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El ganador de las elecciones de humo de cada domingo
El Análisis de la Fecha 2 del Torneo Inicial «Nietos recuperados» 2013 - Copa Miguel Benancio Sánchez. Primera Parte.
Por José Sanfilippo (*)
Bueno, paso una fecha
rara que se arrancó el miércoles, termino el viernes —en realidad termina
cuando jueguen Newell’s y Gimnasia el martes 27 de agosto— y hoy domingo lo lee
usted mi viejo. Claro, total yo estoy al pedo y tengo que escribir como un
boludo ¿no? A uno lo ven medio viejo y piensan que ya está al pedo. Bah, en
realidad los de la AFA piensan que todos estamos al pedo. Te meten partidos un
miércoles a las cinco de la tarde. Un jueves a las tres de la tarde. Y claro mi
viejo, si los cachivaches estos de la AFA están acostumbrados a no laburar
nunca y piensan que el resto es como ellos. Entre que el público visitante no
puede ir y los horarios de mierda que te meten, nadie termina yendo a la
cancha. Están matando al fútbol mi viejo. El hincha es el sujeto más importante
del fútbol y nadie nos tiene en cuenta. Se cagan en nosotros. Pero claro, no le
pagas un peso a un jugador de fútbol y te inhibe el club. Al hinca lo paseas
por todos lados, le cambias los horarios, le aumentas la entrada, lo maltratas
y sigue yendo a la cancha por amor mi viejo, es como una mina enamorada. Los de
la AFA también son enamorados, sobre todo de la guita. Así estamos mi viejo, así
estamos. Espero que hoy haya votado bien, yo por lo tanto me voy a votar ahora
por el viejo Oscar Allende del Partido Intransigente. Espero que haya boletas,
porque las ultimas elecciones no encontré ni de él ni de Guillermo Estévez
Boero
Segundo partido para Don
Caruso, esta vez pudo sumar. El trámite del partido por momentos era aburrido y
escasas situaciones de gol. Lo mejor de los primeros minutos fueron las
promotoras, que estuvieron al arranque del partido. Luego como que remonto
algo. El primer gol vino por intermedio de Julio Barraza tras un centro
proveniente de un tiro libre. Después se trabo más de lo que se jugó y así se
fue la primera parte. En el complemento la cosa mucho no cambio y fue de nuevo
Argentinos el que volvía a mojar, esta vez por intermedio de Boyero a los seis
minutos de comenzada esta etapa. Luego del gol, el Bicho iba a cuidar el
resultado y a Colon no se le caía ni una idea.
Fin del partido. La Figura: ¿Quién
vende más humo? ¿Caruso o Migliore?
Partido que el boludazo a
pila de Maglio enrareció al pedo. Empezo movidito, ya a los 7 minutos empezó a
ganar el Pirata. Jugada por la derecha, la defensa de Boca seguía durmiendo la
siesta. Orion da rebote y Carrera la empuja. Era el 1-0. Pero le iba a durar
poco a Belgrano esa victoria parcia, porque tres minutos más tarde iba a haber
penal contra Blando que Riquelme iba a cambiar por gol. Luego iba a empezar el
show de Maglio y Ariel Scime. Primero a los 16 Velázquez iba a hacer un gol lícito,
pero Scime levanto la banderita. A los 20 de nuevo, otra vez Velázquez iba a
meterla pero no iba a valer. Parece que la AFA además de prohibir la entada de
visitantes, también le prohibió la entrada de goles al pobre de Velázquez. Y
tres minutos más tarde, como si no fuese poco todavía, Maglio no iba a cobrar
un penal para Belgrano y encima lo iba a amonestar a Carrera. Desastroso, mi
viejo. Luego de todo esto, Boca iba a acercarse un poco más al arco defendido
por Olave. Ledesma tuvo una chance pero se la sacaron. No paso mucho más. En el
segundo tiempo Boca intento llegar más a fondo, pero Belgrano le respondía rápidamente,
después el partido se desinflo. Ambos les ponían ganas, pero no llegaban al
arco. Con ganas no se gana, sino hagamos un torneo de pajas y listo hermano.
Entro Gigliotti en Boca y si bien no le cambio la cara rotundamente, tuvo una
chance inmejorable que Olave se encargó de ahogar. Parecía que nos íbamos al
alargue… ah, no, perdón. Parecía que nos íbamos en empate, pero apareció el “Cata”
Diaz para meter el 2-1. La Figura: Leí
muchos sobre que Maglio es hincha de Boca. Yo no creo eh. Para mí es un boludo,
un ciego, un salame con patas, un pelotudo a batería de litio. Pero no creo que
sea Bostero. Si hacemos una lista de a todos los equipos que cago Maglio, va a
ser más larga que la lista de Schindler.
Partido aburrido en La
Plata. Hasta Falcioni puso cara fea por el partido… ah no, él es así. Fue un
partido parejo, sin embargo el que domino la pelota fue Estudiantes. All Boys
intentaba de a ratos, pero Estudiantes manejaba los hilos del partido, pero no
generaba mucho peligro. El primer gol iba a llegar a los 31, golazo de
Cambiasso. Bueno, no fue él el que hizo el gol, pero fue gracias a él que Gastón
Gil Romero iba a meter el 1-0. Mamita querida. Luego el partido siguió pero no
pasaron mayores cosas. La Figura: La
cara e orto que puso Falcioni luego del gol de Estudiantes fue tan grande que
casi se desgarra un labio.
Lanús venia de debutar
con todo contra Belgrano. Silva estaba on fire. En frente lo tenía a la crema
que había asacado un empate en la primera fecha. Un primer tiempo bastante deslucido, donde
Lanús estuvo irreconocible. Atlético Rafaela, a su forma domino la primera
parte. Hubo un claro penal que no le cobraron a la Crema, pero bue, no vamos a
hablar del arbitraje, de eso se encargara Fantino en su programa, ya que fue
Bastia el damnificado. En el segundo tiempo la cosa mejoro, y a los 10 minutos,
Silva iba a aprovechar una pelota que le quedo tras un tiro libre de Ayala,
tuvo que empujarla nomas. La alegría del gol mucho no le iba a durar porque al
minuto, Diego Vera iba a empujar la pelota que le dejo Depetris. Era el empate.
Rafaela dominaba y diez minutos más tarde iba a ser Depetris el que iba a meter
el gol del triunfo para la Crema. Le pego desde el suelo tras un rebote que
dejo Marchesin. Con el resultado en el bolsillo, Atlético Rafaela se puso a
cuidar la diferencia y a Lanús no se le caía una idea como para intentar algo.
Final del partido. La Figura: Somoza
logro hacer un buen pase. Congratulaciones.
(*) No es el "Nene" Sanfilippo de verdad, no sea botarate pibe, es una parodia.
El Análisis de la Fecha 2 del Torneo Inicial «Nietos recuperados» 2013 - Copa Miguel Benancio Sánchez. Segunda Parte.
Cero a cero. Tambien se
dividieron los tiempos. En el primero, fue Arsenal el que ataco mas y el que
llegaba más. En el complemento la coa se estanco y recién en los últimos 20 o 25 minutos, fue Vélez el que se despertó,
pero tarde. Arsenal esta inquebrantable. Aburrido empate en cero. La Figura: Arsenal es mas duro que
Fava.
Un dolor de ojos, partido
más flojo que este análisis. La Figura: Sand
volvió a ser el Sand de Racing.
Racing San Lorenzo
Y volvió a ganar San
Lorenzo. Ahora todos dicen que es un candidato. Paren un poco pedazos de mufas,
recién van dos fechas y es un equipo dirigido por Pizzi, cautela mi viejo,
cautela. Comenzó un poco mejor Racing, avanzaba algo más que San Lorenzo y en
los primeros cinco minutos ya había llegado al arco defendido por Álvarez. Hasta
los 20 minutos no había un claro dominador del encuentro. Y fue el golazo de Cauteruccio
el que abrió el marcador. Al ángulo la mando desde la medialuna. A partir del
gol Racing se descajeto. Lo tuvo Mercier pero la joroba de Origoza lo
desconcentro. Racing reacciono por intermedio de Centurión, casi moja: la
pelota paso por al lado del palo. San Lorenzo controlaba el partido pero hacia
faltas pelotudas cerca del área. Ya en el segundo tiempo y a los dos minutos,
Cauteruccio volvió a tener otro gol, pero Cahais cortó con lo justo. Racing se
desesperaba pero intentaba ir para adelante. Hasta que a los 17, Cetto apareció
solo por el segundo palo para meterla de cabeza tras un córner de Romagnoli.
2-0 y el partido ya estaba medio liquidado. Ya era todo del Cuervo, pudo poner
el tercero pero fallaba en la puntada final. Hasta que Villalba de contra puso
el tres a cero y a otra cosa. La Figura:
Zubeldia dijo que iba a pelear el título, por lo visto ya empezaron y se
pelearon con la pelota.
El primer tiempo fue un
dolor de ojos terrible. La guardia del Hospital Oftalmologico Santa Lucia recibió
mas gente con lesiones en la vista por ver este partido que por lesiones de
pirotecnia. Eso fue el primer tiempo. El complemento fue más de lo mismo. Central
que presionaba, a River que no se le caía una idea, hasta que a los 34 minutos,
el pibe Andrada iba a salvar a River con un gol de cabeza. River mejoro
bastante luego del ingreso de Ledesma. La
Figura: A un año de la medalla de oro en Taekwondo, Jonathan Fabbro quiso
hacerle un homenaje a Crismanich.
"El Ocho era Moacyr" de Fontanarrosa
Cuentos de Fútbol, Fontanarrosa
El que tiró la primera piedra fue Ricardo,
apenas después de haberse ido el tipo.
—Che… ¿quién es este coso?
—No sé —contestó el Zorro.— ¿No es amigo
tuyo?
— ¿Mío? No. Estás en pedo vos.
—Es amigo del Colifa —aportó el Pitufo—,
certero interrumpiendo una conversación que sostenía con una rubia de rulos de
la mesa vecina. Tenía eso el Pitu, podía mantener varias conversaciones a la
vez, quizás porque no le gustaba verse marginado de ninguna.
En eso llegó el Colifa.
—Che…—le preguntó Ricardo—… el flaco ese
que se fue ¿es amigo tuyo?
—¿Qué flaco? —frunció la cara el Colifa
mientras se sacaba la campera y la bufanda.
—El flaco… El “Sobrecojines”.
—Ah no… —se rió el Colifa.— Yo no lo
conozco.
El hombre, el que se había ido, había
tenido la desafortunada ocurrencia días atrás, en una de sus pocas
intervenciones en la charla, de decir que manejar el último modelo de Renault
era sentirse como “sobre cojines”. Se habían hecho todos los pelotudos pero la
cosa quedó registrada.
—¡Yo creí que era amigo tuyo! —se rió el
Pitufo.
—Yo no lo vi en la puta vida.—Pero… ¿Lo
conocés?—Sí. De acá, ahora.
—Entonces… —insistió Ricardo, casi
amenazante.
— ¿Quién lo trajo a la mesa?—Qué sé yo.
Nadie sabía. Pero no era muy extraño. En
“El Cairo” era así. De pronto uno se encontraba sentado junto a alguien
desconocido que, tal vez por varios días se integraba a la mesa y luego
desaparecía tan silenciosa y misteriosamente como había llegado, o reaparecía
en alguna mesa lejana, con otra gente asimismo desconocida, y dispensaba un
saludo desde allá atrás, al voleo, de cortesía.
—Por ahí alguien se lo dejó olvidado
—aventuró el Zorro.
—Eso. ¡Vaya a saber desde hace cuánto
tiempo ha estado sentado acá el pobre tipo!
—Yo creía que era amigo tuyo —señaló
Ricardo a Belmondo— y ahora resulta que no lo junta nadie.
—¿Mío? ¿Porqué? Ricardo frunció la nariz.
—No sé —dijo— lo veo muy fino ¿no? El Zorro
captó la cosa de inmediato.
—Muy delicado. ¿No es cierto?
—¿Puto, decís vos? —se rió Belmondo.
Después se escandalizó.
—¡Qué guachos de mierda!—Como te mira
mucho… —siguió Ricardo—.. qué sé yo… yo pensaba…
—Medio trolo el muchacho —sentenció el
Zorro.
—¡Mirá que hay que ser hijos de puta! —dijo
Belmondo.
— Como el tipo es serio, es educado, es un
tipo correcto… para éstos ya es un comilón.
—Muy fino, muy fino. Demasiado.
—Para mí que a vos te tira la goma —opinó
el Colifa, mirando a Belmondo.
—¡Qué hijos de puta! —se tomó las manos
Belmondo.
— No se puede ser culto acá.
—Si te mira y se relame, Bel… —le informó
Ricardo.
— A Moreira lo manoteó el otro día.
—Sí —defendió Belmondo— no te le agachés
adelante.
—¿Qué lo defendés? ¿Qué lo defendés?
—pareció ofenderse el Pitufo
— ¿Tenés algún interés creado con ese
tipo?—Para mí que se la lastra —meneó la cabeza el Zorro.
— ¿No viste a Pedrito cómo lo relojea
también?
—¿Quién, che? —Pochi había llegado,
enganchando las últimas palabras mientras acercaba una silla para poner la campera.
—El flaco alto, el “Sobrecojines”.
—¿Qué pasa?—Que es muy sospechoso, medio
rarón ¿viste? —el Pitufo reunía la punta de los dedos de su mano derecha frente
a la boca haciendo el gesto universal de comer.
—¿El elegante? —exclamó el Pochi,
sentándose.
— Muy puto. Tragasables del año uno.
—¡Qué hijos de puta! —volvió a reírse
Belmondo.
— El otro pobre tipo…—Traga la bala —siguió
el Pochi, serio.
— Es más… creo que lo vi levantando machos
en Zeballos y Buenos Aires.
—El otro pobre tipo —siguió Belmondo— es un
buen tipo…
¿Cuál es el problema? Que empilcha bien,
que toma whisky…
¿Cuál es?—Oíme… —dijo Ricardo.
— ¿Cómo va a venir acá de chaleco?—¡Dejame
de joder! De chaleco.
—Y bueno, laburará en un banco. ¿Cuánta
gente de la que viene acá labura en un banco?
—No. Y esa corbatita que usa. La rosita…
—Yo lo que te digo —siguió Belmondo— es que
yo no me le agacharía adelante.
—Por ahí te empoma.
—Te empoma.—Tiene su pinta el hombre
—estimó el Zorro.
—Y muy coqueto, se la pasa arreglándose la
corbatita…
—Es buen muchacho, che, no sean hijos de
puta….
Claro, el tipo en cuestión había aparecido
un día en la mesa, tal vez abandonado por algún amigo común, tal vez ingresado
en la charla por medio de esas presentaciones vagas y generales, “che, un
amigo”, de inclinaciones de cabezas cortas y distraídas. En verdad, vestía
bien, o al menos demasiado formal para el nivel medio, y participaba poco de
las conversaciones. Asentía, a veces metía algún bocadillo, sonreía a menudo,
algo distante, mirando hacia la calle, arreglándose la corbata a cada rato (era
cierto). Tomó notoriedad el día que pidió un whisky. “Blenders” dijo, con
pronunciación cuidada y Moreira lo miró como si le hubiese pedido un plato
asiático. “Mirá que vale casi un palo, macho” le había advertido el mozo, cosa
que al tipo pareció no inmutarlo. Y entre el sembradío de pocilios de café,
vasos de agua, alguna taza de té o mate y servilletitas de papel arrugadas, el
generoso vaso de whisky con hielo parecía un paquebote entrando a puerto
rodeado de remolcadores diminutos y oscuros.
Otra cosa había sido lo del polo. Vaya a
saber cómo salió la conversación sobre polo, quizás por una joda, quizás por
alguna película, lo cierto es que el hombre, por primera vez se metió en
serio, lideró la charla, habló de los Harriott, de los Dorignac, de handicaps y
de poniers con una exactitud sobria y una información sólida. Y al final,
cuando ya la charla había derivado inopinadamente hacia el automovilismo, la
cagó con lo de “sobre cojines” que se encendió como una luz equívoca y
sospechosa en los radares de todos.
—Yo no sé… —advirtió Ricardo, rascándose la
espalda—… pero vos, Belmondo, cuidate.
—Sí —admitió Belmondo— porque que me rompan
el orto a esta edad…
—O que le tengas que hacer los deberes al
muchacho.
—Te digo que si viene mañana yo me corro.
—Sí. A ver si te agarra de la manito y te
lleva para el ñoba.
Pasó un tiempo y el parroquiano desconocido
no aportó por “El Cairo”. El día en que apareció estaban el Pitufo, Belmondo y
el Pochi, nada más, conversando. El hombre se desprendió el impecable saco
marrón oscuro del traje, dijo un “qué tal” y se sentó medio mirando para la
puerta de Sarmiento y Santa Fe, girando un poco nerviosamente el cuello, como
un pollo, estirando el mentón, para acomodarse el cuello de la camisa.
—El cinco era Ramacciotti —decía el Pitufo.
— Eso seguro.
—El cinco era Ramacciotti.
No me acuerdo el tres —dijo Belmondo aún
con la mano izquierda cerrada, el pulgar arriba y los ojos entornados.
—Ditro. El tres era Ditro —aseguró Pochi—
que después fue a River.
—¡Eso! Que después fue a River.
—Bueno. Entonces tenemos… —resumió el
Pitufo—… Moreno, Valentino y Ditro.
El cuatro ese que no nos acordamos,
Ramacciotti y Malazzo…
—Canceco, Pando, Carceo, González y Sciarra
—recitó de un tirón el Pochi.
—Pero… ¿Cómo mierda se llamaba ese cuatro,
la puta madre que lo reparió?
—¿Será posible?—Era un nombre corto. Un
nombre corto como… Suárez, Blanco…
—No. Blanco era un cuatro que jugó en
Racing. Buen jugador.
—Pero… —se ofuscó Belmondo—… un tipo muy
junado… ¿Cómo carajo…?
—No me voy a acordar… No me voy a acordar…
—dijo el Pitufo.
—Nos va a pasar como la otra vez con Della
Savia.—¿Te acordás? Yo no pude dormir en toda la noche.
—O con el negro Marchetta.
Pasó una semana hasta que me crucé por la
calle con Rafael, me agarró del brazo y me dijo, nada más, lo único que me
dijo: “Marchetta”. “¡Marchetta, la puta que lo parió!” dije yo, y seguimos cada
cual por su lado.
—Una noche, a la madrugada, me llamó el
Pelado desde Barcelona para preguntarme quién era el ocho de aquella delantera
de Ferro con el Cabezón Juárez, Acosta, Lugo y Garabal.
—Berón.
—Berón.—Pero a mí, esto, ya me cagó la
semana —se reubicó el Pochi.
—¡Pero si hasta me acuerdo de la pinta que
tenía —se enardeció Belmondo— uno bajito, narigón, feo…!
—¿Martín? ¿No era Martín?
—No, Martín era de Chacarita.
—Bajito, narigón, feo…
—Sí, pero no era Martín. Martín era de
Chacarita y después fue al equipo de José.
—Moreno, Valentino y Ditro… —repasó el
Pitufo—… tatatá, Ramaciotti y Malazzo…
—¡Concha de la lora!
El hombre, que había seguido
silenciosamente la conversación, con una actitud entre divertida y ausente, se
acomodó en la mesa y dijo:
—Sainz.
—¡Sainz! —pegó con la palma de la mano el
Pitufo sobre la mesa
— Sainz la puta que lo reparió.
—Sainz, mirá vos lo tenía en la punta de la
lengua.Claro… te decía que era un nombre corto.
—Sí, pero a mí me salía Suárez, Murúa,
Aguirre, qué sé yo…
—No, Murúa era el de Racing. Marcador de
punta, también. Grandote.
—Sainz —continuó el tipo, sin ufanarse
demasiado por su aporte— después fue a River. Sainz, Cap y Varacka.
—Claro, claro. Exactamente. Que arriba
jugaba Domingo Pérez, un uruguayo que era un pedo líquido.
—No —corrigió “Sobre cojines”— Domingo
Pérez es anterior, es de la época de Pepillo, el nueve ese español que trajo
River.
—¡Pepillo! ¿Te acordás? No me acordaba de
Pepillo.
—Que la delantera llegó a formar… —recordó
el hombre—… Domingo Pérez…—Moacyr —acotó Pochi.
—Moacyr Claudinho Pinto… —siguió el
hombre—… Pepillo, Delem y Roberto. Todos extranjeros.
—Que también estaban Onega, el Nene
Sarnari…—Ermindo, todavía no Daniel.—Pando, Artime…
—No… —volvió a corregir el hombre— Pando y
Artime llegan un poco después. La delantera que te digo era con la cuestión del
fútbol espectáculo. También jugaba un negro de cinco, el negro Salvador, un
negro lentón…
—Sí. La cosa había empezado con Boca, con
Armando, cuando lo trajo a Feola…
—Al gordo Felola Feola —dijo el Pitufo— a
Dino Sani, a Maurinho…
—Antes a Orlando —puntualizó “Sobre
cojines”— Orlando Pecanha do Carvalho, que inauguró, un poco, la función de
seis metido adentro acá en la Argentina.
—También vinieron Loayza, me acuerdo, el
Pepe Sasía, a Boca…
—Y bueno… —recordó el Pochi— Sasía vino de
última acá, a Central, con el Gitano, Borgogno…
—Loayza también. —Loayza también y me
acuerdo…—¡Ese partido contra el Real de Madrid! —se entusiasmó el hombre.
— En cancha de Ñul.—En cancha de Ñul, un
amistoso, que los goles del Real los hicieron Pirri y Gento de tiro libre,
sobre la hora.
—Yo estaba detrás del arco donde hizo el
gol Gento —recordó “Sobre cojines”— …y no sé si te acordás que al principio
entró Puskas…
—¡Puskas!
Así siguieron casi una hora, hasta que el
hombre, de pronto, consultó su reloj, se sobresaltó, se puso de pie, tomó el
sobretodo que había dejado prolijamente doblado sobre la silla vecina y, antes
de irse, regaló el último aporte.
—Y el diez, el diez del Lobo de La Plata,
era Diego Bayo.
—Diego Bayo, claro. Diego Bayo y Gómez
Sánchez, el negro Gómez Sánchez que había venido a River con Joya…
Al día siguiente, cuando llegó el Colifa,
Belmondo estaba hablando con el Zorro y también estaban el Pitufo, Pochi,
Oscar, el otro Oscar, el Negro y el Chelo.
—¿No vino “Sobre cojines”? —preguntó el
Colifa.
Alguien contestó que no.
—¿Quién es “Sobre cojines”? —dijo el Chelo.
—Rodolfo. Rodolfo creo que se llama.
No, no vino.
—Buen tipo ése —dijo el Pochi.
—Buen tipo.
Roberto Fontanarrosa.
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