Están todos hablando de los árbitros. Es que también esa manga de boludos se mandó
una cagada tras otra en esta fecha número nueve. De lo malo de los árbitros solo
hablamos cuando se mandan un cagadon en un partido importante o cuando todos se
mandan macanas juntos. Es como el ascenso, solo es noticia cuando asesinan a
alguien o cuando los barras trasforman un barrio en Bagdad. ¿Por qué los árbitros
erran tanto? ¿Están pagos? ¿No ven? ¿No tiene ni puta idea del reglamento? De
todo un poco mi viejo. La gran mayoría de estos pitos flácidos están a 450 kilómetros
de la jugada. Les pesa la buzarda y no pueden seguir de cerca el desarrollo del
juego. Encima muchos son cómodos y localistas. Ante la duda el grande o el local
se lleva el beneficio. Claro, con la tecnología se solucionaría. La utilidad
del cuarto árbitro, es la misma que el potus que me olvide de regar y se cago
secando, ganándome así las puteadas de la bruja. Bueno, ponelo a mirar la tele
y que le diga al árbitro si fue penal, si hubo mano, si estuvo tu vieja. Pero claro
hermano, metan tecnología. Me dicen que lo lindo del futbol es la polémica. Pero
déjate de joder, ¿lindo? Tengo una ulcera perforada de tanto hacerme mala
sangre con esos hijos de puta bomberos. No arrancamos más como país, mi viejo.
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(*) No pibe, no es el nene posta, es una parodia, no sea tronco de higuera.
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