Querido Eduardo:
Te cuento que el otro día estuve en el
supermercado "Carrefour", donde antes estaba la cancha de San Lorenzo. Fui con José Sanfilippo, el héroe de mi infancia, que fue goleador de
San Lorenzo cuatro temporadas seguidas. Caminamos entre las góndolas, rodeados
de cacerolas, quesos y ristras de chorizos. De pronto, mientras nos acercamos a
las cajas, Sanfilippo abre los brazos y me dice: "Pensar que acá se la
clavé de sobrepique a Roma, en aquel partido contra Boca". Se cruza
delante de una gorda que arrastra un carrito lleno de latas, bifes y verduras y
dice: "Fue el gol más rápido de la historia". Concentrado, como
esperando un córner, me cuenta: "Le dije al cinco, que debutaba: no bien
empiece el partido, me mandás un pelotazo al área. No te calentés que no te voy
a hacer quedar mal. Yo era mayor y el chico, Capdevila se llamaba, se asustó,
pensó: a ver si no cumplo". Y ahí nomás Sanfilippo me señala la fila de
frascos de mayonesa y grita: "¡Acá la puso!". La gente nos mira,
azorada. "La pelota me cayó atrás de los centrales, atropellé pero se me
fue un poco hasta ahí, donde está el arroz, ¿ve?" -me señala el estante de
abajo, y de golpe como un conejo a pesar del traje azul y los zapatos 8
lustrados-: "La dejé picar y ¡plum!". Tira el zurdazo. Todos nos
damos vuelta para mirar hacia la caja, donde estaba el arco hace treinta y
tantos años, y a todos nos parece que la pelota se mete arriba, justo donde
están las pilas para radio y las hojitas de afeitar. la poesía EL Sanfilippo
levanta los brazos para festejar. Los clientes y las cajeras se rompen las
manos de tanto aplaudir. Casi me pongo a llorar. El Nene Sanfilippo había hecho
de nuevo aquel gol de 1962, nada más que para que yo pudiera verlo.
Osvaldo Soriano
Publicada originalmente en el diario "Página 12".
Publicada originalmente en el diario "Página 12".
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