Si bien el retorno a nuestra ciudad del doctor Julio
Edelmiro Etcheverría Posse no pudo ser motivo de sorpresa para nadie, es bueno
lanzar una nueva mirada analítica sobre las declaraciones que produjo a su
arribo a Ezeiza, al volver de su corta estadía de vacaciones fuera del país.
Aun considerando que el doctor Etcheverría Posse no es afecto a las frases
rimbombantes o las consideraciones aciduladas, no pueden pasar desapercibidos,
para el oído experto, los intencionados dardos que de sus palabras, en apariencia
formales, se proyectaron con certera puntería sobre diversos sectores de la
realidad nacional. Pero repasemos el corto diálogo que el doctor Etcheverría
Posse mantuvo con uno de nuestros colegas de la prensa televisiva y que la
pantalla chica registró para el regocijo de algunos y, ¿por qué no?, agria
intemperancia de otros.
Periodista: Buenos días doctor. ¿Cómo está usted?
Etcheverría Posse: Muy bien. Muy bien.
P.: ¿Cansado?
Etcheverría Posse: Un poco. A pesar de que el vuelo fue
excelente, usted sabe bien que estos viajes siempre cansan un poco.
P.: ¿Buen tiempo durante su veraneo?
Etcheverría Posse: Excelente. Algo lluvioso al comienzo,
pero luego espléndido.
P.: ¿Quisiera efectuar alguna otra declaración?
Etcheverría Posse: No. Nada más. Nada más.
P.: Muy bien. Muchas gracias. Ha sido la palabra del doctor
Julio Edelmiro Etcheverría Posse, a su regreso al país.
Para quienes desconocen la compleja esgrima dialéctica del
mundo político quizás el inteligente interrogatorio de nuestro colega pudo aparecer
como poco proclive a ahondar en el pensamiento vivo de quien se consolida como
mentor y figura aglutinante de la bancada opositora.
Sin embargo, es sencillo,
atisbando bajo los primeros y epidérmicos tejidos de las respuestas del
controvertido dirigente nacionalista, detectar su particular vivisección del
panorama sindical y su sempiterno aguijón urticante con respecto a los mandos
oficialistas.
De un primer vistazo a vuelo de pájaro el buen entendedor puede
arribar a conclusiones más que contundentes con el solo recurso de apelar a un
elemento del que tan bien ha hecho uso siempre el notorio caudillo de los
movimientos centristas: la omisión. Está a todas vistas claro que el doctor
Etcheverría Posse ha eludido elegantemente tocar, ni siquiera tangencialmente,
dos temas muy caros a su permanente forcejeo político: el nombramiento de su
posible sucesor y el irritante problema de los hidrocarburos.
Precisamente en
la omisión de estos temas, el doctor Etcheverría Posse, tácitamente, los
dimensiona.
No es en absoluto casual, para un hombre de la astucia táctica de
Etcheverría Posse, que haya dejado en el tintero una temática que ha fatigado
casi hasta la exasperación durante estos últimos y caldeados meses. ¿O es acaso
que ya no le preocupa el nombramiento de su posible sucesor? ¿O se trata
precisamente de todo lo contrario, que no le mueve un pelo el aparente
encumbramiento dentro de su mismo partido de una figura como la del ex-diputado
sanjuanino (y concejal por los evolucionistas) don Alfonso Urbano Menchaca
Gancia? Ambas incógnitas no pueden persistir por mucho tiempo sin respuestas
esclarecedoras. La omisión del tema de los hidrocarburos asoma como más
entendible: otra maniobra dilatoria de este desconcertante zorro de nuestra
nutrida fauna política.
Pero si bien la referencia por omisión a tales temas
aparece notoriamente en la primera lectura del diálogo, una segunda lectura nos
muestra otro dato inequívoco que puede hacernos entrever cuál será el rumbo que
el hábil consejero del pasado gobierno imprimirá a su movimiento.
"Muy
bien. Muy bien" contesta sin vacilar ante la requisitoria sobre su estado
actual. Más allá de lo que parece un mero formalismo cultural, es evidente la
complacencia del doctor Etcheverría Posse ante la atención prestada a su
persona por el periodismo especializado. Se puede leer, entonces, un atisbo de
reconciliación del doctor Etcheverría Posse con ciertos sectores de la prensa
que lo castigaran duramente meses atrás, actitud que corrobora por lo tanto que
no sería de extrañar que se confirmase en días venideros la compra por parte
del movimiento nacional centrista del complejo editorial Líder, aún en manos de
intereses italianos. Podría estallar, entonces, uno de los escándalos más
estrepitosos de los últimos años. Tal vez por eso se cuidó mucho el doctor
Etcheverría Posse de no abundar en palabras de agradecimiento al final de la
comprimida pero jugosa entrevista: "Nada más. Nada más" fueron las
palabras que obraron a modo de finalización del reportaje.
Como si todo esto
fuese poco, el meollo mismo de la cuestión palpita, como el ojo de un huracán
que puede acarrear malos vientos para la cúpula centrista, en las palabras con
que el doctor Etcheverría Posse responde a la segunda y vital pregunta de
nuestro colega: "¿Cansado?" "Un poco —ha dicho el dirigente que
no tantos años atrás se manifestara agotado por la desidia de la burocracia
oficial—. A pesar de que el vuelo fue excelente, usted sabe bien que estos
viajes siempre cansan un poco."
Por fin, después de tantos años de vueltas
concéntricas y pretendidos acuerdos ni mimos de "convivencia", el
doctor Etcheverría Posse apunta toda la eficacia de su artillería pesada sobre
las no poco castigadas espaldas de su antiguo compañero de correrías, don
Agustín Ezequiel Montoya Nimio, quien como es bien sabido detenta uno de los
principales cargos en la compañía aérea que trasladó a Etcheverría Posse de
regreso al país.
Con la habilidad típica de los que arrojan la piedra y
esconden la mano el veterano estratega político amaga primero con el elogio
pleno al considerar su viaje aéreo de excelente y castiga a renglón seguido
haciendo mención al cansancio que pueden generar ciertos vuelos. No es difícil
adivinar en sus palabras que la hora del tránsito codo a codo con su antiguo
compañero de fórmula se ha agotado y la fatiga ante la inercia de compañeros
pretéritos le obliga a realizar un brusco y, ahora sí, publicitado golpe de
timón a su conducción de por sí cautelosa.
Pero si bien con estas declaraciones
el doctor Etcheverría Posse reactiva la controversia sobre su posible sucesor,
ahonda valientemente en el negociado de los hidrocarburos, denuncia el
flagrante escándalo en torno al complejo editorial Líder y desarticula con un
ágil side-step cualquier maniobra de la "vieja guardia" con la intención
de volver a flanquearlo, donde se hacen más detonantes sus palabras y donde se
disipan todas las nubes que podrían ensombrecer la certidumbre de una tendencia
agresivamente franca en su accionar es en la segunda lectura del mismo párrafo
donde hace referencia al vuelo. Sería muy ingenuo suponer que tras su mención
al hecho como simple acto traslacional no se oculta una diáfana descarga sobre
el tan ríspido y conflictivo caso que salió a la luz días atrás ante la
denuncia de dos jóvenes concejales provinciales con referencia al tráfico de
drogas con Colombia.
Etcheverría Posse no vacila entonces en patear el tablero
hasta el momento tan prolijamente cuidado por los contendientes, y poner lisa y
descarnadamente sobre el tapete un tema que lacera con su sola mención la
epidermis de nuestra sociedad.
Sin duda, ha sonado para nuestros hombres
públicos el momento de rasgarse las vestiduras y ya nadie podrá decir, cuando
alguien íntimamente ligado a la vida política alza la voz en toda su elocuencia
para sindicar ante los ojos del mundo a un grupo detentatorio del poder público
como una banda de narcotraficantes degradados en el consumo de drogas heroicas,
que en las vísceras mismas de nuestra sociedad no habita aún el anticuerpo que
se apreste a protegerla.
Roberto Fontanarrosa
Extraído de "El mundo ha vivido equivocado" Ed. De La Flor 1985/ Ed Planeta 2012.
No hay comentarios.: