
Toni Schweinheim
Obra Publicada, expediente Nº 510614. Dirección Nacional del Derecho de Autor
El antiequipo de la semana
Antiequipo, Fútbol Argentino, Lo último
Arriba: Verón y Maradona discutiendo en lugares (Ex amigos,
peleadores), Sergio
Agüero (Bluff, jugador del Manchester City, puteado, anunciador de
penales); Fernando Espinoza (Arbitro, bombero,
sacapartido); Edgardo Bauza (Entrenador de la
Selección Argentina, Entrenador de la Sub 20, Capitán del Titanic, ex defensivo
devenido a amorfo).
Abajo: Periodismo
español (Mala leche, vendehumo); Counter Strike (Juego
mundial en donde Argentina también sale segunda); Asociación
del Fútbol Argentino (Portal hacia el Outworld).
Selección
Realmente escandaloso. La verdad que no daba vivir una situación así en esa clase
de partido. Dieron pena y cayeron muy bajo. Vergüenza ajena dan. Mira que hacer
eso delante de todos… ¿Hablamos del cruce entre
Maradona y Verón en el partido por la paz? Nah, para nada, hablamos del
partido de la Selección Argentina. El quilombo
de juego del representativo nacional se agrando más que la discusión
Maradona-Verón por parte del periodismo. Y hubo puteadas, y el primero en la
lista fue Sergio Agüero, cuyo último logro en la
Argentina fue hacer cambiar una sangucheria de Tucumán que se llamaba “El Kun”.
Un penal errado y más anunciado que una promoción de Carrefour. Un partido
realmente para el olvido el del kun. Se chocó con Higuaín más que Chano con el
resto del parque automotor nacional. Se la paso rebotando con la defensa de
Paraguay. La pregunta obligada es… ¿Para qué lo convocan? Y la respuesta es
simple: en el Manchester City es Gardel con guitarra eléctrica y con Lemmy Kilmister
tocándole el bajo. Agüero viene teniendo
un nivel tan bajo, que Ottavis le saca medio metro. Y ahí nomás viene el resto.
Cuando empezó el ciclo de Edgardo Bauza
pensamos que iba a rajar más jugadores que el actual gobierno a
empleados públicos. Ya imaginábamos a
Messi más Gentiletti, Buffarini… Pero siguieron los mismos. A Bauza le agarro
el síndrome del “DT de Argentina”, que es cambiar. El primer partido, frente a Uruguay,
se vieron escenas de bauzismo explícito. Pero al Patón lo criticaron, cambió y el
equipo no sabe defender, ni atacar. Pasaron gritando Sava y el Almirón de
Independiente y le gritaron a Bauza que no sabe hacer cambios. Demichelis estuvo tan lento que cuando llego a cortar
a Derlis González, ya habíamos cargado una serie en Netflix usando internet
explorer. . Pasamos de putear por salir segundo en todo, a putear por estar en
repechaje, la promoción de las selecciones. Estamos a tan solo un punto del
tercero y del cuarto ¿Es grave? Viendo como fue el último partido nos dan ganas
de cuetearnos las bolas con las armas virtuales de los pibes que salieron
segundos en el mundial del Counter Strike. Pibes
a los que criticaron por salir segundos. Es que si sumamos todos los segundos
puestos de los últimos años, dejamos paradójicamente, en el segundo puesto a
Robben. A los pibes lo re bancamos, fueron hasta allá, se divirtieron, ganaron
20.000 dólares y encima Argentina de no existir pasó a terminar segunda. ESperamos con ansias el mundial del International Superstar Soccer deluxe, con Capitale y Redonda no podemos perder...
En el medio de todo esto está la siempre querida AFA. La junta anormalizadora juntó 44 carpetas de
entrenadores para analizar y mucho, pero muchísimo humo más. La cosa es que
eligieron como Coordinador a Micó, querían como DT de la Sub 20 a Pancho
Ferraro, pero el proyecto de él no consistía en ser DT, sino en coordinador.
Entonces lo cráneos de la AFA hicieron la más fácil: Bauza también maneja la
Sub-20. No sabemos si es un castigo a Bauza o a los pibes.
En coincidencia con la selección, el arbitraje argentino también
es un espanto. No hay arbitro que zafe. Y entre ellos se destaca Fernando Espinoza, quien a la hora de cobrar algo
tiene más dudas que Agüero pateando un penal con la celeste y blanca. Este árbitro
estuvo en boca de todos porque propició el abandono de Olimpia en el amistoso
contra Boca. Ya se terminaba un amistoso más, no pasaba mucho, ganaba el Decano
2-1, hasta que Espinoza cobró un penal inexistente. Luego de más protestas. Bou pateo, atajó el arquero Centurión, pero se
adelantó. Y si estaba adelantado, pero luego de haber cobrado ese penal
inexistente los jugadores de Olimpia estaban más calientes que Chilavert con
Gámez, e iban reaccionar hasta si le hacían repetir un lateral. Los jugadores
se fueron, luego Espinoza se hizo cargo del error pero los jugadores de Olimpia
ya estaban en Asunción.
A Piqué se le dio por cortar las mangas de su camiseta. Algo
que no debería de llamar la atención. Pero el periodismo
español hizo una venta de humo industrial con el episodio. Sobre todo el
Diario As que luego tuvo que salir a pedir disculpas. Fue tan grande el revuelo
que Pique decidió renunciar a la selección española después del Mundial de
Rusia… El tema es el siguiente: En las redes sociales y en varios portales
deportivos, sostenían que Piqué se había cortado las mangas de la camiseta para
no llevar la bandera española. Todos sabemos de Pique y la causa catalana. Pero
no fue así. La misma federación española lo desmintió y mostraron fotos de Sergio
Ramos que utilizo una camiseta igual. Ningún periodista googleó, ni se fijó en
otros jugadores. Todos entraron a matarlo. L*b*rm*n al lado de estos, es Heidi
con las ovejas abrazada a un oso de peluche.
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