Por Alejandro
Apoesia (*)
Se fue la décima
nene, como e pasa el tiempo. Pasa el tiempo como el balón pasa en el verde césped
donde los 22 guerreros se la disputan a fin de inflar la red y así gritar un
grito de guerra, de guerra y amor. Porque eso es el futbol. Un grito de gol, un
grito del técnico, un grito del hincha, un grito, un grito de mi señora para
que baje la tele y no le deje migas en el teclado. Eso es el fútbol nene. Se
fue la diez. Así como se irán la once, la doce, la trece y así hasta llegar a
la 19, cuantos números nene. Números fríos sin sentimiento, fríos como ese
delantero que ejecuta cual verdugo al pobre arquero que nada puede hacer. Que
bello todo nene. Frio como la noche de invierno donde las ramas peladas de un árbol
hacen el amor con la luna. Frio como mi cena porque estoy escribiendo esto y me
olvide de mi buseca arriba de la mesa, tengo miedo nene.
Danzarina la
lluvia caía sobre la cancha del Cervecero. Los guerreros siempre listos de
ambos equipos se preparaban para una lucha embarrada. Lluvia cae lentamente
sobre mí que más da si contigo estoy feliz. Ay ay ay ay me estoy enamorado.
Lluvia cae lentamente sobre mi es igual tengo ganas de reír ¿enamorando de
quien, nene? Del futbol nene, de esos once luchadores que se disputaban la
pelota junto con la lluvia. Y vino la primera estocada de la noche, fue Maxi Rodríguez
el que permitió que el balón le diese un beso eterno a la red. Un beso no de lujuria,
si de pasión. Como esos besos entre dos enamorados. Pero Quilmes no ha de
quedarse de brazos cruzados, porque fue a buscar el empate y llego por
intermedio de Klusener, el guerrero de mil batallas. Y así termino el partido.
Un empate pasado por agua. La poesía: La lluvia
es el polvo de hadas que le da magia al futbol.
La suerte le es
esquiva a Racing. Lucho, lucho pero no volvió al triunfo. Sus sabios guerreros quisieron
asaltar la fortaleza de Atlético Rafaela. Pero el arco estaba cerrado con las
siete llaves con la que Neptuno cerró los cielos. Sendos nubarrones tapaban el
arco Rafaelino, pero quiso el destino y la suerte que el conjunto de la crema
abriese el marcador por intermedio de Vittor. Vittor Vitoria dijo y Racing perdía
uno a cero. Espesas puteadas caían sobre él y sobre Eluchans por su pasado diabólico
en el lado del infierno de avellaneda. Y Racing buscaba el empate tal como
Bastia busca ocultar su problema capilar. Pero n pudo y Fernández puso el irremontable
2-0. Otra vez será nene. La poesía: Vuelan los
dos pelos de Bastia al viento, cual muñeco inflable de lavadero de autos,
cuanta metáfora nene. Pásame la sal, querido.
Andar cansino e
irregular la de este Central Enfrente estaba Lanús de paso victorioso como el ejército
napoleónico del balompié que es. Empezó ganado Lanús y también lo termino
ganando. Silvio Romero puso la primera perla en el cofre de los tesoros del
equipo de los mellizos Schelotto. Y el conjunto granate surcaba los mares del
verde césped atacando con toda su flota de jugadores ¡Ahoy! Decían los bravos
marinos ante la impasividad de Central, fue entonces que otro sablazo doblego
la defensa de Central: Matías Martínez en el segundo tiempo. Descontaría Acuña
para los canallas de arroyito, pero no pudieron doblegar a Lanús. La Poesía: Vuela cual asteroide cruzando el azul cielo
rosarino un hielo que impacta en la humanidad del jugador de Lanús.
Lluvia de goles
en Mendoza. Si el superclásico se jugó bajo una intensa lluvia, aquí también
pero la precipitación fue de goles, nene. Cual granizo que abolla capots de
autos, los goles abollaban la red. Empezó la cuenta con un gol de Zuqui. El Rojo, no jugaba bien pero lo tenía a
Mancu, al Mancu de la gente. No ese Mancu, al Macuello. Se cargó el equipo al
hombro y remaba contra la corriente para poner el empate. Que jugador Mancuello,
que temple. Un caballero templario. ME agarro hambre ¿Puedo ir redondeando? Así
como yo tengo hambre, Godoy Cruz tenía hambre de gol y si no dígaselo a Ramírez
que tiene hambre todo el tiempo, fue el autor del 2-1 e Independiente otra vez
a subir la cuesta y fue allí cuando apareció Zarate. 2-2 finales. La Poesía: Me fui a comer, no me hinches las bolas. Tengo
hambre nene.
(*) Cualquier similitud con un comentarista, es pura casualidad nene
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