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Informe sobre la mufa de la revista "El Gráfico". Primera parte.

Por Rolando Grana. (*)
Muy buenas noches. Estamos aquí nuevamente con el informe sobre la mufa de la Revista “El Grafico”. No es que desde este medio estemos acusando injustamente a ese magazine, con una de las palabras más nefastas usadas por la humanidad. Porque si bien existen mitos populares acerca de los “Yetattore”, todo es relativo. Generalmente hay ciertos actos o conductas que han llevado a la humanidad a etiquetar de “piedra” o de “mala suerte”. Por ejemplo, pasar por debajo de una escalera es “atraer la mala fortuna” ¿Hay alguna base científica que compruebe esa circunstancia? No, no hay ninguna.

El programa que reemplazó a #ElProgramaDeFantino


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Hoy no estuvo "El Show del Fútbol" por el programa especial que hubo sobre las elecciones. Con abstinencia de humo, te fantinizamos la política.

El ganador de las elecciones de humo de cada domingo

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Y no, hoy no esta #ElProgramaDeFantino por el tema de las elecciones. Será hasta el próximo domingo.

El Análisis de la Fecha 2 del Torneo Inicial «Nietos recuperados» 2013 - Copa Miguel Benancio Sánchez. Primera Parte.

Por José Sanfilippo (*)
Bueno, paso una fecha rara que se arrancó el miércoles, termino el viernes —en realidad termina cuando jueguen Newell’s y Gimnasia el martes 27 de agosto— y hoy domingo lo lee usted mi viejo. Claro, total yo estoy al pedo y tengo que escribir como un boludo ¿no? A uno lo ven medio viejo y piensan que ya está al pedo. Bah, en realidad los de la AFA piensan que todos estamos al pedo. Te meten partidos un miércoles a las cinco de la tarde. Un jueves a las tres de la tarde. Y claro mi viejo, si los cachivaches estos de la AFA están acostumbrados a no laburar nunca y piensan que el resto es como ellos. Entre que el público visitante no puede ir y los horarios de mierda que te meten, nadie termina yendo a la cancha. Están matando al fútbol mi viejo. El hincha es el sujeto más importante del fútbol y nadie nos tiene en cuenta. Se cagan en nosotros. Pero claro, no le pagas un peso a un jugador de fútbol y te inhibe el club. Al hinca lo paseas por todos lados, le cambias los horarios, le aumentas la entrada, lo maltratas y sigue yendo a la cancha por amor mi viejo, es como una mina enamorada. Los de la AFA también son enamorados, sobre todo de la guita. Así estamos mi viejo, así estamos. Espero que hoy haya votado bien, yo por lo tanto me voy a votar ahora por el viejo Oscar Allende del Partido Intransigente. Espero que haya boletas, porque las ultimas elecciones no encontré ni de él ni de Guillermo Estévez Boero

Segundo partido para Don Caruso, esta vez pudo sumar. El trámite del partido por momentos era aburrido y escasas situaciones de gol. Lo mejor de los primeros minutos fueron las promotoras, que estuvieron al arranque del partido. Luego como que remonto algo. El primer gol vino por intermedio de Julio Barraza tras un centro proveniente de un tiro libre. Después se trabo más de lo que se jugó y así se fue la primera parte. En el complemento la cosa mucho no cambio y fue de nuevo Argentinos el que volvía a mojar, esta vez por intermedio de Boyero a los seis minutos de comenzada esta etapa. Luego del gol, el Bicho iba a cuidar el resultado y a Colon no se le caía ni una idea.  Fin del partido. La Figura: ¿Quién vende más humo? ¿Caruso o Migliore?

Partido que el boludazo a pila de Maglio enrareció al pedo. Empezo movidito, ya a los 7 minutos empezó a ganar el Pirata. Jugada por la derecha, la defensa de Boca seguía durmiendo la siesta. Orion da rebote y Carrera la empuja. Era el 1-0. Pero le iba a durar poco a Belgrano esa victoria parcia, porque tres minutos más tarde iba a haber penal contra Blando que Riquelme iba a cambiar por gol. Luego iba a empezar el show de Maglio y Ariel Scime. Primero a los 16 Velázquez iba a hacer un gol lícito, pero Scime levanto la banderita. A los 20 de nuevo, otra vez Velázquez iba a meterla pero no iba a valer. Parece que la AFA además de prohibir la entada de visitantes, también le prohibió la entrada de goles al pobre de Velázquez. Y tres minutos más tarde, como si no fuese poco todavía, Maglio no iba a cobrar un penal para Belgrano y encima lo iba a amonestar a Carrera. Desastroso, mi viejo. Luego de todo esto, Boca iba a acercarse un poco más al arco defendido por Olave. Ledesma tuvo una chance pero se la sacaron. No paso mucho más. En el segundo tiempo Boca intento llegar más a fondo, pero Belgrano le respondía rápidamente, después el partido se desinflo. Ambos les ponían ganas, pero no llegaban al arco. Con ganas no se gana, sino hagamos un torneo de pajas y listo hermano. Entro Gigliotti en Boca y si bien no le cambio la cara rotundamente, tuvo una chance inmejorable que Olave se encargó de ahogar. Parecía que nos íbamos al alargue… ah, no, perdón. Parecía que nos íbamos en empate, pero apareció el “Cata” Diaz para meter el 2-1. La Figura: Leí muchos sobre que Maglio es hincha de Boca. Yo no creo eh. Para mí es un boludo, un ciego, un salame con patas, un pelotudo a batería de litio. Pero no creo que sea Bostero. Si hacemos una lista de a todos los equipos que cago Maglio, va a ser más larga que la lista de Schindler.

Partido aburrido en La Plata. Hasta Falcioni puso cara fea por el partido… ah no, él es así. Fue un partido parejo, sin embargo el que domino la pelota fue Estudiantes. All Boys intentaba de a ratos, pero Estudiantes manejaba los hilos del partido, pero no generaba mucho peligro. El primer gol iba a llegar a los 31, golazo de Cambiasso. Bueno, no fue él el que hizo el gol, pero fue gracias a él que Gastón Gil Romero iba a meter el 1-0. Mamita querida. Luego el partido siguió pero no pasaron mayores cosas. La Figura: La cara e orto que puso Falcioni luego del gol de Estudiantes fue tan grande que casi se desgarra un labio.


Lanús venia de debutar con todo contra Belgrano. Silva estaba on fire. En frente lo tenía a la crema que había asacado un empate en la primera fecha.  Un primer tiempo bastante deslucido, donde Lanús estuvo irreconocible. Atlético Rafaela, a su forma domino la primera parte. Hubo un claro penal que no le cobraron a la Crema, pero bue, no vamos a hablar del arbitraje, de eso se encargara Fantino en su programa, ya que fue Bastia el damnificado. En el segundo tiempo la cosa mejoro, y a los 10 minutos, Silva iba a aprovechar una pelota que le quedo tras un tiro libre de Ayala, tuvo que empujarla nomas. La alegría del gol mucho no le iba a durar porque al minuto, Diego Vera iba a empujar la pelota que le dejo Depetris. Era el empate. Rafaela dominaba y diez minutos más tarde iba a ser Depetris el que iba a meter el gol del triunfo para la Crema. Le pego desde el suelo tras un rebote que dejo Marchesin. Con el resultado en el bolsillo, Atlético Rafaela se puso a cuidar la diferencia y a Lanús no se le caía una idea como para intentar algo. Final del partido. La Figura: Somoza logro hacer un buen pase. Congratulaciones. 

(*) No es el "Nene" Sanfilippo de verdad, no sea botarate pibe, es una parodia. 

El Análisis de la Fecha 2 del Torneo Inicial «Nietos recuperados» 2013 - Copa Miguel Benancio Sánchez. Segunda Parte.

Empezó mejor Quilmes. Pero no generaba menos peligro que Carlos Stroker en la marcha del silencio. Tal vez por eso el conjunto rival se fue soltando pero tampoco le alcanzo como para inquietar al arquero rival. Así en medio de bostezos se fue el primer tiempo. Ya en el complemento la cosa seguía de la misma forma. Hasta que desde la tribuna bajo un “Caneooooo, Caneoooooo”. Vivas le hizo caso a la hinchada y lo metió. Y en menos de diez minutos de haber ingresado iba a clavar un tiro libre exquisito. Era el 1-0. Después el conjunto mendocino apretó un poco el acelerador pero choco contra las manos de Peratta que se tuvo que revolcar en más de una oportunidad (no con Noir, no sea malintencionado) para salvar a Quilmes. La Figura: El árbitro, Pedro Argañaráz, no cobro un penal para cada lado. Por lo menos fue equilibrado en eso de andar equivocándose.

Cero a cero. Tambien se dividieron los tiempos. En el primero, fue Arsenal el que ataco mas y el que llegaba más. En el complemento la coa se estanco y recién en los últimos 20  o 25 minutos, fue Vélez el que se despertó, pero tarde. Arsenal esta inquebrantable. Aburrido empate en cero. La Figura: Arsenal es mas duro que Fava.

Un dolor de ojos, partido más flojo que este análisis. La Figura: Sand volvió a ser el Sand de Racing.
Racing San Lorenzo

Y volvió a ganar San Lorenzo. Ahora todos dicen que es un candidato. Paren un poco pedazos de mufas, recién van dos fechas y es un equipo dirigido por Pizzi, cautela mi viejo, cautela. Comenzó un poco mejor Racing, avanzaba algo más que San Lorenzo y en los primeros cinco minutos ya había llegado al arco defendido por Álvarez. Hasta los 20 minutos no había un claro dominador del encuentro. Y fue el golazo de Cauteruccio el que abrió el marcador. Al ángulo la mando desde la medialuna. A partir del gol Racing se descajeto. Lo tuvo Mercier pero la joroba de Origoza lo desconcentro. Racing reacciono por intermedio de Centurión, casi moja: la pelota paso por al lado del palo. San Lorenzo controlaba el partido pero hacia faltas pelotudas cerca del área. Ya en el segundo tiempo y a los dos minutos, Cauteruccio volvió a tener otro gol, pero Cahais cortó con lo justo. Racing se desesperaba pero intentaba ir para adelante. Hasta que a los 17, Cetto apareció solo por el segundo palo para meterla de cabeza tras un córner de Romagnoli. 2-0 y el partido ya estaba medio liquidado. Ya era todo del Cuervo, pudo poner el tercero pero fallaba en la puntada final. Hasta que Villalba de contra puso el tres a cero y a otra cosa. La Figura: Zubeldia dijo que iba a pelear el título, por lo visto ya empezaron y se pelearon con la pelota.

El primer tiempo fue un dolor de ojos terrible. La guardia del Hospital Oftalmologico Santa Lucia recibió mas gente con lesiones en la vista por ver este partido que por lesiones de pirotecnia. Eso fue el primer tiempo. El complemento fue más de lo mismo. Central que presionaba, a River que no se le caía una idea, hasta que a los 34 minutos, el pibe Andrada iba a salvar a River con un gol de cabeza. River mejoro bastante luego del ingreso de Ledesma. La Figura: A un año de la medalla de oro en Taekwondo, Jonathan Fabbro quiso hacerle un homenaje a Crismanich.

Passarella quiere asegurar la venta de Funes Mori.

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"El Ocho era Moacyr" de Fontanarrosa

El que tiró la primera piedra fue Ricardo, apenas después de haberse ido el tipo.

—Che… ¿quién es este coso?

—No sé —contestó el Zorro.— ¿No es amigo tuyo?

— ¿Mío? No. Estás en pedo vos.

—Es amigo del Colifa —aportó el Pitufo—, certe­ro interrumpiendo una conversación que sostenía con una rubia de rulos de la mesa vecina. Tenía eso el Pitu, podía mantener varias conversaciones a la vez, quizás porque no le gustaba verse marginado de ninguna.

En eso llegó el Colifa.

—Che…—le preguntó Ricardo—… el flaco ese que se fue ¿es amigo tuyo?

—¿Qué flaco? —frunció la cara el Colifa mientras se sacaba la campera y la bufanda.

—El flaco… El “Sobrecojines”.

—Ah no… —se rió el Colifa.— Yo no lo conozco.

El hombre, el que se había ido, había tenido la desa­fortunada ocurrencia días atrás, en una de sus pocas intervenciones en la charla, de decir que manejar el último modelo de Renault era sentirse como “sobre cojines”. Se habían hecho todos los pelotudos pero la cosa quedó registrada.

—¡Yo creí que era amigo tuyo! —se rió el Pitufo.

—Yo no lo vi en la puta vida.—Pero… ¿Lo conocés?—Sí. De acá, ahora.

—Entonces… —insistió Ricardo, casi amenazante.

— ¿Quién lo trajo a la mesa?—Qué sé yo.

Nadie sabía. Pero no era muy extraño. En “El Cai­ro” era así. De pronto uno se encontraba sentado junto a alguien desconocido que, tal vez por varios días se integra­ba a la mesa y luego desaparecía tan silenciosa y misterio­samente como había llegado, o reaparecía en alguna mesa lejana, con otra gente asimismo desconocida, y dispensa­ba un saludo desde allá atrás, al voleo, de cortesía.

—Por ahí alguien se lo dejó olvidado —aventuró el Zo­rro.

—Eso. ¡Vaya a saber desde hace cuánto tiempo ha es­tado sentado acá el pobre tipo!

—Yo creía que era amigo tuyo —señaló Ricardo a Belmondo— y ahora resulta que no lo junta nadie.

—¿Mío? ¿Porqué? Ricardo frunció la nariz.

—No sé —dijo— lo veo muy fino ¿no? El Zorro captó la cosa de inmediato.

—Muy delicado. ¿No es cierto?

—¿Puto, decís vos? —se rió Belmondo. Después se es­candalizó.

—¡Qué guachos de mierda!—Como te mira mucho… —siguió Ricardo—.. qué sé yo… yo pensaba…

—Medio trolo el muchacho —sentenció el Zorro.

—¡Mirá que hay que ser hijos de puta! —dijo Belmon­do.

— Como el tipo es serio, es educado, es un tipo correc­to… para éstos ya es un comilón.

—Muy fino, muy fino. Demasiado.

—Para mí que a vos te tira la goma —opinó el Colifa, mirando a Belmondo.

—¡Qué hijos de puta! —se tomó las manos Belmondo.

— No se puede ser culto acá.

—Si te mira y se relame, Bel… —le informó Ricardo.

— A Moreira lo manoteó el otro día.

—Sí —defendió Belmondo— no te le agachés adelante.

—¿Qué lo defendés? ¿Qué lo defendés? —pareció ofen­derse el Pitufo

— ¿Tenés algún interés creado con ese tipo?—Para mí que se la lastra —meneó la cabeza el Zorro.

— ¿No viste a Pedrito cómo lo relojea también?

—¿Quién, che? —Pochi había llegado, enganchando las últimas palabras mientras acercaba una silla para poner la campera.

—El flaco alto, el “Sobrecojines”.

—¿Qué pasa?—Que es muy sospechoso, medio rarón ¿viste? —el Pitufo reunía la punta de los dedos de su mano derecha frente a la boca haciendo el gesto universal de comer.

—¿El elegante? —exclamó el Pochi, sentándose.

— Muy puto. Tragasables del año uno.

—¡Qué hijos de puta! —volvió a reírse Belmondo.

— El otro pobre tipo…—Traga la bala —siguió el Pochi, serio.

— Es más… creo que lo vi levantando machos en Zeballos y Buenos Aires.

—El otro pobre tipo —siguió Belmondo— es un buen tipo…

¿Cuál es el problema? Que empilcha bien, que toma whisky…

¿Cuál es?—Oíme… —dijo Ricardo.

— ¿Cómo va a venir acá de chaleco?—¡Dejame de joder! De chaleco.

—Y bueno, laburará en un banco. ¿Cuánta gente de la que viene acá labura en un banco?

—No. Y esa corbatita que usa. La rosita…

—Yo lo que te digo —siguió Belmondo— es que yo no me le agacharía adelante.

—Por ahí te empoma.

—Te empoma.—Tiene su pinta el hombre —estimó el Zorro.

—Y muy coqueto, se la pasa arreglándose la corbatita…

—Es buen muchacho, che, no sean hijos de puta….

Claro, el tipo en cuestión había aparecido un día en la mesa, tal vez abandonado por algún amigo común, tal vez ingresado en la charla por medio de esas presentaciones vagas y generales, “che, un amigo”, de inclinaciones de cabezas cortas y distraídas. En verdad, vestía bien, o al menos demasiado formal para el nivel medio, y participa­ba poco de las conversaciones. Asentía, a veces metía algún bocadillo, sonreía a menudo, algo distante, mirando hacia la calle, arreglándose la corbata a cada rato (era cierto). Tomó notoriedad el día que pidió un whisky. “Blenders” dijo, con pronunciación cuidada y Moreira lo miró como si le hubiese pedido un plato asiático. “Mirá que vale casi un palo, macho” le había advertido el mozo, cosa que al tipo pareció no inmutarlo. Y entre el sembradío de pocilios de café, vasos de agua, alguna taza de té o mate y servilletitas de papel arrugadas, el generoso vaso de whisky con hielo parecía un paquebote entrando a puerto rodeado de remolcadores diminutos y oscuros.

Otra cosa había sido lo del polo. Vaya a saber cómo sa­lió la conversación sobre polo, quizás por una joda, quizás por alguna película, lo cierto es que el hombre, por pri­mera vez se metió en serio, lideró la charla, habló de los Harriott, de los Dorignac, de handicaps y de poniers con una exactitud sobria y una información sólida. Y al final, cuando ya la charla había derivado inopinadamente hacia el automovilismo, la cagó con lo de “sobre cojines” que se encendió como una luz equívoca y sospechosa en los radares de todos.

—Yo no sé… —advirtió Ricardo, rascándose la espal­da—… pero vos, Belmondo, cuidate.

—Sí —admitió Belmondo— porque que me rompan el orto a esta edad…

—O que le tengas que hacer los deberes al muchacho.

—Te digo que si viene mañana yo me corro.

—Sí. A ver si te agarra de la manito y te lleva para el ñoba.

Pasó un tiempo y el parroquiano desconocido no apor­tó por “El Cairo”. El día en que apareció estaban el Pitufo, Belmondo y el Pochi, nada más, conversando. El hombre se desprendió el impecable saco marrón oscuro del traje, dijo un “qué tal” y se sentó medio mirando para la puerta de Sarmiento y Santa Fe, girando un poco nervio­samente el cuello, como un pollo, estirando el mentón, para acomodarse el cuello de la camisa.

—El cinco era Ramacciotti —decía el Pitufo.

— Eso seguro.

—El cinco era Ramacciotti.

No me acuerdo el tres —dijo Belmondo aún con la mano izquierda cerrada, el pulgar arriba y los ojos entornados.

—Ditro. El tres era Ditro —aseguró Pochi— que des­pués fue a River.

—¡Eso! Que después fue a River.

—Bueno. Entonces tenemos… —resumió el Pitufo—… Moreno, Valentino y Ditro.

El cuatro ese que no nos acor­damos, Ramacciotti y Malazzo…

—Canceco, Pando, Carceo, González y Sciarra —recitó de un tirón el Pochi.

—Pero… ¿Cómo mierda se llamaba ese cuatro, la puta madre que lo reparió?

—¿Será posible?—Era un nombre corto. Un nombre corto como… Suárez, Blanco…

—No. Blanco era un cuatro que jugó en Racing. Buen jugador.

—Pero… —se ofuscó Belmondo—… un tipo muy juna­do… ¿Cómo carajo…?

—No me voy a acordar… No me voy a acordar… —dijo el Pitufo.

—Nos va a pasar como la otra vez con Della Savia.—¿Te acordás? Yo no pude dormir en toda la noche.

—O con el negro Marchetta.

Pasó una semana hasta que me crucé por la calle con Rafael, me agarró del brazo y me dijo, nada más, lo único que me dijo: “Marchetta”. “¡Marchetta, la puta que lo parió!” dije yo, y seguimos cada cual por su lado.

—Una noche, a la madrugada, me llamó el Pelado desde Barcelona para preguntarme quién era el ocho de aquella delantera de Ferro con el Cabezón Juárez, Acosta, Lugo y Garabal.

—Berón.
—Berón.—Pero a mí, esto, ya me cagó la semana —se reubicó el Pochi.

—¡Pero si hasta me acuerdo de la pinta que tenía —se enardeció Belmondo— uno bajito, narigón, feo…!

—¿Martín? ¿No era Martín?

—No, Martín era de Chacarita.

—Bajito, narigón, feo…

—Sí, pero no era Martín. Martín era de Chacarita y después fue al equipo de José.

—Moreno, Valentino y Ditro… —repasó el Pitufo—… tatatá, Ramaciotti y Malazzo…

—¡Concha de la lora!

El hombre, que había seguido silenciosamente la con­versación, con una actitud entre divertida y ausente, se acomodó en la mesa y dijo:
—Sainz.

—¡Sainz! —pegó con la palma de la mano el Pitufo sobre la mesa

— Sainz la puta que lo reparió.

—Sainz, mirá vos lo tenía en la punta de la lengua.Claro… te decía que era un nombre corto.

—Sí, pero a mí me salía Suárez, Murúa, Aguirre, qué sé yo…

—No, Murúa era el de Racing. Marcador de punta, también. Grandote.

—Sainz —continuó el tipo, sin ufanarse demasiado por su aporte— después fue a River. Sainz, Cap y Varacka.

—Claro, claro. Exactamente. Que arriba jugaba Domin­go Pérez, un uruguayo que era un pedo líquido.

—No —corrigió “Sobre cojines”— Domingo Pérez es anterior, es de la época de Pepillo, el nueve ese español que trajo River.

—¡Pepillo! ¿Te acordás? No me acordaba de Pepillo.

—Que la delantera llegó a formar… —recordó el hom­bre—… Domingo Pérez…—Moacyr —acotó Pochi.

—Moacyr Claudinho Pinto… —siguió el hombre—… Pepillo, Delem y Roberto. Todos extranjeros.

—Que también estaban Onega, el Nene Sarnari…—Ermindo, todavía no Daniel.—Pando, Artime…

—No… —volvió a corregir el hombre— Pando y Artime llegan un poco después. La delantera que te digo era con la cuestión del fútbol espectáculo. También jugaba un negro de cinco, el negro Salvador, un negro lentón…

—Sí. La cosa había empezado con Boca, con Armando, cuando lo trajo a Feola…

—Al gordo Felola Feola —dijo el Pitufo— a Dino Sani, a Maurinho…

—Antes a Orlando —puntualizó “Sobre cojines”— Or­lando Pecanha do Carvalho, que inauguró, un poco, la fun­ción de seis metido adentro acá en la Argentina.

—También vinieron Loayza, me acuerdo, el Pepe Sasía, a Boca…

—Y bueno… —recordó el Pochi— Sasía vino de última acá, a Central, con el Gitano, Borgogno…

—Loayza también. —Loayza también y me acuerdo…—¡Ese partido contra el Real de Madrid! —se entusias­mó el hombre.

— En cancha de Ñul.—En cancha de Ñul, un amistoso, que los goles del Real los hicieron Pirri y Gento de tiro libre, sobre la hora.

—Yo estaba detrás del arco donde hizo el gol Gento —recordó “Sobre cojines”— …y no sé si te acordás que al principio entró Puskas…

—¡Puskas!

Así siguieron casi una hora, hasta que el hombre, de pronto, consultó su reloj, se sobresaltó, se puso de pie, tomó el sobretodo que había dejado prolijamente doblado sobre la silla vecina y, antes de irse, regaló el último aporte.

—Y el diez, el diez del Lobo de La Plata, era Diego Bayo.

—Diego Bayo, claro. Diego Bayo y Gómez Sánchez, el negro Gómez Sánchez que había venido a River con Joya…

Al día siguiente, cuando llegó el Colifa, Belmondo es­taba hablando con el Zorro y también estaban el Pitufo, Pochi, Oscar, el otro Oscar, el Negro y el Chelo.

—¿No vino “Sobre cojines”? —preguntó el Colifa.

Al­guien contestó que no.

—¿Quién es “Sobre cojines”? —dijo el Chelo.

—Rodolfo. Rodolfo creo que se llama.

No, no vino.

—Buen tipo ése —dijo el Pochi.


—Buen tipo.


Roberto Fontanarrosa.


¿De qué te ponés contento?

 Yo la verdad es que no te entiendo Cacho, la verdad que no te entiendo. Ni a vos, ni a todos aquellos que van a una cancha. O a esos hincha...


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