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Sabados de Fontanarrosa. Hoy: La Hermana Rosa augura el triunfo

Se vino el mundial nomás y Roberto Fontanarrosa cubrió por intermedio de la Hermana Rosa el mundial de Estados Unidos 94 y el de Alemania 2006. Justamente el texto que acompaña el sábado de hoy —aunque será publicado en domingo por la madrugada este articulo— es el cual la adivina y mentalista, la hermana Rosa, predice el resultado del primer partido de la Argentina del Mundial 20066, frente a Costa de Marfil.

***

Roberto Fontanarrosa ESPECIAL PARA CLARIN 

El Porra, barrabrava pasando por un mal momento, asegura que Porras, arquero de Costa Rica, es primo suyo. Justifica la ese final del apellido porque son varios hermanos. Veridiana, la asistente de la Hermana Rosa está enamorada de Elizondo. Dice que Horacio (como ella lo llama), con sus sienes levemente plateadas, parece un personaje sacado de una novela de Corín Tellado.

Al finalizar el partido inaugural, con otras fanáticas del colegiado, parte a festejar en el Monumento a la Bandera el resultado obtenido por nuestro árbitro. La Hermana Rosa, por su parte, se enoja ante los reproches de la parcialidad por su relativo acierto en el pronóstico del primer encuentro. "Acerté— brama— en lo más difícil. Adelantar cual iba a ser el ganador del partido".

Pero, en la intimidad, nos confiesa que aún no conoce el verdadero poder de los hongos alucinógenos yaverán que le enviara el pariente lejano de Evo Morales; Huevo Morales. "Les agregué demasiado orégano" reconoce.

Una historieta de los años sesenta, en Resúmen de lo Publicado, diría: "Muchos peligros debieron sortear nuestros amigos a lo largo de sus muchas aventuras, pero nunca como cuando tuvieron que enfrentar a ¡DROGBA, EL TERRIBLE!". 

El Cabezón Mamúa, lugarteniente del Porra, se asombra. "Piel de ébano— resopla— dientes de nácar, costa de marfil Qué coquetos son estos negros".

Señores, se terminan cuatro años de espera. Llegó la hora de la verdad. En mi casa ya hay, desde la madrugada, una multitud instalada frente al televisor. Al sonar los primeros aplausos, los primeros vítores, las primeras bombas de estruendo, el vecino de arriba golpea con un palo nuestro techo, en abierta protesta. Es uno de los marginados por la sociedad, de los parias del sistema: no le gusta el fútbol.

"Muchas voces se levantan en defensa de estos desdichados— se compadece el filósofo Juan José Serenelli (Jota Jota, el Yaya Serenelli)- Pero hay casos peores". Un vecino del piso 15 (dato sospechoso, porque el edificio tiene solo 12) cuenta que vivió muchos años a dos cuadras del sambódromo de Río, detestando el Carnaval. 
"Admito— reconoce, sin embargo— que el único inconveniente era que debía ir a mi trabajo de oficinista, en Petrobras, disfrazado de Dama Antigua". El testimonio de Carlitos, uno de los tantos integrantes de la colonia rosarina en Barcelona, es más extremo. "Tengo terror a los toros —se estremece— Pero, viví un tiempo en Pamplona y debía esconderme en un sótano cuando, para San Fermín, largaban esas bestias a las calles".

La Hermana Rosa, teatral, se dispone al anuncio de su pronóstico más importante. Sale al balcón levemente confusa por el consumo de los famosos hongos. Lo hace cubierta con una gasa, un tul o un mosquitero; precisarlo es difícil. "Argentina ganará 2 a 0 —vocifera, ante la algarabía de unas dos mil personas que la contemplan desde abajo— La Fiera Rodríguez convertirá el primer gol a los 36 minutos del primer tiempo. A los 39 minutos de la etapa final, Riquelme, de penal, por infracción cometida contra Tevez, marcará el segundo".

Luego de su augurio, la mentalista, una vez más, se desmaya. Su trabajo ha terminado. Ahora comienza el nuestro, para levantarla.


"Esse est percipi". Borges - Bioy Casares.

"Viejo turista de la zona de Nuñez y aledaños, no dejé de notar que venía faltando en su lugar de siempre el monumental estadio de River. Consternado, consulté al respecto al amigo y doctor Gervasio Montenegro, miembro de número de la Academia Argentina de Letras. En él hallé el motor que me puso sobre la pista. Su pluma compilaba por aquel entonces una a modo de Historia panorámica del periodismo nacional, obra llena de méritos, en la que se afanaba su secretaria. Las documentaciones de práctica lo habían llevado casualmente a husmear el busilis. Poco antes de adormecerse del todo, me remitió a un amigo común, Tulio Savastano, presidente del club Abasto Juniors, de cuya sede, sita en el Edificio Amianto, de avenida Corrientes y Pasteur, me di traslado. Este directivo, pese al régimen doble dieta a que lo tiene sometido su médico y vecino doctor Narbondo, mostrábase aún movedizo y ágil. Un tanto enfarolado por el último triunfo de su equipo sobre el combinado canario, se despachó a sus anchas y me confió, mate va, mate viene, pormenores de bulto que aludían a la cuestión sobre el tapete. Aunque yo me repitiese que Savastano había sido otrora el compinche de mis mocedades de Agüero esquina Humahuaca, la majestad del cargo me imponía y, cosa de romper la tirantez, congratulélo sobre la tramitación del último goal que, a despecho de la intervención de Zarlenga y Parodi, conviertiera el centro-half Renovales, tras aquel pase histórico de Musante. Sensible a mi adhesión al once de Abasto, el prohombre dio una chupada postrimera a la bombilla exhausta, diciendo filosóficamente, como aquel que sueña en voz alta:
-Y pensar que fui yo el que les inventé esos nombres.
-¿Alias? -pregunté, gemebundo-. ¿Musante no se llama Musante? ¿Renovales no es Renovales? ¿Limardo no es el genuino patronímico del ídolo que aclama la afición?
La respuesta me aflojó todos los miembros.

-¿Cómo? ¿Usted cree todavía en la afición y en los ídolos? ¿Dónde ha vivido, don Domecq?

En eso entró un ordenanza que parecía un bombero y musitó que Ferrabás quería hablarle al señor.

-¿Ferrabás, el locutor de la voz pastosa? -exclamé- ¿El animador de la sobremesa cordial de las 13 y 15 y del jabón Profumo? ¿Estos, mis ojos, le verán tal cual es? ¿De verás que se llama Ferrabás?

-Que espere -ordenó el señor Savastano.

-¿Que espere? ¿No será más prudente que yo me sacrifique y me retire? -aduje con sincera abnegación.

-Ni se le ocurra -contestó Savastano-. Arturo, dígale a Ferrabás que pase. Tanto da…

Ferrabás hizo con naturalidad su entrada. Yo iba a ofrecerle mi butaca, pero Arturo, el bombero, me disuadió con una de esas miraditas que son como una masa de aire polar. La voz presidencial dictaminó:

-Ferrabás, ya hablé con De Filipo y con Camargo. En la fecha próxima pierde Abasto, por dos a uno. Hay juego recio, pero no vaya a recaer, acuérdese bien, en el pase de Musante a Renovales, que la gente sabe de memoria. Yo quiero imaginación, imaginación. ¿Comprendido? Ya puede retirarse.

Junté fuerzas para aventurar la pregunta:

-¿Debo deducir que el score se digita?

Savastano, literalmente, me revolcó en el polvo.

-No hay score ni cuadros ni partidos. Los estadios ya son demoliciones que se caen a pedazos. Hoy todo pasa en la televisión y en la radio. La falsa excitación de los locutores, ¿nunca lo llevó a maliciar que todo es patraña? El último partido de fútbol se jugó en esta capital el día 24 de junio del 37. Desde aquel preciso momento, el fútbol, al igual que la vasta gama de los deportes, es un género dramático, a cargo de un solo hombre en una cabina o de actores con camiseta ante el cameraman.

-Señor, ¿quién inventó las cosas? -atiné a preguntar.

-Nadie lo sabe. Tanto valdría pesquisar a quién se le ocurrieron primero las inauguraciones de escuelas y las visitas fastuosas de testas coronadas. Son cosas que no existen fuera de los estudios de grabación y de las redacciones. Convénzase, Domecq, la publicidad masiva es la contramarca de los tiempos modernos.

-¿Y la conquista del espacio? -gemí.

-Es un programa foráneo, una coproducción yanqui-soviética. Un laudable adelanto, no lo neguemos, del espectáculo cientifista.

-Presidente, usted me mete miedo -mascullé, sin respetar la vía jerárquica-. ¿Entonces en el mundo no pasa nada?

-Muy poco -contestó con su flema inglesa-. Lo que yo no capto es su miedo. El género humano está en casa, repatingado, atento a la pantalla o al locutor, cuando no a la prensa amarilla. ¿Qué mas quiere, Domecq? Es la marcha gigante de los siglos, el ritmo del progreso que se impone.

-¿Y si se rompe la ilusión? -dije con un hilo de voz.

-Qué se va a romper -me tarnquilizó. -Por si acaso, seré una tumba -le prometí-. Lo juro por mi adhesión personal, por mi lealtad al equipo, por usted, por Limardo, por Renovales.

-Diga lo que se le dé la gana, nadie le va a creer.

Sonó el teléfono. El presidente portó el tubo al oído y aprovechó la mano libre para indicarme la puerta de salida."

Borges - Bioy Casares.


Conociendo a los equipos del mundial. Grupo H

Volvemos a publicar a todos los equipos del mundial, antes los habíamos empezado a publicar en abril y de a uno, como para recordar a los equipos —y sobretodo robar post— volvemos a republicar, pero por grupo. Este es el Grupo H.


Conociendo a los equipos del mundial. Grupo G

Volvemos a publicar a todos los equipos del mundial, antes los habíamos empezado a publicar en abril y de a uno, como para recordar a los equipos —y sobretodo robar post— volvemos a republicar, pero por grupo. Este es el Grupo G.

Conociendo a los equipos del mundo. Grupo F.

Volvemos a publicar a todos los equipos del mundial, antes los habíamos empezado a publicar en abril y de a uno, como para recordar a los equipos —y sobretodo robar post— volvemos a republicar, pero por grupo. Este es el Grupo F.

Conociendo a los equipos del mundial. Grupo E.

Volvemos a publicar a todos los equipos del mundial, antes los habíamos empezado a publicar en abril y de a uno, como para recordar a los equipos —y sobretodo robar post— volvemos a republicar, pero por grupo. Este es el Grupo E. Nota: Ribery se bajo del tren.

¿De qué te ponés contento?

 Yo la verdad es que no te entiendo Cacho, la verdad que no te entiendo. Ni a vos, ni a todos aquellos que van a una cancha. O a esos hincha...


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