Primer puesto. Marcelo Gallardo (Entrenador de River, ganador, emperador de River).

Segundo puesto.  Luis Miguel Rodríguez (Goleador de Atlético Tucuman, procer del decano, inoxidable).

Tercer puesto.  Cristian Chávez (Jugador de Aldosivi, mágico, gambeteador).

Pero mira cómo está la Pulga Rodríguez, papá. El jugador que tiene la misma cara de viejo desde que debutó en primera, sigue haciendo de las suyas en la superliga.  Ya está segundo en la tabla de goleadores, al igual que el decano en la superliga. Por un rato estuvo primero, peor Racing volvió a ganar. En breve se viene la revancha contra Gremio, la cosa esta jodida, pero de la pulga Rodríguez todos los milagros son posibles.

Hace rato lo venimos diciendo —no, no tenemos un porcentaje del pase—, pero Cristián Chávez la está rompiendo toda. Genio y figura de este Aldosivi que esta tercero y que en menos de 6 fechas se olvidó del tema del promedio. Cuando Chávez se enciende, hay gol. Tiene una sociedad brillante con Pisano. Clave en el ascenso, ahora vuelve a ser una pieza vital en esta buena campaña que recién comienza.

Se terminó la fecha del superclásico. Una jornada donde si uno no es de Boca o River, se tiene que firmar a una sarta de pelotudos hablando de este partido, y si uno es bostero o gallina también. Pero claro mi viejo. Hasta el mismo hincha de Boca o River sufre de inflamación escrotal de tanto escuchar a esta manga de cagatintas. Montan un puto reality show de algo tan lindo como un clásico. Que fulano dijo tal cosa, que mengano lo otro, que sultano se subió una media provocando. De futbol, poco y nada. A estas alturas la paparazzi es mucho más seria que cualquier medio periodístico masivo. Buscan un puto título. En algunos sitios, la pelea entre Zárate y Cardona fue más importante. En otros, le dieron más bola a los dichos de Daniel Osvaldo que al resultado. Si los hinchas xeneizes y millonarios están hinchados los huevos de esto, imagínese a los otros, como los de Atlético Tucumán que llegaron a la punta y solo le dedicaron unas líneas al final de todo, al lado de los números de la quiniela. Váyanse bien a cagar.