Slider[Style1]
Style2
Style3[OneLeft]
Style3[OneRight]
Style4
Style5
El antiequipo de la semana
Arriba: Agustín Marchesin (Arquero de
Lanús, calentón); Pumas (Losers dignos);
Ricardo Caruso Lombardi (Entrenador
de Argentinos Juniors, calenton, griton); Saúl
Laverni (Árbitro, ciego, parado, genera humo pero no lo deja vender); Guillermo Marconi (Ex árbitro, anti
Caruso, protector de Laverni, cartadocumentero crónico); Daniel Passarella (Presidente de River, puteado, odiado); Ramón Díaz (Entrenador de River,
hablador compulsivo).
Abajo: Daniel Angelici (Presidente de
Boca, boludo, puteado) Carlos Ischia (ex
entrenador de Racing, desempleado); Javier
Cantero (Presidente de Independiente, tipo sin suerte); Rosa (Color polémico).-
Selección.
La semana empezó cargadita
para Lanús. En su visita a Rosario y en un partido candente, el arquero, Agustín Marchesín, se sacó contra el
árbitro del partido. En un partido más caliente que Silvia Süller en la década del
’90, el uno dejo a su equipo con un penal en contra y con uno menos, luego saló
a pedir disculpas. Los Pumas ya no
son lo que solían ser, si bien el equipo argentino en los últimos años hizo el
salto de calidad no está logrando seguir los méritos que había conseguido en la
elite del Rugby mundial. En el último partido del Rugby Championship, lo
jugaron contra Australia, equipo que término ganando por 55 a 17, encima en una
publicidad de una reconocida marca de autos, le tiran un palito al tenis. Con
los mismos colores y con tantas derrotas encima, ya no sabemos quiénes son los jugadores
de Los Pumas y quienes los de Racing. Ah, encima “Gaturro” es fanático delequipo de Rugby. En términos mediáticos esta semana fue un bastante exitosa
para Ricardo Caruso Lombardi, quien
hizo un raid televisivo y radial en contra de Saul Laverni y de Guillermo
Marconi. La cosa empezó el domingo en el programa del siempre bronceado “Pollo”
Vignolo, cuando Caruso y Marconi casi se miden al aire (tuvieron que ir a un
corte, cagones), luego se supo que Marconi le había manado una carta documento
al entrenador de Argentinos Juniors. Laverni a quien pararon por dos fechas,
sostuvo que “va a ir hasta el final contra Caruso”, Uruguay en cualquier
momento le retruca a la Argentina que Caruso y Laverni están contaminando más
que Botnia. El domingo pasado se llevó a cabo el superclásico, en un estadio
donde todos fueron hinchas de River, gano el conjunto de Boca por la mínima
diferencia pero el que perdió por goleada fue Daniel Passarella quien tuvo que salir corriendo mientras le caía
una sudestada de puteadas encima. Además se supo que Passarella dio la venia
para colgar una bandera en contra de Nicolás Distasio. Luego de ese
superclásico, todas las miradas se posaron sobre Ramón Díaz, todo afiche o cargada emanada desde el hincha de Boca
fue a parar a él, quien saltó a decir que River jugo mejor y que al menos merecía
el empate. Por tal motivo todo el arco periodístico salió a crucificarlo recordándole
sus dichos el día que le gano a San Lorenzo por 1-0 jugando muy mal por la Copa
Sudamericana.
Y volvió Daniel Angelici de su licencia, justo
cayo para el superclásico y para que todos lo “maten” por la camiseta Rosa de Boca. Dicha camiseta se puso en
el eje de la polémica cuando desde la AFA advirtieron que no podían usarla
combinada con los pantalones azules. Rosario Central accedió a vestir su
camiseta alternativa, sin embargo el debate se instaló fuerte en torno a la
camiseta rosa. En un primer momento se dijo que era por la lucha contra el cáncer
de mama, luego que se hizo esa camiseta por ser una de los primeros colores que
utilizo el xeneize en su historia (desmentido por varios sitios de Boca). Sin
embargo la versión más fuerte indica que utilizaron el rosa por toda la tarasca
que puso nike. Y se fue Carlos Ischia,
duro menos que la renovación de Zubeldia, su equipo perdió de local frente a Atlético
Rafaela, los jugadores le respondieron menso que los tónicos capilares para el
crecimiento del cabello y se tuvo que ir. Otro técnico out. También en Avellaneda,
el que no pega una es Javier Cantero,
luego de que suspendan el partido de Independiente por la interna de barras,
esta semana liberaron a los 33 barras detenidos, encima peligra la entrada de público
local en el próximo encuentro que juegue Independiente en su estadio. Ah,
encima hoy perdió el invicto en la era De Felippe.
El Gordo Martín
Casi todos hemos tenido un gordo en el
grupo de amigos de la infancia. Esta como estereotipado este personaje. Si se
me permite decir, siempre es el más boludo del grupo, es poco agraciado para el fútbol pero siempre es el dueño de la pelota y, por tal motivo, sí o sí te lo tenés que fumar. Pero al
final de cuentas es alguien útil porque en los
picados nadie quiere ir al arco y el gordo con tal de jugar va al arco.
Nosotros lo teníamos al gordo Martín. Buen pibe, pero un terrible pelotudo.
Porque hay gordos que le sacan provecho a su masa corporal y no se dejan
amedrentar así nomás, pero Martín lo que tenía de gordo lo tenía de boludo, pobre. Hasta el petiso Ezequiel lo tenía cagando al pobre gordo y eso que Ezequiel
era una cagadita, de chico no medía más de un metro le puedo
asegurar, flaco como un piolín. Imagínese que cuando jugábamos al “chupi” con las figuritas en el recreo, ese juego
infantil en el que hay que dar vuelta la “fichu” con una mano, más que dar vuelta la figurita, esta lo deba
vuelta a él. Hoy se perdió todo eso, los pibes ya no juegan a eso, están ya con sus celulares, hablando de cosas de
la internet, de programas de adultos... como que se perdió la inocencia de juntar imágenes de tus ídolos. Estaba buena esa época, yo me acuerdo que lo tenía de ídolo a Zeoli, el
arquero uruguayo de River. Era un asco atajando, pero a mí me gustaba, un día llegue a dibujarlo y se lo mande a la revista billiken ¡Puede
creer usted que la publicaron! Fue mi primer acercamiento a los medios,
hoy soy periodista y todos los días tengo que lidiar con el ego de los deportistas. También me gustaba Vázquez, ese jugador también de River que tenía rulos. Yo también para buscarme ídolos soy mandado hacer, pero no me quiero ir por las ramas, estaba
hablando del gordo Martín. Cómo nos abusábamos del pobre gordo en los recreos, siempre
venía con pilones de
figuritas —porque los viejos eran
de guita— y mientras el gordo
boludo las pasaba una a una, con ánimo de intercambiar las repetidas, venia uno corriendo y le
estampaba la mano por debajo. Las fichus volaban por todas partes y nosotros
como una bandada de buitres nos arrojábamos sobre las figuritas esparcidas por todo el patio escolar. El
pobre gordo en lugar de juntarlas se iba corriendo llorando, te partía el alma Martín, pero al día siguiente volvía con más figuritas y la escena
se repetía. Varios de nosotros
completamos varios álbumes gracias a este
vil saqueo.
En la hora de educación física el gordo te daba pena. Porque el profesor de gimnasia nos hacía correr por lo menos 15 minutos por clase.
Martín a los 30 segundos ya jadeaba con la lengua afuera como esos perros
gordos llenos de pliegues. Ni así lo dejábamos en paz, cada vez
que nosotros —me incluyo— pasábamos por su lado le dábamos una cachetada sonora en la nuca. Porque el gordo además siempre se rapaba, parecía esas calabazas de Halloween. Encima
traspiraba de a chorros, obviamente el golpe con la mano abierta se escuchaba
como un aplauso. Éramos unos hijos de
puta, pero los pibes suelen ser crueles. Lo que tenía el gordo era que nunca se rendía. A pesar de que no daba más, seguía corriendo, o más bien reptando.
Después hacíamos un fulbito en el patio y el gordo se ponía contento, a pesar de que nunca nadie lo
elegía al pobre, en más de una oportunidad —en todas, bah—, se quedaba sin equipo
porque nadie lo quería. “No quédatelo vos” o “jugamos con uno menos, no importa” eran los clásicos ruegos para que el gordo no entre en tu equipo. El profesor de
gimnasia habituado a estos percances te encajaba al gordo ante las protestas
del equipo designado, el gordo iba mansamente al arco mientras se secaba las lágrimas. Creo que perdíamos más tiempo en tratar de
colarle al gordo en el otro equipo que jugando al futbol. Encima la palabra
horrible le quedaba chica. Era malo, malo. No servía ni para hacer bulto el gordo y eso que era bastante corpulento.
Como arquero no te sacaba una el hijo de puta. La única que sacaba era aquellas que adrede le chumbamos al cuerpo para
hacerlo cagar. Pero el gordo nunca se daba por vencido, no sé si lo hacía de cabeza dura o de boludo que era. Martín nunca se calentaba, una sola vez se
peleó, fue con uno de la
división A —nosotros estábamos en el B—, uno grandote que había repetido como un millón de veces. Lo había agarrado a Ezequiel y le estaba dando, nosotros no nos metimos
porque nos iba a cagar a palos. Fue el gordo el que se metió, para sorpresa de todos. Lo agarro del pelo
al del A y le puso una mano en la nariz que lo hizo sangrar como una fuente.
Pero tuvo tanta mala suerte el gordo, que justo lo vio la señorita. Para qué. Lo agarro de la oreja al pobre y se lo llevo a la dirección. El gordo lloraba como un chancho a punto
de ser degollado. Por una semana estuvo sin venir a clases, cuando volvió nos enteramos que lo habían llevado a la psicóloga, que el padre lo había cagado a cintazos. La cosa es que el gordo volvió más boludo que nunca y en cuestión de minutos perdió el mínimo respeto que se había ganado noqueando al grandote del A. Ahora
no solo lo cargábamos con su gordura,
también le decíamos que estaba loquito. A veces los pibes
suelen ser muy hijos de puta entre ellos mismos. Hoy con los tiempos que corren
si uno llega a hacer eso, lo acusan de hacer bullying o algo así. Pero el gordo nunca se nos despegaba, parecía un tanto masoquista.
Pero al gordo también lo jodiamos fuera del colegio, porque éramos todos pibes del barrio. Después del colegio nos íbamos a la canchita que
quedaba a un par de cuadras del colegio a jugar a la pelota, y el único que tenía una pelota era el gordo, parecía una broma del destino. El gordo tenía que jugar porque era el dueño. Y era un suplicio verlo atajar, goles boludos por doquier. Y si
lo mandábamos a jugar arriba
era un estorbo. Por cada cagada que se mandaba, nosotros le dábamos un ñoqui en la cabeza, además de los insultos que siempre le propinábamos. Pero el gordo era insistente, no faltaba nunca. Era el
primero en llegar a la canchita. A las cuatro de la tarde cuando se abría el portón verde, él ya estaba con la
pelota bajo el brazo esperando con una sonrisa de oreja a oreja. Era tozudo.
Había veces que la pinchábamos o la colgábamos y lo mandábamos al gordo a
buscarla, pero como la vieja que vivía atrás de la cancha nos
odiaba, lo sacaba a escobazos, mientras nosotros nos descostillábamos de risa. En más de una oportunidad la vieja esta fue a la casa del gordo a tirarle
la bronca al padre y este después lo castigaba y no lo
dejaba salir. Pero nosotros éramos caraduras porque íbamos a la casa del gordo a pedirle prestada
la bocha y el gordo era tan bueno —o boludo— que nos la
prestaba. Pero no todo era fútbol, porque cuando llovía la canchita se convertía en un pantano y ahí era cuando el gordo nos invitaba a jugar a los videojuegos a su
casa, como ya le había dicho, el padre tenía mucha plata y por eso Martín solía tener los últimos jueguitos en su casa. Pero el gordo también era horrible jugando al sega o a la play.
Jugábamos cinco o seis
horas, algunas veces toda la noche —cuando nos quedábamos en su casa a
dormir— y el pobrecito solo
jugaba un par de minutos ya que perdía o “moría” enseguida de tan malo que era. Un día de tanto jugar, la consola no resistió y se quemó, el padre casi lo
lincha delante de nuestros ojos. Así pasamos nuestros años en la primaria,
jodiendole la vida al gordo.
Cuando íbamos a empezar séptimo grado, nos
enteramos que el gordo no iba a venir más al colegio. Pero no porque se había cansado de nuestro maltrato o algo por el estilo. La crisis en la
Argentina todavía no había comenzado pero el viejo de Martín algo había olfateado y decidió llevarse a su familia
a España, obviamente se
llevaron al gordo con ellos, no volvimos a saber de él. Extrañábamos joder a alguien,
pero superamos rápidamente su pérdida cuando nos la agarramos con Joaquín y su amaneramiento.
Hará cosa de dos o tres años que sentí nombrar que en el
Barcelona debutaba un arquero argentino que había salido de la Masia: Martín García, entraba para atajar porque el titular Gerardo Malaquia había sido expulsado. Le soy sincero, no le había dado mucha pelota al nombre porque deben
existir muchas personas con ese nombre. Yo recién empezaba a dar mis primeros pasos en el diario pero me mandaron a
la sección del ascenso, y de fútbol del exterior no tenía la más pálida idea. Un día me encontré con Chicho, mi mejor amigo desde la primaria y me comento exultante
que ese tal Martín García era el gordo ni más ni menos. Yo no lo podía creer, no daba crédito a lo que me había dicho Chicho porque la verdad siempre fue
conmigo uno de los más jodones de la división, pero sin embargo empecé a “seguir” la carrera de este
arquero. Estuve como tres meses buscando datos en Internet pero no aparecía ni una puta foto del arquero este.
También ponía los partidos del Barcelona, pero nunca enfocaban el banco de
suplentes. Hasta que un día en la semifinal de la
Champions contra el Bayern Münich, el arquero
titular del Barça se lesiono y salió a la cancha el tal Martín García. Era el gordo sí, o lo que había quedado de él. Estaba mucho más alto que en el colegio, estaba bien fibroso, lo único que conservaba de pibe era que seguía rapadosé, además tenía una firmeza en sus pasos que daba miedo.
Esa noche se consagro, era su segundo partido en el equipo —Los arqueros suelen debutar de grande— pero en la serie de penales tapo dos y el
Barcelona paso a la final. Qué grande el gordo.
No hace muchos meses lo volví a ver al gordo, me mandaron a España para cubrir un partido de tenis por la Copa
Davis —porque ahora cubro
tenis—, aproveche una tarde
libre y me mande a la práctica del Barcelona.
Justo lo enganche cuando salía. “¡Gordo! ¡Martín!” le grite desde atrás de las vallas. El gordo —ex gordo, bah— me reconoció enseguida, se me acerco y me dijo: “¿Jorge? ¿Jorgito sos vos?”, le juro que me
emocione, asentí con la cabeza y me
dice de nuevo “Tómatela de acá, forro, pedazo de basura”. Que hijo de puta, me sacó corriendo. Me empezó a decir todo tipo de
cosas sobre nuestra infancia, que lo maltratábamos que esto que lo otro, la verdad, cómo cambia la gente cuando es famosa, la pucha. Se agrando el gordo.
A. Schweinheim
Obra publicada, expediente Nº 510614, Dirección Nacional de Derechos de Autor.
Las mejores frases de Niembro de Argentina 3 - Peru 1
Si ves que falta alguna frase, ponela en los comentarios y la actualizamos.
NOTA: El Antiequipo de la semana que sale siempre los viernes, por esta semana saldrá el día sábado por la noche.
El Análisis de la Fecha 10 del Torneo Inicial «Nietos recuperados» 2013 - Copa Miguel Benancio Sánchez. Primera Parte.
Por Jose Sanfilippo (*)
Fue la semana del superclásico. Y todos
hablaron de este partido. Me van a cagar a trompadas, pero si no sos de River o
Boca no debería importarte este partido. Encima esta medio devaluado, pero
claro mi viejo, vienen a los tumbos, con quilombos internos y demás yerbas. A
decir otra cosa por la que me van a putear seguramente. Yo estuve en Rosario y
el clásico es clásico, mi viejo. Pero claro mi viejo, al estar todo más concentrado es todo más
concentrado es más explosivo. No hay boludones como acá que te dicen “soy de
River o de Boca” y después se enteran del resultado al otro día cuando agarran
el diario. En Rosario llegas a cargar en la oficina, a un canalla o leproso
luego de perder un clásico y lo más probable es que te apuñale con una
abrochadora del número 65. Es más sanguínea la cosa. Ojo no estoy a favor de la
violencia ni nada, solo estoy hablando de pasión hermano. Tampoco estoy
hablando de los termos, esos que todo te responden con un insulto o con un “eh
gato te vamo’ a corre’ puto”, esos no, hinchas normalitos digo yo. Porque a los
termos no los podes saludar, le decís un “hola” y automáticamente te tiran un
“Eh amigo que bardia’ puto, con lo’ pibe’ te vamo’ a buscar, Conchituma”. Los
hinchas de Central y Newell’s no pueden convivir, porque tarde o temprano se
terminan cagando a piñas. Son enemigos naturales, como el agua y el aceite, el
agua y los linyeras, tucumanos o santiagueños, porteños o el resto de la
argentina o Caruso y Laverni. No se aguantan. Yo tenía de compañeros a dos
tipos que eran rosarinos, muy amigos los dos. Pero uno de Central y el otro de
la Lepra. Un día se mataron a piñas y
eso que habían empatado. A estos tipos le podes decir que te encamaste con la
jermu de ellos y no te va a decir nada, ahora le decís sobre el clásico y te
cagan a palos. Los de River y Boca pueden convivir, se van a chicanear, se van
a gastar pero no va a pasar a mayores, a menos claro que uno se vaya a la
cancha de River con un tatuaje de Riquelme.
Se habló más del show que monto Caruso que
del resultado en sí. Creo que Caruso Lombardi tendría que organizar este tipo
de shows e irse de gira, llenaría estadios. El partido empezó bastante lindo.
Belgrano iba a buscar y Argentinos no se quedaba en el molde. Gomez para
Argentinos y Márquez (muy bien Migliore) para el pirata tuvieron las primeras
chances. Luego Márquez tuvo otra pero Migliore le ahogo el grito. De a poco el
bicho se fue quedando y Belgrano jugaba mejor, así llego al primer gol de la
noche. El Picante Pereyra recibió un pase tras dentro del área y con el arco
prácticamente solo la metió adentro. Era el 1-0 y Caruso empezaba a llorar
humo. Pero el festejo le doro cinco minutos al conjunto cordobés, porque a los
42, Barraza iba a meter un centro para que Boyero ponga la igualdad. Así nos
fuimos al descanso. En el segundo tiempo y ya a los tres minutos iba a venir la
primera polémica grosa, como dicen ahora los pibes, de la noche. Márquez se metió en el área, lo
fueron a marcar entre dos., el pibe cayo como apuñalado y Laverni cobro penal. Mientras
en el banco Caruso a los saltitos tomaba impulso como para llegar hasta la
luna. Lollo metió el penal y Belgrano pasaba nuevamente al frente. Al minuto lo
iban a expulsar a Velazquez y Belgrano se iba a quedar con 10 hombres parecía
que se complicaba el conjunto cordobés, pero siguió atacando y así llego al tercer
gol. A los 17 Márquez se iba a mandar un jugadón terrible, mando un centro
atrás que le quedo a Márquez y este la mando al fondo del arco. 3-1. Al rato
Márquez casi moja pero otra vez Migliore le ahogo el grito. A los 31 Caruso iba
a explotar. Aveldaño lo apuñalo a Gomez con una patada dentro del área. Laverni
termino por expulsar a Gomez, le saco amarilla por simular, más la amarilla que
ya tenía. Caruso no caminaba, flotaba producto de la bronca, también afuera.
Belgrano tuvo alguna chance más pero Migliore estuvo atento. La Figura: La
corrida de Caruso al patrullero donde iba Laverni, entra de una en el top five
de lo mejor que paso en el año. Pelea palmo a palmo con el “Placente es un
cagón”.
Un primer tiempo bastante chato y aburrido.
Olimpo tuvo una con la que pudo abrir el marcador, pero Musto la cabeceo por
arriba del travesaño. Ay nene, nene.
Despues el partido entro en un letargo. Olimpo defendía muy bien y eso
provocaba que pudiera concentrarse en atacar, lo hizo pero las pocas que tuvo
murieron en las manos de Rulli, la mayoría fueron tiros de larga distancia. En
el complemento, Estudiantes salió decidido a llevarse los tres puntos. Por eso
a los ocho minutos, Silva se mandó arriba por su banda, tiro el centro y Auzqui de cabeza ponía el
1-0. Y Estudiantes dominaba la pelota y el partido, además llegaba, pero no
cerraba el partido. Y eso lo pago caro porque cuando menos lo esperaba apareció
Sarulyte, el hombre con apellido de producto de limpieza se encontró con una
pelota tras un centro de un tiro libre, mientras la defensa de Estudiantes se
mandaba un siestón de la puta que lo pario. No hubo más. La Figura: El
platinado de Damonte se puede ver hasta con el google map.
Y sigue arriba de todo el conjunto de la
lepra. Mucho tiene que ver Maxi Rodríguez en este presente. Fue un primer
tiempo en el que se alternó idas y vueltas con poco juego. La lepra siempre
tuvo el control de la pelota y del partido. Al principio lo tuvo la lepra por
intermedio de la fiera, pero Peratta la saco, así como le saco el número de teléfono
a Noir una vez. Después el Cervecero iba a contestar, gran pase de Caneo para
Garnier quien no pudo definir bien ante el atoramiento de Guzmán. Y así como el
partido se transformó de ida y vuelta, como le gusta al Roña Castro con los
travestis. Cuando parecía que nos íbamos a ir en parda, apareció Maxi Rodríguez
a los 36. Centro rasante de Pérez, todos la dejan pasar y le queda a la Fiera
que solo la tiene que empujar adentro. Era el 1-0 y durante esta primera parte
mucho más no paso. En el complemento Newell’s apretó el acelerador y borro de
la cancha a Quilmes. Tanto fue que a los 10 minutos Mateos iba a colocar el
2-0. Centro tras un tiro de libre corto y de cabeza el blondo jugador estiro la
ventaja. Después de este 2-0, el partido fue todo de la lepra. Toques, lujos y Rodríguez
pudo haber hecho un golazo de globito pero paso cerquísima. Newell’s sigue
puntero y le saco 3 al segundo. La Figura: En cualquier momento se va Vivas de
Quilmes y Olé te pone “Más muerto que Vivas”.
San Lorenzo intento pero no pudo entrarle
por ningún lado a Tigre. Cuando podía llegar definía pésimo. Empate con gusto a
nada para los dos, fue un partido entretenido pese al cero en el marcador pero
para analizar las situaciones de gol está el ping pong de Estudio Fútbol, no me
hinchan las bolas a mí que quede de mal humor. La Figura: HIJOS DE PUTA GANEN
LA COPA ARGENTINO O VA A HABER FOTOS DE WHOOPI GOLDBERG EN BOLAS PARA TODOS.
Como dije, no vi el superclásico porque los
domingos son días en los que cae la octava plaga de Egipto que es mi suegra,
por tal motivo yo me escondo en un bunker antiaéreo que hice en el fondo de mi
casa. Pero para no
dejarlos en banda, como dicen ahora los pibes. Les dejo el resumen del
superclásico que armo mi amigo Jota Erre y el resto de los partidos los vuelvo
a comentar yo.
Por Jota Erre.
Hola bienvenidos eh… este… Al
superclásico…. Más vibrante de la argentina. River Plate contra Boca Juniors.
Fue un gran cotejo en el que se midieron ambos equipos del balompié. Empezó
mucho mejor el conjunto de Mar del Plata, atacaba mucho más el arco defendido
por Agustín Oreo. Los minutos corrían y
los full backs tenían una ardua tarea. Las constantes proyecciones de Teo Rodríguez
en el conjunto millonario, dificultaban la tarea del centrohalf xeneize. Lo
tuvo River por intermedio de un centro de Miriam Lanzoni que no llego a
cabecear del todo bien, Eber Basanta. Seguía la IGUALDAD EN EL
SUPERCLASICO. Luego CASI la TUVO Marcado
pero cabeceo el balón cerca del palo. UNO a uno, seguía el partido en el gigante
de Arroyito. A los doce minutos APAreció Menéndez para pegarle a la pelota que
paso muy cerca del arco defendido por Bebedero. Así estaban las cosas, River
atacaba y llegaba con solida resistencia al arco de Boca. En cambio el conjunto
de La Paternal no podía asociar a Gogo y a Juan Ramón Riquelme. RIVER SEGUIA
LLEVANDO LA PELOTA AL TERRRENO CONTRARIO
de Boca Juniors. A LOS 19 lo tuvo Boca, García Miño probo pero atajo
Bebedero, luego el rebote le quedo al Puma Gligliotli pero salvo con lo justo
nuevamente el arquero de Independiente, Baradero. Y llegó el gol de Boca a los
23 minutos de este primer cuarto. Desborde
del Burrito Martínez para que llegue el Puma Jose Luis Rodríguez. Gol de Boca.
¿Cuántos Rodríguez en cancha, no? El
RESULTADO hasta AQUÍ era injusto. El Bayern Münich había atacado más que su
rival, pero el futbol es así, los goles que se erran en un arco, cuchillo de
palo. River sin embargo siguió atacando y atacando pero no lograba embocarla.
Oreo estuvo muy atento ante los ataques de Andrade y Lanzoni. Así se fue el
primer tiempo, River y Boca empataban 1 a 0. En el complemento River iba a
seguir atacando Lanzoni tuvo una que Rodríguez atajo muy bien. Luego Ponce tuvo una pero dio en el palo.
River dominaba este tercer cuarto pero chocaba contra las manos del portero
Onion. Así se nos terminó este derby, con un River perdiendo en su cancha por
cero a cero.
(*) No pibe, no es el Sanfilippo de verdad, no sea boludón.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
¿De qué te ponés contento?
Yo la verdad es que no te entiendo Cacho, la verdad que no te entiendo. Ni a vos, ni a todos aquellos que van a una cancha. O a esos hincha...

Lo más leído
-
Para Diego Me van a tener que disculpar. Yo sé que un hombre que pretende ser una persona de bien debe comportarse según ciertas norma...
-
Te conté la del Gordo Luis cuando hizo de Papá Noel? Es mundial la del Gordo Luis cuando hizo de Papá Noel. Casi se convierte en otra vícti...
-
Decime vos para qué cuernos te hice semejante promesa. Se ve que me agarraste con la defensa baja y te dije que sí sin pensarlo. Pero esta ...
-
Plebster estaba mirando por la ventanilla frontal de la nave el paso oscilante de los meteoritos. Como todos los dermolinfomas del planeta...
-
Uno abre la puerta y sale a la calle con un infierno escarbándole las entrañas. Afuera, la siesta del domingo transcurre silenciosa y quiet...
-
Pedrito se apiol ó tarde de c ó mo ven í a la mano. Porque é l pod í a haber sido un í dolo, un í dolo popular, desde mucho tiempo antes. ...
-
El que tiró la primera piedra fue Ricardo, apenas después de haberse ido el tipo. —Che… ¿quién es este coso? —No sé —contestó el Zo...