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Las mejores frases futboleras del mes de Mayo. Segunda Parte.
“Tenés que ir
preparado para jugar a la mancha y no al fútbol. A Riquelme no se lo puede
tocar. Todo el mundo lo ve. Algunos lo dicen, otros no. Juega con los brazos.
Nosotros también y cuando lo empujás o pecheás enseguida te cobran foul”
Jorge Ortiz, juguetón.
“¿Por qué no te
dedicás a juntar tapitas mejor, jajaja? Y tomate una Pepsi"
Mauro Icardi, colocador de guampas a domicilio.
“Ya están salvados. Le
mando un saludo. Que no joda y salga de vacaciones, je”
Ramiro Funes Mori, jodon.
"Que nos ayuden.
Que nos den fuerzas para tener valor y estar iluminados para tomar decisiones.
Estamos todos en un mismo barco, con diferentes responsabilidades. Somos todos
guerreros de la República Argentina"
Alejandro Sabella, general.
"Nos van a tener
que matar para sacarnos"
Edgardo Bauza,taliban.
“Por lo menos
conseguimos un punto”.
Omar De Felippe, conformista.
“Ojalá que River no
sea campeón. No lo digo para quedar bien. Me hubiera gustado que estemos
nosotros en esa situación. Haremos la fuerza desde afuera para que no lo sea”
Emmanuel Gigliotti, tribunero.
"No cuestiono las
decisiones del seleccionador Sabella, ya hay muchos delanteros y sabemos de qué
nivel. Estoy tranquilo, tengo que estar tranquilo porque por lo menos tengo por
delante un par de Mundiales en los que podría participar"
Mauro Icardi, robaesposas.
"Si yo te digo
que es domingo, rallá queso. Que se preocupen un poquitito"
Aníbal Fernández, payador.
"El Papa debe
haber rezado algún Padre Nuestro al igual que tantos hinchas"
Edgardo Bauza, religioso.
"Uno creyó en la
posibilidad de hacer algo importante. Armamos un equipo que podía pelear y
perdimos en semifinales de la Copa Argentina, pero en el medio surgieron muchos
problemas. Y después de que nos fuimos todo siguió igual. Todavía nos rebotan
los cheques sin fondo".
Julio Cesar Falcioni, defensivo.
“A Riquelme no lo veo
para el domingo"
Carlos Bianchi, miope.
"Yo pienso
solamente en mi partido, lo que juegan los demás no es nuestro problema. Si
River sale campeón, saldrá campeón. No sé lo que pensaban ellos cuando nosotros
ganábamos la Libertadores o la Intercontinental”
Carlos Bianchi, egocéntrico.
"Sé que sos
Cuervo, que sos hincha de San Lorenzo. Pero vos recordarás que cuando yo jugaba
en Boca no nos ganaron nunca. De esto hablaremos y mucho. Yo creo en vos,
Francisquito. Y eso que yo estoy peleado con el Vaticano"
Diego Maradona, veleta.
"Cuestionar a
Ramón como DT es como cuestionar a Bill Gates haciendo computadoras"
Emiliano Díaz, Hacker.
“Es para lo que
hablaban pelotudeces”
Fernando Cavenaghi, poeta.
“River sumó más puntos
que todos no hay nada que decir, es un campeón lógico. Yo me preocupo por Boca.
Chau, felicidades”
Carlos Bianchi, lógico.
"Después del gol
de Alario tuve una sensación de amargura porque no nos alcanzó con 30 puntos.
Lo repito, 30 puntos es muchísimo. Hoy no me quiero olvidar de los soberbios y
caradura que llevaron a Colón a este momento. Van a pagar lo que hicieron. Le
pido que no se olviden de Germán Lerche"
Diego Osella, Caruseando.
"Estoy loco, me
desgarré. Estoy seguro de me pierdo todo. Me quiero matar"
Facundo Parra, suicida.
“Se lo dedico a mi
hermano porque es hincha fanático de River, lo quiero mucho, es mi único amigo
en el fútbol porque es mi hermano, haber jugado con él y haber compartido estas
cosas con él es muy importante”
Ramiro Funes Mori, amigo y hermano,
"Creímos y
creemos en Ramón"
Enzo Francescoli, vidente.
Frases tomadas para esta segunda parte: desde el
12/05 hasta el 21/05 inclusive.
Las mejores frases futboleras de Mayo. Primera parte.
"Yo sé que soy
duro, no fui a verla, fui a comprobar que tenía cosas de masajes y luego le
reclamé. Me llegó el rumor de que la podóloga hace masajes. ¿Podóloga? Esas no
hacen masajes"
Ricardo La Volpe, prejuicioso.
"Estoy durmiendo
tres horas por día, pero es normal ante tanta responsabilidad”
Pedro Troglio, responsable.
"Voy a hablar en
argentino. La Volpe es un chanta de cuarta”
Jorge Vergara, mexicano chanta.
“Estamos en una
situación donde perdés un partido y estás en descenso y si ganás, entrás a la
Sudamericana. Es una cosa loca”
Walter Perazzo, bienvenido al fútbol argentino.
“Le quiero pedir disculpas
a la gente de Racing, a mis compañeros y al cuerpo técnico”
Sebastián Saja, camarillero.
“Parecería que uno es
un tarado porque nunca habla. Si hay que tirar bombas, tiramos bombas para que
todo el mundo vea lo que nos toca a nosotros”
Omar De Felippe, tirabomba.
"Me rompí la
cabeza toda la tarde con Quiroga, que mide 1,90. Habíamos defendido bien. Pero
ahora sólo se ve la que me equivoqué. El culpable es Tula. Me marcaron a mí, es
lo más fácil"
Cristian Tula, acomodador de medias.
Hasta las bolas…
Titular del Olé por el tema del acoso sexual de La Volpe a la podóloga, donde esta afirma que La Volpe la hizo tocar al amigo.
"Tengo que pensar
en qué puesto puedo hacerle bien a Newell's. Posiblemente me aleje un poco para
pensar en qué puedo servirles. No quiero perder a mis compañeros. Voy a seguir
siendo el asador oficial de este plantel"
Gabriel Heinze, asador.
“Durante los 90
minutos fuimos a buscar el resultado. En el segundo tiempo no fuimos tan
claros. Tuvimos situaciones para el 2-0. Nos empataron. Me parece injusto”
Guillermo Barros Schelotto, llorón.
"Me reprochan si
tengo ganas de irme, porque saben que esta vez sí me voy, no vuelvo más"
Carlos Bianchi, proximo jubilado.
“Es hora de que nos
toque a nosotros. Hay que tener fe. Dios tiene una deuda con nosotros"
Pedro Troglio, ateo.
"No tengo ninguna
dudas de que vamos a pasar"
Paolo Goltz, vidente.
"Gracias por
soportar a un viejo"
Javier Zanetti, inmortal.
"Ya no hay nada
para decir. Solamente agradecerle a la gente y nada más. No me faltó nada”
Gabriel Heinze, solo habilidad y gambeta.
"Es un gran final
para mi carrera"
Juan Sebastián Verón, en seis meses está de vuelta.
"Hay un
reglamento que cumplir. Somos todos iguales. No quiero acusar a los fallos
arbitrales por la situación en la que estamos. Pero sólo recordar los errores
que fueron notables e inciden en el resultado. No quiero simplificar la derrota
en el accionar del árbitro, pero está ligado al resultado. En el campeonato
tengo la cantidad de goles que nos anularon. Son seis. Tres no eran"
Guillermo Barros Schelotto, contador.
"Contentos y
alegres. Contentos todos. Hay que acordarse también de Vivas y Giunta. Fueron
parte de esto. Hay que acordarse de ellos. No es para quedar bien. Lo hago
porque formaron parte de esto".
Ricardo Caruso Lombardi, tribunero.
Aníbal Fernández: “Felicitaciones,
tengo una alegría bárbara”.
Caruso Lombardi: “Andá a comer con Mirtha que nosotros nos dedicamos a esto”
Caruso Lombardi: “Andá a comer con Mirtha que nosotros nos dedicamos a esto”
Conversación telefónica entre Caruso y Aníbal
Fernández.
Frases tomadas para esta primera parte: desde el
01/05 hasta el 11/05 inclusive. Segunda y Tercera parte a la brevedad.
Sábados de Fontanarrosa. Hoy: Más Inodoro Pereyra.
En esta edición de "Sábados de Fontanarrosa", le hacemos una nueva entrega de Inodoro Pereyra, el renegau.
Un Balón de oro de acá
Otra
vez había terminado el partido de los miércoles. El equipo de troncos del cual
forme parte había perdido por la módica suma de 17 a 8. Lo más cercano a
alcanzarlos en el resultado fue cuando estábamos perdiendo uno a cero. Porque
nosotros teníamos es particularidad de armar equipos desparejos. No porque
fuéramos boludos, sino que era por orden de llegada y muchas veces nosotros los
rústicos nos tómanos un partido cómo algo serio y estamos ahí temprano. Todos
transpirados nos fuimos acomodando en la mesa cercana a la salida, lejos del
bullicio que suelen hacer los jubilados en sus partidos de truco. En más de una
oportunidad tuvimos que separar a estos vejestorios cuando se querían ir a las
manos cuando alguno se carteaba o mentía más de la cuenta, y eso que jugaban
por porotos, que en cualquier momento
les germinaban en la mesa, dado que nunca los cambiaban.
El
primero en llegar a la mesa fui yo, segundos después el rana quien se desplomo
sobre la silla. Después vino el rengo. Los más pulcros se habían ido a bañar y
antes de comer los teníamos que esperar y obviamente llegaban con la charla
empezada.
—Estos
hijos de puta no deben tener baño en la casa —dijo el rana mientras ya iba como
por su cuarto cigarrillo post partido.
—Les
gustan estar en bolas con otros tipos —dijo Miguel mientras se sentaba luego de
volver de la barra con una cerveza.
—Son
cómo las leonas, gordo acá a sacarle una foto que la vendemos a alguna revista
de animales o a la National Geografic
—No
boludo deja, mi celular es inteligente, llega a ver eso queda traumado y tengo
que llevarlo a terapia— respondió el gordo.
—
¿Pidieron manices? —pregunto Gorriti mientras se sentaba.
—Se
dicen maníes, pedazo de bestia— dijo Horacio, que era profesor.
—Por
qué no te vas a corregir a los alumnos, que así también está la educación del
país — le espeto Gorriti. Lo llamábamos así porque nunca se sacaba la gorra, ni
siquiera para la fiesta de 15 de su hija.
—Llegó
Cristiano Ronaldo —dije ante la llegada de Martín. Martín Pérez era un terrible
jugador. A todos nosotros nos llevaba cuerpos de ventaja. Cabeceaba como los
dioses, iba al frente, podía regular en velocidad, jugaba y hacia jugar. Sin
embargo no le decíamos Cristiano por su forma de jugar. Lo llamábamos así
porque era facherito, carilindo y nunca tenía olor a chivo. Nunca iba a bañarse
después de los partidos, pero aun así con esa camiseta blanca marcada por el
sudor podía asistir a un cumpleaños de 15 y quedar como un duque. Corría cómo
un hijo de puta pero parecía que sudaba perfume. Tenía más levante que un
levantador de pesas olímpico, siempre venía con una novia diferente y no
cualquier bagarto, minas con todas las letras.
—Y
lo trajiste a Messi —dije mirando a Rubén. Este amigo nuestro era lo más lejano
a Lio Messi que pudiese existir. Torpe, no podía eludir ni a la
responsabilidad. Era alto y encima jugaba abajo. Nada que ver con el astro
rosarino. Su apodo comparativo con el 10 del Barcelona se debía a que tres
veces vomitó antes de salir a la cancha o incluso estando en pleno partido. No
lo hacía por nervios, ni porque anduviese jodido. Lo hacía porque era un
terrible borracho. Este paria futbolístico se venía una o dos horas antes
solamente para chupar en soledad, porque la mujer en la casa lo tenía cortito y
no lo dejaba tomar ni una gota.
—Mira
el lujo que tenemos, dos balones de oro jugando acá —aporto Gorriti.
—Déjame
de joder, los balones de oro son una mentira che — dijo recién llegado el rengo
con una toalla al cuello.
—Mentira
sos vos rengo, que hasta el gordo te gana un pique —comente.
—Yo
lo digo en serio —dijo mientras se servía enérgicamente una cerveza— el balón
de oro siempre va para equipos podridos en guita. Con guita cualquiera hermano…
—Rengo,
esos son los equipos que tienen la guita para mantener esos monstruos— advirtió
Horacio.
—Vos
no sabes las de pibes que vi que juegan
mejor que cualquier superestrella de Europa, pichones de Cristianos, de Messi,
de todos viejo, de todos.
El
rengo sabía de lo que hablaba. Era contador y en sus ratos libres —generalmente
casi siempre, porque menos clientes que un cabaret en el Vaticano— era
entrenador y representante de juveniles en el club del barrio. El rengo era un
pan de Dios, por eso la mayoría de los pibes se le iban con otros
representantes que les prometían de todo a los pendejos. Miguel —ese era su
nombre, pero le decíamos "el rengo" por su adicción a lesionarse en
los partidos y jugarlos rengueando, además ya teníamos un Miguel y no vamos a
andar diferenciando un Miguel del otro usando el apellido o la profesión, este
era el Rengo y punto.
Lo
que tenía de buenazo, lo tenía de soñador. Él quería que sus representados
jueguen en el club de barrio hasta los 16 o 17 años y después pegue el salto a
algún club de por acá, cómo El Porvenir, Independiente, Racing, Lanús o Banfield.
Así se le fueron cómo 10 pibes. Venia un representante ya ducho en el tema, les
ofrecía plata grande a los padres y con el tema de la patria potestad se lo
llevaban a Europa. Un caso resonante fue el del pibe Leopoldo Sosa, que ahora
juega en el Napoli. Era una de las grandes fichas que tenía el rengo, pero se
la soplaron.
El
rengo no era pobre, tampoco rico pero se estaba arruinando de a poco por la
escasez de clientes y por cómo le afanaban pibes. Nosotros le decíamos que se
dejará de hinchar las bolas con su sueño de barrio y que ofreciera algún que
otro talento a un club grande. Ni siquiera a Europa, a un River o Boca. Pero el
rengo que era medio zurdo nunca nos daba pelota y así solo le quedaban
juveniles que eran de madera y terminaban sus sueños futboleros jugando en
algún intercountry o en algún torneo amateur, donde obviamente no se necesitaba
de un representante. El jugador que más lejos llegó fue el mono Molina, un
aguerrido marcado central que se desempeñó en Deportivo Paraguayo, quien
tampoco necesito representante.
—
¿Vos pretendes que los de la FIFA o de la revista france football vengan hasta
acá a ver a alguno de los proyectos de paquetes que representas? —ataco fuerte
el rana.
—No
pelotudo, no te digo que vayan a ver torneos de acá, pero nunca un balón de oro
de la Argentina.
—
¿Y Messi que es? ¿Uruguayo?
—No
infeliz, de algún equipo argentino, no te pido una sociedad de fomento. TE digo
nunca un jugador de River o Boca tampoco hermano.
—Riquelme
hubiese ganado cómo cinco —acoto Raúl y nadie le dio bola.
Acá
eligen siempre a jugadores del Barcelona, del Real, del Manchester —prosiguió
el rengo— todos equipos con guita, es un premio capitalista. Más que Balón de
oro es un premio a la guita viejo. Necesitamos un balón de oro socialista,
hermano.
—Y
si los mejores del mundo están allá, boludo —dijo el mudo mientras levantaba su
chopp y lo detenía en el aire— ellos tienen la guita y compran, los clubes de
acá no pueden mantener ni la mirada.
—
¿Cuando los gringos quieren bailar y escuchar el mejor tango a dónde van? Acá
vienen papá —se respondió a sí mismo el rengo— los japoneses bailan y hacen
tango pero es una poronga hermano. El fútbol es lo mismo viejo, acá está el
mejor fútbol y nunca hubo un puto balón de oro con un jugador que jugará en el
país...
—Hay
un diario de Uruguay que elige a los mejores de acá, de Sudamérica —atiné a
decir.
—Pero
nadie le da bola, están todos boludos con lo de la FIFA y la revista esa
choronga de Francia, pero claro nosotros somos los boludos que preferimos
siempre lo de afuera —dijo el rengo mientras manoteaba maníes—, te puedo
asegurar que si Messi o Cristiano Ronaldo jugaban en River o Boca o en Riestra,
no los elegían en su puta vida como mejores jugadores del mundo.
—Pasa
que acá los pibes se van muy jóvenes y explotan allá, recién cuando ya están rotos o demasiados viejos vuelven para
acá —dijo Rubén, mejor conocido como el falso Messi.
—Por
eso yo quiero que mis pibes, se queden acá —dijo expresivo el Rengo— yo conozco
un montón de pendejos que son diez veces más que Messi.
—Y
yo conozco un montón de representante que son más rápidos que vos —toreó el
mudo.
—Eso
es porque hoy todos se mueven por la guita, mudo —acuso el golpe bajo el rengo—
pero tengo un pibe que estoy seguro que la va a romper acá y no se va a ir a
ningún lado.
—
¿Otro más? —dijo Horacio—, se va a quedar hasta que venga un representante de
verdad, no como vos que todavía vive en el mundo ideal de aladdin.
—Yo
lo conozco y sé que este me va a salir bueno —suspiro el rengo con la batalla
casi pérdida— es de familia humilde pero no se va a dejar engatusar con la
guita, ya lo tengo hablado...
—Vos
seguí hablando, tenes que darle una moneda para que se quede —arremetió Raúl—
todo muy lindo pero al primer mango que le ponga otro lo perdes, como perdiste
a todos.
—Ustedes
solo piensan en la plata carajo— exhalo el rengo y quedo ensimismado. Lo cual
me produjo mucha pena porque será medio boludo y soñador pero sus intenciones
siempre fueron las mejores.
—
¿Y cómo se llama este pibe? ¿Es del barrio? ¿De que juega? —intente correr el
eje de la conversación para salvar a mi amigo.
—Enganche,
es el mejor que tengo —dijo mientras se le iluminaban los ojos, como si
estuviese hablando de un ser querido— no sabes como la mueve el pendejo, doce
años tiene pero es un infierno. Es el hijo de Cambarelli, el electricista de la
avenida.
Jorge
Cambarelli era electricista de autos, un garca de aquellos. Le llevabas el auto
por un problema en el alternador y te salía más caro que un choque de frente
contra un scania. Siempre encontraba algo más cómo para arrancarle la cabeza a
uno. Por eso cuando nos dijo que este pibe era el hijo, yo ya sabía el
desenlace. A Cambarelli le gustaba muchísimo la guita. Estaba todo dicho.
—
¿Vos decís que Cambarelli no se va a dejar tentar por un representante? —se
alarmó Horacio.
—Por
supuesto que sí, pero la mujer lo tiene cortito y ella no quiere saber nada de
que el chico se le vaya —defendió el rengo.
—Pero
pelotudo, ese tipo tiene más minas que un jeque, le va a chupar un huevo lo que
le diga la gorda —seguía indignándose Horacio.
—Yo
te digo que no es así.
—
¿Pero escúchame, juega bien? —volví a insistir con el tema futbolístico.
—Es
una locura ese pendejo —giro hacia mí el rengo— no sabes lo que hace con la
pelota. Antes lo llevaba a jugar por guita a torneos de juveniles y la rompía,
la rompía. Ese pibe va a ganar un balón de oro en varios años. Pero acá jugando
en un club de acá.
—La
que la va a romper va a ser mi señora, pero mis bolas, mira la hora que es che
—dijo Miguel mientras se levantaba— ¿arreglamos los números?
—Paga
el rengo, cuando venda a ese pibe va a tener plata —acoto Horacio, el rengo lo
fulminaba con la mirada.
—Si
es que no se lo soplan antes, va a venir un representante más vivo y hasta a
vos te va a llevar rengo— cargo el mudo
—Bueno
che, yo me rajo —dijo tirando un billete de 100 sobre la mesa.
—El
vuelto lo dejamos para el representante que se va a llevar al pibe —dije.
—Ustedes
son unos boludos, ya van a ver —dijo el rengo mientras Miguel saludaba desde la
puerta y nadie le daba bola.
—Te
jodemos renguito, no te calentes —puso paños fríos el mudo.
—Jodanlo
al alemán que hoy vino porque la jermu está de viaje sino no lo dejan. —dijo el
rengo cambiando su ofensiva hacia mí.
—Yo
vengo siempre, ¿qué decís? Si no vengo es porque estoy complicado en la oficina
o el nene esta hinchándome las bolas en casa —expliqué un poco irritado por la
actitud de mi amigo.
—Che
yo también me voy ¿alguno me puede llevar? —solicito el profe Horacio.
—Yo
te llevó arriba de esta, pero pasas los cambios con la boca —arremetió Gorriti,
callado hasta ahí.
—Siempre
los mismos inadaptados ustedes —dijo el Profe.
—
¿Cuánto hay que pagar? —inquirió el Rengo.
Empezamos
a juntar la plata, a hacer las siempre
dificultosas divisiones de cuántos
somos, de cuánto es el total, de cuánto es lo que tiene que poner cada uno, de
que nos olvidamos de contar a tal amigo... Como pasa generalmente, sobra o
falta plata. Esta vez sobró y dejamos ese vuelto para señar la cancha del
próximo miércoles.
A
mí, sinceramente, me había agarrado curiosidad por el pibe este. El hijo del
electricista. Yo lo conocí cuando tenía 6 años —cuando todavía le llevaba el
auto a su padre y antes de que me cobrará $100 por cargarme la batería—, era un
gordito de esos con anteojos gruesos que seguramente siempre era objeto de
burlas de sus compañeros o bullying como se dice ahora. No podía creer que ese
nene en tan poco tiempo haya cambiado tanto. La cosa me quedó rebotando en la
cabeza y aproveché el viernes, que es cuando llevó a mi pibe a la escuelita de
fútbol, lugar donde dirige el Rengo.
Le
voy a sincero: mi pibe es un queso cuartirolo jugando al fútbol, lo heredó de
mí el pobre, no tiene la culpa criaturita de Dios. Pero uno lo ve corriendo y
disfrutando tanto, que lo lleva con ganas. Franco —así es cómo se llama— es un
mini Mauro Laspada. Rustico, golpeador, patadura y muy pero muy bestia. Tal es así
que un día el padre de uno de los chicos que va a esta escuelita, vino a
increparme porque Franco le había bajado de una patada tres dientes de leche. A
pesar de todo esto, Franquito insiste en que quiere ser delantero y uno a los
chicos los deja soñar libremente. Yo por ejemplo soñaba con ser futbolista y lo
más cerca que estuve de un campo de juego profesional fue cuando hubo una invasión
de cancha al irnos a la B. Franco estaba en el mismo club donde el Rengo estaba
a cargo de la categoría 2002. Por eso aproveché y me quedé haciendo tiempo
viendo cómo mi nene derriba uno por uno todos los conitos, a pesar de que la
consigna era gambetearlos. Ni bien terminaba la escuelita, venía el rengo a
dirigir a su categoría. Tenía dos horas por delante para ver como mi nene hacia
todo lo que no tenía que hacer en el fútbol. Mientras veía cómo mi nene se
divertía, una lágrima de emoción rodó por mi cara, que lindo era ver como con
su inocencia se cagaba en 120 años de evolución de este lindo deporte. Fue
cuando alguien me toco el hombro y me saco de mi tragicómica reflexión.
—
¡Alemán querido! Hace como mil que no te veo ¿Cómo estás? —me saludaba Gambarelli
con la mano todavía apoyada en mi hombro.
—Bien,
acá lo traje a mi pibe a la escuelita y me quede viéndolo, ¿vos? —respondí con
cierto fastidio.
—Yo
vine a hablar con el Rengo por lo de mi pibe.
—Si,
me dijo que jugaba...
—No
juega, la descose el nene, así chiquita la deja, es un avión, viejo.
—Tiene
el futuro asegurado acá, entonces, ¿Pero no lo trajiste? Hace un montón que no
lo veo.
—Viene
después, es temprano, total estamos acá a la vuelta, vos hace mil que no te
venís al taller, ¿no lo estarás llevando a otro lado al auto? —dijo eso y rio
falsamente.
—Nooo
—reí falsamente también— pasa que yo lo llevó al mecánico de la concesionaria,
sino no me cubre el seguro— mentí.
—Con
eso te engrampan hermano, el seguro es gratis por un tiempo pero te rompen el
culo con sus mecánicos.
—Y
si, escúchame ¿de que juega tu pibe? —traté de volver al tema del hijo.
—Enganche
y en cualquier lado, hasta en otro país puede jugar —volvió a reír— de eso vine a hablar con el rengo —poniéndose
serio al decir esto último y yo ya intuía la cuestión.
—
¿Lo querés llevar a otro lado? —dije muy inocentemente.
—Si,
a Italia, se lo quieren llevar ya, los tanos —respondió mientras se frotaba las
manos. Un sudor frío me recorrió la espalda y empecé a sentirme triste por mi
amigo. Otro crack que se le iba, esto seguramente lo iba a derrumbar.
—Si
tenés un tiempito nos tomamos un feca acá en el buffet y te cuento bien —me
dijo afanosamente. Yo me quería ir a la mierda, la noticia de que otro pibe se
le escapaba a mi amigo me había puesto de mal humor. Di cómo excusa que tenía
que ir a buscar a mi señora al supermercado y me fui.
Me
fui a un bar de la avenida, como para
hacer tiempo y pensar en lo mal que estaba el fútbol. El sueño que tenía mi
amigo era muy lindo. El futbol era lindo, pero la cagaron con la guita hermano.
Donde nosotros vemos a un chico corriendo feliz con la bocha pegada al pie,
estos hijos de putas ven un negocio millonario. Cuando nosotros escuchamos la
risa de un nene feliz con una pelota, estos mercenarios escuchan el ruido como
el de monedas al caerse en el piso. Me quede divagando como media hora, faltaba
un rato largo todavía para ir a buscar a Franco. Fue entonces cuando me decidí
ir a buscar al Rengo a la casa, todavía era temprano y debía estar en la casa
por salir al club, donde seguramente lo estaba esperando Cambarelli
fanfarroneando en el buffet. Tenía que saber lo que le iba a hacer este garca.
—Rengo,
tengo que hablar de algo urgente con vos —dije cuando me atendió por el portero
eléctrico, subí por las escaleras hasta el segundo piso y el rengo ya me
esperaba en la puerta de su departamento. Estaba vestido con un equipo de
Gimnasia bastante raído y un silbato de metal colgaba de su cuello.
—
¿Qué pasó, hermano? — preguntó sorprendido el Rengo.
—Vengo
recién del club, lo lleve a Franquito a
la escuelita y me encontré con Cambarelli. Te quieren cagar Rengo, te quieren
cagar hermano.
—
¿Qué te dijo?
—Que
al pibe lo quieren desde Italia —comprobé que al decir esto, la cara de mi
amigo se tornaba de un color blanco.
—
¡Que hijo de mil putas! Vení, pasá y hablamos mejor.
Entré
al departamento del Rengo, que era un coctel de aromas. Iban desde el humo del
cigarrillo hasta el tuco, pasando por el olor a humedad y hasta pólvora.
—
¿Te acordás que te dije que necesitábamos un Balón de Oro socialista? —dijo
mientras se prendía un cigarrillo.
—Si
recuerdo, es tu filosofía de vida esa.
—Decime
una cosa ¿Vos que preferís? ¿Qué un espectáculo sea para todos o para unos
pocos?
—Y…
que todos podamos verlo… —respondí pensando que mi amigo había enloquecido.
—Todos
opinamos lo mismo. Si vos tenés un pajarito encerrado te va a cantar a vos
solo. Si lo soltas va a cantarle al mundo.
—Sí…
—atiné a balbucear, comprendiendo que a mi amigo el golpe de perder una nueva
promesa lo había hecho enloquecer.
—Al
pibe lo tenemos vendido al Inter en un millón de euros.
—
¿Lo tenemos? ¿Vos también…?
—Sí,
me llego la oferta y no dude como su representante.
—
¿Pero vos no hablabas de un Balón de Oro socialista, un balón de oro de acá y
todas esas boludeces que siempre nos quisiste hacer creer? — me indigné— Pero
hermano, tu filosofía de vida siempre fue la de tener un jugador que la descosa
jugando en un club de acá. Que les diga a los clubes europeos “métanse la guita
en el orto, yo me muero jugando acá”. Que la FIFA tenga un grano en el culo al
tener que elegir un balón de oro de un tipo que juega acá ¿Cómo te convencieron
rengo?
—
¿Sabes una cosa alemán? —dijo mientras se sentaba en un sillón—A vos te podrá
parecer todo medio capitalista eso de vender pibes al exterior, de sacarlos de
acá. Pero cuando juegan en el Barcelona
o el Real Madrid lo ven todos y que mejor que eso, que socializar al jugador,
que todos lo vean y lo disfruten. Aparte no le podes decir que no a 20 lucas en
euros.
La
verdad, hubiese preferido que le soplaran otro juvenil.
T. Schweinheim
Obra Publicada, expediente Nº 510614. Dirección Nacional del Derecho de Autor
El Antiequipo de la semana
Arriba:
German Lerche (Ex Presidente de Colón, garca, allanado);
Maxi López (Jugador de la Sampdoria, cabeza con antenas, Cornelio, maltratador,
gatero); Joseph Minala (Juvenil de la Lazio,
Veterano de la Lazio, abuelo, geronte, anciano, mal anotado, hecho mierda); Austin Ejide (Arquero de Nigeria, cometero, goleador
en contra, manos de manteca, amigo del billetin); Ricardo
Caruso Lombardi (Ex Entrenador de Quilmes, profeta del promedio, santo
patrono de los equipos caídos en el promedio, amigo del billetín, adicto a las cámaras);
Barras (Termos, violentos, mercenarios)
Abajo:
Wanda Nara (Despechada, maltratada por Maxi,
lustradoras de cascos); Mauro Icardi (Jugador
del Inter, Boludo atómico, Boludo a biodiesel, sin código); Enzo Francescoli (Ex jugador de River, secretario
técnico, aburrido, anti Ramón); Ramón Díaz (ex entrenador de River, ególatra); Rodolfo D’Onofrio (Presidente de River, aburrido,
empresario); Julio Grondona (Ferretero, mafioso, pus del futbol, metástasis de
mugre)
Selección
Descendió Colón
el sábado pasado y todas las miradas se posaron sobre German
Lerche, ex presidente de la institución santafesina. El ex mandamás
sabalero se tomó el palo de Santa Fe y se fue a Buenos Aires como para que no
lo linchen o lo escrachen. Casi todos los hinchas de Colón lo recordaron y el
que también lo recordó fue el juez de instrucción Darío Sánchez, quien lleva
adelante una causa por administración fraudulenta contra Lerche, por tal motivo
junto con la fiscal Mariela Jiménez se apersonaron en la sede del club para
recabar documentación e información para dicha causa. El que también se acordó
del señor German fue la AFIP, quien se pegó con sus agentes y de la policía,
una vuelta por el domicilio de él por el mismo tema. Lo buscan todos al amigo
Lerche, que parece ser que está lejos de zafar como hicieron José María
Aguilar, Carlos Portell, Julio Comparada, etc, etc, etc y miles de etcéteras
más.
Otra vez fue
noticia Maxi López, esta vez por violencia de género.
Se dieron a conocer unas grabaciones —que forman parte del expediente judicial
del divorcio de Wanda Nara y Maxi López— en donde el corneta más famoso del
fútbol dice que “le va a arrancar la cabeza a Wanda” —no vamos a hacer chistes
fáciles— y demás dichos. El tema no termino ahí y el abogado de Maxi presento
una denuncia penal contra Wanda Nara y Mauro Icardi —como
participe— por desobediencia al bozal legal. Encima a Maxi, Wanda lo acusó de
no pagarle la obra social al hijo y que se la pasaba paseando en barco con
gatos. Avenida Brasil ya fue, la novela del año es esta. Una novela de tres
boludos traumando a los chicos que están en el medio. Como diría la señora
Alegría: “¿¡Alguien por favor quiere pensar en los niños!?”
Se terminó la
novela de Joseph Minala, este anciano joven de
17 años fue puesto en tela de juicio porque físicamente está más cercano a
Morgan Freeman que a un jugador de esa edad. El tema había explotado cuando al
abuelo Minala lo ascendieron al primer equipo. La Federación italiana de fútbol
luego de una investigación y comprobar que los documentos del africano,
arribaron a la conclusión de que en efecto tiene 17 años y no 65 tal como
aparenta su cara. Claro, todavía falta la prueba de Carbono 14. En Camerún, Max
Berliner, tranquilamente podría jugar en la Sub -20.
Se acerca la
fiebre mundial y por tal motivo muchos son capaces de ver amistoso tan pedorros
como el de Nigeria contra Escocia o el de Irán contra Angola o el de Bosnia
contra Valentín Alsina. El tema es que en el primero de los amistosos
mencionados hubo una sospecha de arreglo. Antes del partido se sospechaba que
por apuestas, Nigeria y Escocia iban a empatar ¿Cuál fue el resultado? Un
empate en dos. Mucho tuvo que ver Austin Ejide,
arquero de la selección nigeriana. Quien estuvo inseguro y dubitativo. En
algunos caso fue tan evidente que se mandó a guardar un gol él mismo, gol que
el árbitro no cobro por una falta contra el uno —Por ahí no lo cobro porque el
cheque aún no le había llegado—, pero la acción es muy extraña. Ahora a FIFA y
la Agencia Nacional del Crimen Británica van a investigar este partido. Por las
dudas que Don Julio vaya preparando una valija para el uno nigeriano.
Volvieron los barras, esta vez no a pedir entradas para el Mundial.
Si no que volvieron a su viejo amor de revolear piedras, objetos contundente,
artillería pesada y cualquier cosa que este a su alcance. Juventud Unida logro
una histórica y heroica —levanto un 0-3
del anterior partido— clasificación a la final del reducido de la Primera D, donde
se medirá contra Yupanqui por el segundo ascenso a la Primera C. Sin embargo no
hubo mucho festejo, porque los hinchas/barras de Leandro N. Alem —que jugo
contra Juventud Unida— ni bien terminado el encuentro, saltaron al campo de juego,
se enfrentaron con la policía y hubo incidentes por doquier. La cosa no termino
allí y estos “nenes” forzaron una puerta ingresaron al sector asignado para la
delegación de dirigentes y allegados visitantes, a quienes agredieron con “de”
todo y a todos. Ahora Don Julio va a ser muy duro con estos barras, los van a
mandar al mundial pero en clase turista, no en primera.
Hablando de Don Julio —titular indiscutido de esta sección—, el
domingo pasado fue objeto de un informe de #ElProgramaDeMajul, en donde se puso
sobre el tapete el increíble incremento patrimonial del ferretero de Sarandí.
Como desde su modesta ferretería se convirtió en uno de los dirigentes más
ricos del mundo. Consultado el mismo Grondona sobre el tema, dijo que su dinero
se debe a que “su padre le había dejado mucho”. También se hablaron las cuevas
financieras en donde el papudo de la calle viamonte tiene un importante
retorno. Los clubes asfixiados son obligados a cambiar sus cheques en tal o
cual cueva, quienes le descuenta un porcentaje mucho mayor al estipulado en
cualquier financiera normal, obviamente (gran) parte de ese porcentaje vuelve a
Don Julio, quien paso del “todo pasa” al “todo vuelve”, sobre todo la guita de
AFA.
Ramón
Díaz renuncio a la conducción
técnica de River en medio de una reunión que llevaba a cabo con Rodolfo D’Onofrio y Enzo
Francescoli. No quedaron en claro los motivos y todas fueron conjeturas
que el mismo Ramón y D’Onofrio no se encargaron de disipar. La que más cobro
fuerza es que el riojano pego el portazo porque les vendían medio equipo y no
iban a traer ningún jugador de renombre. Otra fue que Ramón venia amasando esta
renuncia desde hace rato para irse campeón y dejársela adentro a Francescoli y
a D’Onofrio. Lo cierto es que estallo una interna en River, interna feroz que
luego se dispersó a los hinchas. En la semana fue bastante tragicómico ver y
escuchar a los hinchas de River acusándose mutuamente. Aquellos fanáticos
millonarios que apoyaban a Ramón les cabía la frase de “vos no sos de River, vos
sos hincha de Ramón” y a los que no estaban con el riojano les espetaban un
“con todo lo que dio Ramón a River vos no lo bancas, vos no sos de River”.
Luego de que la federación italiana de fútbol haya afirmado que Joseph Minala tiene 17 años, aseguran que aún falta realizarle la prueba de carbono 14.
![]() |
Veterano. Lo sería Minala |
La federación italiana de fútbol al parecer puso fin a las
especulaciones que circulaban en torno a la edad de Joseph Minala. La
federación analizo documentos y pasaportes del juvenil camerunés y llegó a la
conclusión de que en efecto, el jugador tiene 17 años. Sin embargo la polémica
no cesa y son muchos los cuestionamientos en torno a la fecha de su nacimiento.
"Empezamos a sospechar de Joseph cuando en la concentración los demás
juveniles se reunirán en torno a él y este comenzaba a contarle sus
experiencias en la segunda guerra mundial" comenta un entrenador de las
inferiores de la Lazio. "Cuando empezó a putear al PAMI italiano
sospechamos un poco pero no dijimos nada porque nosotros respetamos a la gente
grande" afirma Jhonny Grampa, un canoso juvenil del Lazio, mientras otro
juvenil mueve su bastón en forma afirmativa.
Sin embargo las acusaciones continúan firmes. "Es
conocido que en Camerún a la gente la anotan de grande. Conozco a sietemesinos
que ya tienen nietos por ejemplo. Por eso los documentos son originales, pero no
quita que lo hayan anotado en forma tardía a Minala. Vamos a pedir la prueba de
carbono 14, queremos estar seguros" desliza Giuseppe Prostatore de la
oficina de africanos mal anotados. "Cuando Minala iba al baño tardaba una
hora, pensábamos que cómo todo africano la tenía grande y que tardaba en
desenroscarse la chota, pero al parecer lo único grande que tenía era la próstata"
crítica un compañero mientras se acomoda la dentadura postiza. "Ojalá lo
rajen a la mierda, esa crema con olor a mentol que se pone para la ciática es
un asco y el olor ya nos agarró toda la pieza" se queja un compañero de
habitación muy parecido al “Pupi” Zanetti.
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